junio 29, 2013

Cierto es

Cierto es que estamos sólos,
que las aves no vuelan libres
ni el vecino ha de amar el vecindario,
y es en la soledad de la sangre
donde hemos de hallar voz y talante
para declararnos vivamente sanguinarios.

Y entre los cúmulos de lluvia y alcohol
ha de venir la muerte a dejar su abrazo,
a impregnar con su semen el revuelto mar
que revienta siempre bajo los párpados.

No es nada, ante el espejo me digo
cuando rebusco sueños de alborada
en mis bolsillos, y una grisácea moneda
resonando mientras a tientas maldigo.

Cierto es que estamos sólos,
me repito.


junio 28, 2013

En la grana de las sábanas frías de una cama

Nada de condolencias a los deudos
de la boca que muerta en el silencio
emancipara en el albor el credo
redentor de vivir sin tener precio.

Nada de besos en la tibia frente
partida por el sol y la desdicha,
por el pulso de las olas crecientes
entre los vientos que esperan sin ficha
un corte de cuchilla en las muñecas
y un espejo que ría ante las muecas.
 
Nada de andar flaqueando en las costillas
del atardecer en el pecho a salvo
del demonio y un par de ocres colillas
encantando mi palpitar más malvo.

Nada mío en la verdad de los días
que los muslos entreabiertos me muestran
y que han de empeñarse en la mancebía
en la que mi falo nunca demuestra,
el estallar de un grito en la garganta
de una triste Venus que ha dios suplanta.

Nada para el poeta que embalsama
sus heridas abiertas en la grana
de las sábanas frías de una cama
que endosa a tu nombre mis fieras ganas.

junio 25, 2013

Un tanto espabilado de la vida

Un tanto espabilado de la vida
y de la muerte, un poco cierto,
la mitad de mí, la que no humea
después de besar la boca del volcán,
un tanto acompañado de ausencia
y de un recuerdo sin suerte.

Beber un trago, calmar las fauces
y las tripas de su propio invierno
cuando la hierba dorada arde
bien podría ser considerado
un deber para que el espera
ansioso en la antesala del infierno.

Aprendí de los sauces a combatir
al viento silente cual de la estatua,
de la noche la caricia en la espalda,
de la voz a guarecerme en la garganta
de un lobo cansado de perseguir.

Y sin embargo hay tantas mariposas
entre las sombras que me cubren
los ojos y mis manos reverdecen,
tejidos palpitantes de ensueños
revoloteando todos aquellos mares
que caben certeros en la caracola.

Un tanto sobrio de amores quemados
y heridas abiertas, un poco embriagado,
la mitad malvada de mí, la que encanta
a los peces que han de tragarse el pan
para dejarse morir por la propia boca
es aquella que de los demonios,
esta noche malva, hace acopio.

junio 23, 2013

Dios quiera

Mucho me temo que la marea
me arrastre a donde quiera que sea,
pero mucho mucho más me temo
es que estos tiempos agrestes
nunca habrán de llevarme consiente
al punto medular entre tus piernas.

Que dios me perdone
y en mí la desesperanza
con pimienta se sazone.

Mucho me temo,
anclarte a mi lista
sin esperanza que espera
el candor de la hoguera
y en el arrebol de tus piernas
pasar una mísera revista.

Estoy ya demasiado extasiado
y cuando dormir es un deber,
envuelvo el pecho en dorados
sin tu vaivén a secas conocer.

Dios quiera que el cielo
se ubique un día de estos
a ras del frío suelo.

Entre piernas y versos de alborada

Una tormenta de humo y alquitrán,
un velero sin vela, una hoguera,
un cuerpo vuelto vino y nunca pan,
una rapsodia en la sala de espera,
un corsé, las bragas de lo prohibido,
una blasfemia cuando nada mido.

La torpeza de la voz, mi sudario,
el estallar blanquecino del vientre,
los números rojos jugando a diario,
el nunca copulando en este siempre
las trompetas oxidadas sonando,
la misma espera esperando su cuando.

Un arrebol pintado en tonos grises,
una gota de sangre, un beso fiero,
un vendaval matando a las perdices,
un machete, un sentido desespero.

Un ciprés en la barra de los bares,
una Puta con buenas intenciones,
un candelabro, dos mansos juglares,
el pecho del diablo hecho jirones.

El estertor de las buenas maneras,
la ciudad, la noche, las avenidas,
el manto insalubre de mis quimeras,
las caderas, las costillas perdidas,
el canto de la tierra en los zapatos,
las garras del más encantado gato.

La Luna que entre aún brilla,
el sol que sin más levanta a las masas,
la resaca, el kilómetro y las millas,
el expreso besándome entre tazas,
la juventud como espasmo y cruel mito,
el ron, el tabaco y todos sus ritos,

Una marca en la mitad de la boca,
un deseo, un trébol acalorado,
una libra en el cuello por la roca,
un sueño, desde el origen truncado.

La redención de esta vil fantasía
tan carente de amor y su ambrosía,
la vaguedad de las olas marcadas
entre  piernas y  versos de alborada.

junio 21, 2013

En resumen

Es la cintura del mal
la que pretende enraizar
mi verso de arrabal
entre la dosis de diario
y este moribundo abrazo
tan sediento del mar.

Y no ha parado la lluvia
en esa mísera esquina
donde de noche es la Muerte
quien se detiene a mirar
las volutas del humo
de un cigarrillo sin suerte.

Es la mano en mi hombro
incitando, con sus cinco dedos
y sus cinco uñas mascaradas
la que deshace el ovillo
del antes y el mítico después
sin esperar la alborada.

Y es la carencia de los días
embadurnando su culpa
a la fina arena y al tiempo
cuando a mitad de la avenida
he de mirar escuetas cruces
seducidas por el roce del viento.

Es el pecho que palpita
abotonado hasta el cuello
en su afán de sofocar
el alma y su triste coartada;
es el beso siempre en celo
y tanto flagelo en la espalda.

Y en el dorado del oleaje
que me conlleva a los lugares
donde busco en el pez y en el pan
el hambre, he de encontrarme
feliz y salvaje,
entretejiendo mis ganas de más.

junio 20, 2013

Escribiré esta noche

Escribiré esta noche
muerta a quemarropa
por las luces de oriente
que aún no asoman,
sobre la piel de un demonio
desnudo y fielmente pardo
entre un verso y una rosa.

Escribiré esta noche
sobre el pesar de los pesares
vueltos tierna cofradía
entre el abrazo de la Luna
mostrada como uña de gato
cuando me ha sorprendido el día.

Escribiré esta noche
sujeto en la desesperanza
del arrebol del manzano
sobre la miel que se desliza
fugazmente entre las ramas
de la secrecía de lo insano.

Te escribiré un poema mano.
una canción con estribillo sordo,
te pintaré estos ojos ciegos
que cuando te ven nada miran
más que la mar que viene en cinta
envuelta en el rojoazulado del fuego.
 

junio 16, 2013

He estado pensando

He estado pensando, a mitad de la noche
entre el canto del grillo y las garras afiladas
de la Luna en la parodia de los días
que nunca vienen y sin embargo se van
buscando en el vicio y el humo cofradía.

He de carecer de tanto y sobrar
en las ventanas de los que duermen
en penumbras y sonríen soñando
alejados de este subsuelo infernal
pregonando su propio delirium tremens.

Pero soy quien a menudo se enamora,
del gesto de la lluvia, de las sombras,
del caudal de recuerdos siempre en cinta,
de la mano en mi hombro, de la aurora,
de la estocada que mi pecho finta
cuando la nada sin más me nombra.

Y nada más dulce que el beso del filo
de un vaso recién cargado de ron
y entre los labios el cancer del tabaco,
nada más dulce que saber que a lo lejos
un pecho igual de insano sigue palpitando
por aquel lastre de lo que nunca nos fue dado.

He estado pensando, un poco en la vida,
un poco en la muerte que diario me visita,
he pensado en el desierto con marismas.

Y entre tanto, un hueco queda en el pecho
en el que yacen desnudos mis muertos
temblando de frío, fieles y macilentos
al saberme próximo al final de mis cuentos.

Hoy, que ya es irremediablemente pasado,
quise curar el daño y de la luz el desengaño
con versos en la boca y candor en los labios;
hoy pretendí engañar al sol y a mis dogmas en rebaño
enmarañados al olvido y a un cielo nublado.

Y después de pensar
es la nada y el gris
lo que sin embargo queda.

junio 14, 2013

En el vaivén de mis muertos y quimeras

"...Ha llovido todo el día
y en las fieras avenidas
un cuerpo deshecho yace
queriendo que el sol lo abrace...."

Gabriel Salinas.

Mentiría si de gris me pintara
del todo las manos y la vida
-¡ésta vida!-, que a diario vivo
con este vicio en cofradía.

Tengo en el manso costillar
siete espadas enarboladas
buscando refugio del mar,
tengo las ganas encalladas
entre la piel de la serpiente
que expulsa febril su simiente.
  
Mentiría si de dios reniego
embadurnado de alcohol y arrabal
retozando con la ardiente ausencia
a la espera de las mieles del mal.

Y ha de ser la boca ajena quien busca
entre mis fauces funestas un beso
precediendo una gota que lo ofusca,
y ha de ser este romance del verso
vertido en la bondad de tu cadera
el que ebulle de noche en mis calderas.

En el vaivén de mis muertos y quimeras
arraigo el pecho y este latir demente
en el que no te tengo ni mucho menos
puedo ser la sumisión de lo silente.

Estas mismas manos que no te tocan, huyen
de la parvada de demonios que te fluyen.
 

junio 09, 2013

De mi paso silente

"...Y si quieren saber de mi pasado,
es preciso decir otra mentira,
les diré que llegué de un  mundo raro
que no se del dolor, que triunfé en el amor
y que nunca he llorado..".

José Alfredo Jiménez.



Ha de ser demasiada la carga,
aquello del traje oscuro y la corbata
en el cuello pretendiendo la muerte
y la vida a expensas de la suerte
con su propia y febril fe de erratas.

Las frías habitaciones de alquiler
sin sábanas tibias ni Mujer
que logre al llegar, escuchar mis pasos.

Las hojas que lamentan mi letra
con voz lánguida pidiendo un  "entra",
para derumbarme con un abrazo.

Ha de ser demasiado el trabajo,
el venir siempre desierto y de abajo
buscando un beso de repente
de doctrinas y morales carentes,
ser la bota tenaz sobre el escarabajo.

Mi boca lamenta tu boca,
la cúspide el rodar de la roca
y mi vientre,
el no conocer el estertor
de tu cadera silente.

No me disculpo

Tomando en cuenta el contexto histórico
de los días en los en los que me debato,
no me disculpo por mutar en gato
cuando ha de ser mi latir demónico.

Con tantos peces y tan poco pan
me trago el pecado de aquellos santos
borrachos de vino de consagrar,
me trago nocturno un pontificado
buscando paz en los besos no dados
entre tus montes y su incivil manto.

Pero he de callar, ahora, en delirio,
cuando febriles han muerto mis cirios. 

junio 07, 2013

Qué más me da

En la garganta una bala perdida
habla de amores quemados y aplomo,
y en estos pies tambaleantes desplomo
el estallar de la letra prohibida
alumbrando la boca del volcán,
que reverdece entre espeso alquitrán.

¿Qué más me da si sólo muero a diario
contando salvos tragos y las ovejas
de la soledad parda entre las cejas
combatiendo a un dios siempre adversario?

Entre las fauces funestas del fiero
amanecer, desquito el sol y el alma
que ebulle entre los sueños de una dama
rondando la llama en que muerto espero;
una brisa alojada en la cornisa
descubre tu latido de artemisa.

¿Qué más me da si la propia elegía
es la que escribe y a veces sonríe
quitándole los puntos a las "í" es
y acentuando una gris melancolía.

Y en el sendero, que bajo mis pasos
se muestra siempre firme y tan certero
tejo la red en la que desespero
cuando la Muerte me cobra sin plazos,
del golpetear de la sangre el latido
y el ayuno embriagado requerido.


junio 03, 2013

De lo que puede ser

"...No era mi día Ni mi semana, ni mi mes, ni mi año Ni mi vida ¡Maldita sea!..."

Charles Bukoswski.

Puede ser que la hojarasca 
bajo mis pies, haya perdido
el tono dorado y el tenue crujir
que otrora asemejó, al estallar
del blanco bajo el vientre
que tanto da y expulsa vida,
mientras el alma con una escopeta
se despide de sueños suicidas.

Este verso, tan mísero y tajante
es el mismo que pretende
la grandeza entre mi propia bajeza.

La mar empieza a lubricar sus lenguas
que tanto me saben a soledad y a resaca
por los fríos albores desvalagados
en los que el gallo canta canciones
de amor entre rincones escarlata.

Dios me perdone las ganas
de atentar contra mis sienes
aún carentes de grises canas.

Debo dormir...

junio 02, 2013

La compartida nada

"...Mi amor no precisa frontera
como la primavera no prefiere jardín,
mi amor no es amor de mercado
porque un amor sangrado
no es amor de lucrar;
mi amor es todo cuanto tengo
si lo niego o lo vendo
¿para qué respirar?..."

Silvio Rodriguez.


Presencio una batalla añeja
entre mariposas y grises larvas,
una noche ensimismada en la tormenta
en las que dios me da largas;
presencio el sol emancipado
del calor de los días de antaño, 
una Luna que relame sus labios
para esfumarse en mi tabaco.

¿Qué tienes que decirme amor, 
ahora que no comprendo el mar
si es que pone su mano en mis costillas?
¿Qué tienes que decirme,
cuando la ocasión del verbo amar
pretende clavárseme como astillas?

Presencio una boca de ausencia
llena y de caricias a la espera, 
un par de miradas febriles y discretas
incitándome a las brasas de la hoguera;
presencio en el latir de la carne
aquel síntoma propio de la felonía, 
la sinrazón exquisita del amante
buscando temblores y ambrosías.

¿Qué tengo que decirte amor, 
ahora que no ha sido en tu boca
donde he hallado confort y descanso?
¿Qué tengo que decirte amor, 
cuando la Luna sin más me sonríe
en las horas que del alma me descalzo?

¿Qué tenemos si la compartida nada
se ha perdido en oscuras hondonadas?