diciembre 30, 2014

Bien, aquí, ahora

Bien, aquí, ahora,
se ha contraído la fumarola
y algo nos baila entre los pies
como un gato castrado
o el albor más reciente
entrando por la ventana,
aún nocturno y borracho
o como la muerte
raspando las alfombras
del cuarto más inmundo
de un hotel, donde sonríen
humedecidas prostitutas.

Sin embargo, todo es azul
y es un cáncer sumergido
en el éter de una atmósfera gris
que bebemos y ya después
en soledad regurgitamos
para volverla a beber.

Entonces se vuelve común
jugar a recoger pájaros muertos
que -sin notarlo de pronto-
cayeron de nuestros de ojos
mientras nos anidaban el pecho,
cansados de las olas de un mar
recubierto de cenizas blancas
y de esta contemporánea
y muy mala poesía
en las paredes pardas
de los sanitarios de los bares
conjugando la utópica verdad
de la palabra
con el hedor
a verdadera mierda.

Estoy aquí, ahora mismo
y soy un débil remolino
o un ovillo de tripas
latiendo a media noche
mientras todos duermen
o pulen sus negras calaveras
del alquitrán vuelto costra
cuando el dintel
sobre las jambas
y las espinas bajo los pies
no dan cuenta de la sangre
que corre aún enamorada.

En el reflejo del agua
de los inmundos retretes
es posible mirar a dios
saltando entre los charcos
de la mano de un prostituta
que siempre llora sonriente,
siempre, aquí,
como ahora mismo
fumando un cigarrillo
nunca encendido por el sol.

diciembre 28, 2014

Te pienso y después te beso

Tan franco, como el filo de la daga
o aquel de la cuchilla de afeitar
presionando apasionadamente
sobre las venas, de un cadaver rígido
y mortalmente agusanado bajo la sal
que elucubra los labios de la muerte.
Me da entonces por cantar a lo perdido,
a lo borracho, como hacen los solitarios
cuando se les encrispa a media noche
el deseo posado bajo el vientre; sin embargo,
esta voz también hubo de ser muerta alguna vez
bajo la hoz de la utopía de para mi tenerte,
rondando junto mí los acordes del después.
Extraño tanto, y no han de ser los años
la censura de mi franqueza ni mi verso
mayor signo de flaqueza, cuando a solas,
entre navajas finas, te pienso y después te beso.

Poco puedo yo hacer

La brújula es más certera
cuando apunta de lleno al norte
y no al oriente, por el que la luz
me nace apagada y encalada
de paredes con un tiro en la frente.

Hoy, inmerso en la tersura de la noche
que me repite al oído malvas letanías
de soledades y atávicas ausencias,
vuelvo la vista al cielo para mirar el pétalo
de la rosa nacida en el excelso blanco
de un páramo donde la luna, pretende
su belleza en la letra y su querencia.

Poco puedo yo hacer, mientras tan sólo miro
sin aprender siquiera el aroma de la flor
maestra de la destilación en nácar del ser,
y sin embargo, enciendo mis ambarinas velas
sin importar el vendaval o el aliento mismo
del diablo que atiza prematuramente la sombra
y el esbozo trágico de mi verso y secuelas.

Estoy aquí, recolectando mis vicios y mis años
en este pozo desierto que te brinda leal y febril
este pecho ahogado entre el abrazo jamás dado.

                                                       A Montserrat Martinez.

diciembre 27, 2014

De tu sexo

De tu sexo, la calma y las flores
tendidas entre mares de ceniza;
de tu alma, copas y copas de licores.

Debes ponerte al día

Debes ponerte al día
saberme un remedo de poeta
que prefiere a Bukowski sobre los grandes
renacentistas, sobre la nitidez del barroco
y que a pesar de mi nada vuelta mi todo
aún conjugo el mismo verso en las aristas
de los dioses con máscara de proxenetas.

Nos hace falta un café y una copiosa charla
lo sabes y lo sé, hablar de la esperanza en los críos
o del peso de las luces después de apagadas;
nos hace falta sabernos cuando nos mata el frío
y cuando nos halla despiertos la razón versada.

Yo, que casi he perdido todo, divago en carmesí
y en el nácar de los huesos tendidos ante el lodo
extasiado entre las noches de perorata febril,
cuando no soy más, que un abyecto conductor
estacionado por siempre en el mes de abril
y en el sol intermitente cual embriagado estrobo.

Me hace falta un café y una charla
dispuesta en tu cadera, tus pechos
para recostar mi cabeza en soledad
y mostrarme deshecho y la temible tasca
donde alguna vez, te pensé inmersa en mi mar.

Tarjeta de presentación

Mi tarjeta de presentación habla de mí
y sin decirlo, dice que soy un gustoso extraño
que gusta de las amargas mieles del poeta,
de la retórica escrita en las puertas de los baños
en las que nunca, ilusamente, te he escrito,
pues soy un hombre de papel y tinta negra
que se juega su última vida en la guerra
de los crueles versos a la me he adscrito.

Habla de soledades encajadas en la sonrisa
que profeso para quienes la formalidad es razón
de bienestar, aún metidos hasta los huesos
en los vicios más banales que contemplan un dios
manuscrito sorteaando el terrible mar.

Para ti, tan sólo soy y puedo ser Gabriel
si es de día, o Gato si me permites ronronear
discreta y tibiamente entre el andar de tus pies.

Mi tarjeta de presentación omite también la noche
por ser aquella, quien me permite el derroche.

diciembre 26, 2014

En mi bitácora de diario

En mi bitácora de diario, en tinta negra
y desolada letra, marco los besos que perdí
a la deriva en esta barca carmesí y dadora
de semblantes nacidos a mitad de la guerra,
de un cierto odio acumulado al garabato
que esbozan los feroces poetas, frente al fuego
de una pasión tornasol con el vientre en cinta.

Anoto las fechas y las horas donde la rosa
se pudre antes de hacerse el harakiri terrible
una vez culminado su rosa y su fresco aroma.

Duro es seguir con el timón emancipado
de levantes que ignoran el sol y la costa
donde los faros, emiten su luz y el calor
de su ojo avisor en las saladas veredas
en las que pone un pie tanto sin embargo.

En mi bitácora de diario, dibujo de tus ojos
el recuerdo de su brillo y de sus mansos lagos.

Envuelto en tu dicha

Me gusta llevarte de la mano, pasearte
por los rincones donde la hormiga febril
se juega la vida en los dados y verte por ahí
sonreir sin causa aparente ni mayores males
que el de mi abrazo si pretende abrazarte.

Me gusta el racimo de desdicha que destilo
esperanzado a tu paso y envuelto en tu dicha.

Las asfaltadas calles

Poco que hacer y en las banquetas
yacen muertas botellas de whisky
y colillas de cigarrillos destripados.

Nada han cambiado las asfaltadas calles
ni la gente que en ellas bebe y a veces vive
sonriendo con los pechos desangelados.

diciembre 24, 2014

Carta irremediablemente versada

Triste es la lluvia de esta tarde y el cielo
amarillento y gris, si se nos viene encima
cuando el chacal se aleja de prisa con un trozo
entre las fauces de nuestra propia carne,
por la vereda del ayer embalsamado en sofismas.

Nada sabe entonces el mundo del perdón
ni de la caducidad de una docena de besos
guardados del polvo en solitarios anaqueles
añorando por la mañana los rayos del sol.

Han pasado tras de mí los años de mirada
lozana y ahora recae sobre mis hombros,
el punto medio en el que el hombre enlaza
el pasado y el presente a pesar de la espuma
por la boca derramada; y entonces no soy más
que este fakir de la embriagada palabra
y un certero loco, un alimentador de quimeras
que me viven dentro del mar por los rincones
que habito a solas para ser quien soy.

Ya no me cabe en las manos la lágrima vegetal
de aquello que entre las sombras me sonríe
y me muestra la fiereza de mis propios deseos
sujetos a tanto mal, a tantas noches a solas
en las que bebo la sangre carmesí de los días
que sólo ocasionan porosidad en los huesos
y tragedia desde la lengua, que te predice
hilvanando despertares con voz de caracolas
con los pies desnudos entre ríspidas alfombras.

Ya sabrás entonces de mi egoísmo, de mi cantar
atolondrado, de mi querer desde el cinismo
radicado en la rotunda necesidad de amar,
de beber ambrosías de una boca y de un pecho
que me irradie entre tanta maldad lo bueno
de vivir entre la letra que me mantiene nocturno
y la sal de las paredes haciéndome versos.

Pero tu, en tu belleza eres febril y rosa certera,
y un adorable conductor de noche a mis letras
que mendigan miradas y pechos desangelados
en los que el silencio es una mancha azul
de inacabados tormentos, cuando no te tengo
ni te sé colgada del suspiro de la luna
que esta tarde me arremete en un gris sentimiento.

Y entonces te escribo un te amo sin pretensión
de grandreza ni proeza en estos terribles versos,
cuando los tragos me calientan las tripas
y en soledad me han de sobrar los blancos huesos
plagados del nácar todos aquellos espectros
que cuando te nombro, se me vienen encima
para cubrir mi sueño de besos sublimes y tersos,
por que has sido y eres la razón contrapuesta
de un funeral y un estas ganas mías de amar
aún, cuando dudo de tener un puñado de corazón
blandiendo el blanco mis días y de su sal.

Pero empieza a oscurecer en estos lares
y no es que quiera creer en mejores levantes
ni en esta barca mía tan siempre a la deriva,
sino que requiero un abrazo cierto del sol
en el albor maloliente de lo que requiere dicha,
inmerso entre luces de neón y ganas de amante
que nunca fueron ni son, más que retrato del hoy
germimando en el asfalto de aquello faltante.

No sé por qué tanta palabrería me hace alarde
de sombras insumisas y ciertamente cobardes,
cuando me tiembla terrible entre los labios:
un te necesito cuando no estás y un duro te amo
que se aloje entre tus nítidas costillas
dadoras de amor lácteo en bandeja para un gato
embriagado en su maullar de ron y nicotina,
de aquellos besos mascarados dentro de un barril
en el que el eco, no hacía más que hablarme de ti.

diciembre 23, 2014

Solitario

Suena una música de fondo
en los oídos sordos de la levedad
que me trae hasta aquí y de noche,
el susurro de la ausencia y del mar.

He sido descubierto un solitario
tras la cortina de humo y luces ambarinas
en el trajín desangelado de diario,
y yo que poco puedo, pienso en ti
mientras revuelvo en el cenicero diez mil colillas.

diciembre 22, 2014

Mientras ríes

Sabes, esperaba verte sin hacerlo
y en las cumbres de mis volcanes nevados,
no es más que el sol de la tarde quien me adolece
entre tus manos frías entre las mías, entre el beso
que  después de tanto tiempo nos come cual gusano
en la manzana del sinsabor que nos acontece.

Tanto me han dicho tus ojos de ti, al mirarlos
tristes y sin embargo encantadores de un poeta
que te muestra su cara más febril, ante la cara
que le besa las costillas de noche por tu ausencia.

Yo, por tanto tiempo perseguidor de la belleza
enaltecida en una copa a solas, tuve que partir
sin maletas ni mayor equipaje que la vela
de una barca con rumbo a penosas caracolas;
yo, que por tanto tiempo empredí la búsqueda
de aquel dios con el rostro de terribles estragos
y di de frente, con aquella gracia suprema
de todos los diablos que se pierden, distantes,
si te dejo habitarme de noche la mente
para callar el negro y encender un silencio
volcado en la certeza de este pecho en azul.

Sabes, tanto me han dicho tus ojos de ti
y mientras ríes tan sólo sé que eres tu.

diciembre 21, 2014

Nunca será suficiente

Tanta es la gente que a diario muere
y sin embargo, nunca será suficiente;
ya tengo demasiados muertos en las gavetas
contemplando sombríos mi presente
y apostando para mí por una patria oscura
sin mayor suerte, y en los recodos de la palabra
dicha a solas, igual que el viento decembrino,
se aloja a flor de piel y en el alma duele.

Afuera hay fiesta y luces brillando multicolores
y en el cementerio millones de olvidadas cruces
deterioradas por el tiempo y por el llanto seco
de un caduco sentimiento, de una corona
carcomida en soledad por los sonrientes gusanos;
y afuera todo es pétalo y dentro hay una espina
que se me gesta entre el pecho y las manos.

Todo me duele y más la muerte que crece
a mi lado, hombro a hombro, sin tocarme del todo
mientras bajo el vientre me besa y me acaricia
y me abraza en su brasa de nácar, en su blanco
afilado, en el albor de los condenados a la vida
que sueñan aún con ser de ella disidentes.

Y en mi terrible perorata sale un puño cerrado
directamente desde el corazón de la noche
tratando de tumbarme los dientes, de extirparme
la lengua, el naufragado par de riñones y el sol
que en los bolsillos fieramente me guardo
para derrochar, cuando la muerte no es suficiente.

diciembre 20, 2014

El poema

Es increíble el andar -casi siempre errado-
del poema, sus correcciones, sus mutaciones,
su métrica -que ya nunca demasiado me importa-,
su pasado, su efímero presente, su futuro
entre botes de basura y algunos inocente lectores.

El poema no es más que una puerta que siempre
permanece abierta y que así mismo, deja entrar
por ella a cualquiera, sin pretensiones de civismo
o pasiones burdas más allá del duro encuentro
del pecho enajenado con las olas del mar.

El poema es un cielo anárquico y obtuso
sin dintel y con las jambas desvencijadas
en el que los locos de noche sueñan con glorias
y sulfuros galácticos, con motas de polvo
de estrellas que en el otrora soez sucumbieron
en el latido de los que escriben su letra en el lodo,
en el costillar de una res que no conoce la India
y entre las promesas de un Nerón en una abatida
Roma, que sin embargo es excelsa y todavía bella.

No hay nada más certero que la nariz del verso
asomándose a cualquier parte  con intención
de ser leído y que nadie más a solas lo lean.

Sobre la almohada

En la mañana, sobre la almohada,
algunos cuantos cabellos con olor
a cigarrillos quemados y a dura resaca,
algunos pétalos nacarados de la flor
más certera del rosedal de la muerte,
mis ganas fornicando con las ganas
de despertar aquí contigo, y tenerte.

Sobre la almohada, en la mañana,
amannece el demonio ya con canas.

diciembre 19, 2014

Callad, penosas caracolas

Yo, que he tenido tanto tiempo
que hacer el rito del amor solas,
mientras desdeño fragancias y pétalos
de perdidas y grises amapolas,
busco igual que ellas, ajenas de la gracia
al sol, la tibieza de un abrazo y una corona,
mientras me bebo un trago que a medias,
logre hacer callar de pronto mis caracolas
que con su viento esbozan un "te extraño".

diciembre 18, 2014

En el recuerdo

Te debo tanto Janeth
lo sabes, lo sabemos, lo sé
mientras soy un brillante bocado
para las fauces del Leviatán
que me devora el pecho
empezando por los pies,
después de tanto anidar en este océano
de versos gangrenados
en los que pierde su nombre la mar.

Conservo en salmuera tres estrellas
y un sueño al que renuncié por ser tan grande
que me desbordaba a menudo el pecho,
tu tierna carcajada ante mi marcada idiotez
y bajo llave el bienestar de tu abrazo
cuando el gris me ensimismó cruel y deshecho.

Hoy, que lejanamente te miro y siento
en el pecho tibia una sonrisa sin licores,
de pronto se me aleja esa bestia de mar
y en el recuerdo, recuerdo quien soy
y vuelvo a habitar mis castillos de humo
y blanca arena, en los que tantas noches
rucubrí mis demonios del brillo en tus labios
y de tu piel morena revestida de febril seda.

Sólo así

Mastica un puñado de vidrios afilados,
córtate el dedo pulgar de la mano derecha,
hazte el harakiri cualquier noche de verano,
platica con la luna, apaga las estrellas,
bébete una botella de ron en segundos,
deja de creer en dios, desencájate de la vida,
busca hermandad en los sonrientes vagabundos,
dale un beso a la puta que te evita la boca,
apágate en el alma más de siete mil cigarrillos,
detenle a Sísifo por un momento su roca,
canta entre las sombras penosos estribillos,
vive como mueres, sentida, torpemente,
olvida la costilla de Adan y a la terrible eva
y no dejes nunca de recordar lo vil de la serpiente.

Destruye a tu paso cualquier signo de ambrosía,
vuélvete loco o marica,
y entonces, sólo así, comprenderás mi poesía.

diciembre 17, 2014

Florece un dios

Tanta es la gente en esta ciudad
de grises calaveras sonrientes
y es tanta la muerte que opaca al mar.

Cada noche, febril siembro un huerto
donde florece un dios en derroche
pregonando la palabra muerto.

diciembre 16, 2014

En el blanco de mi calavera

Algunas veces, metido en noches
como éstas, aguardando por una luz
o por un pecado -hace tiempo que nada
ya tengo como cierto-, o mirando cómo
es que pasan las horas y cómo es
que corren si disueltas, olvidan el tiempo
en los licores que contienen mi vaso.

Ha sido un día de portazos en la frente
y ha sido un día en el que he encontrado
casi muerta y sangrando por todas partes
esta poesía, que no habla más de espectros
en las paredes y sin embargo, también
de una extraña belleza y de esperanza,
de esta perdición en la que he hecho mía.

Me cuesta trabajo, lo sabes, mirarme al espejo
y encontrarme en él con la claridad del ayer
y más me cuesta, aceptar aquellas afirmaciones
que otrora me han descrito con el mote de poeta,
cuando sólo soy un borracho que escribe
la cara más humana de sus propias flaquezas.

Hoy descubrí que las rosas de hambre mueren
en el cementerio y que la muerte se me gesta
a diario en lo más profundo de mis sentimientos,
descubrí un colibrí febril en el basurero.

Cada vez tengo menos y hablo de dicha
y de virtud, de grandeza, de épicas proezas,
de salud, cada vez tengo menos y con ello
mis letras fornican noche a noche entre ellas,
por que esperan ver nacer un monstruo
de la verdad que callan los que nada tienen,
los que a nada aspiran, los que cierran los bares,
los que lloran a solas, los que no tienen estrella,
los que se sinceran a solas ante la muerte.

Y estoy metido en una noche como ésta,
meditabundo, bebiendo un trago sin ganas
de beberlo, pensando, intentando domar
al demonio rapaz de la tinta negra y la soledad
que me acontece hombro a hombro, perenne,
inmutable; y las horas empiezan a correr
desbocadas, como las sombras que me surcan
bajo los ojos el alma, necesitada de sólo ser
y no de la nube de azulado humo estacionada
en esta alcoba, en la suceden tristes los versos
con esta conciencia gris del presente y del ahora.

Hoy he leído a Celaya y he pensado tanto en ti
que a ciencia cierta traigo en cinta la palabra
que te busca sin más, en los rincones de una casa
demolida a fuerza de distancias y malos tiempos
que en su penumbra, sonreía siemmlre al alba.

También te quise siempre aquí, a mi lado,
mirando el resplandor de tu sonrisa después
de leer mis versos  dirigidos a la hoz de tu cadera,
o al brillo que aún me queda de tus labios
mientras pienso en el blanco de mi calavera.

Sigues aquí, y te extraño...

De mi beliz

Ando extrañando todo aquello
barbizado con una mota de polvo de pasado,
todo aquello que fue y sigue siendo en mis días
tan anochecidos y bellos, aquello que respira
en las cloacas que resguardan de ajenas manos
lo podrido entre la quina en la boca y la ambrosía.

Me han removido estas sombras de media noche
el pecho y en él, un tónico  contra la ausencia
no logra curar la llaga sangrante de un te amo
que viene a quemar su leña en mi presencia
con la consigna de tus pies, bogando por playas
en las que el despues sea un castillo de arena
y no la singularidad de los espesos derroches.

Cada vez que muero es por ti
y no por el peso incomprensible de mi beliz.

diciembre 15, 2014

Tu fantasma

Díficil es la palabra cuando de noche
y a solas crece y nos atraviesa la garganta
sin piedad, cuando perdidos estamos
buscando pasar un trago de agua de mar.

Díficil es sentarme aquí a mirar tu fantasma.

Podemos esperar

Podemos esperar que escurra
la última gota por las paredes del vaso,
que dios se afeite la barba, que la mesa
de la cocina eche a andar en dos patas,
que retoñen rosas de nuestras bocas rotas
o que una noche cualquiera, enloquezcan
los astros y a las tres de la mañana, nos salga
radiante un sol de un distante planeta
mientras la luna baja a beber un trago
entre las putas y los cínicos proxenetas.

Podemos esperar que los caminos
se vacunen contra los tumbos, que el diablo
se postule para pastor católico y romano,
que las luces de neón no conduzcan
al alcohol ni a las barras de los bares
donde se sientan tristes los solitarios.

Pero el caso es que tu y yo, a estas horas
dada una noche fresca y tiernamente
estrellada, ya no podemos, sino esperar nada.

Yo no soy uno de ellos

Hoy conocí en el vagón a un borracho
que hablaba de resurrección y otras cosas
que los borrachos hablan si les falta un trago
hasta que en la siguiente estación
subió una linda mujer y de mi se despidió
para abordarla; ella era muy bella.

Diez minutos después sin ruido se besaban
y sus repiraciones agitadas parecían
algo animal y algo sublimenente perverso.

Hay una hora de borrachos, un escuadrón
de la muerte predestinado a enamorar a las chicas
con sus estupideces, y yo no soy uno de ellos.

diciembre 14, 2014

Cuando hablo del amor

Qué bien me sabe esta noche
el trago de ron que bebo
recostado en el sofá mientras te pienso.

El amor es la única causa perdida
por la que vale la pena perder la razón.

No te miento mujer cuando te digo,
que soy la larva que espera el nacimiento
de sus alas metido en una pila de mierda
acontecida en la escuela sin sustento
de mi verso y de mi extasiada nada;
pero qué te cuento, mujer, si me miras
y sé bastante bien que no me entiendes
una palabra, pero me miras, mujer,
y en tu mirada recae la apología
sin explicación de mis noches y mis días.

Me preguntaste si creía en el amor
y contesté dada mi vocación natural
a la verdad, con una perorata que terminaba
diciendo algo así, como que "el amor es un mal,
de los más terribles y de los más necesarios";
y tú me sonreíste, y yo sin reservas te sonreí.

Fue ahí mismo cuando supe que estabas loca,
y que tus labios, bien valían afilados la pena
y comencé por enredar mi verso en tu cadera
anteponiendo contra ella mi beso con la boca rota.

Qué bien me saben esta noche
los tragos de blanco ron que bebo
mientras miro embriagado el pañuelo
que carga sublime el brillo de tus labios
y el recuerdo esperanzador y torpe
que me embriaga cuando hablo del amor.

Incomprensible

Nunca entendí la lengua de la flor
que bajo el agua emana, ni el idioma
de los panes y los peces por no saber
a modo, las tablas de multiplicar;
no pude nunca comprender tampoco,
a ciencia cierta el palpitar de un corazón
podrido y exhibido entre letras malvas
al fondo de un frasco de alcohol.

Nunca acerté dos tiros jugando a las damas
y si era el ajedrez, mi rey infame abdicaba.

Nunca llegué a Roma preguntando
con la voz rota y el alma en harapos
ni Nerón jamás me recibió en sus aposentos,
nunca la Grecia antigua su perfil descansó
en la fallida Iliada sujeta a mis brazos
tan llena siempre de personajes perversos.

Nunca emprendí aquel vulgar sueño
americano, ni creí en el albor de los designios
de oro y jade de mis preciados antepasados;
nunca mi fe despertó embriagada en la fe
que anuncia con campanas la misa de gallo,
nunca tuve esperanza en el mítico después.

Y entonces aquí me tienes, escribiendo
versos la borracho y a lo puramente macho
por que más no sé hacer, cuando mi beso
tu boca febril acepta y después, me descalabra
con un puntiagudo y desangelado ¿por qué?.

Si supiera contestar la vaguedad de los "por qués"
nunca como hoy te hubiera besado.

La penosa brillantez del mundo

Cierta claridad hay en la noche,
en el gris mundo de las sombras,
casi como un fuego eterno
reflejado en los diminutos ojos
de los roedores que de mí huyen
y después mis pasos acompañan.

Me sé mover a tientas y dando
traspies y tumbos, entre los baches
aafaltados de sutiles quimeras
tratando de hacerme del todo caer
en la penosa brillantez del mundo.

diciembre 13, 2014

Mañana promete ser un buen día

Mañana promete ser un buen día
y sin embargo estoy bebiendo
y es por que tengo frio y estoy sediento
o por que estoy del todo cansado
de tragar esta nada sin cofradía.

Traigo un misil metido en la boca
esperando tu boca por la mañana
para disparar mi beso a quemarropa.

Menos gris y más feliz

Si no me pesaran las ganas
estas ganas tan mías siempre de ti
y los cuervos no devoraran
cada noche de insomnio mis ojos
o la luna sujeta al estertor de la noche
dejara de mostrarme las bragas,
creo que entonces
pudiera ser menos gris y más feliz.

Es todo oscuro

Es todo oscuro, y aquí, sentado
siento el golpeteo en las mejillas
del viento, miro sin siquiera mirar
al mundo mientras duerme aniquilado
y escribo una poesía de sangre derramada
que intenta descifrar la lógica nocturna
del crujir incivil de tantos huesos.

Es todo oscuro aquí dentro,
y en la oscuridad se apagan los ojos
de las criaturas inverosímiles
que ante mi, sentado, deambulan.

diciembre 11, 2014

El hombre

No es más que una terrible pandemia
en el mundo aquel que se dice hombre,
aquel que enciende el malsano televisor
mientras la barriga le crece y en el buzón
la vida muere mientras tristemente florece,
esperanzada a saber si el color del billete
es verde o si dios ha puesto el dedo
entre las veladoras que encendimos en un rincón
cuando nuestras ganas de más están en celo.

El hombre no es más que una terrible plaga
capaz de hacer florecer en su corrupta garganta
el frío nacido entre sus balas y sus propias dagas.

Puede que sea una idiotez

No sé, puede que sea una idiotez,
pero me gustaría que supieras cómo estoy
a estas horas tan plagadas de bombillas,
que supieras cómo es que al cabo soy
después de hacer el amor con las sombras
que abrazan esta habitación, con dios
y con el diablo al poker jugando
entre el cúmulo de poemas y ropa sucia
en el más tibio y enmohecido rincón.

Hace dos noches que sueño el mismo sueño
y en ambas veces tu boca es quien sonríe
cuando me llega el alba y entonces tiemblo,
tiemblo de amor y tiemblo de vicio y de muerte
y de tantas ganas amordazadas en silencio
por la hoz de una luna que intenta tenerte,
aquí, conmigo, orgullosa de tu imperfección,
del daño a solas hecho bajo el ombligo.

Me gustaría, también, que el zigzagueo
que sigo a media noche hasta el culo de borracho
no me esbozara un intento de precoz de funeral,
ni tratara de besar tus pies por no tener
los suficientes tragos para adormecer la noche
en la que el poeta que escondo bajo el disfraz,
sólo pretende entre tus pechos el verdadero ser.

Me gustaría, y es una estupidez,
que me llevaras la mano de mi pluma a tu sexo,
de la ausencia soez, a los labios del pasado
en el que aún si es de noche, bajo el vientre
me crezco a la manera de los enamorados,
a la manera de los idiotas que siempre
van dando tumbos y se sienten poetas
cuando se les acaba el último trago.

No sé, puede que sea una excelsa idiotez,
pero me gustaría que al menos lo supieras.

Cuando el reloj la vida cercena

Algunas veces me apena
toda esa horda de ideas
que innacabadas, han tenido que parar
en el cesto de basura
prendidas a la sombra martajada
por la piedra, que cada noche
ha de caerme sin contemplaciones
desde una empinada colina.

No miento si afirmo que mis ganas
a media tarde aguardan sonrientes
un estrato de suerte que me inunde
del rayo que emancipe a la muerte.

Y fumo tanto y las cenizas esparcidas
de mi tabaco me nublan la mirada
y con su eterno gris, no hacen más
que invitarme copiosamente un trago
en el que mueren las aves en bandada.

Me apena también a solas el mar
y el nácar que reviste la caracola
en la que ya nadie el oído asoma
para escuchar en ella la verdad
del viento que afilado, tan sólo esboza
la frialdad de la paredes embadurnadas
de un pasado bajo un puño de cal.

Y entonces escribo tanto que mis manos
exigen el pago de horas extras y la creación
de un sindicato que proteja su triste trabajo.

Todo esto en verdad me apena
cuando me encuentro dentro de una habitación
desierta tratando de dar respiración artificial
a un corazón que se me muere de pronto
y de viejo, cuando el reloj la vida cercena.

diciembre 10, 2014

Podemos ser más

Podemos ser más
que erguidos monos
que evolutivamente
adquirieron del poder
la codicia y la ambición
andante en un par de pies.

Podemos ser más
y descansamos confortablemente
haciendo historia en la nada.

Diciembre 10, a mis 29 años

Me he puesto a darle de lleno
a la malva pasión del verso
a darle sin escrupulos duro
y sin temor, de los tragos bebidos
por el hígado siempre trabajador
y no pretendo más, sino un sol
que caliente y no queme la piel
de las avenidas que recorren estos pies
buscando desazón lo perenne.

Me he propuesto enamorar a una muchacha
y sin quererlo el uno transmutó en un dos
cuando lo único que me sobra es la nada
y algún jueves donde no ha salido el sol
ni han sabido mis demonios gustar
de la sombra que produce el gris en hondonada.

He escrito también un azaroso cuento
que habla de ti y habla de mí
con otros nombres y en otros tiempos
en los que disfruto sin mayores pesares
de la hoz morena que guardan tus pechos
irradiando mi robado mes de abril.

Me he puesto a pensar en demasía
en la locura de los estratos de mis días
y en la palabra que deambula solitaria
entre las ganas de anidar entre tus labios
mi falo repleto seminales cofradías.

diciembre 09, 2014

He dicho adiós

La soledad es una loza
que muy a menudo logra quebrarse
ante el peso nacacardo
de los pies de una mujer
con la que el hombre
no puede más que derrumbarse.

Hoy he dicho adiós
a la mota de polvo
que enmarcaba mi machismo
y pretendo hacer lo mismo
con mi encajada soledad.

No se si estoy estúpido o estoy feliz

No se si estoy estúpido
o estoy feliz
en esta noche de vaivenes calmos
rondando mis pies
y mis violentos pasos
dados entre el andar
embriagado sin mayor reparo
del cruento después
o al cabo
no lo sé
y en esta habitación
a solas, tan sólo
me he descubierto
frente al espejo sonriendo
y me siento estúpido
o simplemente feliz
cuando quizás solo sea
que olvidé estar jodido.

diciembre 08, 2014

Te ofrezco

¿Que qué putas te ofrezco?
nada,
mi nada que es tan basta
y sin embargo, siempre es tan mía
entre ríos y caudales
que corren por mis manos
y buscan el silencio cuando gritan.

Te ofrezco mis muertos boca arriba
el cancer que se gesta en mis pulmones
mi voz desangelada por la noche
mi terrible colección de botellas vacías
y la experiencia de haber sobrevivido
a millones y millones de tragos
-la mayoría siempre a solas-
y mi certeza de saberse perdido.

Te ofrezco gratitud incondicional
mi lengua de gato
causando alborotos
entre tus labios
con luces de bengala al despertar
un par de te quieros en la despensa
y toda aquello que como mal alumno
hube de aprender de mis sabios.

Te ofrezco esta luna, que sin serlo
es también mía por que me sabe los pasos
y tanta carencia por el tiempo adquirida.

Te ofrezco mi manera derecha
incluídos en índice y el pulgar
la mejor conservada de mis costillas
mi caja de semiabierta de pandora
mi mirada perdida entre las luces de neón
de aquellos bares recubiertos de pasado.

Te ofrezco llevarte a Disneylandia
un día de lluvia sin salir de mi cama
y en soledad, cuando te vayas, llorar por ti.

Te ofrezco esta rosa patanería
y tal vez dos mil motivos infantiles
para causarte una sonrisa
un barco de papel sin cera
un poco de tiza y tanta tinta negra
un dios y algunos célebres pecados
poemas de ti a quemarropa
incienso humeante el la alcoba
y un boleto de autobús a ninguna parte.

¿Que qué putas te ofrezco?
todo,
todo aquello
de lo que radiantemente carezco
y la chispa que algunas veces me ilumina
cuando me sé naufragado y sólo
ofuscado por la luz de las bombillas.

Te ofrezco un suspirar de pétalos de flores
que sólo expirarán cuando cansados,
hallemos un descanso en el vértigo
del columpio de los nuevos amores.

La gota que acompaña

Aún persiste la gotera
que baña de alquitrán
y sal de mar
la palabra encanecida
que recubre mis andares
y mi mala calavera,
la muerte lenta de mis horas
cuando desnudo me enfrento
a la ausencia que trae embravecido
este desierto en vendaval.

Cruel resulta el tintinear cristalino
de la gota que acompaña
solitaria el clamor del respiro
de las piedras disueltas
en la profunda miseria del mar.

Ha llegado una mujer

Ha llegado una mujer
que se parece en demasía a ti,
en los gestos exagerados,
en la caricia con toque pélvico,
en el abrazo que me brindan sus senos
y en los labios que cada vez pueden
con su mitad, besan la mitad de los míos;
y no te miento si te digo,
que estas trágicas noches
ronronea febril mi abultado vientre.

Yo ya no quiero querer cuando pretendo mujer
escribo a quemarropa sobre ti pecho y tu boca
esperando contigo y con ansias enloquecer.

Que la iglesia me perdone

Las catedrales no son lugar para las sombras
ni los altares para fotografías de aquellos vivos
que desde hace tiempo sin quererlo han muerto
como lo vienen haciendo los versos taciturnos
y eternamente cobardes que a deshoras escribo
cuando pierdo mi turno para entrar en el cielo.

Nada me dice dios cuando pregunto mi situación
con el banco mundial, o del dogma del arrabal
donde he nacido con la triste y penosa vocación
de arrastrar siempre, con los pies la sal de la mar
envuelto en el designio cruel de la razón
quse se madura en soledad bajo el vientre.

Nunca he sabido rezar y aquel catecismo
que tomé cuando niño, sólo me ha dado
para demostrarle al papel de mi atávico cinismo
que lo mío, sin contemplaciones, es amar
y después naufragar entre un verso hondonado.

Que la iglesia me perdone entonces...

diciembre 07, 2014

Algo tiene de razón

Algo tiene de razón el brillo en tus ojos
cuando hasta mí se acercan como lo hace
cada noche la locura que tenue irradias
y desemboca, siempre a solas, en estas manos
que pretenden tocarte,y sin más se cercenan
ante la irremediable proximidad de tu boca.

Algo tienen de irresistible para mí
las chicas que no temen al alba
y se enamoran de grisácesos fantasmas
como lo soy yo, cuando debo partir.

Pero algo tiene de razón
el brillo en tus ojos,
quizás también tengan corazón.

Conservo dos pañuelos

Conservo dos pañuelos y todavía
un talante para aquellas veces
en las que se me va de las manos el cielo
o simplemente, bebo de más y escarcho
con mi propia el sulfuroso infierno.

La vida no es fácil para nadie
y mucho menos sediento de ambrosías
en estos lares donde la gente
de la nada desaparece y los licores
son consumidos en estos terribles bares
donde les sirven un trago a los menores.

Esta noche, después de tu recuerdo
guardo sujeto a la ebriedad mi talante;
te regalo mi par de versados pañuelos.

Resultaría bastante estúpido

Resultaría totalmente estúpido actuar
indiferente ante tu ausencia y el saber
que sigues aquí, metida en la despensa
de besos de sabores que ayer guardé,
estando hasta el culo de borracho para ti
y para esas noches en que la soledad
te abraza tibiamente y te cercena.

Ya poco queda del rapaz que fui una vez
enmarañado a un sueño en el que bailaban
para mí tus pies, mientras yo escribía cuartetos
y algunos malos sonetos a la luz de una vela
inmersa entre la noche que me desangraba.

Ahora que no te tengo ni del todo me tienes
bebo con mayor mi trago de dorado ron
y sin embargo, no puede actuar indiferente.

El mundo duerme

El mundo dueme y yo pienso
en la proximidad de tu mano
contra la mía una tarde cualquiera
que pudiera ser como éstas,
en las que los vagabundos
se mueren en las calles de frío
mientras el mundo duerme
y yo pienso en ti y en tu mano
posada un instante en la mía
mientras los vagabundos
terriblemente mueren de frío.

diciembre 06, 2014

Un perro cruza la avenida

Un perro cruza distraídamente la avenida
y alrededor la ausencia, esa ausencia cruel
y siempre nítida, me zumba a quemarropa
en los oídos que perdí de tanto charlar
con las copas por mi por mi propia boca bebidas.

Nadie es capaz de develar la grandeza del ser
cuando enajenado deambula en el asfalto
entusiasmado por ver un hilo de sangre correr
por los azares en los que tiembla de frío la luna.

Brindo una rodilla al suelo y entonces le llamo
y me distraigo en torno a una grisácea avenida
cuando viene a mí y es él, quien me sonríe
mientras me brinda la lealtad de su mano.

diciembre 05, 2014

Me falta una mujer

Me falta una mujer y no eres tú
sino erradicar poco a poco la ausencia
desprenderme un poquito del trago
de la letra, de mi inseparable tabaco
de las avenidas que arroyan lo mismo
perros que despistados peatones
enamorados del tul y de las ambrosías
clandestinas, que provocan ir en el amor pensando
como lo hago yo en ti cuando me falta mujer
y entonces me da por escribir gilipolleces
mientras bebo y observo que mi orina
es cada vez mas tenue y menos amarilla
a medida que voy dando felices tumbos
y se me sueltan la lengua y las manos
para dar lleno entre fecales heces.

Me falta una mujer y no eres tú, ni tus entrañas
por mi boca consagradas, ni es tu sexo bravío
el fantasma que nocturno ronda mi habitación
cada vez que te pienso prendida a mi cuello
ni son tus piernas más que la botella de ron
que me dicta estos miserables versos sombríos
pensando ya en el mañana y en la corbata
roja que luce triste sin mi garganta en su nudo.

Me falta una mujer y no eres tú y aunque lo fueras
jamás tus golondrinas sabrían del nido
que de malvos poemas he hecho para ellas
ni de la cortina de humo de esta gris poesía
en la que me faltas como mujer para estas manos
entretenidas  con los irremediables ovillos
de la ausencia que me irradia de ambrosías
puestas en un futuro sin ti y malsano de la boca
y huerfano del corazón y del esbozo de alma
de terrible poeta, al que le faltas de noche tú
y le falta, cual mano diestra una mujer distinta
a ti  y que que se pinte los ojos de sepia y no de azul
por aquello de mi tinta siempre negra.

Me falta una mujer y no eres tú
sino tu hermana, tu prima, tu mejor amiga
o quizás si seas tú, cuando te pienso
en otros brazos, tan ajena y tan mía.

diciembre 04, 2014

No he cambiado mucho

Sigue habitando el azul de mis noches
ese silencio cruel del verso entre copas
y el crujir del tabaco cuando febril arde
recostado en las paredes del cenicero.

No he cambiado mucho y sin embargo
el mundo a diario lo hace, como así mismo
los poetas se mueren de soledad y de hambre
cuando la belleza se reviste de bares de putas
y callejones a oscuras, de romántico cinismo
y de avenidas donde se esperan los amantes.

Por las mañanas soy otro y no soy más
que aquel que se disfraza y se perfuma
de esperanza, a pesar del barro en los pies
y esa voz caracolas que me pide callar
el silencio de la noche, siempre tan azul
como de lejos se deja ver el copioso mar.

No he cambiado mucho y sin embargo
la voz de la caracola me exige un cambio.

Tras de mí

Tras de mí, la sombra enajenada
de la muerte viene y va, se detiene
un instante a mirar la nada en mis ojos
cuando son arena y sal, y son tan míos
como lo es ella a los albores rojos.

Tras de mí, los huesos chocan contra sí
metidos entre pensares vulgares y sombríos.

Alicia viene aquí

Alicia viene aquí después de tantas noches
y sin estarlo, se bebe  conmigo un trago;
viene a hablarme de la ausencia y de los labios
partidos por el frío, del afan del derroche
en la sonrisa que aún recuerdo y de la razón
que algunas veces se halla en los sabios.

Ella es la nitidez absoluta del rayo de sol
y voz febril acurrucada en la belleza
del pasar de los años, ella es la certeza
y el don del pasado con buenos ojos
en el que maullan terriblemente los gatos.

Alicia viene aquí y me frota con ungüento
las manos que tanto han sufrido el trajinar
y me refresca las ganas y el cansino verso,
los sueños de aquella vez mientras la mar
termina por adolecerme voraces sentimientos.

Y yo la tengo aquí, entre mi pecho y mi vaso
jugando a cortarse los rizos y arropando gatos
que en su memoria desisten del pardo por lo febril.

Para Alicee Olivares.

No conozco muchos poetas

No  conozco  muchos poetas
ni pretendo realmente hacerlo
la mayoría de ellos, son unos consagrados
hijos de puta, unos incomprendidos
hasta los huesos que se enajenan
con la cara fiel de la luna, sin conocerla
y sin saber que el diablo es , sin del todo ser
un rotundo lunar tenue y preconcebido.

Brindo por ellos y por el narcicismo
que acontece en el pecho del poeta contemporaneo
plagado de soledades y tristes cinismos.

Pretendo una pizca de gloria

Nada sé de la certeza que esboza
el páramo donde la luna es perenne
ni de la belleza de los dedos cantantes
de ambrosías, dispuestos en los labios
a tratar por la piel erizada bajo el vientre.

Yo sólo soy un simple poeta que se dice serlo
por el rubí de una boca que sisea el verso
de una forma amortal y terriblemente bella
en la que recuerdo la palabra reptando soez
por mis andares ambarinos y crudamente tersos
buscando sin norte una razón y una estrella.

Ya nada sé de la métrica, he olvidado el soneto
las décimas, los matices, la sombra que nadie nota
de la sinalefa, los cuartetos, los impares tercetos
he olvidado escribir sin traer la boca rota.

Nada sé de la sapiencia de los grandes
de Bukowski, de Benedetti, del buen Sabines
de Chumacero, de Paz, de Montserrat Martinez
y sin embargo pretendo una pizca de gloria
tímidamente y son hacer tanto alarde.

Yo sólo soy un simple poeta que se embriaga
cada noche mientras rememora la grandeza
de sus sabios, dando razón a las luces calmas
que tiemblan entre las manos y los labios
matando a sus propios demonios de flaqueza.

Luces de colores

Empiezan a adornar
con lucecillas de colores
las grandes avenidas
y todo aquel rastro de color
sólo ayuda a recordarme
los bares que iluminaban mi letra
entre tumbos y luces de neón.

Ya casi es navidad
y no he comprado aún
un regalo para mi soledad.

diciembre 03, 2014

Ya pronto

Ya pronto, me digo
y callo los temblores
de mis terrbles manos
ambarinas desholladas
como el bolsillo del mendigo
rezando por una moneda
a cambio de su penoso canto.

Ya pronto, le digo
y me sumo al desento.

diciembre 01, 2014

En una habitación como ésta

Es duro hallarse en una habitación como ésta
con su bombilla pendiendo amarilla
con sus miles de vicios encapsulados
con sus demonios que jamás se cansan
de follarse por detrás a la ausencia.

Es duro, y a la vez, blando
como el barro bajo las botas
después de un día de lluvia
en el que la vida se hubo apagado.

Dormir un poco, despertar, afeitarse
enrolarse en el nauseabundo disfraz de diario
actuar el saludo o el buenos días,
trabajar como un esclavo contemporaneo
beber , fumar, escribir, beber otro poco
pensar en aquellas magníficas piernas
hacerle creer al mundo una genialidad
cuando no soy más que un borracho y un loco.

Ya no te tengo siquiera tomada del talle
y algunas mariposas en torno a mí vuelan
con sus sonrisas y sus miradas distorsionadas
por creerse la idea de que seré grande.

En realidad ya no me creo nada
dios y el diablo son para mí la sucesión
de la imagen más fiera y más terrible
en la que el hombre puede depositar su fe
y sus pasiones más obtusas y temibles.

Yo casi a nada le temo, sin embargo dudo
del todo cuando se reviste los ojos de nada
y resulta la vida coloreada de sal y azafrán
entre los versos que escribo gris y desnudo
tirando mi pecho a la más aguda hondonada.

Ya no te tengo y sin embargo me tienes
tragando el humo azul del cigarrillo
y negando mi cuerpo  y mis copiosas manos
a un cuerpo ajeno que pretende que haga con él
para cada noche, un fantasioso estribillo
de licores plasmados de amores al revés
y de tragedias corriendo en segundo plano.

No se me ocurre nada y ayer te soñé sonriendo
y no eras tu, por que me abrazabas sombría
y tu abrazo siempre me supo a febriles ambrosías
de vuelos y de pajarillos tenues contentos
y en mi sueño, te vi mirando estrellas amarillas
mientras besabas el humo de un simple recuerdo.

Es duro hallarse en una habitación como ésta
a estas horas enarboladas de la noche
esperando un sol a la manera cruel del derroche
que me pretende volarme repentinamente la testa.

Espero que estes bien.

Ojalá pudiera

Yo soy de los que guardan
al fondo de un cajón sus flores amarillas
y esta letra de tercermundista corazón
que sabe a tierra y a peldaños grises
iluminados por tímidas bombillas
y soy también un gran bebedor
y un loco más embalsamado de poesía.

Soy también, en la humareda fumador
y un inquilino terrible entre las sombras
de la razón, cuando siquiera dios la tiene
y soy la forma más común del perdedor
que marca el levante con su vientre.

Yo soy de los que guardan para mañana
un poco de ron para los cobradores del alma,
para la musa, para el bocado del leviatán
hambriento que me engulle con calma
y soy, el sendero en el que se hallan mis pies
ajeno a costilla  en la que nunca estoy.

Soy río mermado y un paraje huracando
y sin embargo,  cuando me miras soy
poco más que una estela firme en lo alto.

Ojalá pudiera regalarte un te amo...

noviembre 30, 2014

Mis condiciones

Mis condiciones están sobre la mesa
mientras mi mundo poco a poco se derrumba
y en tus ojos que tanto me miran, una chispa
de avellanas irradia cierta complicidad
que apunta al horizonte y a los tibios lugares
en los que mi sonrisa ha estado en cinta.

Nunca he pedido demasiado de una mujer:
que me lea, que esté parcialmente loca
y preferiblemente, de piel tersa y morena.

Sin embargo, tú que cumples a la letra
todas mis condiciones, un tanto me asustas
y otro tanto, me mantienes a flor de piel
escribiendo aunque esté desangelado.

Mis esqueletos en el armario

Contrario a todo aquello que se piense
malintencionadamente contra la ebriedad
puedo decir a mi  muy cuestionable favor
que sólo me encuentro radiante y febril
inmerso entre la noche y estando borracho.

En el vaivén de las olas cancerígenas
del mar, sólo el hombre que bebe a solas
en el trago ha de encontrar hermandad
y el mejor e infaluble de los antídotos
para no ponerse en las sienes una pistola
claro está, que esto no es siempre.

Mis esqueletos en el armario tiemblan de frío
cuando esta apología padece escalofrío.

Dádiva

Pronto han muerto los álamos
y en el tronco ya hueco de uno de ellos
se recarga un hombre sin una pierna
sonriendo la vez que va mendigando.

Le brindo una moneda
mientras la muerte tras de mí deambula
jovial y a paso calmo.

noviembre 29, 2014

En la oscuridad que me abraza

Lo cierto es que te debo un poema
y un par de abrazos a manera de sol,
o de luna, y también una buena borrachera
con cigarrillos y rumores rondando
por aquí y por allá, cual humareda
de demonios que sonríen naufragados.

Mucho te debo y no estos simples versos
sino tu compañia en la incivil agonía
de hallarse en un mundo ajeno casi sólo
y embriagado de flores de caña y alquitrán
que sin embargo me han sabido a ambrosías.

Pues bien, aquí estoy y si te pienso
irrevocablemente mi pecho podrido ya
articula un te quiero bañado de sal
a pesar de este cielo rojizo y terso,
pero el mundo es un sitio cruel y huraño,
y en él tu sonríes y algunas noches detienes
tu andar para decir que me quieres, cuando
me encuentro más que embriagado, buscando
estrellas en el fondo de mi espeso mar.

Y es entonces, cuando más te quiero
a la luz de mis cansinas y eternas velas
evocando un pasado envuelto en el cielo
naufragado entre malas noches y un vicio
que me lleva a escribirte, por que más no puedo.

En la oscuridad que diestramente me abraza
hay un resquicio de luz reservado para ti
y la brasa tibia del verso llegada el alba.

                                                Para Sharom Arroyo.

Hemingway era un sabio

Hemingway hablaba del destino
-de aquel trágico e inevitable destino-
en el que el mundo nos terminaría
-de buenas a primeras- matando
y ante esta bandera verde, blanca
y roja que ahora mismo es mi mundo
doy fe de la metralla a plena luz del día
de este presente letal que en sangre se esboza.

Hemingway era un sabio
ahora lo sé
México, también lo sé
está podrido y es un espasmo
continuo producido por el asco.

noviembre 27, 2014

Ni los más blancos sueños

Todo aquello
con rastro alguno de frescura
no es más
que un despojo
de donde antaño
hubo espesa locura
y un crujir a media noche
recaudado entre el pecho y las manos.

El artista no es más que un equilibrista
contratado por una necesidad equiparada
con la esencia del más lúgubre de los cirqueros
o con la vaguedad del casco y de las botas
que cargan penosamente y cada día
el espeso trajinar de los obreros.

Tu eres muy linda
-siempre me lo has parecido-
y no entiendo por qué tu gusto
por los artistas bajo los suelos
si en la blasfemia nunca jamás
habrán de acurrucarse febriles
la certeza ni los más blancos sueños.

*A Sharon Hernandez.

noviembre 26, 2014

Debe ser normal

Escribí cien poemas desde el borde
de la locura que hallé febrilmente
metido en tus caderas mientras libaba
un poco de tu alma y de tus senos
entonces debe ser normal
que en noches como esta
te piense y te eche de menos.

Es la primer copa

Es la primer copa
y tengo una rotunda impresión
de que todos los grandes sabios
yacen en manicomios
o están muertos
o en la carcel
o tal vez anudando la soga
que un día cualquiera
les abrazará firmemente el cuello.

Hoy he cenado un huevo frito
y el veredicto  final y autoinfligido
me lleva objetivamente a pensar
que no puedo ser más que un pelmazo
mientras la mesa de la cocina tiembla
tristemente entre sapiencias y ausencias.

He conocido genios que sonríen bajo las sombras
por que han sabido encontrar su propia luz
como una perla dentro del nácar de su concha
y entonces me pregunto si serán también sabios
o igual que yo cuando apenas bebo un trago
y una chispa, brota entre mis manos que no es
sino un reflejo arcano en esta terrible y fría
necesidad de la propia necedad del ser.

Mucho me dista la sabiduría pretendida
o el trazo maestro del verso que me sigue
cuando a ninguna parte febril me dirijo
y no así las ganas de las paredes acolchadas
o de habitar los cementerios
o de hacerme encerrar entre barrotes
o de cualquier día de éstos
darle un uso mejor a la corbata
que anida a diario la delgadez de mi cuello.

Debo servir la segunda copa
y aflojarme un poco el alma
el corazón y las ropas.

noviembre 23, 2014

Poema de amor sin amor

A este poema de amor
le sobra demasiado pecho
y en la misma proporción
le falta amor
y un par de piernas
abrazadas a mi cuello
apuntando directo al sol
o aquella noche
que prometió hace años
ser reconfortantemente eterna.

Y ya me ha dado la una
y en una hora más serán las dos
y yo, con todo este arsenal de combate
contra la misería de mis días
enfrascadas en botellas de ron
me defiendo de la sobriedad
y de la carestía
embriagado de lo que ahora mismo soy.

Sin embargo, necio y borracho
persisto en hallar el lugar donde mi barca
logre anclar a merced de vaivenes
de agua clara y bocados de luz
para el leviatán que traga mis peces.

Tengo este poema de amor sin amor
un centenar de caricias en la despensa
donde guardé a Cristo en su cruz
y las ganas de sentir un rayo de sol
metido entre  la gloria de un par de piernas.

Toda esta basura que escribo

Después de todo
toda esta basura que escribo
alimenta a los peces muertos
que flotan panza arriba
entre el constante estupor
del manar de las alcantarillas.

Subo hasta el cuarto piso
cada noche, cuando en casa
y me retiro del ser en la ventana
que muestra sin piedad alguna
la mísera vaguedad del hombre.

Entonces, arropado por la sombra en la pared
me desvanezco y son mis manos los pies
que recorren la llanura blanquecina
del papel, corrompido por la tinta negra
que recorre mis verdades tristes versadas
como el cuchillo de un carnicero en plena selva.

Claro que tu no entenderías esto
cuando preguntas ¿En qué piensas?
y yo termino por callarme el pecho
y tan sólo suelto una estupidez que te hace reir
para que no me sepas, como he venido siendo
y como soy, cuando me miras y pienso
en la fascinación que me traería estar deshecho
pero dentro, de ti.

noviembre 22, 2014

Me falta

Todos tienen razón menos la esquirla
de cancer que una noche mascarada
anidó en mi corazón bocados de muerte
y este gusto encabronado por el ron.

Nada me place más que los labios
que me nombran lubricados y a solas
como si fuera yo un dios vuelto el diablo
y mi letra un vocablo cruel de caracolas.

Yo, que reduje a la nada mis pies
en pos de una verdad que lapidó mis sueños
sardonicamente sonrío y ya después
en mis silencios lloro la mar y los cielos
buscando en tu cadera a dios
entre los despreciables andenes sin sol
en los que el gris es lo único certero.

Me falta una mujer, amor
y esta noche
un despreciable te amo.

Han muerto ya los manzanos

Han muerto ya los manzanos
del otrora y las banquetas sólo crece
la más terrible incivilidad del ahora
inmerso entre las heces fecales de un perro
que ladra y en su ladrido esboza el llanto
de la semilla enmohecida y podrida
que el viento hasta aquí arrastra.

Mientras tanto los gatos permacen huraños
cuando las gatas requieren su lengua y su tacto.

noviembre 20, 2014

Si me lo permites

Tu gran virtud deriva de la simetría
total y absoluta, entre tus hombros
y la piel que recorren curva tu cadera
o tal vez en tus labios si frente a mí
los muerdes o la claridad de tus ojos
cuando me miran arder en mis calderas.

Puedes casarte conmigo
y saber del desencanto de la vida
mientras susurro en tu oído
un falso te amo y te beso los pies
con la bajeza de mi embriagado encanto.

Aunque lo más conveniente
si me lo permites decir
es hacerte un par de poemas
para que a toda prisa
te alejes de mí.

Como una chica con granos

Sentado al pie de la ventana
meditabundo
embriagado
cansado
mirando como el mundo
es que es y vive mientras muere
sin siquiera notarlo
sin siquiera notar la muerte
que le ronda noche a noche
para besar lasciva sus labios.

Deliro en la opacidad de los andares
en los que el mundo es feliz y sonríe
y no he de hallar más que el espesor
de los espejos en los que no me veo
por que huyeron con mis ojos los colibríes
que prometiéronme así, gozar el sol.

Afuera los chicos también se embriagan
y buscan a toda costa tirarse a las muchachas
y en su loca carrera eyaculan en la nada.

Dios sabe que aún puedo dar batalla
competir con los chavales por las chicas
pero tengo un corazón por gusanos carcomido
-¡bah! Eso también lo sabe de sobra-
y tengo estos versos siempre siniestros
en los que he sabido eyacular mi nada
esta nada tan docta y tan mía
tan de sabios leída
tan de sal
tan de claroscuros en el pecho
tan de desiertos y bellos poetas
tan simplemente mortal.

Y mientras me ocupo de pensar en ello
miro al pie de la ventana a los chicos
y entonces medito
me embriago
me canso
y mi poesía es como una chica con granos
reprimiendo el orgasmo del grito.

Aún no puedo

Puedo sortear los carros
que circulan la avenida a media noche
torear a los ladrones en el autobús
que a diario a casa me conduce
coquetear con las vías del subterraneo
sin promesas de caer en ellas
o jugar, vaso en mano cada día
una partida de dominó con el diabo.

Puedo dormir sólo tres o cuatro horas
hacer una comida entre alba y alba
trabajar como esclavo sin descanso
o mandar sin exito al carajo
estos remedos que cargo y responden por alma.

Pero aún no puedo
pequeño corazón
verte inocentemente sufrir.

noviembre 18, 2014

Un remolino de humo

Un remolino de humo
recorre las paredes de esta habitación a solas
y llega la noche por doquier sangrando
y vomitando peces antes de ser pescados
por ese anzuelo coronado
por un putrefacto mendrugo de pan
reseco de muerte y de bidones de vino.

Te quise aquí, hermana muerte, danzando
junto a mí despues de develar tu rostro de nácar
y también quise el humo azulado
invadiendo los espacios que me dejó la mar
en ambas manos, cual indescifrables ovillos.

Todo es penumbra y severas espirales
hoy que a mi lado te tengo, sentada en el rincón
en el que yacen, como cuerpos desmembrados
mis poemas en el cesto que más que basura
acumula mis tripas latiendo entre tanto verso
y resacas de un cielo gris y descalabrado
por el que emana, en esta habitación a solas
un remolino de humo a mitad de la noche
que me sonríe cual pésame letal y absoluto
al saberte aquí comigo, muerte hermana.

noviembre 17, 2014

Siempre llevo conmigo cigarrillos

Ya nunca vengo
a donde voy es un llano
en el que florecen calaveras
y algunas veces
corazones rotos
en su afán de la belleza.

Siempre llevo conmigo cigarrillos
algunos tragos que me sonríen
y en la mandíbula una opresión
que me recuerda cómo se acaba la vida.

Solitario y malherido del pecho
y estas manos
buscan razón en los ojos que reflejan
siquiera
pizca alguna de compasión en los estratos
que privados de su llanto llueven
llegado el albor y sus infernales rojos.

Me pregunto si he de ser yo
el amor y el odio conjugado
en estos tiempos de patria sin nación
mirando desde la orilla de una nube
el cielo ciertamente desvencijado
o el retrato más tenue de un infierno
que adolece al verse ampliamente
por la insufrible humanidad superado.

Mis maletas sólo cargan la ausencia de los años
y una cruz que ahora de nada me sirve
esbozando una poesía radiante de desencanto
en la que sangra mi corazón y su tilde.

Todo pretende cambiar y nada cambia
como las luces neón de los bares
o la falda de la chica de la esquina.

Sin embargo
-siempre hay un "sin embargo"-
ella me mira tiernamente
-siempre hay una "ella"-
tan detenida en su piel morena
que me brinda un poco de calor
cuando la pienso de pronto
y mis versos naturales cercena.

Pero no
no he venido a hablar de ella
ni de su sonrisa
ni de la discreción de sus caderas
he venido a hablar de que ya nunca vengo
de donde irremediablemente estoy
y de estas flores y de estas calaveras
entre las cuales
sin siquiera quererlo devengo
para ser
simplemente lo que ahora mismo soy.

Entonces doy cuenta
de que se vaciado la botella
y me alegra tanto
llevar siempre conmigo cigarrillos.

Espectador

Un ruido a media noche me despierta
de este letargo en el que escribo gris
y no es más que el rumor de las máquinas
tratando de predecir el fin, el adiós definitivo
del que no podremos huir ni decir "me largo"
ante tantas y tantas cerradas puertas.

Prefiero el tinto por igualdad a la sangre
cuando soy espectador de masacres.

noviembre 16, 2014

Caen las hojas

Caen las hojas como cabezas sin cuerpo
rodando pesarosas cuesta abajo
y no soy yo, ni eres tu, ni es siquiera alguien
que toca a tu puerta o el crudo manojo
de recuerdos grises y podridos de nadie.

Pero hemos llorado mientras todos ríen
y hemos reído mientras todos lloran
por las cabezas que cuesta abajo ruedan
cuando nadie ha tocado a nuestra puerta
y sin embargo, las hojas no crujen igual
bajo los pies que bajo el influjo de la almohada
tapizada de sal y de esperanzas muertas.

Tuve una vez una aguda escalera
en los ayeres donde la sombra ofuscaba
el despertar inquisidor y los albores
me brindaban un vientecillo cálido
que nunca más será lo que era rebotando
contra mis sienes palpitando en la locura
de creerse aquella estupidez de estar sano.

Ya desde entonces las cabezas rodaban
y era nuestra generación, un ejercito terrible
de hombres y mujeres sin cabeza que perder
ante el nacimiento prematuro de encaladas
deidades con los pechos bofos y flojos
remendadas a mano de sus tantas cicatrices.

Nunca nos supimos parte de ella y de noche
nos embriagabamos en bares nauseabundos
pidiendo cada vez más cerveza y fumando
cigarrillos en el eterno afán de azular el aire
en el que ahogamos ferozmente el llanto
mientras la vida se nos iba en segundos
acumulados de vacío y de un espeso cancer
en el que a dios nos sentíamos igualados.

Sigo pensando que no soy yo ni eres tú
ni la ausencia cargada de sepias maletas
dejadas con un recado en la puerta
que nunca leímos por que sin más advertía
la pesadez de la certeza de pertenecer
a una generación desde el vientre podrida.

Caen las hojas como cabezas sin cuerpo
y nos tenemos las ganas del frío de la espada
blandiendo ahora un tibio sentimiento
que nos logre despiertar distintos por la mañana.

Me va la vida mejor

Cierto es que me va la vida mejor
cuando bebo y me desvivo hilvanando
el vomitar de estas manos que nada saben
de lo que llegará a ser verdadero
o de las montañas azules o del canto
ambarino de las aves muertas de hambre
atravesando perennes el desierto.

Tengo esta sangre mestiza nacida del flagelo
de Cortes y de la destrucción de las piedras
que profetizaban radiantes vuelos
se serpientes emplumadas y jade terso.

Entonces es para mí común y natural
la mansedad del devenir entristecido
de aquellos soles que prodigan la crueldad
por los andares tenues y malhabidos
del vicio que me vive y cada noche
asolado por dioses destruidos
pone su dedo la llaga incipiente
de esta terriblemente hermosa mar.

Tengo tantos amores desperdigados
en el cúmulo uterino de un rotundo jamás
que antes de nacidos incluso y ya dentados
carcomen febriles mis paredes de sal.

Muero, así, de la nada y por ella misma
y los atriles que sostienen el alma  no existen como tampoco existen ni existirán nunca
las maneras certeras de hallar un sofisma
en las caderas de una mujer o de la nube
que logre sonreír cuando tiene sobre el suelo
la lágrima que al cielo no sube.

Ciertamente me va la vida mejor
cuando apago la luz y a solas muero
sin pensar que tengo tanto corazón
divagando tristemente y sin fuero
de la historia que me marca y me enmarca
a patrones blancos sirviendo.

noviembre 14, 2014

Entonces nada

Prefiero un trago a estas horas
y no las navajas que intentan
borrar lo neanderthal de mi cara
o un cigarrillo a modo de desayuno
mis papeles, mis cosas en tinta negra
mis senderos envueltos en humo.

Nada.

El despertador puede incluso
llegar a ser peor que aquel dios
rompiendo craneos y huesos
disueltos entre sueños y cianuro.

Entonces, nada.

El baño de por la mañana
el disfraz de hombre de bien
la corbata, peinarse el cabello
y olvidarse lentamente
de la propia y cíclica nada.

noviembre 13, 2014

Respiro

Bien
no hay mucho que hacer
si no hay palomas
que mirar o verdes cipreses
cuando espero el autobús
en una de tantas
avenidas de la muerte
pero estoy bien
me digo
y entonces un perro
esquiva diestramente dos mil kilos
de acero viajando
sobre  sus veloces llantas.

Respiro.

Bien
no hay mucho que hacer
quizás, lo de siempre.

Poco me sabe el amor

Vuelvo a mirar y el pasado rememora
lo que pude y no quise hacer con las caderas
de una noche que palpita en los rincones
oscuros del alma guardada en el neceser.

Y ante tal afirmación, tenso el agua y la arena
de los mares que me brotan sin concebir
si es una imagen sulfurosa o es verdadera.

Poco me sabe el amor, arpón en mano
cuando busco el leviatán y no un mísero pez
en esta fiera batalla de tinta negra
y garabatos hiriendo de muerte al papel.

Pero vuelvo a mirar el pasado y me enamoro
de lo que hice naufragando en tus caderas
a medias luces y siempre, a medios tonos.

No soy más

Algunas veces amablemente prengunta
-algún despistado que me lee- por mí
y por el furor decadente de mi poesía
y no hago más que quedarme callado
encojer los hombros y encender un cigarrillo
que sirva de guía para tanto camino
de noche embriagado y malandado.

No soy más que la razón de la sinrazón
y en las paredes acolchadas de las clínicas
donde los locos sobreviven de lástimas ajenas
se gestan estas letras oscuras y cínicas.

Debo encender otro cigarrillo...

noviembre 12, 2014

Primer manual de combate para Axel

A tener la guardia siempre arriba
a despertar por la mañana, a la sonrisa
a los perros, al ratón de los dientes
a los nueves y a los dieces
a tus amigos, a la chica que te gusta
a tu conciencia,  a tu noble cordura
al sueño que sueñas cada día
bañado de inocecentes ambrosías.

Aférrate a algo,  a lo que quieras
y no dejes que tu mundo se muera.

noviembre 09, 2014

Entrada la noche

Entrada la noche y sus demonios
alimentados del nácar de los huesos
de tantos y tantos poetas que felices
yacen muertos y de sus craneos
de los que nacen olas y rosedales amarillos
clamando belleza de todo aquello
que ante la fuerza del tiempo enajenado
buscan en la aguja la piel el sabor del membrillo
y en la hojarasca fiel apagar su espesa sed.

Tu que nada sabes de mí, de mi amarga letra
cababalgando los solares en los que no soy
un arlequín que se desvive velando
el resplandor de una raquítica belleza
te preguntas temerosa quién soy
y en el abrazo que te brindo contesto
soy la antítesis de la luz y soy crudeza.

Sin embargo te pienso por que sé que me piensas
y en los límites que me plantea el trago
soy de ti el amor que siempre has buscado
caducado en la frialdad de tu despensa.

Soy la noche y soy la sombra enamorada
siempre de caderas dulcemente cenicientas.

A Vianey


A Vianey no le gustaba la lluvia
y por esos tiempos a mí tampoco
y su voz se entrecortaba siempre
entre espirales y el nácar de las caracolas
que han tenido algo que ver con el siroco.

Pero yo por esos tiempos estaba loco
y ella también, y yo lo sigo estando
y de ella no sé sus versos ni el estado
en el que mandó su luna al manicomio.

Rezo sin fe por ella y en mi habitación desierta
vuelan perdices y oscuras golondrinas
que sin embargo vuelven y vuelan fugaces
impregnadas de licor y fotografías en mi mente
que no se deslucen a pesar de ser ambarinas.

Extraño sin embargo
sus pies ligeros rondando
el barro acontecido
entre mi pecho y mi tejado.

Se han ido las lluvias

Se han ido las torrenciales lluvias
y los vagabundos celebran por ello
y también por el escote de la rubia
que muestra un tercio de sus pechos.

Triste es saberse metido entre carencias
y a la espera de que el tiempo mejore
cuando miramos sonriendo un escote
mientras nos damos mutuas condolencias.

Gota

Una gota taladra los rumores
en los que el viento es cierto
si acontece a media noche
y a medias luces, la inequidad
la letra que te traigo y su beso.

Esquivo como lo permiten mis piernas
este bache grandísimo de la ausencia
en la que rondan abejas enfurecidas
sin hallar dulzura entre la espesa miel
que cae gota a gota, escurriendo soez
por mis paredes viles y amarillas.

En mis andares

Como una hogaza de pan duro
remojada en una copa de vino
o este onceavo cigarrillo que fumo
y que nunca hará olvidar el destino.

Y en mis andares solitarios
no hallo el surco de la lágrima
que embalsame de paz mi palabra
ni de encanto el propio desencanto.

Debo volver a mi lugar
instalado en la despensa.

Este deber del ser

Algunas veces me olvido
de este deber del  ser
en el que soy un poetastro malsano
dispuesto siempre del cuello
y de la rigidez de la soga a pender.

Me disculpo por ello malsano lector
bellísima musa si no te brindo el corazón
me disculpo por esta pizca de humana razón.

Y yo

Reclinado en el sillón
arrojo a la basura el diario
mientras enciendo un cigarrillo
y bebo un trago.

Me he cansado ya
de tanto puzzle de cuerpos humanos
amaneciendo por doquier
en todos lados
mientras el mundo atónito mira
la succión de la vida vivida
siempre desde abajo.

La cucaracha cruje a diario
bajo los pies del victimario
y es por ello que el mundo gira
y yo, bebo copiosos tragos.

Largaos

Podemos decir abiertamente
que dios no existe y si existe
es la apología del fracaso.

¡Largaos, largaos de aquí!

A la mesa un mendrugo de pan
y las sombras que nunca desaparecen
devoran sin dientes las piedras
de su propio sendero marcado de sal
de sangre fluyendo por los vertederos
donde el futuro se envuelve en sepia.

¡Largaos, largaos de aquí!

Podemos decir abiertamente
que en estos días y en estos lares
dios vuelto un mundano hombre
es un fracaso y es mexicano.

noviembre 08, 2014

Mi poesía

Ya no hay columnas en el desierto
en las que olviden su sexo los santos
y cada vez hay más chicos en tacones subidos
simpatizando con solitarios y borrachos
que duermen cada noche en la esquina
en la que sólo florece tenue la muerte.

Y entonces, no pueden ser de otra manera
mis arrebatos y la expresa locura de mi poesía.

Sin embargo es cierta y es mía.

Mx

Aquí
pedir justicia
es tenerle fe a lo podrido.

Empaca tus camisas
tus poemas, tus piernas de reserva
tu corazón si aún te queda
tu botella y todos tus vicios
y aléjate sonriendo
mientras puedas
de aquí.

noviembre 07, 2014

Desperté a media noche

Desperté a media noche
y me vi franco sonreír
soy un alcohólico -me dije-
y las palomas del parque
entonces vinieron a mí.

Tengo un mendrugo de pan
dispuesto en los bolsillos
y esta sonrisa cansina
con ganas siempre de amar.

Y sin embargo su roca

Soy esa boca del lobo
repleta hasta el cansancio
de cánceres espesas y caries
rondando siempre la belleza del bocado
que me intuye bebiendo nocturnos licores
y hambriento de un futuro desdentado.

No tengo mucho que ofrecer
y envuelto en la bruma de mi madrugada
repaso los faltantes de mi inventario
por entre mis manos y me crujen los huesos
ante la imposibilidad de poder ser.

Soy Sísifo y soy sin embargo su roca
corriendo a toda prisa y en interminable reversa
por la ladera empinada de los sueños
donde mi corazón en coma siempre te versa.

Replay

Ella me dijo un buen día: sonríe
y tomando uno de mis pulgares
entre sus finas manos
me dibujó el stencil de una cara sonriente.

Ahora se ha repetido la escena
con otra "ella" que ha cambiado
el pulgar por el dorso de mi mano.

Este es uno de esos extraños panoramas
en los que olvido de pronto a la muerte.

noviembre 06, 2014

Muerta la noche

Muerta la noche y los andenes
por donde pasan enajenadas muchedumbres
a las que llaman gente, hieden cual aliento
de un alcohólico con fiera resaca despertando
furibundo y torpe a las diez de la mañana.

He contemplado siete maneras dignas de morirse
desde el punto de vista de la intrascendente
vocación de poeta y la vista se me nubla
de altares y botellas otrora llenas y hoy vacías
naufragando entre olas blanquecinas
y líneas estrofadas sin siquiera mensaje.

Entonces
soy conciente de mis ganas de morirme
y de esta fatalidad de hallar una octava
en la que la niebla con su beso perenne
consuma lentamente el latir insumiso
de míseros dioses y  tantos diablos armados
de una pasión disuelta en las dunas carmesí
en las que me crecen, descomunalmente
el pecho y algunos verdes en las manos.

Nadie me mira cuando interrumpo mi verso
para mirar al gato que pasea con un ratón
ya frío y desmembrado entre los dientes
ni siquiera la magnínica noche que ha muerto.

noviembre 05, 2014

A la espera

Tienes que sentarte
y esperar, la vida, la muerte
la huida despavorida de la cucaracha
ante la sombra de tus zapatos
arrancarte la cabeza o un brazo
si es necesario
y ponerte con todas tus fuerzas a esperar
aunque la mayoría de las veces
los mejores poemas llegan
cuando cansado ya nada esperas.

Estoy a la espera sentado
y mientras tanto
bebo algunos tragos
y también espero
el crujido de la cucaracha
bajo mis zapatos.

Tan dura es la poesía

Sin embargo y después de todo
nos descubrimos del velo de las sombras
frente al espejo inmaculado,
cada noche en el preciso instante
en el que nos sabemos muertos.

Me duele la boca y el pulgar y el índice
que señala la cruz del profanado tesoro
carente de dorados y de tintineares
en los que la belleza acurruca en su regazo
el bienestar de no hallar en ella chequera
ni futuro prominente en el tipo de cambio.

Tan dura es la poesía que en estos tiempos
de fusiles y muchedumbres sedientas de sangre
los poetas mueren a solas de hambre.

Entre luces amarillas

En este cuarto circular
de las esquinas sobresalen
dos aves y el agudo resplandor
de un par de luces amarillas
una caja llena de recuerdos como sombras
y una sonrisa acuchillada por la soledad
en la que el victimario a su víctima perdona.

Recuerdo que no era yo cuando mentía
y el azul de los infantes cielos
surcados por nubes de algodón
simulando la nariz de las brujas
recuerdo el recuerdo de los días
plagados de nacarados sueños
de jaulas sin puertas ni cerraduras
y recuerdo la circunferencia sin aristas.

Entre luces amarillas, venida la noche
el par de aves mío, de pronto ha muerto.

Empieza a hacer frío

He dormido casi a diario
-al menos un par de horas-
hundido en la cruda tibieza
de los asientos del subterraneo
y ya empieza a hacer frío.

Me preocupan los sinhogar
y las mujeres que jamás terminan
de limpiar sus hogares vacíos.

Pero hoy he dormido un par de horas
en  el trajín de un asiento verde
y tibio que pertenece al subterraneo
y me preocupa que pueda durar por siempre.

Ya empieza a hacer frío.

noviembre 04, 2014

Lo mío

Muy a menudo
cuando las luces
del mundo se apagan
me pregunto
¿Qué hago aquí?
y es entonces
cuando escribo.

Lo mío es bailar calladamente
anclado a la letra y al talle
de la más enamorada muerte.

Levanto mi vaso

Levanto mi vaso
contra la blanquecina luz
y ya pretendo el albor
que me encuentre
del latido despojado.

Hay un par de galaxias a oscuras
de las cuales no te he contado
un cadaver enjaulado en el espejo
y una pila de sueños desmoronados.

Y sin embargo y contra la ausencia
levanto en soledad mi eterno vaso.

noviembre 03, 2014

A una flor

Cae, desde el séptimo cielo
un botón dispuesto a ser rosa
y en su camino, abre y madura
y muere; y sin embargo, resucitan
de él un par de pétalos carmesí
que me arropan y me envuelven
mientras me mecen sus brazos.

Yo también caigo y es el vértigo
de la sombra quien me irradia
de suaves besos los labios
y de palabras que no encuentran
sinónimo en la caricia que pretende
hacer presente aquel aroma
que hoy respinga la nariz
cuando se embriaga de pasado.

He sido y soy aquel jardín
lleno de peces que a diario mueren
a mitad de una terrible subasta
en la que piden las rosas paz
dentro del vaso en el que amanecen.

Y al fondo de la escena mis manos
cargando la tijera y el rastrillo
heredados entre la soledad y la bruma
tanto por dios como por el diablo.

Recojo de la ausencia de la flor
la sonrisa y no pretendo más
sino la gloria de la brisa del mar
bañando el botón que enajena
esta noche mi pensar y mi sol
ofuscado por la belleza que me brinda
saberla a pesar de que me cercena.

Domingo

Los domingos cierran en el bar
donde señoras visten como chicas
y dos kilómetros a la redonda
-lo puedo bien asegurar-
el sueño vence a los hombres tristes
y la soledad sin más ahonda.

Tomo pluma y papel
y sin remedio lo escribo.

Algunas veces
después del trabajo
no hay mucho que hacer
en día domingo.

Tarde

Sigue siendo tarde para Cronos
y en las esquinas hay altares
vomitando flores amarillas.

Aquí es donde jamás
suena insoportable
el graznar del despertador.

noviembre 02, 2014

No contemplo

Las alamedas comienzan ya
a perder el peso de su follaje
y en las paredes rojizas del ser
una mancha gris de pesticidas
viene pudriendo el latido
nacido en el levante de las horas
en las que el poeta camina sin pies.

Siempre han hablado las bancas
y los desdichados parques de amor
sin tener la tenue idea de hacerlo
y alredeldor de los kioskos
buscan las cucarachas y los palomos
razón ecuánime para el estertor
que llegará como las luces al cielo
febriles o devastadas del todo.

Entonces podeis acusarme
de crímenes a la nación
de aquel que escribe desamparado
de blasfemia, de injurias a la patria
de aquellos que buscan la razón.

Yo no contemplo la vida que vives
sin el barroco de la esperanza
a lomos de tres caballos ruines
cabalgando la luna de un sanatorio
o del bello azul de Cantabria.

No contemplo posibilidad alguna
de acumular una pagana plegaria
en el recuerdo de unas manos
que jamás toqué ni mi tocaron
con la sutileza febril del escribano
que encontró su tibia belleza
en los bigotes rasurados de un gato.

O en aquella que fue mi Mujer
por diez años y que dejó mi pecho
con llave en el frío neceser
a la espera de pudiera yo renacer.

Estoy jodido amor
quien quiera que seas
si la mujer de sol y manos frías
o la mujer que duda y me abraza
ahora mismo pretediendo
mis letras de rapaces ambrosías.

Qué difícil

En realidad,
conmigo hay poco
sino es que nada
y exagero a menudo
cuando quiero querer
y cuando odiar odio.

No ando buscando luces
imitadoras de alboradas
ni lámparas de gasolina
por los pasillos clandestinos
en los que a gatas se arrastra
lo peor de toda mi poesía.

Entonces un perro por doquier
aulla y tan triste es su aullido
que el mar me corre insumiso
por estas cadavéricas mejillas
en las que ese tibio pasado
anidó media docena de besos
ajeno a las las llagas de un Cristo
por la razón y la fuerza desterrado.

Poco hay conmigo y sin embargo
disuelto en esta nada hay tanto.

Traigo un soplo de cinismo puro
en estos pasos dados a tumbos
por el andamio de la muerte
en la que no tropiezo ni caigo
a pesar de que me ama con el alma
dentros de estos versos sin suerte.

Qué difícil decir te amo
cuando la vida convulsiona
entre las horas perennes.

noviembre 01, 2014

Consejo presidencial

Sé que suena terrible
pero el suicidio algunas veces
es la única forma
para algunas personas
de ser socialmente responsables.

Deberían de tomarlo en cuenta
la mayoría de los presidentes.

octubre 29, 2014

Mi corazón está flotando

Mi corazón está flotando
desde hace tiempo
sobre flores malvas
dentro de un frasco de alcohol
y es cierto, algunas veces
a la mejor provocación sonríe
y es azul como el cielo
o se enrojece con la gloria
de hallarse entre cafés reflejado.

Pero han pasado ya
bastante lunas por los bigotes cobrizos del ermitaño
y en sus ojos de vacío
una estrella muere cada día
y entonces es lo que es el espacio.

Todo de mí reviste de tristeza
un pasado en salmuera y en grises
que claman por callar el silencio
en el que se desnuda la belleza.

Leo los diarios por la mañana
y mi corazón sigue flotando
sin ser cuervo o pájaro azul
entre las fauces de un leviatán
desdentado y dulcemente nacarado.

Incluso entre los ocres y el ambar
cabe bastante bien el amarillo
una plegaria, una blasfemia
o en la cabeza un golpe de martillo.

Mi corazón está flotando
y choca constantemente
con las paredes del vaso.

octubre 28, 2014

Hace tres noches

Hace tres noches
que comparten conmigo
licores el mismo vaso
y la misma boca
la de siempre
la entumecida
la rota
y mis camisas arrugadas
tan sólo miran la escena
por tanto tiempo repetida.

No es nada sino la nada
denotando dactilarmente
su paso y el roer incisivo
de una bellísima muerte.

¡Qué tan hermosa es la vida
entre vaivenes enamorados
de la enajenación de una luz
y qué tan meramente intrascendente
resulta el rugido de las olas
a los pies del cristo en su cruz!

Le he estado versando el pecho
al dios aquel en el que no creo
a través de las paredes de un vaso sucio
para dormir después
cada vez más sediento y desnudo.

No es nada sino la tos y la desgana
al despertar bañado en sudores
o los témpanos de ese feroz hielo
acariciando a quemarropa mi espalda
o es la exigencia diaria del deseo
de anclar tu cadera en mi cama.

Hace tres noches ya
en que nocturnamente
te encuentro situada
en la fatalidad de mi vaso
cuando no pretendo nada más
que un par de espinas en la frente.

Entre silentes ecos

Y entonces una sombra
envuelta entre silentes ecos
presume los alboreos colores
en la piel de lo intangible.

Estamos sólos
-sólos, repiten dios y el diablo-
y no estamos más sólos
-sólos, la coracola y los labios-
por que somos tantos solitarios
codo a codo por las calles
siendo siempre de noche
a pesar de las luces del día.

Alguna vez
recogeran mis huesos
aterciopelados por el musgo
sutil de lo certero
y suturados ya
de pretensiones malvas
en las respuestas
de una boca haciendo mutis
y tán sólo me verás
-craneo, tibias, peronés-
solitario vagar como espuma
echada por la boca
o como ola de mar.

Y entonces
esa sombra entre silentes ecos
viene de pronto a mí
y entre las manos su beso.

Tu recuerdo

Las sábanas
tiradas por el suelo
a media noche
-noche fría, insípida-
y un par de perros aullando
con titánico eco.
Y es lo más semejante
y más cruel, quizás
a despertar con las manos vacías
y con la mente aniquilada
por aquello que ayer fue flor
y ahora,
una serpiente
que viaja en un gris ataud
en el que aún no duerme
para siempre
tampoco
tu recuerdo.

octubre 26, 2014

El jorobado

A paso rengo
camina el jorobado
despacio
con su traje de lino
amarillento y oxidado.

Viejo como los surcos
de la tierra encanecida
viejo como la maravilla
dr vivir penosamente la vida.

El jorobado es un hijo de puta
igual o peor que yo
pero que con su condición lucra.

Podría llamarse amor

Un cubo de basura a tope
es iluminado por la luz artificial
de las bombillas que opacan
la luna en esta terrible noche.

Siempre habrán señoras sumisas
dispuestas a ser las primeras
en aguardar al recolector de basura
y siempre habrán recolectores
de basura malolientes y sedientos
de las señoras que los miran.

Eso podría llamarse amor
como el que la luz de las bombillas
tienen por el cubo de basura
en esta terrible y negra noche.

Al pie del eucalipto

Al pie del eucalipto
crece el verde y en el cesped
un par de latas de cerveza
retorcidas y vacías.

¿Cuantos hombres -y mujeres-
se sabrán al despertar
vacíos y ya sin alma?

No siempre la cercanía
del verde resulta un bien.

Amable lector

En realidad
a estas horas
y en estos lares
no hay mucho que hacer
beber a solas
escribir un poco
conjugar a la muerte
en primera persona del singular
jugar con una bola de estambre
mientras escucho fluir mi sangre.

No me juzgues
si después de leerme
te encuentras
con un poco de belleza
o a caso
un tremendo vacío en el vientre
pues entonces
poco hay que hacer
también
entre tus horas
y tus muy personales lares.

octubre 25, 2014

Mi primer poema

Recuerdo mi primer poema
hablaba de dios
de no tenerlo
de lo inevitable del gris
de los sofismas inocentes
de un adolescente
por si mismo marginado
creciendo entre la muerte.

Se llamaba
Blasfemia inusitada
algo así recuerdo
y fue el primer poema
que ocupó un lugar honroso
en mi muy personal
cesto de basura.

No se por qué
hoy me vino a la mente
como tierno
y brutalmente certero.

Yace un muerto

Sobre la mesa
una servilleta
y entre mis tripas
corre enajenada
mi propia sangre.

No sé encender el televisor
hacer la cena para uno
ni volver el alma un pedazo de carne.

Sobre la silla
yace un muerto
de traje negro
y corbata marino.

No sé mirar la mañana
hacer mi triste verso alegre
ni enrazar mis pasos hacia lo ambarino.

octubre 24, 2014

Punto y aparte

Todo el mundo tiene posibilidades
de ser un ladrón de bancos
de morir de terrible cancer
de ganar en los cartones de bingo
de meterse un tiro en las sienes
de encontrar en la esquina el amor
de sacarse las pelusas del ombligo
de ser parte del caos y del todo
o de recucirse a la nada.

Punto y aparte
los momios no están a mi favor
esta noche
ni la de la ayer
ni la de antier
quizás nunca lo han estado.

Después del trabajo

El último subterráneo
pasa a las doce y es tarde
cuando abordo el último vagón
y sin embargo,
pese a mi nada parece esperarme.

Media docena de homosexuales
que se saben de pecado libres
un invidente que toca la kena
-o quena, no se cómo se escribe-
dos camareros de restaurantes
un solitario y sombrío poeta
y una anciana que su bolso cose.

Y así, mis malditos días.

Me desanudo la corbata
desabotono mi camisa
y no entiendo cómo
no se me fuga el alma.

Nada peor

Peor incluso que el miedo
que el fracaso
que la Puta con herpes
peor que la imagen de un poeta
que escribe en su delirium tremens.

Peor que ser policia o abogado
que andar muerto de hambre
a solas y a media noche
que beber sienpre ensimismado.

No hay nada peor
que de noche extrañarte
mientras espero que no lo sepas.

octubre 23, 2014

Tan sólo escribo

Mil veces me han dicho
que tengo un raro talento
que busque un editor malvado
que saque del cajón enmohecido
estos harapientos e insípidos versos.

Pero yo no soy un verso
sujeto a las sombrías paredes
sino las tripas con resaca
de una mujer que espera dar a luz
a un deforme poeta
sin haber estado nunca en cinta.

A la sombra de dios
de la noche
de los amores pasados
de los gatos que me acompañan
de mis sobrados vicios
de la tinta
de los perdedores
que aún saben que lo son
de mis jardines de malvas pasiones
todavía y entrado en gastos
me sigo embriagando
y después, tan sólo escribo.

octubre 22, 2014

Algo tiene su voz

Algo tiene su voz
no lo sé
algo de guerra
quizás de paz
algo de niña
de bella mujer
o ambas cosas conjugadas
en ella misma.

Algo tiene del verde
del cipres y de la calma
de un abanico de esperanza
algo de dios y del divino diablo
que procura curar alas rotas.

Algo tiene su voz
como la última gota adherida
del último trago
o como las aves que surcan
los mares llevando consigo
un gorjear lleno de pasados
y nacacaradas travesías.

Hoy
tan cansado como siempre
de la vida
escuché su voz
y fue aire fresco
algo lindo
no lo sé.

*Para Alicee.

octubre 21, 2014

No me lo tomes a mal

No me lo tomes a mal
pero aún tengo mis dudas
sobre compartir contigo este lugar
donde la muerte sin más florece.

Hasta entonces
seguiré elucubrando teoremas
sobre ti y sobre la conveniencia
de que mis poemas recaigan
una noche cualquiera
sobre tu pelo y estas ganas mías de estar decididamemente
dentro de ti.

Pero ya debo dormir.

Hay tantas formas

Por los intereses
de la tarjeta del banco
por el eterno tráfico
por lo que dirán los vecinos
por los restos regados
de un perro recientemente
atropellado
por la deuda nacional
por la yerba y las pastillas
por tanta Puta
contoneándose
por tantas esquinas
por la mujer que abandona
tu camarote sin barco
por la idea terrorífica
de ser el primero
en saltar de ese mismo barco.

Por una pasión dada a solas
por el secreto a voces
guardado en la fauces de la muerte
por la noche cuando amanece
tiritando de malos versos
y demasiadas bellas quimeras.

Por ser Caín o ser Abel
por las calles
pretendiendo de los poetas
a medio día una rapsodia
de ligeros pies.

Por el todo
y por la nada
vuelta en blanco.

Hay tantas formas
de volverse loco
que beber
ahora mismo
me parece
lo más sensato.

octubre 20, 2014

Qué duro y qué lindo

Y así
de pronto
cual si fuera la muerte
a cada paso bailando
un vals sobre miles de huesos
se me viene la noche
y me pesa
me pesa no tenerte.

Qué duro
y qué lindo
entonces
es a la vez
ser tu padre.

octubre 19, 2014

Hace diez años

Después de diez años
puedo decir
que no he cambiado mucho.

Es cierto, estoy más flaco
se me asoman algunas canas
y las arrugas me brotan
de la noche como los demonios.

Hace diez años
me caía de borracho
y ahora tambaleo
sin perder el equilibrio.

Evito pensar en ello

No le veo mucha ciencia
al ciclo de la vida:
naces, creces, te reproduces
haces como que vives
y después sólo mueres.

Evito pensar en ello bebiendo.

octubre 18, 2014

Perdón

Perdóname esta sombra
y sus efímeras variantes
si besando tus pies se asoma
mi suerte al final de una botella
maquillando un verso
que sin quererlo te nombra.

Perdona mi vocablo ennegrecido
mi falta de progreso y mi letra
que desconoces aún
mediando por ti
ante mis propias barreras.

Tienes todo
y yo que nada tengo
te espero embriagado y febril.

Voy a dormir

Arde en tu boca
esa llama febril
bella e incauta.

Voy a dormir
prendido de un recuerdo
de flores malvas.

octubre 17, 2014

En mis versados huertos

Mi seguro de vida
sigue a tu nombre
y me parece inexplicable
que dadas mis condiciones
no hagas poner en mi vaso
la cicuta con todos sus dones
para recibir un grueso sobre.

Me pone un poco triste
saber que la plusvalía
existe después de muerto
y que el empeño
en tanta sombra no remunera
en mis versados huertos.

octubre 16, 2014

Pitágoras dormía

Pitágoras dormía
cuatro horas al día
y eso bastaba para él
para despertar radiante
del talle de una chica
décadas menor que después
declinó su propio levante.

Me he documentado al respecto
pero aquel cabrón no escribía
ni mucho menos su sangre bebía
y yo que escribo y bebo tanto
no he de buscar un número
que me brinde penosa cofradía
ni teoremas carentes de pecado
entre las fauces de mis poemas.

Dormir cinco horas
ya me parece bastante loco
metido en los suburbios
de la letra y de los que beben
a diario más que poco.