diciembre 30, 2011

Auto-retrato

Un palpitar yugular, un sonido
instalado a media oreja, una cuerda
anudada en la garganta, un chasquido
entre huesos y un alma cantando lerda.

Un mal cardiaco jamás atendido,
una luz que desvela, los temblores
en las manos, el tabaco prendido
en mis labios entre malsanas flores.

Un vicio elucubrado y malherido,
una sombra entre la cejas, un sopor
a media noche, un sueño entristecido,
un corazón con complejo de deudor.

Un tren expreso ausente, un pasajero
que nunca pasa, una lágrima mansa
sin decisión de caer, un mensajero
sin cartas, una Luna que descansa.

Una mala tonada en la guitarra,
una mirada parda, un pensamiento
arrojado al pozo con sus amarras,
un fiero vendaval de sentimientos.

Un sinsabor en el vaso, un estupor
después de tantos tragos, un soplido
de desesperanza, una espalda en sudor
empapada, un mirar envilecido.

Un manantial de letras, una plaga
entre los dedos, un todo sin nada,
un extraño sin alma, una vil daga
adherida a la sombra y su hondonada,

diciembre 29, 2011

Sin versar la nada

Ni el hambre de tres días,
ni la sed acumulada de todos
los náufragos, ni los monstruos
bajo la cama, ni la actual economía;
tampoco la más vil de las resacas,
ni el amor anclado al desamor.


No. Nada de eso es tan cruel
como estar sentado a estas horas
sin poder siquiera versar la nada.

diciembre 23, 2011

Agradecimientos

A toda esa gente, que sin más me ha apoyado y en mi ha creído, a la "banda", como se dice en el barrio al cual nunca he olvidado, a los que fielmente me han leído a pesar de mis insanos versos que de mí sólo la mitad han de decir, a los que me conocen como GatoPardo (Gato Pardowski en Facebook), a los que me han regalado caricias y abrazos aunque sean de paso; a todos ustedes, esta noche de tragos sumisos y tabaco quemado no puedo más que decirles Gracias.

De verdad y sin más, en el alma que ha veces no tengo, les agradezco.

Gabriel Salinas (el hombre, según detrás del gato y también viceversa).
Para todos, mi más fiel abrazo.

diciembre 22, 2011

Secreto

Debo contarte un secreto
antes que se venga la mañana
por sorpresa y derrumbe mi trazo
libre de dogmáticas elucubraciones;
es un secreto tan cándido y oscuro
como el sublime pecho de mujer,
como un terror recién descubierto
a la escasa luz de la Luna
arremolinando mi latido
y desgajando las pulsaciones
emanadas de mis ganas.

Debo contarte lo impensable,
lo ciertamente amoral, lo perdido
en los periodos de ausencia,
tan largos, tan detestables
como el crimen no cometido
por aquel al que llaman culpable.

Y me edifico entre las sombras,
entre la cara oculta de un sol conocido
por los buitres de guantes blancos
y picos siniestros y deformes,
me rompo y me vuelvo a armar
en esta noche que me roba la voz
y mis lágrimas copulan con la mar
sin cantares ni precoces sirenas.

Pero debo contarte, amor,
lo que viene siendo un deber
que de pronto crece y no perece
justo al filo de tus piernas,
entre tus labios sin sofismas
en que acontece mi temblor
en soledad y en manos hechas trizas,
cuando lo dioses no están dispuestos
a la clemencia de tu cuerpo sin aristas.

Y sin ser preciso, te cuento de mi hoguera
que hoy y a estas malas horas arde
y de mi verso tan cruel siempre que calienta
esta necesidad de amarte como los animales,
como gato sin importarle la aurora
ni el saberse en el fondo del mismo pozo
esa gota que cae tan mezquina y cobarde.

Debo contarte del rocío que refresca
mis pasiones y lubrica este candor
de las aves surcando tierras desiertas
con el único propósito de hacerte el amor.

diciembre 21, 2011

La silla que ocupo

La silla que ocupo rebusca el centro,
la luz de la mirada empedernida,
lo corporal y lo etéreo en reencuentro,
meditando en la esquina más jodida.

De sus patas nace un musgo reciente
mezclado con sangre hervida en la hoguera,
con sales y mares condescendientes
de la ola que sólo el vaivén espera.

Y vengo aquí, a sentarme dolorido,
a sentirme entre los escombros vivo,
a drenarme los dedos forajidos
de faroles de rayos abrasivos,
a fuerza de esa mañana rompiendo
mi piel entre el vaho que muere en mi boca
y la sombra que llevo por atuendo,
al rebosar mis zapatos de rocas.

Del respaldo emana un manso crujido,
como el de huesos blancos triturados
bajo las fauces del lobo temido,
como el del cirio de noche apagado.

Y también luce vieja, amoratada,
un poco triste y casi siempre huraña
al verse ante el albor enajenada
como mi alma, envuelta en licor de caña.

diciembre 19, 2011

Causa y efecto

Es la Luna y no lo niego
son tus nítidos labios,
los causantes de todo,
la razón del desengaño,
la pasión hecha culto
en las entrañas laceradas,
entre letras que sepulto.

Mientras tanto bebo
y seguiré bebiendo,
mirando la Luna de lejos,
elucubrando en licores
atravesados en mi reflejo,
en mis ojos sedientos
de tu pecho de flores,
en mis puños macilentos
que te buscan en los albores.

diciembre 17, 2011

De mi verdad

No creas que es tan sencillo
ser un alcohólico de tiempo nocturno,
ni que no sea un suplicio la resaca
cuando se reanima la mañana
entre las luces y sus claroscuro.

No creas que me no dueles en los huesos,
en los labios cuando tu nombre dicen
ahogados en la periferia del desamparo,
en el frío que requiere de los besos
que tanto quiero y aún así me maldicen
encadenado a este mísero descaro.

Las palabras no hacen más que ser dagas
puntiagudas, irremediables, insolutas;
y el verbo una funesta y vil catapulta
apuntando siempre a realidades vagas
donde el hombre no es el remedio.
para apagar el hambre que lo sepulta.

No creas que mis pulmones no resienten
la diaria dosis de nicotina allegada a la Luna
entre este destino, que camina sobre esas dunas
de lo que fui, cuando fui temible disidente
voraz e indispuesto, alerta y pendiente
del latir cuando borracho todo siente.

Y mientras tanto duermes, sin delirios
de zoofilia ni de amores con lengua de gato
bajo tu vientre de encendidos cirios,
sin contemplaciones ni burdos alegatos.

diciembre 14, 2011

Tengo un demonio

Tengo un demonio de alas amputadas,
uno fiel y nocturno, uno que llora
por las horas envueltas en la nada,
uno que riendo no espera mejora;
un diablo sin cola y sin bigotes,
tan fieramente tierno, tan eterno,
apaciguando del pecho su trote
y la dulce violencia del averno.

Tengo un demonio con fusiles mansos,
uno que de madrugada me espera
apretando los labios, sin remansos
de paz ni gota de lujuria austera;
uno de aureola febril y dorada
ahuyentando buitres y malos sueños,
uno de boca siempre arrebolada
atados a un beso jamás pequeños

Tengo un demonio que de mí no sabe
cuando me aprietan las mortales ganas
y el corazón en el pecho no cabe
dando tumbos, cuando la mar es vana
y el oleaje lleva a ninguna parte,
al peñasco elucubrado de amores
donde el pecado me impide nombrarte
bajo mi letra de versos traidores,


diciembre 13, 2011

Señales

Una señal sin más, vil me encasilla
al vicio, al desamparo, a la penumbra
de tu espalda, a tu nombre si es que alumbra
el ángulo que de noche me astilla
el semblante de este pecho cargado
de albores apagados y sedientos,
atado al cenicero emancipado
de la gloria que yace sin aliento,
sin boleto de regreso a la vida
que no tengo cuando sin más me pierdo
en la arboleda más cruel concebida,
en una noche ahogada entre recuerdos.

diciembre 11, 2011

Claroscuro

Dentro de este bolsillo diestramente derecho,
traigo una densa duda carcomiendo mi credo,
tragando los anzuelos que se ciñen al pecho
cuando tiembla de noche, cuando palpita el miedo.

Me busco entre las cejas una clara certeza,
un trébol de cuatro hojas, un amuleto arcaico,
una cruz sin su mártir, un reino sin alteza,
un conejo sin Luna en su latido prosaico.

Hay quien afirma que dios se oculta en los rincones,
que ha de repartir su paz en estado de pupa,
pululando aquí y allá los mansos corazones;
mis bolsillos vacíos, infectos, me preocupan.


Dios no cabe en mis manos con olor a tabaco,
en mis días a oscuras, en mi verso malsano
que sin pena ha de sangrar entre mi mal cardiaco,
entre mis sueños de aquel edén bajo un manzano.

Y sin embrago, tal vez, me obsesiona esta noche
en la que nada encuentro tan sujeto a esta copa
que ha de dar por miserias mi más cruento derroche,
mi carencia rayada a pesar del viento en popa.

diciembre 10, 2011

Sonríele pues a la noche

Una palabra sangra entre el olvido
y la pesadumbre envolviendo sombras
que arrastran los pies y aquello perdido,
entre el suelo careciendo de alfombra
y el cielo carcomido por demonios
de lenguas largas y afiladas garras,
de sus puños sin mayor patrimonio
que el pecho desbocado sin amarras.

Una palabra vil y ensimismada
temblando entre los dedos y la boca
que tanto calla, en medio de la nada,
atada siempre a la más cruenta roca
rodando cuesta a abajo, sin aristas
ni agudos bordes, sin mayores males
que aquel que te ha encasillado en artista
cubierta de espinas de áureos rosales.

Una palabra te enmarca los ojos
sedientos de otroras que no marchitan
tu sonrisa y los albores en rojo;
una palabra que no demerita
el andar del sarcasmo elucubrado
en plena noche sin hallar la Habana,
una palabra en su abrazo marcado
dando forma a las pasiones arcanas.

Sonríele pues a la noche, al gato
que anda sin querer morando el tejado
de la oscuridad; vive en alegato
constante, tan sutil y tan malvado
cuando la Luna perece; sonríe
cuando el sol sea un ínclito derroche
enarbolado en luces bengalíes
abrasando febrilmente la noche.


Es mi manera de desearte un feliz cumpleaños.
Gracias por todo, señorita de los ojos grandes,
le dejo un abrazo...

diciembre 07, 2011

Cuando pase el tiempo (Pequeño y funesto homenaje al Poeta Perfecto Herrera)

Cuando pase el tiempo espero no tener resaca
y mirar el pasado sin cicatrices burdas
a mitad de la cara, ni pasiones absurdas
tan empeñadas en salir de las frías cloacas.

Cuando pase el tiempo los hielos se derretirán
inmersos entre las copas de los vagabundos
que buscan calores en los témpanos de un mundo,
que corre y gira prometiendo que no volverá.

Cuando pase el tiempo espero no andar tambaleando
elucubrado a las luces de Luna, marchito
y desprovisto de sonrisa, triste y maldito
a pesar de estas manos viles que van creando.

Cuando pase el tiempo los demonios trasnochados
cantaran esas canciones de hogaño sin tildar
carencias de antaño, sin siquiera lograr crear
un espejismo de lo que ha sido desterrado.


Cuando pase el tiempo espero compartir mi vida
con los ángeles de los cuales siempre me hablaron,
con los que mis viejos amores me compararon
antes de saber de esta alma mía conmovida.




Mi agradecimiento total, compañero y Maestro.

diciembre 04, 2011

Para Axel

Se me ha prendido el mar al rabillo
del ojo, a las manos que tiemblan
sin encontrar la palabra adecuada
con la cual descifrar este pecho moribundo
cuando viviendo de ti se siente vivo
en el siglo de los completos desconocidos.

Tus ojos siendo los míos, los de otrora,
los de mi infancia entre machetes perdida,
los que perdí en lontananza soñando en el mañana
que tanto prometió antes de conocer el ron.

Mis ojos, creando el más fiel eco en los tuyos,
creando arrebatos y los dolores más seco
cuando te veo ahí, dormido y sin más soñando
sin saber que los sueños irán mutando con los años
ni que la gloria en fiera se irá transformando.

Por que me dueles como la noche intrínseca,
como el papel cuando sangra en penumbras
y el reloj no da tregua ni cinco minutos espera,
ahora que tan a prisa y sin temores creces
y preguntas sobre las huestes de las tinieblas
que me envuelven, cuando me miras y me dices
sin palabras que el mar se retira si así lo quieres.

Hoy se me escapa el pecho y la frente te beso,
tan borracho como siempre, tan arcaico e indefenso,
tan huraño e imperfecto a media noche,
tan paternal como los diablos vueltos dioses.

diciembre 03, 2011

Quién me sepa vivo

Quién me sepa vivo, sabrá del temblor
regurgitando el pecho ensombrecido
entre albores cruentos y entristecidos,
tan machacados por el mundo y su hedor.

Sabrá de mi canto desesperado,
de mi voz vuelta cipreses mansos,
de mi locura que no da descanso,
de mis versos de inicio irremediados.

Quién me sepa vivo el sol olvidará
inmerso en el crujir de los huesos rotos,
olvidará sonreír en las fotos
por tener el presente el gris más allá.

Sabrá de mi temor a los ratones
cuando han de correr directo a mi cara
de infante, de mi justicia con vara.
gobernante, de mis vagas pasiones.

Quién me sepa vivo, encenderá cirios
y me invitará sin remedio un trago,
para festejar los miles de estragos
pretendidos a los pies del delirio.

noviembre 30, 2011

Esta es la vida

Este es el gran lío,
el problema en el que nos hemos
metido sin saber el cómo ni el cuándo,
sin la salvación del botón de reinicio.

Conviene para estos aires fríos
el trago empuñado en la mano,
un cobertor de versos desaliñados
por el gusto que tanto duele
y por el mismo dolor que parece
a media noche tan degustado.

Esta es la gran mentira
ante los ojos de un mundo
que sin mirar gira
y retorna, a los orígenes animales
donde Darwin se equivoca
y los hombres, acaparan las copas
de los árboles y bananas comen.

He de buscar mi alma en el fondo
de un vaso que luce empañado,
en las volutas del humo que juega
después de anidado en mis pulmones
y no puedo encontrar esos verdes
con el corazón entre tinta hecho jirones.

Esta es la estafa innata,
el precio del ayer ante el mañana
que sin temor afila sus garras
sobre la piedra de un Sísifo desvalido
de fuerzas, de razones vagas
sobre la Muerte y el valor
puesto en ideales perdidos.


Hace unos días vi estrellarse
a un ave contra un opaco cristal
que hace las veces de ventanal
y hoy me pregunto si el suicidio
estará llegando al mundo animal.

Esta es la vida, el ajetreo de alas
de un Ícaro que a la Luna le teme tanto
por que derrite más que un sol en lo alto.

noviembre 27, 2011

Postdata

Muchos somos los imbéciles,
y más aún los que te nombran
entre callejones infértiles,
entre elixires de centeno,
de cebada o de dulce caña,
elucubrando la propia calaña;
pero soy yo quien sin sombra
ha de buscar tus caderas
una noche de Luna cualquiera.

noviembre 26, 2011

Si me carcome la niebla

Si me carcome la niebla entre albores
envueltos en tonos y letras rojas,
entre tinteros con muertos colores
aferrándose a la luz de las hojas.

Si se me trepa la Parca cantando
al vagón pestilente donde viajo,
si se me acaban las monedas, cuando
a media noche me visto en andrajos.

Si se me escapa el verso de las manos
a sabiendas de licores y copas,
de la humareda en los grises malsanos
de mis enfermos pulmones sin tropas
a pesar de las suspiros de diario,
desvanecidos, tristemente aislados
de miradas ajenas, en calvario,
en agónico trance mutilado.

Si se me apaga la voz en pleno mar
de cristalino oleaje entre las rocas
y las caracolas se cansan de andar
malviviendo secas de boca en boca.

Si la Luna no basta guiando el paso
que me enmarca serenamente atado,
enardecido ante el eterno ocaso,
a mis propias deidades maniatado.

Si es que te digo que por dentro muero
y de pronto te hallo en pechos ajenos,
no es mi lascivia encomendada al fuero,
ni estas ganas donde fiel te almaceno
la que habla, no es mi talante sombrío,
ni esta mermada condición de hombre;
es el vendaval que arrastra con fríos
hasta mis labios temblados tu nombre.


noviembre 25, 2011

De lo que puede ser

Puede ser este Noviembre y sus vientos fríos
entrecortando la piel y rompiendo los huesos,
este soplo de arena del desierto sombrío
donde los labios se resecan siempre confesos,
partidarios de las sombras que jamás besarán
los despojos palpitantes de los pechos muertos,
ni la hojarasca vuelta cuerpo. ¡No, no abrazarán
jamás mi latido tan anclado en este puerto
de barcas sin remos, de esta brújula sin norte,
de este sentir que ha buscado firmar su renuncia
cada mañana al afeitarse como deporte,
de esta luz artificial que desesperanza anuncia!

Puede ser mi coraza de tristeza endiablada,
enraizada, febril, sin saber si apenas vienes 
o es que apenas te vas a endulzar la fiera nada
en la que no he de tenerte y de pronto devienes.

Puede ser mi vientre clamando sin más tenerte
una noche de soles radiantes calentando
la hoguera incivil de miles de manos inertes,
y de esta soledad por mis recuerdos reptando.

Puede ser que también no soy el mismo de antaño,
sino esta ceniza que te recuerda en hogaño.

noviembre 22, 2011

Seis veces

Seis veces he visto morir
a ese niño que dejé de ser
cuando me apuñaló la vida
con la irremediable realidad
ante mi inocencia tendida;
seis veces antes de ser hombre
mutado en gato de noche,
estando a punto de perecer.

Me entretengo en la alameda sombría
ya entrada la penumbra que carcome
de a poquito la sonrisa a dentelladas,
como el arriero esperando la cosecha
después de la más cruel helada
ya muertos sus bueyes, ya seca la semilla
a fuerza de un rayo de sol desencantado
y con el alma que tirita, infecta y podrida.

Cada vez que voy sin esperar el regreso
han de abordarse en mis ojos estas ganas
de sales marinas, estas dolencias de huesos,
estas manías de entrañas embriagadas
cobijadas bajo el peso de los sueños
que no han de germinar para dar paso
a los verdes que le dan razón al cielo
y enamoran a Poetas de letras blancas
y hermosos versos siempre cristalinos,
por no tener el corazón el triste y funesto
ni entender la pluma como fiera espada
como el arma que defiende los tiempos.

Seis veces a golpe de afilados machetes,
de balas sin rozar al dios omnipresente
mientras un mundo en soledad se masturba
sin saber que el futuro será igual que el presente.

noviembre 19, 2011

Y no miento

¿Y qué sería de las horas desiertas
sin el suspiro que tan voraz ronda
perdido, bajo el pecho que despierta
sublevado a sus pasiones más hondas?

Escucho mi propia voz
diciendo: "Mata al Gato
de una pedrada veloz,
sin piedad ni recato".

¿Y qué sería del alba enlutada
con su primer rayo anunciando luces
ajenas, entre las tejas marcadas
sin mi poesía cayendo de bruces?

Otra voz vuela afable
y me abraza, nocturna
como la sombra amable,
por igual taciturna,
con su dulce sonrisa
de abriles nacarados,
con su amiga la brisa
y sus pasos no dados
en la espesura mortal
del tibio desencanto,
con su pasión visceral
alentando mi canto.

¿Y qué sería de lo poco que soy
y de aquello en lo que tanto he creído,
de mis manos entintadas donde estoy,
si me pierdo sin saberme perdido?

Mi letra sin más clama
envuelta en adicciones,
tocando timbres llama
y se anida en cajones
donde quepa un corazón
hecho trizas, un trago
a solas, una canción
hecha recuerdos vagos.

Yo, que no he de buscar más que belleza

en la elucubrada flor, en el trinar
de las aves que vuelan con presteza
donde la sal no besa nunca la mar.

Yo, siempre ensimismado
en las grises penumbras,
siempre vil, enajenado
ante el sol que no alumbra.


Siendo el loco que no cree en la locura
justificada, me detengo mirar
el cielo de la noche en espesura,
mi fiera razón a punto de expirar,
mis manos temblando ante el sol de diario
que no calienta, sino la piel quema
como la hoguera, como este poemario
que desde sus orígenes blasfema.


Y no miento, estoy jodido por ser mi elemento,
por ser la Muerte a quien miro detrás del espejo
que nunca sonríe brindando acompañamiento,
por ser talante pardo sin mayores reflejos.


Yo, siendo el gato esperando el zapatazo
que su maullar la brisa haga silencio,
me declaro sumiso al breve abrazo
de mis ganas, de mi dogma aún sin precio.

Gracias Laura (me dieron ganas de llamarte así), por la charla
y el consejo, por las peroratas y tu oído,
por todo el café expresso.

noviembre 16, 2011

Entre dos mitades

Es mi vaso casi vacío, mi cielo
oscurecido, mi tabaco ardiendo
en el cenicero, mi letra en celo,
mis gusanos que me van carcomiendo,
mi comunión con la Muerte, mi pasión
que no deja ni ha de dejarme nada,
mis feroces demonios en procesión
sujetos a mis luces apagadas,
mi tinta negra, mi caligrafía
más precisa, mi sangre derramada
ante la Luna que llega tardía,
mis ojos pardos en cruel hondonada
que buscan y buscan perdidas glorias
entre las tumbas que yacen sin flores;
mi poesía siendo cruel e irrisoria,
mi aliento extasiado en dulces licores.

Es mi deber, tan anclado a la noche
cuando no soy seguidor de la estrella
que más brilla, mi razón sin derroche
de rotunda certeza haciendo mella
en mi cabeza, mi latido a salvo
de la etiqueta que ha de poner precio
al espíritu que no ha nacido albo
entre las fauces de este animal recio,
de este buitre gigante tan ávido
que se enardece devorando pechos
y sueños tenues -jamás ingrávidos-,
que se enaltece ante el hombre deshecho
que vacila asomado al precipicio,
tentado a la promesa del reflejo
sugiriendo el final del sacrificio
entre el verde que engaña al ser bermejo.

Es mi canto resonando sin eco
en las paredes de la noche lenta,
mi guitarra, mis acordes, mis huecos,
mi sombra esperando la luz sedienta,
mi despertar odiando las mañanas
si la resaca ha de volverme presa
macilenta, mis flechas de obsidiana
sin filo, mis lágrimas siempre espesas
que no han de estallar contra el pavimento,
mi melancolía tallada a mano,
mis pies tan atados al sentimiento
que me condenan a este ser malsano
envuelto en flores marchitas, mi vicio
elucubrado en crueles soledades,
mi pensar huyendo por un resquicio
de vida, perdida entre dos mitades.

noviembre 13, 2011

La noche vuelta gris

La noche vuelta gris, el grito ahogado
bajo el impacto de un puñal de palo,
lastímero, como pecho empalado
al latir que muriendo va sin halo
ni estela, sin esa hoguera siquiera
donde bailan desnudas sus quimeras.

La noche vuelta humo que nunca fluye,
botellas vacías en el estante
que otrora albergó los sueños que ahora huyen,
maleta en mano, del fiero levante
donde los huesos se rompen inmersos
en la afonía enlutada de versos.

La noche vuelta lápida sin muerto
a quien rezarle una estéril novena,
los puños de tierra, la fe del tuerto
puesta en el negro cuervo que cercena;
corona de flores tristes y secas
enmarcando una agonía reseca.

La noche vuelta otoño inmaculado,
dorada hojarasca crujiendo al paso
del pie que ha de andar ridiculizado
por sus cortos años ya en triste ocaso,
ya en agónica voz enarbolada
a esta penumbra vil empecinada.

La noche vuelta cuerpo desmembrado,
crimen repetido, sangre vertida
a la luz del farol desangelado
de aquellos días carentes de vida,
donde la Muerte es pan de cada día
cargada de temor y carestía.

La noche vuelta vuelta un funesto tejado,
el maullar de un gato mientras la Luna
pasa febril, conociendo el pasado
regurgitado de arenas y dunas,
que sin más han de ser la triste ausencia
de andar malherido sin tu presencia.

noviembre 09, 2011

A María Alvarado

Soneto corregido por el Poeta Perfecto Herrera.
(Mi total agradecimiento también es para Usted, maestro).

Puesto que son y no lo son tus ojos
un par de faros anunciando el norte,
profunda levedad del primer corte
cuando sólo reviste, el ser, de arrojos

temblando el pulso en óleos tan nocturnos
y lienzos, de acuarelas y de pechos
latiendo solapados y deshechos,
entre el verso cruel, ya taciturnos.

Por que eres la Habana a la mexicana,
ese sadismo tierno en las muñecas
puesta sin soga ni flecha en la diana;

por que eres Penélope sin rueca
hilando estrellas y pasiones granas
cuando Ulises, no es más que una vil mueca.

El segundo trago

Bebo el segundo trago encasillado
al equilibrio de mis grises pasos,
a la salinidad del turbio ocaso
de este pecho que ha de andar endiablado.

El cielo me refiere a la utopía
esta noche de negras densidades,
de vuelos trastocados de ebriedades
que se desvelan esperando el día
en que las flores, dejen de ser pardas
y su fragancia, elucubre esperanza
versada en esa fría lontananza,
alejada del filo de alabardas.

Ando sediento de un mejor mañana,
hambriento de multiplicados peces,
de panes cosechados en cipreses,
de pasiones en color de la grana.

Y yo que no he de tener más que diablos
vestidos de dios y en las manos clavos
que me han de dictar el verso esclavo,
las ganas marchitas siendo vocablos
de necedad, de éstas, mis letras crueles
y marchitas y sin embargo ciertas
cómo llaga punzante, herida abierta
en torrente en la frente sin laureles.

noviembre 05, 2011

Y la Luna en lo alto

Y la Luna en lo alto en su mitad más oscura
tragando vidrios rotos y coronas de espinas,
fumado anocheceres, curvando las esquinas
donde el latido muere sin receta ni cura.

¿Dónde encontrar mis alas y tus muslos abiertos
recibiendo el deseo de mis ganas manchadas
de este verso entintado, de esta boca enlutada
cuando preciso lluvia bajo el vientre desierto?

Y la Luna en lo alto, como fiero arrebato
me dicta el sueño febril, las pasiones de antaño
vueltas lumbre en la hoguera, catástrofes de hogaño
metidas en las manos muriendo en alegato.


noviembre 02, 2011

Me disculpo

Me disculpo esta noche, por mi pecho
que en harapos anda, tan trastocado
y revestido de versos deshechos,
tan gris, como un beso desencantado
colgado del reloj a horas tardías
entre el cristal de una copa sombría.

Me disculpo por el mar que ha anidado
sin lustre en mis ojos desde hace tanto,
por su aroma, por su humor encrespado,
por su tristeza, por su desencanto
empedernido sin mayores luces
que un triste faro alumbrando sus cruces.

Me disculpo por mis manos desiertas
que tiemblan y sufren por el verano
cuando entre hojarasca se saben yertas,
entumecidas por vicios arcanos
donde los demonios conmigo brindan
y mis temores de letras se blindan.

Me disculpo por la ausencia adquirida
antes de abordar el tren, por los días
en que intimé con la Muerte enlucida
en soledad y malva fullería;
por esa estadía sin siquiera estar
embriagado en la cuchilla de afeitar.

Me disculpo por estos ojos que urden
tan ciegos siempre y tan displicentes,
por mi mirar cuando al alba se funde
con esa realidad indiferente
ahogada hasta los huesos de resaca,
de recuerdos saliendo por las cloacas.

Me disculpo por la grisácea sombra
que me atrapa entre los besos no dados
y la leña del verso que te nombra
cuando más ando descorazonado.


octubre 23, 2011

Fiebre nocturna

Hoy que la fiebre me invade nocturna
y el humo del tabaco no me eleva
se me termina esta voz taciturna
atada al demonio que se subleva.

El frío de la noche ha aniquilado
a las golondrinas que en mí dormían
esperando el otoño arrebolado
donde los sauces sin más me mentían.

Busco en lo alto una copa brindando
por el hueco formado bajo el vientre,
por las manos vacías exhaltando
la pasión y el vicio desde siempre. 

octubre 22, 2011

Del pasado

Recuerdo que hubo un tiempo
donde las arboledas no daban cabezas
como frutos y en el alma no anidaba
el dorado crujir de las hojas secas;
bajo los pies de la engrandecida
la sombra  mirábase un dejo de luz
refulgiendo los cantares del alba,
iluminando el estallar de las olas
contra las rocas donde siempre
volvían, mansas, libres, ilesas.

Hubo un retrato del que nada soy,
un cruz atada a un padrenuestro
siempre insípido y sin embargo febril
colgando de mi cuello de infante,
sobre mi pecho solitario, incoloro
y ya con los primeros pasos punzante;
enardecido como el hombre sin amante.

Las aves surcando la aurora cantaban
melodías de luces sin bañarse de llanto,
las nubes bailaban entre el azul inmoral
del cielo sin reparar en ser cúmulos o estratos,
sin adherirse la piel a la lengua de lluvia
que apaga el deseo antes de ser inhumano,
sombrío, taciturno y del todo desesperado.

Hubo días disueltos en mansas sonrisas,
caricias que no llegaban a la lascivia,
un hueco indescriptible en el vientre
sin saber siquiera a lo lejos el hambre
de las noches en vela sentado al pie
de una escalera encalada y siniestra;
niños jugando en los parques a la pelota,
sudores en la espalda ajenos al calosfrío
de una noche insomne y palabras desiertas.

Los temores dormidos bajo la cama
esperando mi sueño para desaparecer
cabizbajos por mi eterna ventana,
mariposas de mis ojos embriagadas
que nunca tocaron el suelo;
con sus alas a veces blancas,
otras doradas enmarcadas en negro
con su beso en la frente me despertaban,


Hubo un destino alejado de lo funesto,
aquellos días en el instituto, mi razón
imponiéndose al dogmatismo común
de los que querían triunfar sin ser triunfadores,
mi encarecida sinrazón al saberme sin precio
cuando una noche miré la Luna y ella me dijo:
estarás a mí, siempre dispuesto y sujeto,
a mi totalidad y de mi curvas sediento.

Los dolores que no logran curar los médicos,
la eutanasia pensada como método abyecto
al desconocer el dolor de unos labios infectos
de Lunas que pasan y pasan, del todo amarillas
sin rozarme siquiera la frente con su beso,
como la Muerte que me cobija entre penumbras
que me baten y abaten el verso que elucubra
el sol y los días prósperos en vigilia.
 

Hubo temblores, amores de paso inciertos
que se me clavaron cual sombras en los huesos
que me saltan a simple vista enajenados;
endecasílabos terribles, alejandrinos huecos
que relegaron mis pobres y funestos cuentos
donde la esperanza fue un espejismo cruento.


Hubieron mis labios de beber néctares malsanos,
copas y copas de Ron y algunas veces
whisky de Tennesse con todos sus reveces
radiantes de desamor, de esqueletos enraizados
bajo la sombra de lo que fui y ahora no soy
cuando me encuentro demasiado viciado
y por más que lo quiera nunca estoy.

octubre 19, 2011

Mi gusto

Me gusta esta ronda de nocturnos
vaivenes, la transparencia letal
de la lágrima que no termina
su elucubrar triste, taciturno,
desmedido como salto mortal
de la espiga que nunca germina.

Los tonos menores, la guitarra
cubierta de polvo, la voz mansa
apuñalada por el silencio,
los acordes de acuerdo a las garras
de los demonios que en mí descansan
cuando la Luna no tiene precio.

Me gusta mirar adoquinado
el cementerio, las negras cruces,
oler esas coronas de flores
marchitas de aquellos olvidados
por los años de las blancas luces,
que alumbraron radiantes amores.

La tormenta cayendo en mi espalda,
reanimarme el pecho con un trago
que me desborde el alma en oleaje
cristalino, sin mayor guirnalda
que los versos en los que naufrago,
con una pluma como equipaje.

Me gusta Goya, sus Majas, ambas,
aunque sean tristemente la misma;
de Van Gogh esa noche estrellada
que se basta de un cipres por jambas
sosteniendo al mundo sin sofisma
categórico puesto en la nada.

El papel y la pluma entintando
amaneceres de extraños gatos
ensimismados en su tejado,
cuando la Luna pasa enmarcando
su soledad en gris arrebato
rememorando el triste pasado.

Me gusta ser aquel que nunca soy,
un soplo de mar, llaga sanada
por la palabra, pecado mortal,
beso cruel en los labios del "no estoy",
del "nunca más", voz amoratada
entre la cúspide de lo abismal.

La nube enraizada en tu mirada,
la sal destilada de los mares
que los pies sin demora te besa,
el sol en su roja llamarada,
el dios que no sabe de pesares
en los que el labio triste profesa.

octubre 17, 2011

Trueque

Cambio un centenar de poemas malsanos
por una pluma que escriba alegrías
alejada de aquel tono inhumano.

Mi Luna amarilla

Justo a mitad de la noche
un viento fresco pasa y rumora
la voz del mar erizado a lo lejos.

Han huido las aves, han chocado
sus picos contra la ausencia
de semáforos en el paraíso;
se han extirpado las alas
y hecho almohadones de su plumaje
para el infante que sereno duerme
sin saber dónde reposa su cabeza.

Huyen a pasos de gigante
las sombras al verse descubiertas,
apagan las luces de las bombillas
y reforestan las copas de los árboles
en los que ha madurado el desencanto;
huyen hacia el espejo del que han salido
buscando las tijeras en torpe arrebato
para dejar de ser siluetas sin costillas
enclavadas en un cuerpo de barro.

Huyen las nubes besadas de vientos
sin rosa ni obtusos puntos cardinales,
algunas pasan lista y de pronto se deshacen
sumergidas en la grisácea caracola
que da voz deslucida a la vida;
algunas otras estallan en lluvia perdida
en la garganta de una isla desconocida
por las mejillas donde el pecho sangra.

Huye la humareda enardecida
después de anidar mis fauces lóbregas,
de aniquilar mis mansos pulmones
sometidos por alquitrán y el talio
empedernido a las plagas erradicar
de los días por los que no he andado
vagando entre un cielo bastardo.

Y sin embargo, mi Luna amarilla
no huye a pesar de estar mordida
por los voraces demonios nocturnos;
mi Luna está radiante y cristalina.

octubre 16, 2011

Pese a mi noche en vela

Pese a mi noche en vela, a mis demonios, mis quimeras,
al cieno inveterado arrastrado en los necios pies,
al clamor enlutado, a mis extrañas maneras,
a mi vaga percepción sobre la ley de Moisés.

Pese al cielo teñido de amaneceres rojos,
al humo que me envuelve, a mi reloj inclemente,
a mi vicio en el vaso servido sin cerrojo,
a mi talante expuesto a las horas indecentes.

Pese a mis sueños blancos, a mis negros destierros,
al hueco en las entrañas condenadas al huerto
donde el fruto prohibido, causa el sabor a yerro
y la lengua se escalda ante el saberse ya muerto.

Pese a la Luna llena, a este sentimiento ajeno
en el que soy y no soy del todo, casi total
a media luz, perdido, desgajado y bueno
como aquel que predica su verdad aún más letal.

Pese a mi letra en llanto, mi sonrisa se clava
en tardías auroras, en mármol cincelado,
en el de vez en cuando, en la ignorancia más brava,
en el latido alegre del ciprés enraizado.

octubre 12, 2011

Duermen las nubes

Duermen las nubes entre su bóveda celeste
y las calles se agrietan cuando mi luto es este,
el del verso en la piel clavado como alfileres.

Mientras tanto se me caen los ojos a pedazos,
mi alma termina de hacer maletas de retazos
de sueños, de un suspiro envuelto en anocheceres,
de un despertar con la resaca anclada a un vendaval
fiero y huraño, de un soliloquio en funeral
donde el muerto es uno, sin mayores menesteres.

Y duermen los niños, las señoras atareadas
durante el día, los vecinos, las embajadas,
las misivas en el cajón a ninguna parte,
los hospitales, los tristes parques, los jardines
cercados de espinas, la oscuridad de los cines,
el hombre que en la Luna ha perdido su estandarte.

El mundo sin saber de su agonía ahora duerme,
y yo que sé la mía, velo mi pecho inerme.

Mis tres de la mañana

Mis ojos insomnes, mis pestañas
desiertas, mi vaso enajenado,
mi silueta, mi pecho enlutado,
mi Luna, mis tres de la mañana.

Mis manos escarchadas, mi llanto
extraviado, mi calma sobriedad,
mi delirio, mi lóbrega verdad,
mi insomnio, mi verso sin encanto.

Mi tabaco, mis demonios, mi luz
sin baterías, mi sed pagana,
todas mis ganas y mis desganas,
mi reflejo, mis clavos y mi cruz.

octubre 10, 2011

Afuera

Afuera llueven sales, siluetas incrustadas
al feroz amanecer apretando los dientes,
guerras pacificadas, dos pasiones dementes
elucubradas al sol entre letras aladas;
llueven calmos sofismas, catedrales repletas
de incienso inagotable, tejados vueltos humo
y grisácea ceniza, del alma un veraz zumo
exprimido entre rocas en morteros con grietas.

Llueven dos golpecitos entre pecho y hombro,
uno tibio y otro, sin más, témpano de hielo
alojado en infiernos con la vista en el cielo
puesta sin especular jamás de sus escombros;
uno es rayo de manso sol, otro, Luna viciada
por la misma sinrazón de los amores rotos,
por la maraña febril del verso en vil cigoto
engendrando la pena solitaria en la nada.

Afuera el mundo vive dentro de horas marcadas
y nunca se detiene ni mira el dentro incivil
del sentimiento que arde con ese fuego sutil,
de los labios amantes, en soledad demacrada.




octubre 09, 2011

Como furtiva sombra

Como furtiva sombra vagando al medio día,
entre soles de un mayo desmembrado y viejo,
enmarañada del vaho que emana la utopía
del ciprés enraizado, del ocaso bermejo
recorriendo la lengua partida por la mitad
y el sentir malsano de este pecho discreto,
de este pecho que late, de este pecho sin edad
que ha de sangrar maldito, por la noche sujeto.

Como festiva muerte deambulando tardía
por las salas de espera de tristes hospitales,
como un dios desclavado de la leña en que ardía
taciturno y voraz, de tantos arrabales
sediento, enamorado, de amor circuncidado
por las noches grises donde reinan los gatos
maullando claridades en medio de tejados,
en medio de la bruma cantando su arrebato.

Como el beso no dado, como verso sin dueño
que a media luz le mire, como soplo de viento,
como caña vuelta ron presta a quitar el sueño,
como el dedo que vibra malversando el aliento
como el sin oleaje, como las horas muertas
en las que el mundo duerme, como un tango asexuado
sin piernas ni estertores, como la herida abierta
que el tiempo no ha de sanar ante el verso extasiado.

Como el vaso en que bebo, como labio añorado
en mística soledad, como las notas malvas
en la voz anidadas, como el nunca soñado
donde soy más que el tipo que del ayer te salva
y del cruel amanecer te embelesa intacta,
a pesar de los cirios que oraciones te rezan
bajo mis pantalones, en razón tumefacta
cuando entre copas pienso tu flor y su tristeza.

octubre 08, 2011

Aquel callejón

Un rumor siempre cierto lleva el labio a la sales
que huyen a toda costa del mar y sus oleajes,
al descorazonamiento del latir, bagaje
a media Luna urdida, entre eternos rosales.

Bebo más de lo justo, me dicto esas pasiones
que no han de llegar nunca, sedientas a las cimas
donde los verdes hacen erráticas las simas
y la propia candidez, emana sinrazones.

Fumo el pardo tabaco, catedrales desiertas,
las luces tan perdidas de las ciudades
que a pesar de lo pobre se creerán más perfectas

en la nada perdidas, delirios sin edades
ni caminos que cubrir en línea recta,
aquel callejón fiero repleto de deidades.

octubre 05, 2011

También hay caracolas

También hay caracolas y blanquecina arena,
colores en el aire, voces enarboladas,
brisa tibia y mansa y tiempo que cercena
el latido del pecho siempre desangelado;
besos preñados de ayer, de manos insurrectas
buscando entre las ropas el alma amarillenta
y la Luna nublada de demonios, infecta,
febril, espectadora del rayo en la tormenta.


También hay garabatos vueltos un día letras,
cuentos, retratos, versos que vuelan en cometas.

octubre 02, 2011

Llego a casa

Llego a casa y un triste rumor me invade
cargado de olas cristalinas y errantes,
el mismo y viejo sabor a sales de mar
me mantiene inquieto y distante:
la Luna en sus recovecos se esconde,
el viento un susurro se ha vuelto
sin tangentes ni claroscuros
donde el raciocinio se haya envuelto.

Entre mis propias sombras me elevo
y he de llorar cuando al cabo río,
y he de hacerte mal cuando no encuentro
mi propia imagen devuelta cuando sonrío
al espejo nocturno, al espectro de noche
que pretende hacer del bien un derroche.

Puesto que voy y vengo,
oscuro y siempre sediento
del obtuso signo de más,
mi horóscopo del arrabal
encarnado en hombre-esperpento,
vuelve silente cuando devengo
disuelto entre copas y mar.


octubre 01, 2011

La noche trae consigo

La noche trae consigo el olor de las sombras,
el fuego elucubrado de las mismas deshoras
crueles, duras, perdidas; el candor de la alfombra
ante los pies desnudos esperando la aurora.

El valle de los sueños más de una vez ha muerto
a manos del espanto, del desencanto sutil
del cofre de Pandora, del sentimiento tuerto
que ha de mirar el mundo como aposento febril.

Han de reinar los diablos de cola colorada
y las Musas cual Majas desnudas y sin Goya
blandiendo un tenue pincel ni telas desbocadas
sujetando mis ganas, reconstruyendo Troya

sin ser siquiera Aquiles, ni el místico Odiseo,
sin encontrar la fuerza del barbado Agamenón
para surcar los mares, cuando a oscuras tanteo
la historia de este pecho, mutando de gato a león.

Sumergido en las sombras, busco voz en la historia
que no será la propia, caricia entre tus manos
y alas desprovistas de una errante memoria,
busco más que las luces de tus pechos arcanos.



septiembre 29, 2011

Dentro del minutero

Dentro del minutero, llegadas la horas
sombrías, aliento me falta y luz
para alumbrar cálidamente el camino
empedrado y lleno de sofismas.

Un pulmón cargado de alquitrán
ha de preguntarme sin cesar
por el lugar donde tu boca se llena
de raíces que emanan vida
y arcoiris de tonos bicolores:
yo soy el negro ensimismado,
tu eres el blanco de mis pasiones.

Soy el diablo que anhela el cielo
siempre y cuando lo abarquen
siquiera por fatalidad tus ojos
puestos en la belleza del dedo
que me lleva distante a tus labios.

septiembre 28, 2011

Callan mis manos

Callan mis manos sangre y pasado,
auroras sumergidas en la nada
vuelta fango y lodo, Luna anclada
a los mismos sueños entreverados,

mi desvelo a las tres de la mañana
esperando las sombras, el espejo
enardecido sin claro reflejo
y el despertar de una forma humana.

Callan los instantes de tibia risa,
la compañía repartida en suertes
que me mantienen lejos de la muerte,
ajeno a la mirada envuelta en brisa

salada y al resplandor del luto
de mi última sonrisa, a los vaivenes
de la alegría partida en trenes
que una vez surcaron mi pecho enjuto.

Callan mis manos el ruido de pasos
agigantados, los besos no dados,
el abrazo del fuego enajenado
entre burdas letras y sus ocasos.

septiembre 27, 2011

El blanco del papel

Quien mira crecer las piedras cercena sus ojos
latiendo al compás de pasiones inmaculadas,
de pechos vueltos locos y razones malvadas
cuando los dedos no rozan del alba su rojos.

Miro el blanco del papel y la pluma en mis manos
que no buscan verso ni viejas y rotas prosas,
miro el humo elevarse cual vuelo de mariposa
hasta las cumbres en tono azul, más inhumano

y más cruel que la ausencia del labio trastocado
por temblores y sudores fríos sin espalda,
sin ombligo ni vientre, sin besos ni guirnaldas
arrullando la noche del verbo enamorado.

Y ya después, ciego y en constante arrebato
la Luna viene a mi lado, se sienta conmigo
a enmudecer mis dedos donde sueñan contigo,
entre tu mar de oleaje perlado sin sulfato.

septiembre 25, 2011

Que bien me someta ahora

Que bien me someta ahora, la camisa de fuerza
con sus hebillas a la escueta espalda sujeta,
que de conforte  el muro acolchado y treta
a la razón enmohecida entre pasiones tersas.

Sigo siendo el mismo imbécil que escribe de noche
mientras escucha los grillos y mira la Luna
pasando, buscando metida en mis manos cuna
y alegoría incivil en fiero derroche.

Que los dioses no agiten las manos en adióses
a la belleza, que mis ojos brillen oscuros
inmersos en mis dedos y sus funestas poses

sin mayor reproche, que beber el cianuro
de la distancia del labio encaramado en roces
de luz y una sonrisa que alumbre el futuro.

septiembre 22, 2011

Yo también me sostengo

Yo también me sostengo ante fieros vendavales
izando la bandera del pecho en sus adentros
sulfurosos, la del corazón que no me encuentro,
la de la muerte de la funciones lagrimales.

Esas pasiones que van pasando sin siquiera
haber del todo pasado, las tumbas inciertas
donde no he yacido con rojas flores desiertas
perfumando el aliento apagado de la hoguera,

las canciones que canto sin haberlas escrito
con sabor a epitafio, la golondrina ahogada
en albores gastados, la nube ensimismada
en su gris más huraño por la lluvia descrito.

También de todo ello me sostengo por reflejo,
por la inercia que no me permite dar de bruces
contra el fondo del pozo donde mueren las cruces
y no así, ese fiel espejismo del espejo.

septiembre 19, 2011

Soliloquio

Aquello de darle asilo al verbo
en oscuras noches, entre los tragos
y la necia palabra haciendo estragos
me viene acarreando voraces cuervos,
miles de ojos a ser sacados prestos
y mis huesos a tu mirada expuestos.

Las tardes a lo lejos, las mañanas
infernales, la luz del sol en lo alto,
la Luna sombría a la que no falto,
la resaca de ron, mi alma artesana
en medio de los dedos enfrascada,
el humo del que siempre emerjo en cascada.

Aquello de guardarme en la gaveta
de las pasiones muertas y con hambre
de más, de hallar de la vida el estambre
y renunciar al corazón asceta
sin albornoz ni arena desértica
en un rincón de sombras proféticas.

Las peroratas, la razón prendida
a los sueños, la cara del espejo
cruel en el que mi soliloquio dejo
junto a mis letras negras y perdidas
en el fondo de un vaso cristalino,
difuminando mi verso cansino.

Aquello de arrastrar el pie amputado
por la mano que hace tanto no tengo,
aquello del vicio que no contengo
vuelta la noche en demonios alados,
aquello de creerme falso poeta
cuando más necesito una escopeta.

septiembre 17, 2011

Hay dos caminos

Hay dos caminos en la escueta vida:
el del raudo saber que siempre duele
a luz de una vela vuelto un pelele
comprendiendo la alegría perdida

y los años sumando y sumando
arrugas en la frente, arrugas tardías
al despertar a la melancolía
sujeto, al propio dolor imantado;

el otro es el del estúpido que soy
a más no poder,  con letras precisas
y distantes, ciertas y bien sumisas
de aquel páramo donde nunca estoy,

pese a los pétalos encasillados
en el deber de las noche prohibidas,
cuando mis venas buscan sin más vida
entre tus muslos, ciertos y alados.

Ahí mismo estoy

Bajo la luz del alba cuando estalla
rasguñando con carmín el levante,
donde los ojos duelen sin sedante
ni aliciente en esta boca que calla.

Crucificado en el sol, en los mares
de espuma blanca, en la tierra surcada
por los pasos, en la sangre versada
ante tanta Luna y sus andares.

En la prisión de los descerebrados,
en la vil banca de un parque cualquiera
mirando los árboles, las quimeras
a través de un vaso resquebrajado.

Entre el humo que danza y se eleva
hasta perderse, en el tenue suspiro
nacido en el espejo del vampiro
que no conoce su imagen longeva.

Sobre las letras de polvo cubiertas
guardadas en los cajones de nada
llenos y rebosantes de hondonadas
donde yacen las heridas abiertas.

Embriagado en los azules silencios
de los dedos que tanto, sin más buscan
el arrebol del pétalo que ofusca
al equilibrista puesto en el trapecio.

En las lápidas que lucen desiertas
sin flores ni mayores oraciones,
en el mendicante sin bendiciones
con el alma hecha jirones y yerta.

En la rosa, en la espina, en los fardos
que sangran, en la distancia, en el mapa,
en la locura llegada en etapas
que me hace blanco de sus finos dardos.

Ahí mismo estoy y no dispongo un me voy
por que no tengo voz siquiera al decir
no te vayas, ni puedo ya desistir
de tu pecho, donde sin reparo soy.

septiembre 12, 2011

Aún me queda tanto

Aún me queda tanto que ya no me queda nada
que ofertar en los mercados, mi luz casi extinta
no vale lo que pido, mi tintero sin tinta
es torpe y huraño siempre a ajenas miradas;

mi candor reniega del frío y en verano
acumula en su centro mil témpanos del hielo
más voraz, cuando busca el aire tibio del cielo
rasante al saber la inconsistencia de mis manos.

Un centenar de poemas, todos sintomáticos
de contarse en sillones cafés de brazos blandos
a cualquier imbécil con un diploma nefando
en la pared, ostentado como psiquiátrico;

mis cuentos de otrora, yacen grises y perdidos
en la niebla que me oculta del extraño mundo
donde soy lo que no soy y vago moribundo
por esos pliegues que sangran cuando soy leído.

Pero me quedan las ganas intactas, el pecho,
mis dogmas, mi callada voz frente a la guitarra,
mi verdad enlutada, el espíritu con garras,
y el poder de sonreír cuando ando deshecho,


mi saber, el no tener etiqueta ni precio
en estos tiempos de capitales tan variables
y acciones de moral inmunda y cambiable;
el corazón empecinado siempre a ser necio.

septiembre 10, 2011

El soplo del viento

El soplo del viento esparce cenizas
y puños dislocados, enrarece
la Luna y su conejo florece
entre espejos de arenas movedizas.

¿Quién soy, sino el loco que escribe tarde
en mayúsculas y en tinta negra,
carente de esa brisa azul que alegra
al corazón que se sabe cobarde?

Un racimo de sales de mar llega
desde otra aurora, vacila, se cuela
en mi mirar y hace fatua entrega

del turbio horizonte en acuarela
en el que mis manos sangran labriegas,
soñando alguna vez ser carabelas.

septiembre 05, 2011

Ella nos mira

Venimos viendo pasar a la Muerte,
sencillamente vestida, ataviada
de eterno nácar y luz extraviada,
empuñando entre los dedos la suerte.

Me miras, te miro; ella nos mira
mientras tanto indiferente, radiante,
sin el mayor temor a la hoz tajante
ni a la humareda ascendiendo la pira.

Venimos haciendo verso, palabra
bordada en tinta, cruel caligrafía
lanzada al cielo que nos descalabra

en horas malditas sin geografía
cuando nos halla Ella y su voz labra
silencios, distancias, melancolías.

septiembre 01, 2011

Dios y yo

Aquel que piensa
que dios no se enoja,
sin remedio está en el hoyo,
bajo la tierra de una fe abyecta
pasando cuentas sobre las manos
a sabiendas de no tener más dedos.

Dios y yo tenemos una relación amable:
él no se mete en mis cosas
y yo no le parezco del todo detestable.

agosto 31, 2011

Si es que me voy

Si es que me voy mis versos tristes dejo
encaramados a una razón vaga,
mi corazón, mi queda luz aciaga,
mis manos y la estela en la que tejo

el querer y definitívamente
no poder, esos sueños que descalzos
ultimados que a los pies del cadalso
la soga esperan deslucídamente.

Dejo los días, las tardes perdidas,
las mañanas ausentes de resaca,
mi cabeza entre las manos hundida

y estos ojos de mirada opaca.
Dejo la última Luna prendida
y el título de mi poema en laca.

agosto 29, 2011

Si me preguntas

Si me preguntas por los días
que sin vergüenza he perdido
antorcha en mano cual plusvalía,
diría que agazapados y marchitos
se encuentran ya temblados
y casi muertos entre los sueños
nacarados que yo mismo vendía.

Tuve una vez razón y la perdí
bajo una Luna sonriente
de labios gruesos carmesí.

Mercader de palabra insana,
merolico de lengua cortada,
poetastro de alma maniatada;
el mismo loco amante del bisturí
que hace de la belleza retazo
a cuesta de alcohol y tabaco.

Tuve una vez, esos mismos días
en la docilidad, comiendo de mis manos
cual pájaros pardos, la membresía
de una clase intelectual de ermitaños
creyéndose sabios de la poesía,
la mirada de cuanto incauto
sin titulo de nobleza ni perdón
envenenado en oscuras abadías,
requiriendo el dolor de mis años
empotrados en la crucifixión.

Y hoy que no tengo siquiera nada,
escribo sobre el humo los vicios marcados,
en el umbral sin espejo, en la hojarasca,
en las horas que restan, en el tiempo inhumano
que con recelo remarca el antaño,
en la respuesta que deidades enfrascan
en la contrariedad, que resulta de lo humano.

Si me preguntas por los días perdidos,
diría que me falta dios por la tarde
y el diablo al rojo amanecer,
en mi propio vicio coludido.



agosto 28, 2011

Mi talante

Mi talante es como el perro que me ladra,
como la Luna revuelta en humaredas
y nubes grises, como el gusano que taladra
en el pecado implícito en una manzana.

Hostil es el mundo sin cargar una moneda,
sin relucir el buen vestir y el sello de plata
cual moral ostentanda en la solapa.

Yo tengo dos, una para hoy
y una para el fiero mañana,
una moral que no cambia
y mi solapa finamente desgarbada.

Mi talante es río sin cauce,
sin escapatoria, sin piedras
que limar en plena guerra;
es lodazal de letras, levante
que mira frío del norte
y bajo el agua reverbera.

La vida es cruenta y voraz
sin tener nada que aparentar,
sin ambiciones de bolsillo
dispuestas a emparentar
con el poder y la dicha, y ofuscar
la necedad feroz del rabillo
del ojo que busca pernoctar
enardecido ante el dolor de la verdad.

Yo tengo un vivir desvivido,
y aparento ambiciones rosadas,
púrpuras, de la noche enamoradas;
el poder de unos dedos deslucidos
y los ojos aferrados al olvido.

Mi talante se ahoga en el fondo de un vaso,
entre las sombras que andan silenciosas,
en el solitario maullar de un gato,
en mi poesía burda y por demás piadosa.

agosto 27, 2011

La paz no existe

La paz no existe, nos han enseñado;
los antropólogos, los malos poetas,
la ciencia misma en burdas probetas,
los filósofos la habrán desdeñado.

Los psicólogos, los códices mayas,
las brujas en sus escobas, los santos
en sus altares, el genio en su encanto
no la conoce, la lupa no le halla.

¿Qué es la paz en esta mala tierra
donde los hombres siembran la semilla
en el recodo, en la próxima orilla
cercana al amor y nace la guerra?

Los dogmas preconcebidos, la idea
nacida de manos de un vil artista,
la punta redondeada de una arista,
la geología recreando pangea.

El canto del gallo, insomne, en alerta
del fiero coyote rondando el monte,
las veredas en papel de polizonte
con la oscuridad dando puerta abierta.

¿Qué es la paz con cheques de viajero
firmados por evocaciones falsas
ante el embargo y su cruenta tasa
de interés y que desconoce el cero?

La paz es un cuento pueril, vano
y recalcado por noches de alcohol
sujetas al alma de aquel soñador
que se resiste a ser del todo humano.

agosto 23, 2011

Resulta que aquí andamos

Resulta que aquí andamos,
entre nieblas que nada saben
del eco de la transparencia;
juntos, a veces de la mano,
otras tantas hombro a hombro
y sin embargo, del alma
tan terriblemente dispersos,
huraños, ascetas, ensimismados
sobre columnas en el desierto
que la tormenta ha devastado.

Sal y fina arena, de un lado,
del otro, en ambos flancos
cuando portamos un parche en el ojo
y solo miramos la pata de palo
haciendo surcos en el tiempo
que reverbera el reloj vuelto rastrojo,
donde alguna vez el mar besó al viento.

Y aquí andamos, es cierto,
sin notarlo, sin quererlo,
sin comprender siquiera la voz
que llama desde el espejo
y elucubra la sencillez de lo complejo,
la soledad en perenne compañía,
el pecho que requiere ser lactado
urgentemente a plena luz del día
sin temores, sin dardos envenenados,
sin Muerte atada a la Luna y sus reflejos.

Máquinas regalando fríos besos,
que abrazan sin calor ni brazos
a otras máquinas, igualmente
semejantes, de carne y hueso,
cuando más necesitados estamos
y damos cuenta de los peces
que jamás hemos multiplicado
por no saber quienes somos
ni lo que traemos del pecho colgando,
sin saber el camino que andamos.

Cuando el amor se venda por televisión
a noctámbulas horas, a cómodos plazos
y con la promesa de entrega inmediata
haremos de conciencia larga revisión
y estaremos hundidos y perdidos,
buscando un marketing humanitario
y solemne, el más oscuro hilo
que nos tejió encima la perdición
con agujas urdiendo un corazón
huyendo de un destino solitario.

Pues así andamos y un vaivén
de hojas secas nos cruje bajos los pasos,
nos sujeta a la nada, al revés
de la existencia en burdos trazos
que no halla más que ceniza
y llamaradas en las que ardieron
alguna vez nuestros brazos.


agosto 22, 2011

Algo extraño

Algo extraño ronda las azoteas
donde es el mismo desencanto
quien sin más se asolea.

Nacen flores del cemento
cuajado entre varillas de hierro,
viene el rocío siempre alborado
a refrescar con rumores el viento
que sabe a temores salados,
a luces extintas en lo alto,
donde nacen y mueren los cipreses.

Tengo clavada en la cabeza
el bar de la última vez,
los estragos del mismo ron
entre náufragos de hielo
y coca-cola sin ser dietética,
las mismas tristes canciones,
el vacío, la huella de la desilusión,
las manos buscando bajo la mesa
un resquicio donde hallar un cielo,
una esperanza, un tal vez.

Y muero y a la vez revivo
y aparezco ante el espejo,
sardónico, cruel, preciso,
como Luna a luz de día
sonriendo entre cúmulos
de algodón de tonos grises
y enreveradas utopías
de lluvia rompiéndome
a golpe seco los pómulos.

Y es algo extraño rondando
mi letra llena de polvo y tierra,
de miles de cigarrillos quemados
en el centro de mi hoguera,
de vicios lacerados,
de distancias fieras,
de abecedarios sin una letra,
cuando más dura es la ausencia.

agosto 17, 2011

Mi colección de botellas vacías

Mi colección de botellas vacías
ha ido a parar al cesto de la basura
entre lágrimas jamás salidas;
a la luz de una Luna borrosa
que vive y sin más me desvive
a rastras de un dedo purulento
en la llaga
que sangra,
en secrecía.

Me debato y me entretengo
contando terrones de azúcar,
tan amargos, tan viejos,
tan olvidados en la despensa
que ese ratón por completo ha roído
sin tragar los poemas que no te he dado;
duro es pensar en inventarios
cuando no te tengo
y de la glucosa no soy partidario.

Aquel que me conozca
sabrá que no pido mucho,
que me basta Baudelaire y Sabines
en una noche como esta
que se aferra a mirar demonios
fornicando en pleno viento,
inmerso en un trago de ese elixir
macilento entre sábanas tan blancas
como los muros de los que tanto rehuyo
hasta no saberlos, mi última morada.

Sabrá también de mi aura envuelta
en denso humo, de mi eterno tabaco,
de mis malas mañas, esas de ser
poco más que pasante de suicida
sin navajas ni valor para el tiro de gracia;
un muerto con la mirada empañada
ante sus deudos desconcertados
de seguir escuchando vivo su pecho.

Y de mis rimas, sosas y burdas,
las que yo mismo nunca he buscado
sino que en mi favor llegan y seguirán llegando.

Será una maldición contraída en pasadas vidas,
algún pecado descomunal concebido
a plena luz del día, un derroche de maldad
y malos tratos a una indeleble deidad
encarnada en pechos de Mujer;
no lo sé,
mientras sigo en pie a la sujeción
de los tiempos y tentado cada vez más
entre trago y trago a la renuncia del ser.

Mi colección de botellas vacías
ahora bajo la lluvia llora,
empobrece los quedos cantos
de guturales providencias
mientras me hallo sin cobijo,
metido en esa luz vana y sombría
desde su propio centro;
siendo que soy y no soy
dureza de piedra y de barro amasijo
sin mayor vocación que amagar
en letras deslucidas el llanto.


agosto 11, 2011

Vengo a ser

Vengo a ser el de siempre,
el que a media luz escribe
paganos versos sin almizcle,
el mismo loco que plasma y sueña
por no tener cosa mejor que hacer.

Encajo los puños al aire,
los arrojo a las brasas,
los pinto de mil colores
con los ojos muertos del mañana
a la espera del levante,
cansado del todo vuelto nada
en las alas nocturnas
que tanto me llaman.

Hay en la atmósfera cálidas
piedras que lamen las heridas
aún abiertas,
humedad en las cuencas
vacías por donde escapa
el alma sedienta,
razones en alegato constante
con un par de estertores
libados por desdibujadas sombras
que dicen adiós y nunca se van,
después de copular con el silencio.

Y vengo a ser el mismo,
el que pasaba horas mirando
las aves en un parque encantado,
el que asomado en la ventana
hubo de perder la brújula
mientras el humo fumaba,
aquel que creía de hierro
su coraza de tristes palabras,
el mismo rapaz que nunca tuvo nada
y del que tanto se esperaba.

Me arranco la boca,
la lengua, los tímidos labios
los pongo en subasta
a condición de negativa
devolución ni posible cambio,
al peor e impúdico postor,
al antropófago más hambriento
que sienta en ellos tentativa.

Puesto que soy y no soy
y no estoy donde soy,
y así estoy yo, como soy.

Vengo a ser al mismo sitio
donde fui lo que seré:
empolvado, desértico, sombrío.


agosto 09, 2011

Me sujeto

Y entonces me sujeto
a la sombra silente
que al sino de mi oído
ha de llevar las luces
de una blanca caracola
que brama rumores de mar
y constelaciones perdidas
en la nada.

Humo soy, extranjero
de atardeceres venideros,
humo grisáceo y disoluto,
empedernido ante el esbozo
de la horca donde renazca
sin demonios atados a la boca,
sin duelos concebidos
en las manos podridas de la sal
que a puñados llevo.

Y entonces me sujeto
a lo más fino y terso,
a la utopía febril
de ventanas sin goznes,
al peñasco enamorado
de las olas que lo baten
cuando nadie le mira,
a la canción de cuna
de un gato enraizado al tejado,
al estertor que pronostica
en la penumbra la vida
que he de perder a cada paso.

agosto 08, 2011

Traigo encima

Traigo encima, un basto corral de versos
que vienen y pareciera nunca van,
donde pastar es un plácido beso
y el viento no se estanca en el desván.

El pecho cabalgado bajo azotes
descreídos de piedad y clemencia,
a estas horas donde todo galope
conduce sin remedio a la demencia.

Un abanico de letras que expiran
al alba, mis manos en los bolsillos
huyendo de los ojos que las miran
cuando intentan deshacerse en ovillos.

Traigo encima, noches de tragos blancos
fundidos en ocre, en burdos nidos
de golondrinas vacíos y francos,
por enormes buitres ya carcomidos.

El beso que colgando de mis labios
apuesta sin temor a la privación
por llegar al regazo cruel y sabio
de la Luna sin mayor absolución.

La moneda que al vendaval arrojo
febril, mi dolor de espalda lacerada,
la camisa de la cual me despojo
cuando pretendo ser y no ser nada.

Traigo encima siglos que no he vivido,
el peso de la Muerte que reclama
mi paso silente y desvivido
anclado su beso que a oscuras llama.

El aliento nublado por la caña,
la mente prendada a necesidades
con el ojo puesto al fiero mañana
empapado desde hoy de adversidades.

Mi cigarrillo prendido, mis dedos
siempre necios, mi inveterado vicio
al apagar las luces sin más credo
que una belleza pura sin auspicio.

agosto 04, 2011

De lo que soy

Por que a veces me canso de andar
con los labios plagados de ceniza
y resacas de ron y malas tintas,
con desgana sonriendo al pasar
el día entre hocicos y pesquisas.

Soy un borracho, supuesto artista
de la caña y los efectos que encarecen
el intelecto y afilan las aristas,
un maniquí que siente el sol y sus levantes,
un vendedor de sueños, un vago tunante
de la Luna, espectador y absolutista.

Y compro y vendo, consumidor de pacotilla,
por que la vida es cara y suntuosa; la vida
del que pretende la belleza más suicida,
es demasiado cara aún viniendo de alcantarillas.

Por que soy y no soy, el gato, el hombre que aspira
a la mayor redención, a portar un auto lujoso
en medio del tráfico, a comer manjares que ya conozco
miemtras la vida de a poco, comienza y expira.

Langosta, champagne, tinto francés
en copa Borgoña, servilletas de seda
en el regazo, Mujeres en poca ropa
bebiendo de mi boca veros y malas prosas
con la esperanza que me comprendan.

Por que soy y no soy a la vez,
el rico que quiero ser pobre,
el pobre queriendo ser rico
y ensalzar a provecho su nombre,
entre elixires vanos y prohibidos.

Cuando todo es silencio

Cuando todo es silencio
se oye el mar a lo lejos,
los ladridos de los perros
y el crepitar de la Luna ardiendo
entre su brillo de invierno.

La luz de la bombilla
siempre intermitente
no permite cazar a la sombra
que me ata las manos
y me empaña el aliento;
esa luz blanca, amarilla,
artificialmente concebida
para los ojos que tanto ven
y en el fondo nada miran.

El aire vaga solitario
entre la masa amorfa
que en camas blandas duerme;
callado, enmarañado de serpientes
que tragan su propia cola
a enteros bocados;
aire por la mitad rebanado,
desvalido, infundiendo hielo
en la piel, en los dedos entintados
que suben y suben en espiral
sin hallar el techo del cielo
ni lugar donde reposar,
frente a la víspera de aguacero.

Luego ya, la tierra reclama
el peso de los pies cansados,
la fatiga del estéril huerto
encallado en lagos de fuego,
de tantos pasos no dados
a tientas, augurando daños;
tierra de sales minada,
de pasiones en ámbar
bajo las uñas encontradas.

Cuando todo es silencio
no existe el alma ni los huesos,
los relojes se detienen
a beber agua y a mirarse
de reojo en el reflejo
sumido en el encanto,
de saberse por un instante
imprecisos y muertos.

agosto 01, 2011

Quizás

Quizás sea la luz extinta del día,
la sonrisa mermada por la niebla
grisácea, la nostalgia que me amuebla
el alma con fatal bisutería.

O el perro que huye con ella jadeante
entre los dientes, el trago en soledad
-al que acudo perdida la identidad
y el decoro-, siempre estimulante.

Tal vez los tiempos sean, el burdo mapa
que la equis sin reparo me ha trazado
entre el fin de un origen mutilado,
y el ombligo lunar que me atrapa.

La música, que el pecho me trastoca
viva en acordes y tonos menores,
mis demonios revueltos, dictadores
de este verso que acontece en mi boca.

julio 30, 2011

Mr. Hyde

Mr. Hyde lleva a su pesar corbata
y traje amoldado a su espesura,
el porte y la percha innata
contrastan con la burda hechura.

Y aún así sonríe con todos los dientes
abanicando ardores y sucias pasiones,
mientras respinga el aroma inclemente
del espejismo de sus vagos blasones.

Y alza mano, de política opina
sin certeza mayor que su manto
cargado de terror y espinas,
sin saber en sus ojos el llanto.

Mr. Hyde la forma ha encontrado
de enterrar al Dr. Jekill bajo el pasto
que arropa los cipreses desencajados,
y el universo es suyo, gris y vasto.

En el ocaso de la noche

En el ocaso de la noche
el mismo demonio de Mujer viste
y lanza besos al aire,
aprieta el culo haciendo derroche
de coqueterías insanas y terribles,
mientras esconde tras de si un sable.

Salva sea esa parte que el diablo
de mí, a pesar de tanto vicio desconoce.

julio 27, 2011

Sombras en el suelo

En lontananza, las aves ya cantan
un nuevo mañana, una luz radiante
emerge tibia de ese albor distante
donde un viejo compás las sombras bailan;

el canto de la Luna, los rosales
antes del rocío, las nubes tristes
vueltas volutas, negros quistes
en el pecho, invadido de arrabales.

Una cadena de niebla, condena
a cumplir falto de fuerza, el sabor
en la boca de la hiel que antes del hervor,
quema la lengua hasta dejarla ajena;

ceniza que vuela, apagada hacia el mar
en torbellinos cargados de ausencia,
del alma reducida a la carencia
sulfurosa de las manos y su andar.

En lontananza, sal en las pestañas,
astillas en los ojos, huesos rotos,
hogueras y demonios, alborotos
y el delirio de la peor calaña.

En lontananza, mi lacia mirada,
mi mano apuntando directo al cielo
y mi sonrisa en ruinas dibujada.

En lontananza, sombras en el suelo
y el alma con ellas, fatigada
y desmembrada, tan cercana al duelo.

julio 23, 2011

Mi patria

Algo sangra
sin rodeos ni direcciones,
es un lugar donde la luz se rompe,
es el cielo que aloja el mar
en violento oleaje; es una mano
buscando el perdido pulgar;
es una palabra siempre a oscuras,
un trinar de aves dispersas
entre Lunas y espesuras.

Y ahí, vienen a reunirse
las nubes entre pardos y grises,
los demonios y los dioses
jugándose el alma siempre triste
sin reconocerse perdidos
por creerse ganadores,
de una gloria que no existe
en la patria de huesos desprendidos,
sin la esperanza de nuevos albores.

julio 16, 2011

Del reloj que se apaga ( a Alicee Olivares)

Un reloj a lo lejos se apaga
siendo que no es el nuestro,
y la mirada nos empaña
entre ausencias y lágrimas
entre tonos negros y grises.

Existe tras las paredes un dios
sin dogmas inciviles,
una estrella a lo lejos
que no desprende carmines
ni destellos atentos;
es el mar que nos consume
desde dentro.

Pero sonríe, sin más
que aún nos queda la vida
y los sueños insurrectos,
los tragos a media copa
dispuestos cuando quizás
estamos más sedientos,
los días de lluvia en un café
que encapsula la charla y los sueños;
la penosa gloria de andar
a media luz despiertos.

julio 14, 2011

Los invisibles

Emergiendo de las sombras, cansados
de la boca, de la lengua en querencia
cuando hasta el sol representa carencia
y el pecho les tiembla lacerado.

Y la lluvia no tocarlos parece,
el viento en ellos encuentra recodo
donde doblar su camino; de lodo
arrastrado en los pies, nunca perecen.

Una, dos, miles de manos con hambre
de pan y de ser siquiera visibles,
de hallar un eco en su grito inaudible,
de ser carne, hueso, y no sólo alambre.

Los invisibles tienen sed y ganas
y angustia en la frente, en la mirada
que tanto busca con voz apagada
ser y no ser, en su gloria lejana.

julio 11, 2011

Llámame pues, imbécil

Alguna vez me llamaron poeta
y me lo creí de buena manera;
salí cuaderno en mano
y pluma siempre dispuesta
a escuchar podadas arboledas
sin lograr oír su voz siquiera.

Alguna vez me llamaron artista
y pensé que mi firma algo valdría,
y ahí me tienes pues, practicando
garabatos que algún día dedicaría
sin saber que la Luna simiente
carece de ruinas propias y de aristas.

Llámame pues imbécil
para que vuelva a una oficina
a beber café y comer rosquillas,
para dormir a decentes horas
el sueño del mundo de lunes a viernes,
y quizás así, por doquier sonría.

julio 08, 2011

Tú,
arraigada en el seno
de la sombra
que hambrienta llega
a posarse en mis labios
decantando tu nombre.

Tú,
dispuesta a mis libaciones
a pesar de la sangre
brotando en hecatombes
en la que el muerto es uno.

Tú,
recorriendo levantes
y climas adversos,
a paso constante
urdiendo versos
que saben al mar
perdido en el universo.

Tú,
que vienes en mi
y devienes tibiamente
muriendo el sol inclemente
que me abraza los ojos,
cuando no han de servirme
siendo tu, toda, de mí.

julio 06, 2011

Mi llanto

Pues mi llanto es tinta negra
esparcida sobre el papel
y no conoce el tiempo.

Es el amor y el odio fornicando
en la caricia incivil del viento
y es el mar que no sabe mi piel.

Es un árbol que sin más ha secado
sin retoños ni corazones curtidos
en su corteza a diestros navajazos.

Es el secreto que por doquier llevo
anclado a mis crueles garabatos,
es el mapa que conduce al Erebo.

julio 01, 2011

A mi padre

Por lo que fui alguna vez,
por lo que ahora mismo soy
y por lo que sin remedio seré.

Te confieso que he seguido el camino
que ha truncado el paso a las lágrimas,
como lo has hecho tú, que llorar
nunca te he visto
y que me gusta cantar
cuando ando distraido.

Y fumo, con el enorme placer
que me produce el humo
saliendo de mi boca,
recargado en la pared
con la misma y tranquila pose
con la que te has grabado
al paso de los años en mi mente:
tan solo mirando, quizás imaginando.

Soy aún un soñador,
que bebe algunas noches
para quitarme viejas dolencias
que se muy bien, no se me quitaran;
esta delgadez que me has heredado
no es proporcional
a lo que traemos dentro,
lo que al silencio le confiamos
y preferimos andar callados.

Pero yo, siendo ese mismo soñador
no vuelo por que no he encontrado
tras la espalda las alas que guardas,
a pesar del desvelo y el semblante cansado.

Me has enseñado la dignidad,
a sacar fuerza de dónde no la hay
y a estar siempre dispuesto al trabajo,
a llevar conmigo una ración de tabaco,
y a beber el ron que tu preferías dorado;
tanto me has enseñado.

Y me declaro un hombre bueno,
que no gusta de mentir
ni de sacar siquiera provecho
a costa de la vida y de vivir;
por que a ti te tengo como ejemplo,
por que a pesar de mis años
algunas veces me sorprendo
para mis adentros diciendo:
cuando sea grande, más grande
-y en realidad así lo pretendo-,
a ti parecerme yo quiero.

Por lo que fui alguna vez,
por lo que ahora mismo soy
y por lo que sin remedio seré,
a ti, a estas horas en las que estoy
con un te quiero,
tan sólo te agradezco.

junio 28, 2011

Petición

No soy de los que piden mucho,
a caso me conforme con la nada
que se me anida entre las manos,
con la tinta negra en los puños
de la camisa, con el eterno vaso
en el que bebo y después me rehago
apagando la voz entre humo y tabaco.

Pero hoy pido de la noche la misma Luna,
las nubes en gris que se alejan
rumbo al mar, y de él su blanca espuma.

junio 27, 2011

Ustedes

Ustedes, los que despiertan serenos
ante el albor sin nocturna fatiga,
sin sentir el alma llena de hormigas
huyendo de la sombra y el cieno.

Ustedes, ciegos ante la mortandad
de la belleza, sordos ante el clamor
del pecho que busca solo resplandor
en esa herida abierta de la verdad.

Ustedes, los títeres amoldados
en la rutina de un calcinante sol
que no les quema, sin dosis de formol
en la almohada por la noche inhalados.

Ustedes, los que apagáronse el alma
sin saber siquiera de su grandeza,
los que acudieron siempre con presteza
a la vera donde reina la calma.

Ustedes, los locos que tienen cura
y no sabrán nunca de cuartos blancos
ni de la Luna y sus varios flancos
nacarados, de su hermosa tersura.

Ustedes, los que no ven a los cuervos
aproximarse entre el sueño silente
y la conciencia propia, decadente
y sumisa, cobardes como siervos.

Ustedes, los que no hallarán matices
desteñidos bajo sus salvas ropas,
ni trasfondo alguno tras de la copa
que beberán sin saberse infelices.

A la memoria de un perro

Bien es cierto que he llegado
hecho un guiñapo,
que la lluvia que no cesa
me mantiene siempre alerta
cuando es más frío el verano.

Y estoy inmerso en el torrente
de las luces artificiales,
en estas manos mías indecentes,
con sus ganas que no son frías
pero que siempre embriagadas de ausencia,
se me hacen presentes.

Hoy vi como era despedazado
el cadáver de un perro
en la indiferente calle,
bajo las ruedas de los automóviles
le salía el alma a borbotones,
mientras seguía pensando
en la mía hecha jirones.

junio 24, 2011

De ti y de la lluvia

Busco una grieta entre nubes oscuras
que avecinan lluvia, desesperado,
sin más que éste par de ojos calcinados
y estas manos carentes de cura.

Miro el reloj, que a estas horas predice
que no habrá siquiera luna esta noche
de diablos haciendo letal derroche,
cuando es tu boca quien mi nombre dice.

Me envuelvo en la sombra que quita el frío
de la piel, pero me tirita el alma
al sentir tu cuerpo asido al vacío

de mi latir ignorante de calma,
a mis ganas y a su andar bravío
cuando tu pecho me provee de talma.

junio 22, 2011

Y así de pronto

Y así de pronto, gota a gota
termina por romperse el cielo,
la luz por completo se agota
pinceles grisáceos dibujan nubes
que se difuminan a lo lejos,
cuando te aguardo despierto
entre mi vaso y mis reflejos.

En la oscuridad, tropiezo con raíces
de árboles tristes y coléricos,
con desgajados pedazos de rocas
que siempre vienen a mi encuentro,
cuando la sal se mezcla con la arena
que palpita en mi desierto.

Y así, se me viene encima un trago
y en mis labios se posa ardiendo el tabaco,
por que te busco a toda costa
en el limbo de la lágrima que reposa
en tus ojos y encalla en tus manos.

En la ebriedad, pesa más el deseo
que a la sombra de tus senos
me mantiene oscuro y sediento,
y me matan tiernamente las ganas
de ser quien soy desde adentro,
desde la ausencia tan bella y tirana.

Y así de pronto, se me escapa la voz
cuando florece en el claro de tu nombre,
mientras a tientas busco, atroz
entre este tejado de rojizo adobe,
la razón de tus piernas envueltas
en la suave condescendencia
en las que dios quiera que muera.

junio 20, 2011

Disculpa

En el cielo, el rumor de las olas
viene desgajando el consuelo
de una boca que resuena
alzándose entre las sombras,
que marca ritmo en el silencio
albergando a estas deshoras
su nítida humedad y su belleza
enmarcada, a lo lejos, en una caracola.

Disculpa mi sinceridad,
estos versos no pretendidos
plagados de un vulgar final.

Afuera levemente llueve,
y aquí algo más
que el alma se me abulta.

junio 19, 2011

Lo que queda

Nos queda la voz, dispuesta a llamar
siempre al dios de manos cobrizas,
aquel de corazón sereno y humeante,
el de barba canosa y lacia
que arremete contra ríos desbordantes
vueltos desordenadas letras
y plegarias insidiosas y paganas,
nos quedan las ganas, rebosantes
de acabar rendidos frente a una escopeta.

Nos queda, el apéndice por extirpar
un buen día, el sollozo tendido ante un regazo
sujeto a las sales y la misma mar
que nos aborda encadenada a la noche,
entre la levedad y la ebriedad de cada cual,
haciendo gala de vicios y derroches;
nos queda el pecho, el latido en desparpajo
que deviene entre un cielo grisáceo.

Bien podría decir,
a esta maldita y media luz
que el destino incipiente
enhebra el secreto de la cruz
que nadie entiende,
cuando se vive a hurtadillas,
en secreto, queriendo morir.

Disposición

Dispongo algunas veces
de lo que soy vuelto en sombras,
de la voz que anida en mi andar
siempre aprisa, siempre callado
en la eterna búsqueda de un mar
de colores ambarinos y pardos,
donde el alma pueda reposar.

Y todo esto es un dato estadístico.

Hoy amanecí dispuesto y radiante
a la luz, al aire que me embriaga
de noche, a la Luna constante
y a escuchar la voz de tu ombligo.

junio 13, 2011

Hay un ruidito

Hay un ruidito inmerso entre mi sien
y el torrente de sangre que llega a mi cabeza,
un rugido, un aleteo, un voraz zumbido
calentando las vías ante el paso del tren
que se mezcla indiferente en el silencio
auspiciado entre mis manos y la ausencia.

Y canto, en eterno afán de confundir
la sombra que hace mella y tritura
sin demora, el tambaleante pecho
desde la primer luz malsano, febril
y tan de noche oscuro y malvado.

Se me llena el aliento de patrias ajenas,
los pulmones de alquitrán y talio
y los ojos, de letras cargando sus penas
por siglos ligados como castigo
al lienzo más propicio para el desamparo.

Hay un gato, que en paz no me deja
cuando más pretendo un sueño soñar,
un tejado funesto a horas desiertas,
un trago siempre dispuesto a mis labios
y uno más al terminar, un enorme caudal
de lágrimas que antes de nacer han secado,
y la proximidad del albor reseco y bestial.

En mis adentros leo, en esa voz alta
que tanto repara por que no la tengo,
algunas veces empuño la guitarra
y la hago entonar los mismos torpes arpegios,
sin poder decir más nada.

Un mundo duerme y no le importa
el insomnio del que trasnocha y se asfixia,
por que la Luna no es espejo de avaricia
ni se hallara siquiera, rotunda cura
para quien por los puños sangra
cada noche esperando largas
piernas, salvos pechos para renacer,
relojes marchando sin filo ni espesura.

Hay frío y días nublados,
las ganas de volverse mercader
de objetos mundanos,
un cuaderno siempre espabilado,
la firma dispuesta a la renuncia
hacia el papel y al conforte del secreter
que garabatos sin razón anida,
cuando la muerte su beso anuncia.

En mi piel acechan gustosos vicios,
malas pasadas, menguantes sumisos,
siluetas de cuerpos de tajo arrancadas,
mi caligrafía que no ha servido de nada
y el pecho que brota, sin pedir permiso.

junio 11, 2011

No me ha matado

No me ha matado este insomnio vil y recurrente,
ni siquiera el verso, a pesar del dolo marcado
entre las manos y el latido maniatado
de este pecho maltrecho, enajenado e inclemente.

Sigo bebiendo del vaso, en busca de aquel cantar
que halle el eco en el blanco, en la cima de tus montes,
en tus caderas a la distancia de horizontes
expuestas, al sol que te hará hermosa despertar.

Te atrapé un buen día de Luna en lo alto, clara,
radiante entre tu sombra febril y nacarada,
empuñando belleza en mi espalda como vara

que a media noche me deja el alma flagelada
siempre dispuesta a ti, a tu vientre empeñado en aras
del que soy pagano, de alma sutil, consagrada

a libaciones que entre tus muslos militaran
si la mar corriera mansa, tenue, embelesada
si mi verso un amor a lo lejos no trazara.

junio 08, 2011

A Bukowski

A Bukowski lo conocí demasiado tarde,
pues ya estaba yo triste, tan viejo y viciado
ante la noche y su ronda, ante el demacrado
fuego donde la letra me consume y arde.

Y yo, que imbécil siempre sin excusa lo he sido
preferí el fuete propio, la lengua lasciva
que nacida en mi boca, de diablos abortiva
busca luz en el cielo recién anochecido.

Recaen sobre mi, siglos de maldición, de muerte
a cuentagotas, de un cuerpo carente de boca
que besar, de brazos de Sísifo y su roca
cayendo una y otra vez, sin la menor suerte.

Siendo todo penumbras, invoco a mi locura
de huesos rotos, de labios tenues, ennegrecidos
por el vicio más letal y más empedernido,
del que nunca, lo se, se hallará bendita cura.

junio 07, 2011

Háblame de ti

Háblame de ti, de tu voz a oscuras
esquivando la fina hoz del menguante,
de tus ojos al mirar el levante
ahogado entre bruma y espesuras.

Háblame de tu sombra, consagrada
a la penumbra que se haya en mi boca
cuando te nombra, y la luz estoca
la pared que te requiere enamorada.

Cuéntame tu misterio, la dirección
de tus pasos, tu catedral y tus montes
perdidos entre mar y horizontes,
en la cuenca donde reina tu razón.

Cuéntame del dios que araña tu pecho
y hace de ti belleza conjugada
en mis deshoras tristes y viciadas,
tú, que jamás llegarás a mi lecho.

Háblame, esta noche con oídos sordos
de tus labios, de la espera marcada
por relojes y agujas prendadas
a la ausencia mientras estoy abordo.

junio 05, 2011

No creas

No creas que no me duele
ser un pelanás sin sitio
donde caerse muerto,
un mortal sin visa
ni pasaporte al cielo.

No creas que me basta
este ser sin ser,
este estar sin estar
desnudo y con ganas
del mismo océano nadar.

No creas lo que soy
después de un trago de Ron,
ni de mis manos la retórica
por que ellas no te tocan,
cuando les duele la razón.

Y mucho menos creas
que de tus labios pretendo
su beso, sino de su marea
salir a flote, febril e ileso
si es que mi boca roza
alguna vez tu Luna y tu cielo.

junio 02, 2011

Al despertar

Este día recién amanecido,
la luz que a todos colma menos a mi,
dos blancas nubes preguntando por ti
mientras se cuelgan del viento afligido.

Afligido y errado, sin razón
mayor que encontrar el nácar de tu piel
y el recoveco de lluvia y miel
donde arremoline, y vuelva ciclón.

Este cigarro antes del desayuno,
la mirada perdida y cansada
después de una noche fría en cascada
sin abrigo ni versos oportunos.

Oportunos y nunca transitados,
como la gloria que el levante asoma
sin saber de tus labios el aroma,
sin sentirlos en mi pecho afilados.