junio 28, 2013

En la grana de las sábanas frías de una cama

Nada de condolencias a los deudos
de la boca que muerta en el silencio
emancipara en el albor el credo
redentor de vivir sin tener precio.

Nada de besos en la tibia frente
partida por el sol y la desdicha,
por el pulso de las olas crecientes
entre los vientos que esperan sin ficha
un corte de cuchilla en las muñecas
y un espejo que ría ante las muecas.
 
Nada de andar flaqueando en las costillas
del atardecer en el pecho a salvo
del demonio y un par de ocres colillas
encantando mi palpitar más malvo.

Nada mío en la verdad de los días
que los muslos entreabiertos me muestran
y que han de empeñarse en la mancebía
en la que mi falo nunca demuestra,
el estallar de un grito en la garganta
de una triste Venus que ha dios suplanta.

Nada para el poeta que embalsama
sus heridas abiertas en la grana
de las sábanas frías de una cama
que endosa a tu nombre mis fieras ganas.

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