junio 23, 2013

Dios quiera

Mucho me temo que la marea
me arrastre a donde quiera que sea,
pero mucho mucho más me temo
es que estos tiempos agrestes
nunca habrán de llevarme consiente
al punto medular entre tus piernas.

Que dios me perdone
y en mí la desesperanza
con pimienta se sazone.

Mucho me temo,
anclarte a mi lista
sin esperanza que espera
el candor de la hoguera
y en el arrebol de tus piernas
pasar una mísera revista.

Estoy ya demasiado extasiado
y cuando dormir es un deber,
envuelvo el pecho en dorados
sin tu vaivén a secas conocer.

Dios quiera que el cielo
se ubique un día de estos
a ras del frío suelo.

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