noviembre 30, 2014

Mis esqueletos en el armario

Contrario a todo aquello que se piense
malintencionadamente contra la ebriedad
puedo decir a mi  muy cuestionable favor
que sólo me encuentro radiante y febril
inmerso entre la noche y estando borracho.

En el vaivén de las olas cancerígenas
del mar, sólo el hombre que bebe a solas
en el trago ha de encontrar hermandad
y el mejor e infaluble de los antídotos
para no ponerse en las sienes una pistola
claro está, que esto no es siempre.

Mis esqueletos en el armario tiemblan de frío
cuando esta apología padece escalofrío.

No hay comentarios: