junio 21, 2013

En resumen

Es la cintura del mal
la que pretende enraizar
mi verso de arrabal
entre la dosis de diario
y este moribundo abrazo
tan sediento del mar.

Y no ha parado la lluvia
en esa mísera esquina
donde de noche es la Muerte
quien se detiene a mirar
las volutas del humo
de un cigarrillo sin suerte.

Es la mano en mi hombro
incitando, con sus cinco dedos
y sus cinco uñas mascaradas
la que deshace el ovillo
del antes y el mítico después
sin esperar la alborada.

Y es la carencia de los días
embadurnando su culpa
a la fina arena y al tiempo
cuando a mitad de la avenida
he de mirar escuetas cruces
seducidas por el roce del viento.

Es el pecho que palpita
abotonado hasta el cuello
en su afán de sofocar
el alma y su triste coartada;
es el beso siempre en celo
y tanto flagelo en la espalda.

Y en el dorado del oleaje
que me conlleva a los lugares
donde busco en el pez y en el pan
el hambre, he de encontrarme
feliz y salvaje,
entretejiendo mis ganas de más.

2 comentarios:

Arya dijo...

Eso..!! entretenido y salvaje,
no importa abotonado hasta el pecho.. ;)

Que más noches te sean propicias....

Gato Pardowski dijo...

Tengo puesta esa maldita manía de ser un patán con buenos modales...

Un abrazo, Arya...!!