diciembre 31, 2012

El humo en tu boca



El humo en tu boca baila,
gira, recrea figuras de almizcle
y alquitrán copulan tan alto
que no es de la vida la muerte
lo que uno pretende,
sino ser ese gris que emana
en bocanadas espesas
en el que el vivir sin más pasa
sin reparar en los comederos
de aves carentes de alpiste.

Pero fuma Mujer, fúmate el vicio
que te ha condenado a la belleza
del ser emancipado de demonios
que saltan gustosos al precipicio,
fuma de dios y de todos los santos
la sutileza que amanece en tus labios
tan fulminante como el amonio.

El humo en tu boca baila,
disloca de los días la calma
y de la fiera noche la Luna,
que le muestra el ombligo
a los locos que en lontananza
destilan entre sus sueños
la humareda que te envuelve 
con su cáncer vuelto dunas
de blanca arena y revuelos
del aire en el que el trago,
sin más y a estas terribles horas
el alma me incita y me revuelve.


A Alejandra Pineda, 
por motivo de su cumpleaños
(Foto de ella misma, la cual agradezco).








En el fondo del vaso

Quizá en el fondo no sea tan malo,
ni tan bueno como superfluamente
perdido en la sobriedad aparento.


Ante esta caída intempestiva
de la noche, de las sombras
que de un corto bocado me engullen,
no concibo otra manera de sostenerme
que echar el ancla dentro del vaso;
beber, beberme la vida que me queda
delante de este mirar tan cansino
sujeto a la tinta negra y a las hojas
que pronto dejaran de ser blancas,
como aquellos ayeres clandestinos
que como cuervos vienen
a sacarme sin remedio los ojos,
a mostrarme entre las cuencas
el alma en un triste amarillo.

Y espero el alba en las esquinas
por donde a diario pasa la Muerte
robando pesares y dando besos
de alquitrán en la frente.

Por que la cena está fría
y la carne aún tiene sangre
fresca y larvas que beben
como yo mismo ante el vaso,
tan desnudo y tan inerme
como la Luna que brilla
anunciando un "no se que diablos"
que se me cuelga en los labios,
en la lengua, en esta tibia voz
que son y serán mis manos,
con todos su huesos derrotados.

Y entonces siento el mar
que reverdece ante la noche,
entrechocando con las rocas
que una vez me encontraron
de oídos sordos sedientos,
para esta franqueza de mi boca.

Mis manos, siempre cobardes
replegadas en las paredes
lloran por no poderse morir,
entre el pecho que les clama
caricia y por la caricia misma
en el que las volutas de humo
danzan alcanzando del cielo,
aquella infranqueable cima.

Mis pies ya no son los mismos
que otrora burlaban la suerte
por salir ilesos de mil batallas;
ahora son dos viejos torpes
que buscan ponerse en alto
para que la sangre fluya
y el dolor se ahuyente un rato.

Y soy ese recuerdo gris
que se esconde en un cajón
cubierto de polvo y cenizas,
mirando como las sombras
se me echan encima
hasta dejarme moribundo
y silente en estos versos
que me sulfuran las tripas.

diciembre 25, 2012

Desde el cesto de basura III

XII

Algunas veces, mientras mi nocturno
vómito pasa de la sangre a las letras,
a esta poesía simple, a secas,
imagino un sueño de tierras lejanas
a donde pueda llevarme el humo.

No serás tú la princesa encantada
ni yo el valiente corsario,
ni siquiera el maldito sapo;
seremos tierra y agua
copulando sin quererlo,
mientras el mundo mira
de un modo indistinto
los arreboles alumbrados
por nuestra carne en la pira.

XIII

Mi verso, sin lugar a dudas
ha de encallar sus pocas luces
en el fondo de un vaso
en el que refulgen tres cruces.

La primera es por mi,
la segunda por el gato
y la tercera es el arrebato
en el que le encajo las garras
a la Luna tan por sólo vivir.

XIV

Mi corbata, triste en su camín
descansa en la silla demacrada,
ajena a muchedumbres ancladas
al estupor donde el mundo es feliz.

Pero embiagaos, monseñores oscuros
de talante y de un alma inoportuna,
bebed la trsiteza de un canto duro
en donde sin más hallemos la Luna.

XV

De ti, nada recordaría
sino la levedad de tus pies
y aquella boca tuya, por ser la primera
que entre sueños de parranda
me llamó sin más poeta,
en una noche incivil y desierta
en la que con alas mutaste en quimera.

Pero en tu vuelo de hospitales
y batas blancas no me llevaste,
ni me ataste cual cordón a tu pelo
en señal de blancas palomas;
mientras yo, me quedé prendido
a tu cintura llena de tibios levantes.

Y sin embargo, las mariposas
siguen de ti hablando,
mis abrazos, buscando tu costado
y mis sienes añorando una rosa.

XVI

Como el perfecto imbécil que soy,
escribo desde el fondo del vaso
en el que surge el sentimiento
y del que a menudo no hago caso.

Pero esta noche, me importa poco
reír y hacerme el loco
que no busca sino anochecer
en esta locura cual menester.

Pendiendo del Siroco

Esta sombra, tras mi paso cansino,
redobla los andares despojados
de aquellos rosedales clandestinos
en los que mi estrella se ha apagado;
soy un soplo de viento
perdido en el levante,
soy tunante sediento
de un oasis distante.

Y siendo la noche, cruelmente fiera,
revisto mi cantar de salvos besos
puestos en la boca de una quimera
que nada sabe, ni sabrá de excesos;
voy trastocando espejos
que me hablan de espejismos,
voy sintiendo el reflejo
de quien soy ahora mismo.

Desde hace tiempo, traigo una renuncia
en mis maletas de polvo y cenizas,
un garabato de sangre que anuncia
algo más que mis tripas hechas trizas;
y sin embargo vivo
la locura del loco,
mientras sin más escribo
pendiendo del siroco.



diciembre 13, 2012

Desde el cesto de basura II

VI

Inmerso entre las hojas,
bajo un otoño bastardo
de silencios que gritan,
contenido en las paredes
cristalinas del mismo vaso,
carcomido por la necesidad
alojada entre el índice
y el pulgar.

VII

A esta penumbra inmaculada
recitando versos sin voz
ha de faltarle el pecho
y un par de finos alfileres,
un latido, una espalda erizada,
un retazo siquiera de corazón.

VIII

Hace tiempo
que de mí no sé
si no es 
tambaleante
y hundido,
macilento
y perdido,
fiero amante
a pesar de lo cobarde
cuando casi extinto,
no acierto a decir
con las manos:
te necesito.

Y por ello
brindo.

IX

Con el mar rondando
bajo los párpados
uno no puede más
que acunar en los ojos
una pizca de sal
y los deseos de humedad.

Cierto es el vaivén
empedernido de las olas
coronadas con blanca
espuma y restos de ayer,
trayendo a nuestros pies
mensajes en caracolas.

X

Cuanta razón tiene
la cadencia en tu cadera,
el temblor agreste
provocado en la acera
contigua si tus pechos
me acorralan deshecho...

....y cuanta sinrazón
es la que sin más espero
en el infierno de tus labios,
en la lubricidad de tu cielo
entre el carmesí y el marrón.

XI

Cómo Lázaro, a diario
me levanto y a tientas ando,
con la resaca a cuestas,
con el rancio olor a tabaco
entre mis dedos y mi letra
en papel blanco cual sudario.

Y soy aquella dualidad
entre la vida y la muerte,
entre el ocaso de la verdad
y de la dulzura cuando miente
enredada en la precariedad.



diciembre 07, 2012

Desde el cesto de basura

I

Y así, la animadversión del labio
que no logra seducir cuando calla
me incita a mirar cúmulos y estratos
en el ángulo gris en el que todo estalla.

II

De la mentira conservo
la última trilogía de letras
y la piedad si es mansamente
un arrebato del César.

III

Pudiera hoy firmarte
frente al más ciego de todos
los seniles notarios,
que no intento rendirte
bajo mis buenos modos
y mi verso estrafalario.

Dadme una pluma cargada
de anhelos desbocados,
una docena de papeles
tristemente blancos,
una espina ensimismada
bajo la sien entre laureles
y ya después, maleta en mano
dejadme una beso en la frente
para sentirme,
al menos, un poco humano.

Pero sabes bien
-de sobra lo sabes-
que no lo harás
y no lo haré.

IV

Viene el tren anunciado
desde la vaguedad de la distancia
a lo lejos,
y yo que no sé si tirarme
ante su peso inclemente
o mirar,
en sus ventanas el reflejo.

V

Sigo pensando
que el origen de todos
nuestros humanos males,
es la incapacidad absoluta
de amarnos como animales.

Pero no soy yo quien habla,
es mi lengua de gato.

Y ya después

Descansa sobre mi verso y mi mano,
sobre estos ojos míos apagados
ante un cielo inclemente,
bébete mi llanto aún inmaculado,
mi sangre con su candor inhumano
cuando el pecho no miente.

Y ya después,
después que me caiga
encima la muerte.

diciembre 05, 2012

Devengo de la rosa marchita

Devengo de la rosa marchita,
de un callejón a oscuras
donde la demencia sonríe
al saberse sin cura,
de fantasmales visitas
con tullidos colibríes
revoloteando entre fisuras.

Ayer, entre sueños de manzanos
y futuras sombras otoñales,
me descubrí triste y malsano
recitando un verso de arrabales,
evocando un par de vidas artificiales
a pesar del siniestro desengaño.

Hoy, bajo la niebla espesa
acumulada en el mar de los ojos,
pierdo el reflejo y me vuelvo presa
ante el pronto albor que elucubra el rojo
de la sangre estancada en el dorso
de la mano emancipada de razón
y funerales sin café y sin corazón.

Mañana, al despertar con fiera resaca
me afeitaré el alma a primera hora,
me anudaré como inglés la corbata
que no estrangula mis ganas traidoras
de no ser, el poetastro que escribe
su melancolía para creer que vive.

Devengo de una Luna nacarada,
de la idea de una Musa bendita
que me mostró al desnudo sus pies
y su pecho entre letras malditas,
su mirada tan triste y mascarada
por reconocer la imposibilidad del después
con la propia pasión en cinta.

noviembre 29, 2012

De mis 21 gramos

"Toda mi alma sabe a sangre,
a tripas,
a colillas de cigarro que no he fumado yo..."

María Alvarado.

Inmerso en el eterno vaivén,
en el espeso trajinar
de lo que ha sido y es 
terriblemente llamado historia
se ha venido secando la mar.

Siendo una bala de cañón
busco a toda costa una pierna
que desmembrar,
un brazo, un pulgar en lo alto,
la torre del latir inclemente
que quiere callar.

Soy más que un verso
cargado de sombras y tinta,
de adicciones y pasiones
que viven después de extintas;
soy más que el blanco del hueso
que delata mi mortalidad
y el mutis perenne de mis canciones,
sentado a la orilla del tiempo
malgastado en la fatalidad.

Y sin embargo nada soy
y mi letra nada sabe de oropeles
vendidos al mejor postor.

Esta noche tan sujeto a la marea
del océano que muere pronto en la boca,
he de alistarme al sueño que evoque
el fuego prendido en mansas chimeneas,
aquel lugar perdido donde las rocas
salgan libres de las olas y su estoque.

Mi alma no ha de medirse
en escalas enanas cual gramaje,
mi alma se reviste de plomo,
del veneno que no advierte
mentira en la olla del gnomo,
en lo vilmente fantástico de la suerte;
mi alma se mide en un soez tonelaje.

noviembre 28, 2012

Sable en mano

"Si la angustia no tuviera
tantos meses,
si pudiera huir de esta ciudad, 
si el milagro de los panes
y los peces,
consiguiera darnos de cenar..."

Fito Paez/Joaquín Sabina.

Sable en mano, entretengo
las fauces del lobo
que intenta tragarme,
cuando ha de hallarme
sólo, taciturno, tambaleante,
cuando ha de ser mi carne
la que late entre el lodo.

Y no es la soledad
la que a diestra mata,
es el peso de la aurora
recayendo sobre la espalda.

Quizás me abandone
a la feroz lejanía
donde retoñan felices
los abetos en secrecía,
o me enfrasque en una botella
a la par de una horda de pecatrices
con vocación de doncellas.

Y no es el silencio
quien me calla,
es el gris vocerío
envuelto en la nada.

noviembre 26, 2012

He de cobijarme en la noche

"She eyes me like a pisces
when I am weak..."

Kurt Cobain.

He de cobijarme en la noche, 
en la espesura de las sombras
sin temor al tiritante reclamo
de los labios vueltos sangre
besando el mar en caracolas.

También mis puños tiemblan,
se sonrojan claramente mis sienes
ante el despertar de la vida
dormida bajo la cintura
como incandescente serpiente.

Sabéis de mí las debilidades.
lo borracho que soy, lo pusilánime,
la tenue eternidad en mis dedos
del tabaco, mis malvas ojeras,
mis prematuras canas, mi credo
sin razón, mis ganas certeras
de andar yendo y viniendo
con el semblante frío y taciturno
con la melancolía en mis maletas
repletas de andares nocturnos.

Pero sin duda soy más que eso,
soy el viento erizando tu piel,
soy la sabia que lubrica tus labios,
el poeta sin gracia, el loco aquel
que en amores nunca fue sabio
y sin embargo, se enfrasca en la pira
radiante cuando piensa,
que por un instante le miras.

noviembre 23, 2012

El cementerio bajo las sienes

Es la guadaña de la Luna en lo alto
quien se llena de otoñales vientos
y orugas reptando por su costado.

La blancura de unos pies descalzos
andando tan silentes y desiertos
a mitad de un camino empedrado,
la locomoción carmesí de la sangre,
el temblor de una costilla herida,
la cálida avidez del hueso a la carne.

Es la Muerte distante y hermosa
quien me llena la boca de versos
y flores acechando mil mariposas.

El cementerio bajo las sienes
rebozando de una vida caduca
al ritmo voraz del delirium tremens,
la huella inveterada del que escribe,
la ignorancia del que todo sabe,
la presteza del que sólo vive.

noviembre 21, 2012

Me cambio los zapatos de diario

"Ser poeta no es una ambición mía, es mi manera de estar sólo".
Fernando Pessoa.

Me cambio los zapatos de diario, 
mando al diablo la corbata
y vuelvo a la misma silla
en la que descansa mi sudario.

¡Qué duro es ser la piedra
que nocturnamente abrazan
la carne y las furiosas olas,
qué triste es perder la guerra
cuando las flechas no alcanzan
el pecho envuelto en fumarolas!

Busco a toda costa la Luna,
el vaso de siempre, el tabaco
sujeto la Muerte de mis labios
y una Musa dispuesta y oportuna.

¡Y yo que no puedo ser
aquel chaval que antes fui
con su pelota y su guitarra,
con su violencia y su neceser
repleto de besos carmesí
carentes de lazos y arras!

Me he anclado en el pasado,
en el tren a ninguna parte,
en la ebriedad y la letra,
en un gris ritmo valseado.

¡Nunca pretendí ser poeta,
ni busque bajo las ropas
de la vida un par de pechos
cual razón conciliadora de esteta,
ni beber de la noche las copas
en las que naufrago vil y maltrecho!

Pero rezad por mi una plegaria,
una novena, un manso te quiero
si es que esta noche solitaria
me embauca y después de ella muero.

noviembre 20, 2012

Se necesita

"Se ha venido cumpliendo la profecía,
de niño a hombre, de hombre a gato,
de gato a humo coronando la nada".



Se necesita más que amor en el mundo,
se necesitan más ojos, más oídos, más carne
azándose sobre el carbón de la pasión,
se necesitan manos, lenguas, campanillas,
pies descalzos con vocación de vagabundo,
se necesita desesperadamente más arte.

He tropezado mil veces con la Muerte
al despertar de dulces sueños con resaca,
siempre he abandonado a suerte
el nacimiento de una chispa de esperanza
para mostrarme como eternamente he sido,
para escribir como acostumbro, vencido
por mi queda voz que canta de noche
una tragedia que busca ron y derroche.

Y necesito a Bukowski, embriagrarme
de una suciedad cierta y límpida,
a Baudelaire, la estrofa ríspida
que elucubre a Poe hasta hartarme
de ese don preciso de la vida
puesto en el Poeta que claudica.

Se necesitan más que buenos deseos,
se necesitan caricias, abrazos sinceros,
una pizca de condescendencia, blancos huesos
a medio roer por vendavales certeros,
sonrisas mascaradas por sinistros levantes
que nada saben del punto y aparte.

Y necesito más que a dios a mi hijo,
al tabaco que llevo en los labios,
la botella de ron bajo el brazo
y esa ausencia en la que me cobijo.

Se necesitan más que tecnologías
y medios electrónicos para decir
que del "ser vivo" queda una apología
dispuesta antes de ser a sentir.

Y necesito una tumba con cirios,
un epitafio cruelmente certero
y una Mujer de Mar en deilirio,
cuando el otoño es más severo
y las hojas pronto caen tendidas
a mis pies, en estas horas indebidas.

noviembre 15, 2012

He estado bebiendo

Mi poesía es tan franca
que no espera nunca nada.
Una maldición, un zapatazo
o encontrarse con un alma cercenada
me da vanamente lo mismo;
pero es la vaguedad puesta
en mi razón la que cuelga
a media luz del cinismo.

Nada vengo a decir
que no se haya dicho,
sólo vengo a sentir
y a ponerme en entredicho.

Es cierto, he estado bebiendo
esta noche como tantas otras
acuñando mi verso en caracolas
en las que no se oye el mar blandiendo
las rocas, sino un par de autobuses
rugiendo sus motores entre cruces.

Y cuando el mundo
calla y en él todo se mueve
escribo con la ilusión
de ser y estar vivo,
como una reacción que a tinta
mata y a tinta muere,
prendida de interrogación
y una tercia de puntos suspensivos.

Pero he de callarme ya las manos
que tan ciertas y desiertas
me envuelven en el latido inhumano
de las tumbas sin flores abiertas
cuando en la locura me sano.


noviembre 12, 2012

Después de Muerto

Después de muerto,
con mi chaqueta negra
que ha perdido mil batallas
y este latido en metralla,
he venido a apostar
la terrible daga
que me dejó tuerto
y vacilante ante el frío
que se aproxima
a los huesos como plaga.

Por que me miras
a pesar de la sombra enjuta
que acontece mis hombros,
en la desesperanza maldita
de esa esperanza en cinta
que ha de parir entre escombros
del manzano su pécora fruta.

Y tus muslos abiertos reclaman
mi luz y mi verso enreverado
cuando tu nombre clama
por ser en mi ebriedad venerados.

Pero muerto estoy, como los dioses
a los que no les llegan guirnaldas
ni el aroma insurrecto de las flores,
como la noche más fría apagada
en el lecho de incandescentes amores.

Y eso me duele Mujer,
si es que para ti escribo
pretendiendo que vivo,
huyendo a toda costa del ser.


noviembre 06, 2012

No hagas caso de mi pecho

Y si alguna vez me da un escozor
y comienzo a pensar en tus piernas,
en la unión adolecida en tus labios
que imagino en un tono marrón,
en el cuadrante de tus pechos
cuando se cansan del sujetador
y penden de tu brisa y tu ensueño
deliciosamente, como las aves
que de mí vuelan sin reserva y sin tretas,
no hagas caso de mi pecho
pues me tienden una jugarreta.

Puesto que son tos ojos
mar bravío con su arrojo
de sensualidad y ternura,
esa misma llaga sin cura
que surcando la oscuridad
viene empeñando la beldad
frente a mis manos impuras
plagadas de una desafortunada
y triste caricia llena de verdad.

Y sin embargo te hago mía,
en esos instantes que hago eternos
bajo la luz artificial que alumbra
la precariedad que me vuelve verso
y una caricia en la penumbra
de este ser mío en los huesos.
 

Entre tus labios y los míos

Entre tus labios y los míos
ha de relinchar la latidud
que crece a lo lejos con brío
para aniquilar del todo la virtud.

Pero entre el etéreo espesor
de mi ebriedad y mis bajas luces
han de caber las miles de dudas
que de noche coronan mis cruces.

Y me carcomen las voraces sombras,
los millones de latidos perdidos,
la vaguedad, las imperiosas letras
y este mío azar incomprendido.

Por que me muero sin morirme
del todo, como hacen las rosas
que se han convertido en polvo
para viajar de una forma imperiosa.

Entre el amor y yo, habrá un trecho
en el que no galoparán corceles
con sus blancas crines gloriosas
si han de surcar un cielo de oropeles
en los que tu carne saldrá airosa
de tanta tinta expuesta en mis papeles.

noviembre 05, 2012

Estas terribles ganas

Ciertas noches, antes de dormir
precisando los pasos, tambaleantes
y ajenos a mi naturaleza de vivir
o morir, sin más, he de atarme
la soga al cuello, pretendiendo
que si caigo he de hacerlo
con la consigna tras de mí
del "jamás" para levantarme.

Y de este vendaval que llega
del más cercano y supuesto
norte, traigo ya la escarcha
y un triplete de arrugas en la frente
como anunciando lo funesto
que es el amor y la muerte.

Pero no es el demonio
sino estas terribles ganas
las que a estas horas me matan.

noviembre 04, 2012

Quince minutos

"...He vuelto a ser aquel cantar del aguacero
que hizo casi legal
su abrazo en tu cintura..."

Silvio Rodríguez.



Sobre los cielos una nube
proyecta grises y algoritmos,
ininteligibles signos
vueltos labios y sombras
sin suicidas gotas.

Le abro la puerta al demonio,
a su voz enjuta de viento
mientras afilo la hoz de una Luna
clavada entre el oído y el silencio.

Vuelvo la vista al espesor
del mar bajo los párpados,
al rugir del huracán que ha arrancado
sin moral tanto suspiro de tajo,
buscando orígenes y claridad
dentro del negro más etéreo.

Y ahí mismo y a ratos de ángulos
rectos en los relojes infinitos
me entretengo rebuscando nadas
encalladas entre luces de bombillas
y los dragones que charlaban conmigo
al concebir, en igualdad de condiciones,
su combustión y su vuelo perdidos.

octubre 31, 2012

Como veis

Como veis no tengo nada,
en los bolsillos las manos,
en el pecho un taladro
y en la boca mil hondonadas.

Pero quédate cuando me largue
con la tripulación del barco aquel
que ha de viajar a ninguna parte.


octubre 26, 2012

En este instante

La noche avanza, discreta,
a su propio y voraz ritmo.
Y es una pena lo que dura
el día en su fase oscura,
cuando las masas duermen
y los artistas enmarañan
su suerte en la que mueren,
entre el albor de la mañana.

Injusta es la justicia del hombre
que ha osado poner su razón
como garras manifiestas
en el escozor de la carne
cuando entre cañones se bate.

Y el sol en su eterna llamarada
sigue alucinando con carbones
dispuestos a arder, prendidos
de una locura que quema insumisa
los témpanos irremediables
del sueño en que debimos
bajo una nube negra perecer.

Y yo, tan cobarde como la Luna
sólo salgo oscuro para los locos
que me miran, ocultando la sonrisa
de aquella tristeza que embadurna
las paredes de melancolía,
mostrando la cara imprecisa
del azul que el espejo matiza
en levantes sin dunas de arena.

Siempre he sido fiel a mi mismo,
nunca he robado sino latidos
y tanto he llorado como he reído,
por que disfrazo mi verdad de cinismo.

En este instante, tengo dos maletas,
una con destino a la unión de tus muslos
 y otra sin remedio a ninguna parte;
tomaré la segunda y mi pecho infecundo
para crear una oda, un preludio
que cante como el lobo al buscarte
bajo la blusa los pechos y el refugio
donde mi mano no busque recrearte.

octubre 24, 2012

Fuimos otros

Fuimos otros, en otro tiempo,
no lo sé, quizás en otra vida,
o quizás fue que fuimos lo que somos,
sólo que exiliados de conciencia,
de los feroces golpes de pecho
dados cuando acaba la inocencia.

Fuimos otros, sin caretas,
sin temblores a media noche
elucubrados por los demonios
traidores, sin mano negra, sin tretas,
asexuados, alimentando unicornios.

Fuimos blancos sin balas,
chispa sin candor de la hoguera,
ángeles caídos sin alas,
deseos de un choque
intempestivo de caderas
sin miedo al entronque
inveterado de un corazón
nunca revestido de razón.

Fuimos arte incomprendido,
fotografía de la vida misma
fluyendo entre dorados sofismas,
un pecho febril empedernido
del que las espesas masas
compartieron el jamás derruido
como ciegos testigos.

Fuimos el ombligo del mundo,
la vaguedad de un sueño valseado,
el un, dos, tres de un vagabundo
de pies ligeros y embriagados,
la rosa con su abono de futuro
que hubo de quedarse en capullo.

Fuimos millares de miradas,
colibríes anidados bajo el brazo,
collares de perlas nacaradas
salvos credos, tenues trazos,
nacimiento de frías hondonadas
blandiendo la noche azarosa...

...Y fuimos tantas cosas
que ahora somos nada.

Hay más que un verso

Pero hay una piedra en el camino,
un lodazal espeso, una debacle,
y estos pies tan míos
que a menudo marchaban contigo
no tienen ya la fuerza ni el temple
para recorrer este laberinto,
en donde a tientas me encuentro
con la voracidad de la ausencia,
con la necedad vuelta necesidad
de un trago entre noches silenciosas
en las que brindan conmigo
los demonios y esa mitad de mi
que murió en el pasado efímero.

Por que de humo soy
y nada miro cuando me acerco
a cercenar en tus ojos mi reflejo,
cuando pretendo después del alba
anudarme la corbata y convertirme
en el hombre de bien
que ambicione bajo la piel,
del presente su deseo.

Pero pierdo la voz
entre caña y alquitrán,
entre mansas mareas
que no vienen ni van
con su eterna canción
de grises odiseas.

Y no creo en la blanca verdad
de un vuelo de palomas,
en los pechos de esa Mujer
que me abraza ardiendo
en su ansiosa necesidad
de creerme poeta,
en esa obtusa levedad
de lo no podré ser.

Pero hay más que un verso
saliendo de las sombras
a mi inevitable encuentro
cuando es esta boca
la que sufre sin besos
entre la noche que te nombra.

Pero hay una piedra en el camino,
un estertor de precoces moribundos
atados a un precario destino,
un vicio triste y nauseabundo
errando bajo calamidades
revestidas a media luz de deidades.

Y cuando no has de leerme,
sólo me basta el cinismo
de este latido perenne
para acabar conmigo mismo.

octubre 21, 2012

Con las alas distraídas

Algunas noches, cuando tendido
en la pradera del ensueño me encuentro
mirando la necedad de las aves
huyendo del invierno,
cuando logro acunarme
en la tristeza en la que sin restricción
todo el mundo cabe,
me invade como al enfermo
las convulsiones y la fiebre,
como al realista la condición
innata del pesimista
y no logro más que camuflarme
entre el vaso tercamente idealista
en el que no amenazan
las sombras con matarme.

Me beberé la vida,
me fumaré un cigarrillo
presenciando a la muerte
de las aves que hallaron infiernos
plagados de distancias
y altos vuelos,
me estancaré en el verso
con las alas distraídas.

octubre 20, 2012

Solía ser

Solía disfrutar de la poesía
en esas noches turbias
en las que se estancaba
el calendario en enero;
bebía, y mi llanto vuelto tinta
clamaba por volver al tintero,
por elucubrar lo vivido
aunque la vida hubiera muerto,
por desenmarañar el latido
prendido bajo el vientre
irremediablemente cierto.

Siempre fui un tipo callado
que sin embargo sonreía
ante las luces del levante,
un solitario caminante
entre la lluvia y las sombras
por las nubes carcomidas,
un soplo de mar cabizbajo
dentro de una caracola rota.

Y fue mi boca portadora de verdad
y de banderas con tibias y una calavera,
fue aquel espejo sin espejismo
del que la gente sin más huía
cuando en él, no hacían
más que encontrarse a sí mismos
perdidos entre su propia realidad.

Solía también, asirme de la mano
de un par de acordes en franca melodía
de mi empolvada guitarra,
recorrer los parajes por donde alumbra
la Luna a pesar de estar parado
bajo un techo haciendo cofradía
con la ausencia vuelta un fiero tejado.

Y embadurné mis sueños de un barro
que la lluvia no adelgaza ni lava,
del tintinear de una mano esclava
que busca y rebusca en los bolsillos
aquella plata que ha de dañarme
más que en los labios mi eterno cigarro.

Siempre fui el imbécil de ojos pardos
que cercenaba su tenue bramido
ante el candor de una fría bombilla,
aquel que aún con padre se sintió bastardo
de glorias y guirnaldas, de soles concebidos,
con la cruz de la resaca como astillas
lacerando sin temor alguno al pecho,
como el poeta que ha de dejar el alma
entre papeles blancos y su letra en calma
transparente, a pesar de estar deshecho.
 
Y aún sin conocerte me has dolido
o quizás será que  me has causado miedo,
un escozor en aquel bajo vientre
sin lujuria, donde crece el siempre
de la carencia entre la mano y los dedos,
cuando la hoguera ha perdido
la madera en que arde crujiendo quedo.

Solía ser aquel tipo que en su tristeza
encontraba al demonio vestido de muchacha,
ese incivil faquir de alas laceradas
recontando en su costado las hachas
que terminaron por anidar en su cabeza
como una lujuria desangelada.

Siempre fui aquella boca de río,
una ola estancada entre tenues marismas
recorriendo las rocas y la fina arena,
un temblor a oscuras, un ardiente escalofrío,
un par de besos caducos en la alacena.
 
Y no he de abrazarme a la mentira
cuando digo que fui un rapaz soñador
-como tantos otros que ya han muerto-,
por que no ha de quedarme más remedio
que ese pasado en el que me repliego y soy
mi propio sueño, perdidamente enamorado
de aquel que hube de ser,
ante el umbral desmesurado
donde las sombras sin más bailan
aquel penoso vals del perecer.

Por que he de ser un alcohólico
que intenta versar a toda costa el mundo,
un resucitador de cruentos pasados,
un eterno catador del cáncer del tabaco,
un elucubrador del presente inmundo
que ha de sufrir cuando me escuchas
y en mis palabras te quedas pensando.

Solía ser como tú
en aquellos tiempos
donde la Luna
pensé azul.

Para Paulina,
que según me ha dicho
estudia filosofía,
y me ha dejado ver
que entre su pensar y
su latido se encuentra
un mar enreverado.

octubre 14, 2012

27

No importa el día, la nube esponjada
alegando en la mirada su brillo
fugaz, su fragilidad embaucada
a los sueños que habitaron castillos
de arena derrumbados por las olas.

Hay una chica linda que mendiga
afuera de los bares contagiados
de borrachos con repletas vejigas,
y sus manos son un sueño dorado
bailando un vals de pétreas caracolas.

Pero no importa el día y su arrebato,
el rostro de la Muerte con careta,
los bigotes del Diablo vuelto un gato,
el sol en lo alto con todas sus tretas
pretendiendo alumbrar desde gayola.

Dos tipos inhalan su poca vida
desde una precaria lata amarilla,
ajenos a su grandeza prohibida
como aquel beso en sus tristes mejillas
haciendo las veces de una pistola.

Y sin embargo han de darme lo mismo
cuando nocturno entre un trago me envuelvo,
sujeto a la candidez del cinismo
de este corazón mío que devuelvo
sediento de alquitrán y fumarolas.

Siete Putas buscan certeros dioses
bailando en el trajín de sus caderas,
entre sus bragas repletas de adióses
a pesar de saber fútil su espera
iluminando en sus pechos la areola.

Pero les mando un crudo buenas noches
y todas mis palabras desgastadas,
si es que me miran con sutil derroche
y no intuyen mi cuenta lacerada
muriendo a la luz de una gris farola.

Un niño toca una balada triste
a costa de un acordeón heredado,
a costa de un ave sin más que alpiste
que ha de morir sin agua atragantado
por esa antigua legión española.

Y nada importa en estas horas pardas
en las que tiembla sin razón la vida,
en las que las letras serán bastardas
y la luz en lontananza prohibida
maldiciendo al demonio por la cola.



¡Y qué feliz cumpleaños
ni que la chingada,
si sigo las huellas del daño
como pasión inveterada!

octubre 11, 2012

Más que la propia nada

Tal vez me viene en gana
pasarme la noche en vela,
fumarme un cigarrillo
con la Muerte desterrada
de tu boca color grana.

Quizás sean mis manos
entre malsanos ovillos
y pasiones ventiladas,
o esos ayeres carcomidos
por el demonio vencido
ante la carne podrida
de un pasado perdido.

Tal vez me viene en gana
beberme la aurora inclemente,
brindar con la ausencia
que me vomita de la cama
cuando me llega el mañana.

Aunque quizás no me venga
en gana más que la propia nada
vagando por las blancas paredes,
anidar dos golondrinas pardas
entre mis laceradas costillas,
tragarme de un bocado mis palabras
con su carencia, con sus peces sin redes
encajados en los ojos como astillas
que no arden, sino que simplemente mueren.


octubre 09, 2012

A un pequeño ratón que me visita

Es un pequeño bribón
que de cuando en cuando
sale y me mira,
y acusa en los bigotes
un cinismo admirable,
una insolencia a la vida,
una negación al azar
con la lentitud de su trote.

¡Y yo que tan a punto
he estado de matarle
sin temor al arrepentimiento!

Toma un pedazo de pan
y mis peces sin multiplicar,
mis poemas, mis ganas,
mi corazón teñido en grana,
roedlos hasta encontrar
en ellos el candor del alba.



Mi ramillete de flores marchitas

Con este ramillete de flores
marchitas entre las manos,
me siento al pie de la escalera encalada
y contemplo sin mayor pretensión,
el nácar impoluto de la Luna.
Es octubre y hace frío por las noches
en que a lo lejos rugen los coches
y del letargo han de sacar
al hombre por las sombras
malditamente empedernido.
Siento algunas veces
como ésta, la respiración
de una Muerte queriendo morirse
entre el candor de incivil
de su franca guadaña
y el vaivén desangrado
que tristemente acuna mi pecho.
Y siento cada pétalo entre los dedos
vuelto humareda y fuego y cenizas
escapando a toda costa de mis manos,
tratando de llegar al cielo.

Y tengo entre los labios un beso
al arrullo de los ojos que me miran
sin mayor brillo, que el de andar por ahí
entre mi verdad y mi mentira,
sujetos a la hondonada que acuna
cajones de recuerdos llenos,
canciones que en la mente perduran
por que fueron concebidas como dagas,
poemas que no llegan a ninguna parte
por no tener piernas,
de una voz que hace mutis cuando canta.
Y no soy nada, sino una pétrea figura
con los brazos abiertos,
un verso transfigurado
del que nada saben los mares
que te traen cuando me encuentras
con este ramillete de flores marchitas
entre las manos,
sentado al pie de la escalera
con el ser macilento.

octubre 08, 2012

Sigo el camino

Sigo el camino de las calaveras,
el rizo de la cola del demonio,
el crujir del fuego ante la madera,
las huellas perdidas de un unicornio.

Por que el mundo no es sino la creación
de uno mismo transitando la vida,
el arrastre de menor a mayor
de una noche cada vez más sentida
al pie de la hoguera en la que no ardemos
cuando más merecemos ser y arder,
lentamente, como infieles blasfemos
de la profecía de perecer.

Sigo el camino del pecho encalado,
la escalera que no conduce al cielo,
el costado audazmente lacerado,
las golondrinas con su adios en vuelo.

Por que el llanto es más que un pedazo de uno,
es la piel dejada como la escama
que perdura entre la lengua y la cama,
entre el deseo cruel e inoportuno,
es la sinrazón de aquella razón
que nos mantiene a medias luces vivos
cuando no es sino espejo en esteror
la Musa que dicta mientras escribo.




octubre 04, 2012

A media noche

Esta noche,
con su cuarteto de tragos
en vaivén elucubrado
me han  llevado a recordar
el pasado anclado
al duro presente,
a estas ojeras inclementes,
al mar como necesidad
de la sales que en tus labios
me carcomen las ganas
y  me piden humedad.

Pero hace tanto
que la lágrima no sabe
de mis mejillas pétreas,
que mi piel de arcilla
no ha de lubricarse,
que el sol no tiene clave
ni mayor oración
que un susurrado "salve".

Y algunas veces pienso
en ti como iguales,
como el eco de un espejo
que cura sin curar
mis añejos males,
y no es entonces
lo que busco de ti
y por tanto me alejo,
por que pretendo
entre tus formas
y las ondas de tu cabello
ser la antítesis remota
que te escribe una nota
con su irremediable sello,
con sus labios de hojalata,
con su letra que remonta
después de la charla
un sentido hasta luego,
un barandal sin riesgo,
un madero a media noche
prendido sin fuego.




octubre 03, 2012

Estoy a la espera

Estoy a la espera
de que me lleve el diablo,
que se caiga a puñados la Luna
directamente al mortero,
de que la muerte
me trague entero
y después me vomite,
incivil y viciada como la suerte
de la pasión descrita
en una boca inoportuna.

Por que espero
entre los muertos
sin más que conmigo,
acunando noches pardas
como salvo amuleto
del daño que causa
el golpeteo de la lengua
como lluvia desierta,
entre las dunas de arena
formadas bajo tu ombligo.

octubre 02, 2012

De lo que puede ser

Pueden ser las dos o las tres,
rebotando en el reloj macilento
y sin embargo no me importan
las ojeras por la mañana,
las garras del demonio
escondidas bajo la almohada,
el cúmulo de alquitrán
alojado entre pecho y  garganta,
las ganas carcomidas
ante aquellos nublados días
cuando más necesité al sol.
 
Puede ser la manera sumisa
en la que me bebo el magma
que regurgita desde dentro,
las luces siempre bajas
y esta voz mía apagada,
la mancha reflejada en el cielo
llamada Luna y nacarada
como aquella esperanza
que resucita de la remembranza.

Quizás yéndome muy lejos
puede ser el perfume y el aliento
de la carencia quien habla
por mí, en esta noche enraizada
al farol de unos ojos enormes
que a pesar de nocturnos y bellos
no dejarán nunca de ser cenicientos.



A María Alvarado, sin más
que el eterno agradecimiento
por que fueron sus ojos
los que posaron primero
 en este irremediable verso.

septiembre 28, 2012

Propiedad privada

Pero tengo mi trago,
mi cantera de letras
anunciando lo mismo,
mi nocturno cantar
tan quedamente envuelto
de este burdo cinismo.

He visto a una chica hacer malabares
con una horda de afiladas hachas,
mientras mi pecho sin más elucubra
carcomido por siete cucarachas.

Pero he de tener mi voz,
mis palabras añejas
que callan mientras dicen,
una vileza tenue
a la que llaman alma
que los sabios maldicen.

He visto a una Mujer despavorida
correr, huyendo de un triste machete
que cortó sus sueños y su blusa lila
a costa de un amor cruel y demente.

Pero tengo un palpitar,
en la sangre dos fuegos
batiendo y debatiendo
la grandeza de un vicio
encallado en la Luna,
que se va derritiendo.

Pero he visto el albor ante el espejo,
he visto mis manos siempre vacías
he visto las soledades desiertas
pretendiendo una luz y un todavía.

Pero tengo este verso,
esta noche estrofada
alejada de un mundo
que nada intenta saber
del pecho si profesa,
un hedor nauseabundo.

También he visto el delirio alojado
en mis ojos terriblemente pardos,
cuando han de cerrarse, para soñar
el mismo sueño de cuervos bastardos.

Tengo dos caracolas,
un sepulcro marino
con sales y suspiros
prendados al levante
camuflado en la arena,
acechando el retiro.

He visto la abertura de unos labios
queriéndome dentro cuando soy menos,
cuando de nada me sirven mis sabios
ni esta métrica los llena de cieno.

Tengo una espina malva,
un escozor maldito,
dos costillas de barro,
una copa mezclada
con talio y alquitrán
cuando llueven guijarros.

septiembre 25, 2012

De los niños y los borrachos

Dicen que los niños y los borrachos
sin quererlo, siempre dicen la verdad:
de niño mentí jamás,
de borracho un "nunca más"
me llevó a buscar una ínclita beldad
situada entre la gloria y el empacho.


septiembre 23, 2012

De poco servirán

De poco servirán todos los días
de guardar, cual podridos ramilletes
reunidos en torno a los sueños rotos,
los besos guardados en la alacena,
la distancia ante malas compañías,
esa horda de dioses en templetes
provocando morales terremotos,
la historia de Jonas en la ballena,
la virtud magramente originada
de la noche y su carencia preñada.

septiembre 18, 2012

Voy

Voy acarreando entre las manos
un suspiro liquidado por los tiempos
y la aves que buscan carroña
a media noche, cuando mis ojos
muertos lucen despiertos,
taciturnos, alojando el mar
y su vaivén azul e inquieto,
queriendo resanar las grietas.

Voy siempre de adentro hacia afuera
hilvanando latidos cobardes
con los temblores nacidos
en silencio y bajo el vientre,
como el humo y su espesa voluta
que se estanca en tu cintura,

Voy desertando de la vida
poco a poco, después de un trago
que el sentimiento arremolina
si es el cuarto y mis cigarros
se han consumido en mi pecho
y he de toser en una esquina
de la habitación lacerado.

Voy como imbécil mirando
del autobús la ventanilla,
esperando encontrar los escombros
de aquel que nunca fue
carne fresca en la vitrina,
de aquel que tuvo estrella
y salvas figuras de dioses
donde arropó su cantar
y su mensaje en la botella,
sin pensar siquiera en "a dioses"
que la lengua hubieron de matar.

Voy siendo el mismo poeta
que jamás quise ser,
aquel a afiliado a la liga
de los sueños perdidos.
aquel necio al menester
del verso triste y sentido
sobre la carencia del ser.

septiembre 16, 2012

Mi sobriedad y mis alas rotas

Si sigo a tientas
la luz que me llama,
terminarñe hallando el lugar
donde enmohecido está el pan
y los peces flotan todos muertos.

Pero mira a los perros
ladrar con el corazón puesto
en la nariz, míralos
como respiran tranquilos
cuando se entregan al sueño
y duermen a pesar
del estomago vacío.

Y no es esto ni aquello
lo que me causa congoja,
no es el alba que me tiembla
si recuerdo tener alma,
cuando no hago más
que elucubrar cargando
mi sobriedad y mis alas rotas.

Pero mira a las Putas
sonriéndole al miserable
caballero que no les nota
el corazón en los huesos
asomado en un escote
carnalmente indiscreto;
míralas como el frío
no resientes por estar
adecuadas por siempre
a la transparencia del hielo.

Hace ya bastantes siglos
que mi andar no se acompaña
de los retazos de sueños
que recubrieron alguna vez,
mi razón y mi cuerpo,
a la espera de la noche
más incivil y más larga
en la que pudiera ser
el equilibrio entre antídoto
y suculento veneno.

Pero mira la Luna
indómita siempre y necia,
con su conejo mutado
en demonio ensimismado;
mírala entre el nácar y el blanco
al que jamás llegarán
mis trazos ni mis flechas
que no buscan matar
sino lanzar un llamado
a aquellas olas sin mar
donde brillo he reflejado.

Es tanto el humo anidado
en mis gastados pulmones
que el viento no me llena
sino de sombras y estertores,
de rancios olores dispuestos
a esta letra que me cercena
el pecho a costa de los soplidos
de un lobo que aun intenta
aullar, después de muerto.

Pero mira aquella escalera
encalada y su funesto tejado,
arropando al pueril poeta
que debate el mañana y el pasado,
y que ante la nada
se queda mirando,
enajenado y callado.

septiembre 11, 2012

Y aquí me tienes

Y aquí me tienes, en un borde
de la noche previamente anunciada
por una bandada de estertores
que volaron tan alto, que nunca
a ningún lado fueron;
con el recordatorio de la tinta
exprésamente negra
sobre la más amarilla renuncia,
con la melancolía por todos
los días sin más agendada.

Sabéis que me he cansado
de un pregonar que nada vale
a la luz de una vela cansina,
de darle fiera batalla al silencio
con la lengua devorada
por los ratones que ahora amigos,
me han enseñado a refugiarme
entre mis más íntimos rincones,
bajo las sábanas de alquitrán
en las que asfixiado muero
para resurgir de una voluta de humo
en la que imagino, está la paz.

No queda más que la música
del ir y venir de la gente que pasa
a mirar un rato, y luego la memoria
por azar y por este actuar citadino
al llegar a casa, amoralmente destaza.

No soy sino el brillo de un amor
en los ojos que miran lo perdido,
la hojarasca de un bosque talado
por la mano de una máquina
que de pronto despertó siendo
un hombre masoquista y ensimismado,
que nada sabe ya del pecho
y del retoño, que necio
ha de crecer de aquella lágrima
que me brota de las manos.

Y aquí me tienes, con mis papeles
vueltos trizas latiendo descorazonadamente
esperando que el ayer del mañana,
la cara no me pinte de este payaso
que cada vez menos ríe
y cada vez más, arranca carcajadas
de aquellos que viven
abrazados a un mundo de oropeles
en los que sólo, sin saberlo malviven.

Y aquí me tienes, con la caligrafía
de tantos y tantos cuadernos que buscaron
la escritura perfecta que siempre ignoraron
aquello del pecho vuelto en un sentimiento
que nada sabes de trazos ni sofismas.

Pero me queda aquel nulo valor intacto
de decir frente al espejo: más no puedo,
la alevosía de la mística verdad después
de traer arrastrando por el gris suelo
y una hoguera que ante la leña
cruje y los demonios reverdece,
me queda un minuto ciertamente a solas
donde puedo escuchar que los cuervos
a mi vienen, siguiendo las olas.

septiembre 10, 2012

Que no te sirva de estrategia

Que no te sirva de estrategia
esta verdad que llevo en los bolsillos,
por que es mi verdad quien a diario miente
con la franqueza más vil del demente.

Ayer me hubo matado la certeza
mucho más que un par de veces
mientras bogaba a contracorriente
por sobre un mar de textuales caricias
que expiraron desde que perdí
la voz y en la mirada la grandeza.

Pero un volcán es mi tétrica virina,
mis ganas son comidas por ratones,
mi vicio elucubrado por crestas marinas
y mi amor se envuelve en malvas pasiones.

¿Qué más da si me muero o me matas,
si me pateas el culo o la boca me besas
si el reloj no para y la noche es siempre
lugar para fatídicas empresas?

La vida es dura, un día me dijeron
y yo tan sólo asentí con la cabeza.
No sabía cuan dura era,
no sabía el valor de la belleza.

septiembre 09, 2012

Regalo de Cumpleaños

Perdóname por la veces
en que en silencio y sin más
he guardado mis labios,
por las noche que no he llegado
a desenvainar mi alma y mis manos
para dibujar en tu espalda
un sentimiento en alcatraz.

Perdóname si no he podido
ofrecerte un baile de estrellas
de brillo febril y nacarado, 
a la más incivil orilla de la cama
donde he de debatir la razón
de aquellos sueños desangelados
que escaparon de mi botella.

Perdona los disturbios,
los vicios en mi forjados
a fuerza de noches y noches,
las manías y las ojeras
que a diario sin más me crecen,
con mi ungüento de derroche
de latidos crueles y lacerados.

Perdóname por todos estos años,
por la ausencia si es que estado
atado a la indecencia del verso,
por que éste sin más me llama
cuando menos soy y más siento
de tu boca esperanza y universo,
a pesar de un cielo lacerado.

Perdona este verde de mis letras,
esta loción, estas largas caminatas
que no me conducen a ninguna parte,
este palpitar endiablado y virulento
del que nada saben los médicos,
ni los sabios a pesar de su estandarte
en negro imitando a los piratas.

Perdóname los pasos sigilosos,
el beso que ya no llega cuando llego
tan ensimismado y tan sediento,
buscando reposo y pueril calma
cuando soy temblor y agua marina
que arremolina un mar de abatimiento,
en estos tiempos de sangre y fuego.

Perdona la pobreza del regalo,
la vaguedad y la terrible franqueza
de mi voz escrita sobre el papel,
mis flores por estar ya marchitas
meditando con el mar en sintonía,
mi latir entre tu abrazo cual dintel
soportando mi ser y mi flaqueza.

septiembre 03, 2012

En mis bolsillos V

I

Que proféticamente maldita
la cara de la Luna esta noche
envuelta entre despeinadas nubes
de las que sin más resurge.

Y yo, con media botella de ron
ligado al paladar, calentando
mis entrañas cuando mis ganas
son tibias y en su letargo suben
al cielo mascarado por un rato
tan sólo para desde más alto caer.

Y ahí está, y de pronto ya no,
y me tira al soplo del viento
un par de cenicientos besos
arrebatados de mí
por el designio del tiempo.

Sin embargo es estampa hermosa
de la penumbra que me abraza
bajo la fría soledad que se aloja
entre mi lengua y mi verso
que funge como espada.

II

Si alguna vez
cuando menos lo espere
-bebiendo un trago,
fumando mi fiel tabaco,
hilvanando un pueril verso,
o enajenado en mi pensar
macilento incubado en el vientre-,
me sorprende inmaculada
y sonriente la Muerte,
le haré un par de veces el amor
para que en ella
me quede por siempre.

Pero eso pienso ahora,
siendo ante la segunda copa
aún caballero galante,
un soñador que espera
que ella misma, a mi delirio
se preste.

III

Estúpido es querer abrigar
el universo entre las manos
cuando no somos más que carne
dispuesta en la estufa
que ha sido encendida,
por la llama del infierno
calcinando una vez nacidos
el alma  y el corazón
cuando hubo en apogeo,.
cuando carbón somos,
cuando ya estamos Muertos...

IV

Llevas el pecho altivo
y el sueño vestido de blanco,
la osamenta de los tuyos
ya olvidados por el tiempo,
un luto inocuo y desconocido
cuando buscas un beso
como agua en el desierto.

Y es entonces
cuando el espejismo
te consume
y los pies se llenan
de sal y olas marinas
que vienen y nunca se van
en total carestía.

Deberías dedicarte a Poeta:
o te mueres de hambre
o te embauca un domingo la gloria
de anidar en miles de labios
también sedientos,
pero sintiendo euforia.

V

Resulta más que claro
que mi voz es desconocida
y se rehusa al fuero
de la letra en la que me entretengo,
por no tener más lugar donde arder
que en mi propio y lento fuego,
mientras me anudo la lengua a los labios
y siniestramente en cenizas me debato,
cuando la pluma y el papel piden clemencia
y me embauca el corazón y la demencia.

He de ser sin más lo que debo,
lo que soy y sin más seré
ante tanta noche y un retazo de cielo,
con el cobijo mis ganas
y en el que un buen día
espero recobrar mis sueños.

VI

Un par de monedas le he dado
a un niño que toca el acordeón
y viaja con los pies desparpajados
a bordo de un vagón anaranjado.

Y ahora me pregunto si alcanzarán
esas dos grises monedas
para pasar una noche sin el alacrán
vuelta un gusano de seda.

Un par de monedas le he dado
sin contar con el azar de las horas
en las que el sueño nos ha quitado.

VII

Y así, demasiado viciado
por el hombre que otrora fui
y ahora ha mutado en gato,
no soy sino razón de alegato
entre lo que soñé y lo que viví.

Pero el más certero recuerdo
siempre será un mal consejero.

 Por eso olvido y después bebo,
para recobrar la claridad
de un pasado que fue incierto.

agosto 28, 2012

No es que te quiera

No es que te quiera
en el peor de mis momentos
a mi espalda trenzada,
es que te requiero blanca
deslumbrando la luz
que entra por mi ventana
a las seis de la mañana,
tan sólo por crear
el verso más sentido,
aquel que ajeno a la realidad
sea sin más el más real
y el más descolorido
ante un mundo fatal.

Cuando te quiero,
de tajo no me quieres
y cuando has de quererme,
el tiempo me enluta perenne.

Hoy que reparo

Hoy que reparo en mis huecos bolsillos
he de saber de la deuda que tengo
con el sol si se demuestra amarillo
entre las noches que ya no tengo.

Siendo el juez que a toda costa comparte
una caricia escueta en el cajón,
no puedo menos que heredar mi parte
de culpa oxidada en mi oración.

Habrás de mirarme yendo y viniendo
con la corbata ciega y anudada
engañando un pensar tan virulento
como la misma noche descarriada.

 Tus caderas me prensan soñoliento
al baile de aquellos muertos que viven
de néctares insalubre sedientos
donde las plagas sin más sobreviven.

Pero volviendo un poco al fiero atrás
en el que las Lunas son la savia
en la que tus pechos desnudos jamás
hallaran mi letra y su espesa labia,
he de morirme en la cruz embalada
de una esperanza del roce aceitado
de ese deseo sublime y encalado
sobre la Luna y tu espalda erizada.

Yace triste mi alma

Yace triste mi alma entre blancos huesos
a la luz de una bombilla maldita,
a la espera de las crueles termitas
que carcomen el recuerdo y los sesos.

Soy un paraje de pronto olvidado
por la lágrima que no tocó el suelo,
la sombra que jamás llegará al cielo
de un hombre enajenado en el pasado.

No era yo aquel que te llamaba febril
inmerso entre la sangre y la hondonada
de aquel Marzo esperando ansioso el Abril,

en el que las aves desencajadas
pretendieron mi latido más que vil
atado a tu cintura inmaculada.






agosto 23, 2012

En mis bolsillos IV (parte II)

VI

Furtivamente te he mirado
a contraluz,
con los puños cerrados
por la rabia no querer mirarte
como el feligrés a la cruz,
como el suicida a las ganas
de tirarse por la ventana.

Disculparás si en mi sueño
tan pesado y tan incierto,
mi boca busca unirse a la tuya
en un trance dulcemente lento,
que desemboque con premura
en el oasis que seduce mi sed
cuando estoy mas sediento.

VII

Me invitas a bailar.
¡Y qué bien!- me digo-,
si al menos mis pies
en lugar de tropezar,
a tientas -y me maldigo-,
encausaran el viejo un, dos, tres...

No bailo más que la letra
que de mí desconoces,
entre noches solitarias
con música y escozores.

VIII

Correré el riesgo de morirme
en la raya de los que no hicieron
el más ínfimo caso,
sonriendo ante la dureza
en la frente del paredón
con mi verso y mi nariz
de payaso.

Tírame un par de besos
y una fiera plegaria
por la salvación de mi alma,
cuando me encuentres ajeno
escribiendo rapaces versos
rayando el mar y el alba.


 

agosto 21, 2012

En mis bolsillos IV

I

En las avenidas ya no crecen flores
y tan sólo me encuentro volteando
la mirada hacia la ventanilla
que enmarca una feroz Muerte
tan sonriente y tan vestida de payaso,
soltando carcajadas amarillas.

Podéis hacer de mi esqueleto
un amasijo de acumuladas penas,
una pelota que arrastre sin rumbo
uno de esos raros escarabajos,
o podéis, en el peor de los casos
hacerme el hombre más feliz
que de noche se bebe el mundo.

Pero de pronto noto la pobreza
más vil de todas las que conozco,
cuando miro el reloj que carcome
las flores de las anchas avenidas
por las que soy y la penumbra recorro,
con mi cirio cruelmente enlutado
al esperar el alba, sin ti, insomne.

II

Con un pie bien puesto
sobre la rigidez de la nada
cual roca, alisto mi bandera
después de alojada en tu boca.

Ante el espejo, es cierto,
me doy un aire de invulnerable,
de espinoso cactos en sequía
incluso en el más cruento desierto,
y soy como el más negro cuervo
detestable
buscando en soledad cofradía.

Una copa o dos, quizás tres...
Bah! ¿Y qué importa
el sueño de un rapaz que vuela
a pesar de tan anclados los pies?
¿Y qué si en nada puede o reconforta
el demonio que a mi pecho se cuela?

Mucho ha contado mi pecho en pena
sobre la ausencia y sus reveces,
sobre la sangre acumulada en las venas
a media noche
-la mayoría de las veces-.
en las que la Luna repta, tranquila,
sobre mis ganas en tu vientre.

¿Y qué más dan estas deshoras
con el latido vilmente desbocado,
sin mi brazo atado a tu cintura
a pesar de su candor y su soltura
en esta latitud de parajes desolados
en la que camina la Muerte traidora?

Pero yo ya he muerto y he visto
ese todo tendiendo a menos,
he visto, mi mirada perdida
y también esta corbata en mi cuello
aferrándose a los senos
de una Musa dulcemente ficticia.

He visto el lento morir del ciprés,
la danza las Lunas insomnes
cuando lloran olvidadas,
he visto el diario disfraz del ser
cuando recita quedo tu nombre
antes de saltar a la hondonada.

Pero soy sangre derramada,
un trago a solas, una luz apagada,
un demonio con blancas alas,
una quimera desangelada;
soy un cadáver embalsamado
nutrido de un recuerdo con balas.

Y sin embargo me miras
con la indiferencia del reojo,
cuando apenas el cielo es rojo
y mis labios desconocen la mentira.

Mucho ha contado mi pecho en pena,
mientras escribo y afilo la navaja
que pretende desnudas majas,
muy a pesar de que me cercena.

III

Bien podría arrancarte del sueño
en el de pronto te sumerges,
tan liviana como viento del sudeste,
y pretender ser del mar su soplo
y de tu pecho tu dueño.

Pero bien lo sabes, o lo has de saber:
prefiero hacerme el imbécil trastocado
que embriaga de tristeza el confeti
que a media noche me salta de esta voz
tan efímera y tan dulce cuando en silencio
recito algún poema de Benedetti.

Mi estrategia es morir viviendo
mientras tu vives muriendo
sin mirar mi noche inmersa
en el día, y también viceversa,

IV

Quizás no haya nada peor
que la tristeza en soledad.

Se puede ser triste en compañía
de los amigos aunque no lo sean,
de aquel amor que duró dos días,
de la necedad propia y desalmada
de las letras que buscan perdidas
un rincón para guarecerse de la nada,

Yo no he de buscar la luz y lo bello,
sino la lucidez clandestina de un latido
que a mi lado palpite, fiel y sentido
brindándome al menos un destello.

¡Salud entonces, voraces esqueletos,
por la parranda jamás compartida,
por los días a las noches sujetos
de la más cruel verdad impartida!

V

Del amor poco puedo decir:
Ya sabes, lo mismo de siempre.
Caderas lindando el desengaño,
suspiros vilmente enajenados
por el ritmo incivil de un vientre
que aleja de pronto los daños.

 Pero ya después todo muere...

agosto 11, 2012

¿En que racimos floreces?

¿En qué racimos floreces,
bajo que hondonadas terribles
te escondes mientras
de mi lluvia te guareces,
tan apartada y tan fría
como la muerte que a tientas
busca ser del todo mía,
sin pensar en panes ni peces?

Y no es que espere aquí sentado
que a quemarropa me respondas,
cuando me sirvo el cuarto trago
de esta noche en la rotonda
donde el león ha de buscar algo
en mis entrañas que esconda.

¿Sobre qué edenes tu néctar se posa
en alegatos, negándome la dicha
de ser sin totalmente ser en arrebato
la carne que se afloja en la desdicha
de andar como el gato en el tejado,
cazando en el estomago mariposas?

Y me entretengo en las aristas
de una penumbra sin colores
rayando el alba en estertores
cuando soy en pobredumbre artista.

¿Bajo que notas estarás colgada
de los pechos de un par de acordes
que regurgiten odas plagadas
de carestías en el filo de un borde,
en esa hora en que maldita y hastiada
el vientre del demonio engorde?

Y me proyecto entre las grises ventanas,
bajo el  rayo de Luna emancipado
y las olas que en mí han menguado,
sobre mi pecho y su grandeza enana.


agosto 08, 2012

En mis bolsillos III

I

La mañana rompe con sus claros
inundando el cristalino
y el alma, emancipada del sueño
ha de alejarse de todo lo divino.

Nunca bebas a las seis de la mañana
y mucho menos
de aquel elixir reluciente
de la flor de la caña.

II

Y uno entra al mundo del capital
por aquella irrazonable razón
de querer ser alguien real.

Cuento mis monedas,
he de hacerme de composta
para fertilizar mis bolsillos,
me anudo la corbata,
me hago íntimo amigo
al despertar del rastrillo.

Y uno se siente portentoso
ante el brillo maculado
de un pensar pretensioso.

Vuelvo a contar mis monedas,
bebo sin duda mejores tragos 
acompañados de mi fiel tabaco,
peino a diario mis cabellos,
embadurno de certeza
mis ojos cada vez más opacos.

Y uno se reviste de ademanes
y hace uso de la retórica
como lo hacen los charlatanes.
 
Cuento mis monedas,
he de llegar a rastras a casa
hambriento y empedernido,
para mirar la Luna en lo alto,
para aceitar los engranes
y mirarme vacío y desvivido.

Y uno se siente acechado
por los números cuando rojos
emulan a cualquier dios lacerado.

Cuento mis monedas,
he de sonreír a viva fuerza
de una alborada sin sabor,
de escuchar el tintinear del cobre,
del saberme vano y perdido
de mi pecho en clamor.

Y uno siente la fuerza del mar
surcando bajo los párpados,
y uno requiere, así sin más
un racimo de ese cielo etiquetado
en estos tiempos malvados
en donde todo ha de naufragar.

III
.
La ciudad no duerme
a pesar de la ausencia
de luces y del cantar
del grillo enajenado,
en cada tenue latido
nace una vez -y muere
otras tantas- esa insípida gloria
de sabernos en el rojo del albor
sedientos y mortalmente vivos.

Mucho he caminado
para llegar a aquel sitio
donde jamás he estado,
muchas Lunas han visto
mi frente sin laureles marchita,
a pesar del vendaval en alto.

Pero todo ha de ser quizás
el mismo viejo alquitrán
rondando las entrañas
y las ganas de más,
todo debe ser una broma
pueril y francamente tonta
de un dios sin edad.

Las seis con trece
y un par de whiskys
me cantan canciones
que ya había olvidado
y la nada acontece;
las decenas de cigarrillos
que a diario he fumado
mis pulmones aún no adolecen
este vicio enraizado
de amores emancipados.

Y sin embargo la ciudad
no duerme, ni respira
siquiera en la quietud
de prolongados vicios
que rememoran virtud.

IV

Ha de tener razón el poeta
que antepone irracionalmente
el corazón -incluso en estertor-
al raciocinio de una mente
que no ha nacido para esteta.

Ha de tener razón por el hecho
más simple de no tenerla,
por hacerse el imbécil en un lecho
carmesí simulando el nácar de las perlas
en el fondo de un océano deshecho.

Ha de tener razón inequívoca,
por que me juego la vida
entre calcinadas epístolas
a las pasiones perdidas.


Ha de tener razón el poeta
cuando espera a su musa
sujetando una escopeta.

julio 25, 2012

Incluso

Incluso en el sopor de la noche
que se traga de un bocado a los muertos,
entre las remembranzas cual manzanas
sin Evas ni Adanes, sin huerto,
sin más barro para una costilla
que sirva de repuesto;
incluso en esa fiera humareda
que voraz me envuelve 
a la luz de la bombilla,
no hallo más que sentirme perenne.

He habitado muchos años
aquel país de ningún lado,
me he sentado en la misma silla
versando mis sombríos relatos,
entrelazando copa y tabaco,
quizás tratando de aletargar
mi fiel latido al desencanto.

Incluso en la más ínclita verdad
a través del espejo hecha mentira,
sobre la razón del corazón
que se quema lentamente en la pira,
sobre las lápidas grisáceas
que las flores marchitas miran;
incluso en el candor de la renuncia
que me embauca y me seduce
con la grandeza de sus pechos dulces,
no hallo las vías donde el tren cruce,

He sido poco más que la sombra
de un hombre un día sin luces,
he bebido despertares insomnes
anhelando cementerios y cruces,
una caída del cielo de bruces,
un pasaje tranquilo y pagado
a donde al olvido hay autobuses.

julio 19, 2012

Fueron de ti

"Sobre la bóveda celestial yace enardecida la Luna nacarada
sobrecogida y al igual que esta sombra embriagada
por beber desmedidamente del cáliz que el bardo nocturno derrama
cuando el ensueño comienza a abatir las alas..."
Vianey Nájera.
Fueron de ti, los pies y un hasta luego
que al cabo del tiempo se volvió eterno,
los latidos del pecho sin gobierno,
tus noches acompañando mi fuego.

Fueron tus demonios entrelazados
con los míos silenciando un presente
que era nuestro y sin más vil disidente
de la vida hasta sabernos pasado.

Fueron sin más tus ojos mascarados,
la certeza de hallarte en el espejo
cubierta por mis muros acolchados

sin mayores mentiras que el reflejo
de una Luna con su aliento enraizado,
sin más que mirarte sin catalejo.





julio 18, 2012

Hoy por la tarde

Hoy por la tarde
vi mendigar a un chico
al que le faltaba un ojo,
y su piel era morena,
morena y fieramente recia,
y ahora le recuerdo
en este amanecer
rompiendo lontananzas en rojo.

Y yo que tengo ambos -me digo-
sin embargo también mendigo.

Pero a mí no llena
el tin-tin de una moneda
en el rotundo final, de una lata
que por mi estomago interceda;
no, mi no hambre no es de pan
sino de malvas quimeras.

Cantaba un a canción
-o la silbaba qué se yo-
mientras su limosneo agradecía;
sus ropas sucias,
su cara ennegrecida,
su causa incomprendida.

Y qué dura es la vida -pienso-
cuando negamos lo que vemos
y cerramos los ojos en primavera
para guardarla en el invierno.

Hoy por la tarde
vi mendigar a un chico
al que le faltaba un ojo,
y sin embargo
él no arrastraba en el alma
tanto rastrojo.


julio 09, 2012

Cómo cansarse

Cómo cansarse de los zapatos rotos,
de la Luna y su luz blanquecina
que delata de noche a los gatos,
del viento fresco de la madrugada,
del papel y la pluma entre letras
enmarcando un sombrío retrato.

Cómo cansarse de la gris humareda,
de la ronda de canciones de antaño
que a menudo traigo en la cabeza,
de la sombra a mis pies siempre atada,
de esta convivencia genuina del ser
tomando por la tarde el té con la tristeza.

Cómo cansarse de los sueños podridos,
de la fiera resaca rompiendo el alba
en estertores sin cielo ni calmo camino,
del cantar del gallo sin aparente anhelo,
de los mares que los pies no me tocan
por que no ha de ser ese mi destino.

Cómo cansarse de la espesor de la gloria
sin haberla siquiera conocido.


junio 29, 2012

No es que se trate

No es que se trate, de andar por ahí
con un tercio de voz entrelazando
las manos y las ganas carmesí,
cuando el conejo en la Luna, mirando
el espejo, ha de hallar un jabalí
que entre reflejos se va devorando.

Es de papel la flor en mis bolsillos,
de niebla y agua marina mi verso,
de terrible ansiedad mi cigarrillo
y de dulce soledad mi universo.

No es que se trate, de que a todas horas
este presente la duda inclemente
clavándose en mi pecho como auroras,
como el beso de una boca demente
que bruscamente ríe mientras llora,
perdida en la oscuridad del presente.

Es de necedad mi torpe alegato,
de inevitable atracción a la nada,
de correr la cortina en arrebato
envuelto en una escena ebajenada. 

No es que se trate de calles oscuras
ni sus amantes en franca querencia,
mientras las putas sus pechos maduran
con un "te amo" en la boca sin violencia
que las mantenga del viento seguras,
de ese viento cruel llamado vehemencia.

Es de inusitadas tintas mi letra,
de lo mismo dicho de otra manera,
de vicios malsanos de color tetra
que traen consigo crueles quimeras.

No es que se trate, del temible mundo
etiquetando sin temerle al todo,
del reloj que no regala un segundo
para escapar a cuestas de este lodo,
para voltear a ver al vagabundo
sin más que juzgarlo cual cuasimodo.

Es de vil certidumbre mi latido,
de pasiones obtusas y escarlatas,
que no pretende callar lo vivido
en el fulgor de una cruenta fogata.

junio 26, 2012

No es para mí novedad

Una hoja viene y va
arrastrada por el vendaval
que tanto huele a lluvia,
a humedad entre los labios,
a ceniza quemando en los brazos.

No es para mí novedad
encontrarme perdido
ni recorrer los parajes
donde el pecho es asistido
por el recuerdo como equipaje, 
en esas tarder donde el verde
que aún me queda muere.

Se me viene haciendo la vida
un callejón oscuro sin besos
ni caricias bajo la ropa,
donde es más siniestro
y más meramente cruel
ese mismo y viejo vendaval
que arrastra de noche a la hoja.

Y soy sin quererlo aquel
que empuña la copa en lo alto
sin el tintineo de esa compañía,
que logre menguar el frío
después de besar el asfalto,
una vez derrumbada la utopía.,
por que en las manos
no me caben las flores
ni en las sienes laureles,
por que sin remedio
ante la luz he marchitado
siendo todo tinta y papeles.

No es para mí novedad
hallarme en solitario
elucubrando los reflejos
de un corazón que late
sin reparo en los espejos.

Y soy por que así lo quiero,
un bebedor emancipado
de la mirada extraña y ajena,
un caminante que observa
el recorrido de los vientos
si es que entre sus brazos
trae un hoja inmersa en su pena,

junio 24, 2012

Hemos de ser

Hemos de ser carne cañon,
sangre derramada en los vértices
de una herida que nunca sana,
cruz en la frente de los diablos
de cola inquieta y colorada,
sentimiento que se rompe sin voz
en el oído de mansas lejanías
que a cada rato afilan su hoz
esperando del abrazo su cercanía.

Lengua sin mayores palabras
en busca del beso que explote
sin el temor del sofisma
aquella frase del "abracadabra"
que elucubre la sonrisa
bajo el vientre en tibio trote.

Y eso, a medias luces duele,
y eso a medias tintas
al sulfuro del averno huele...

junio 23, 2012

En resumen

Mi poesía no es de aquellas
que se escriben en un secreter
de caobas con brillo de estrellas,
no es de aquellas sumisas
ante la lozanía del alma
esperando al alba una sonrisa.

Mi trazo, generalmente abyecto
busca sombras y bajos vientres,
se adhiere a la humedad de las paredes
mientras le pican los insectos.

Mi poesía es un hedor, no un aroma
cabalgando parajes de flores
con necia dirección a Roma,
es una punzada en las costillas
a costa de una punta de lanza
en la lentitud de las manecillas.

Mis manos, siempre agrestes
no han de ser más que las mismas
que se esconden de la gente,
que nada saben de marismas.

Mi poesía es un notado desencanto
a la luz de una bombilla perenne
mientras bebo y un verso decanto,
es un espejo tristemente a medias
esperando un inmediato reflejo
que al oído le cuente tragedias.

Mi pecho, es el que de noche late
con la fuerza que de día no tengo,
es el que en vano duelo se bate
cuando me lees y te entretengo.

Mi poesía es una chispa perdida
en la hoguera de los que fueron quemados
por su propia pasión desmedida,
un beso empedernido y perdido
a la hoz de la Luna creciente
en medio de un trago envilecido.

Mi voz, es la del mar en caracolas
resonando en oscuras oquedades,
es de los santos las aureolas
que buscaron en silencio sus beldades.

Mi poesía es de aquellas
que tambaleando dicen y callan
la perdida vierginidad de la doncella,
es el fornicio del las sombras al alba
cuando nadie ha de poner sus ojos
en la calamidad propia de mi calma.

junio 18, 2012

Me viene en gana

Me viene en gana desterrarme
de este todo que representa mi nada,
fumarme con la muerte un cigarrillo
a la espera de la tercera llamada
bajo el telón de carmín terciopelo,
tan roído por temores y alboradas.

Hoy caminé entre los charcos
formados por una lluvia precoz,
hoy caminé tan triste y solitario
que la Luna no me mostró la hoz.

Me viene en gana amordazar
sin misericordia los latidos,
embadurnar de cicuta las paredes
del vaso que embrutecido
y tambaleante sin más me mantiene,
en estas coordenadas perdido.

Hoy miraba por las ventanas
el oleaje que me ha ofuscado,
hoy miraba la tempestad
en este mismo cielo naufragando.

Me viene en gana silenciar
a toda costa mis manos,
resguardarlas en los bolsillos
de mis ardores artesanos
urdiendo sardónicos estribillos,
siempre con tono inhumano.

Hoy me tropecé cara a cara
con la humedad de la ausencia,
hoy me tropecé y sin quererlo
con un espejo sin correspondencia.

junio 11, 2012

Desde aquí mismo

Desde aquel mar tan lleno
de crestas y tristes oleajes
-algunas veces azules
y otras verdes-,
desde los picos que se erigen
tan cercanamente
que los hallamos distantes,
desde el voraz griterío
que callan las paredes
cuando de noche me amagan
las sombras que sangran.

Desde el pulso en la garganta,
desde la vida corriendo
con la respiración bajo la almohada,
desde mi gusto sediento,
desde el halo apagado
que en santa convierte a la nada,
desde el sol cuando muere,
desde el abismo mortecino
en el que renacen los peces, 
desde la inocencia de tus días
embriagadas de ambrosías.

Desde aquí mismo,
desde mi cantar pretendiendo
endulzar tus sueños,
desde mis brazos perdiendo
capacidad para dormirte en ellos,
desde mi sobrado empirismo,
desde mi Luna y su hoz
en la noche más atroz
he de guardarte mis destellos.

Para Axel, que ahora duerme...

junio 08, 2012

No es mucho lo que tengo

"...Este cielo de México es oscuro,
lleno de gatos,
con estrellas miedosas
y con el aire apretado.
(Anoche, sin embargo, había llovido
y era fresco, amoroso, delgado)..."

Jaime Sabines/A estas horas, aquí.


No es mucho lo que tengo
y sin embargo lo comparto
y a media luz he de convidarlo:
este hueco entre las manos
que de pronto salta al pecho,
esta afición por la caña vuelta ron,
este tabaco, esta invisible cicatriz,
estas miedosas ganas de ser feliz
a la sombra del último estertor.

Y es verdad, no pudiera yo negarlo
ni tratar cuando menos de maquillar
frente a un espejo que es siempre cruel
y a la vez amigo:  me derramo los ojos
hacia dentro y hago mutis de mi boca
empeñada en hacer del silencio oropel,
en esta noche cargada de necias tintas
con la camisa ciertamente desabotonada;
en aquel rincón que ha de llenarse de papel
ha de ser la soledad quien me derroca.

Ya sabrás que soy el típico imbécil
que escribe tratando de escuchar
entre sus propios pasos el eco,
que disfruto la vida si tambaleando
he de llegar a mirar por la ventana
esta piel tan mía, vista en los huesos.

Pero mi pecho salta y algunas veces
sin mayores proezas reverdece
en el oleaje carmín de los días,
-por que a menudo se tiñen de sangre-,
por que confía desesperadamente
en esta vida como un vil disparate
a la espera de razón y ambrosías.

No es mucho lo que tengo,
y hablo de algunos centavos
resonando en mis bolsillos,
de la delgadez de mis manos
contrastando con un latir regordete
que sólo funge como estribillo
de este verso clandestino cual grumete,
en una rústica barca sin brillo,
en la que noche siempre escribo.

No es mucho lo que tengo,
y sin embargo,
esta noche que en mil me parto,
de mi un pedazo te comparto,
un pedazo que en soledad ha de ser tuyo
para que busques levantes
ciertos y verdaderos,
y aquellos versos donde el destino
pueda ser, sin más venidero.

junio 04, 2012

De pronto se me ocurre

De pronto se me acomoda el pecho,
las luces artificiales de estas horas
me proyectan en la pared una sombra
un tanto oscura y de tonos humanos
a pesar del tercer trago en la mano.

Y mi cigarrillo, reposando seriedades
en la terquedad del cenicero,
y mis tantas letras revoloteando oquedades
que tanto huelen a aguacero.

De pronto se me ocurre que la nada
es mejor que andar vaticinando el vuelo
de las aves que anticipan el invierno,
que bajo el vientre existen maneras
en forma de letras siempre ciertas
que no han de llevarme al infierno.

Y mi sonrisa en las fotografías,
en mis sueños de tinta negra naufragando
en la precariedad siempre en cinta,
 de los temores del día a día.

De pronto se me ocurre que una copa
es lo más cercano a la total razón
en estos tiempos en que falta corazón
y nos sobra en demasía la ropa.




junio 03, 2012

De mis cuchillas y tu nada

Traigo una cuchilla bien afilada,
un par de burdos dimes y diretes
simulando en la guerra, los arietes
trastocando tu piel amurallada
y en el pecho una sombra malherida
que no quiere tu sonrisa perdida.

Nada sabes de mi, y este cruel verso
regurgitando penumbras tan calmas,
no ha de lograr descubrirme del alma
ni han de prodigarte tal beneficio,
ni cobijarte entre estos brazos míos
cuando me buscas en lechos sombríos.

Traigo una cuchilla bien afilada,
y no he de saber siquiera el proceso
para cortar tus alas desde el hueso,
desde tu Luna girando en mi nada.





junio 02, 2012

No hablemos ya del norte

No hablemos ya del norte ni del sur,
del lodazal en los zapatos de diario,
del vicio que ansioso espera virtud
y una nocturna escena de un mejores tratos:
no hablemos de patrias distintas,
de la memoria cargada de olvido,
del despertar ante un sol de cenizas
si es que el pecho no luce perdido
entre la la letra que al demonio atrae
y a la vez ahuyenta,  entre la sombras
que las propias caretas distraen
cuando sonríen y sin más se asombran.



A manera de abrazo, 
para Arya, 
que su ventana ha cerrado
y sin embargo
ha de venir a convidarme
de sus botellitas
antes de que caiga en letargo...

mayo 29, 2012

Y que te cuento

Y que te cuento,
que mis bolsillos
a pesar de un sueldo
mejor remunerado,
siguen sombríos y lacerados,
que mis ganas
se empeñan en ser las mismas
que arrebatan del fuego la flama
que me permite los ojos abiertos
y una espiral tan llena de sofismas,
tratando de hallar agua en el desierto.

Que mis noches son el día
del que duerme en suspenso
buscando no ser propenso
de aquella dulce melancolía
que como el mar va y viene
y ningun dogma lo detiene;
que mi esperanza no habla de mañanas
ni de un rayo de sol disidente,
que al despertar abro todas las ventanas
en espera de un viento renuente.

Hoy la noche me marca con su tiza,
el trago con la caña y la letra
con su empecinada ceniza
que la frente me embauca siniestra.

Y que te cuento,
si es que extraño me siento
al pie de la encalada escalera
a mirar como las aves
se van y nunca vienen
para mirar mi sombra
enajenada y taciturna
a pesar de lo certera.

A ti

A ti, que del mundo vuelto gris
sabes y acompañas la noche
con su latir instalado en el borde
del pecho arremetiendo en las ganas
de cruzar el océano sin barca,
con la luna partida de por medio
y el sabor en la boca del tedio
en esta noche oscura te recuerdo.

mayo 28, 2012

Yendo por partes

En un resquicio de cielo azulado
siguen cantando avecillas que anidan,
entre un cúmulo gris y desmembrado
y una estrella que mis reservas cuida,
entre jardines de rosas marchitas
y un lodazal espeso eternizado,
entre estas ganas mías tan malditas
de tener un combate encarnizado.

Pero voy por partes: me afeito al diario,
mis cabellos peino, trabajo duro,
lustro mi calzado, espero al sicario
de la razón y me aferro a los muros,
a la perfección  porto la corbata,
dudo ante la brújula y su vil norte,
duermo antes de que el levante me bata
de rojo cuando venga el primer corte.

Hoy, cansado como la sombra abyecta
que escribe en estupores de necedad,
no pretendo seguir la línea recta
que en cada letra logre hallar la verdad,
ni las pasiones viniendo a mi mano
recién cargadas de plomo y estaño,
en el rocío del tiempo inhumano
del reloj en el que tanto te extraño.

mayo 25, 2012

Al otro lado de la Luna

Al otro lado de la Luna
se respira un sopor inclemente
entre la sombra de los fríos
que se entretejen en los labios,
cuando más arde el vientre;
el sol trastoca la piel
tan blanca como la nieve
y sin embargo los témpanos
a la cruel deriva no derrite,
ni sus rayos, como lenguas
adquieren la roja lascivia
que en el náufrago persisten,
después de un año sin Mujer
sin tener entre las piernas tregua.
 
Pero yo me siento al pie
de la escalera, miro sus paredes
tan encaladas de tristeza
con el óxido acumulado
en la punta de mi catalejo
y ahuyento a las palomas,
me recargo sobre los pesares,
le hago al poeta ensimismado
que sin más se tira de cabeza
dentro de su mismo espejo,
en medio de un vaso cargado
de la sal de sus propios mares.

Al otro lado de la Luna
no he de ser yo quien añora
la carencia de la ausencia,
ni son mis manos entumecidas
las que buscan cierta caricia,
ni mis miedos son los que erizan
de tus labios la comisura
que me llama enardecida
cuando es preciso armarte
a lo lejos, hecha trizas
y dispuesta a fundirte en el sol
sin reparar en las quemaduras.


mayo 23, 2012

Del viento y de ti

Un remolino me trae hojarascas dispersas
mientras sortea los pilares en los que duerme
la gente, sin siquiera saber que pronto muere
sin escuchar el silbido que el viento acrecienta
en suaves ronroneos buscando una caricia
ignorante de la carne y toda su malicia.

Es fresca la noche y ella no huele a sulfurosos
rincones ni sabe a esos besos que a la boca
no supieron llegar, ni es su tacto el de las rocas
bajando por la garganta en ademán desdeñoso
del trago que bebo, y sin más me hace compañía
cuando elucubro fuera de toda sintonía.

Aunque quizás sea la calma desde mi ventana,
mi cigarrillo que reposa en el cenicero
esperando en el albor un verso verdadero
que se acurruque entre mis torpes manos y mi alma,
entre mi enajenación y el sutil torbellino
que me ha llevado a sacar el pecho del bolsillo.

Y es verdad, tengo tantas ganas de huir a la nada
como de ti, cuando te prensa el voraz recuerdo
al viento que corre, tan libre y tan poco cuerdo
como este latido que en pedestales naufraga.

mayo 21, 2012

Indisposición

Siempre he andado con la frente en alto,
con los puños cerrados
mirando sin reparo el gris asfalto,
los muros deslavados
de la gloria que el mundo reconoce
creyéndolos panes
y vivos peces en los pies cual roce
de ligeros olanes.

Y me enternezco si al cabo sonrío,
de noche acalorada,
entre copas y cigarros sombríos
que traen letras versadas
y un pecho que paga por ser conmigo,
un amante inclemente
deletreando el padecer de su ombligo,
de su vientre indecente.

Pero ando fiel con el trago en la mano,
con un destello ahorcado,
con un sentir a la luz inhumano
que me encuentra embriagado.
de una moral que siquiera me deja
elucubrar la razón
que me remite siempre, teja a teja,
a escuchar al corazón.

Siempre he andando con la frente en alto,
y no sera esta excepción,
cuando las cuatro patas de un salto
predispongan mi erección.



 


mayo 20, 2012

A mitad de la noche

A mitad de la noche sucumben estertores.
mil mariposas bailan, los sabios sin más mienten,
las mesquitas se cubren de fieros pecadores,
los labios se sonrojan, el frío no se siente.

La puta muestra el alma bajo el mohíno escote,
el ladrón la navaja, los perros los colmillos,
la policía corrupta su inclemente garrote,
los gatos sus bigotes, los cielos sus ovillos.


El latir entre niebla que pronto ha de enterrarse,
la tinta siempre negra, los versos siempre ciertos,
el arrebato pueril buscando emanciparse,
la Luna buscando el sol, y el sol huir del desierto.

A mitad de la noche la señorita triste
tiende sin más la mano, cuando el pecho le late,
cuando sus avecillas no comen el alpiste
que a sus pies ha tirado la vida en disparate.

A mitad de la noche trae el viento del norte,
una mirada ahogada, dos latidos perdidos,
una última parada sin remedio en el corte,
de las venas plagadas, de recuerdos hundidos.



A la señorita de los ojos grandes que gusta de escuchar a los gatos...