junio 20, 2021

La leña al fuego

Quizás,
todo lo bueno que pensé alguna vez ser
ha sido y es, solo una mentira rapaz
que jamás noté por mirar el cielo,
por querer a quemarropa crecer
en torno a mis propios sueños,
entre mis filias y mis más terribles fobias
y entre lo que creí, 
como balance entre el vicio y la virtud;
creí en razones sin razón y en las hojas
que atestiguan en versos lo que fui,
cuando me hallé en plenitud. 

Pero el alma también se desgasta
por no racionarla correctamente
y yo he vivido a lo loco,
di todo aunque fuera poco
y hoy, estando a solas me sé jodidamente
escribiendo versos tristes que me aplastan,
como aquel estertor que no pretendo
y sin embargo toca a mi puerta, 
se mete incesante en mis sueños
y me habla de un posible cielo.

Quizás eché toda la leña al fuego,
siendo aún primavera 
y no pensé jamás en el invierno,
ni en volverme una insolente calavera. 

Sin embargo hay algo que dice: "resiste"
y pongo todo mi empeño en ello,
resistir es un verbo tan básico
en estos malos tiempos,
como es la mano que siempre asiste
con una escopeta ante lo trágico.

De mi vida,
no puedo ser juez y parte
y sin embargo me juzgo cada noche
y soy tan cruel como un calambre,
y entonces me enfrasco en la bebida,
para poder contestarme
y así hacer ovillos de viejo estambre,
retazos de una realidad vivida
en base a lo creído y su derroche. 

Estoy en el punto más cruel
y mis pies parecen no tocar fondo,
pero he sido y soy a mi mismo fiel, 
aunque me aterra lo hondo
y la oscuridad que me inunda el pecho,
ahora que el presente se traga el pasado
y me resulto un patán hecho y derecho
que se siente por la vida defraudado.

Estoy jodido,
desde el alma 
hasta los bolsillos
y ahora mismo gasto mi calma
en contemplar mi latido,
que sigue peleando aguerrido, 
porque aún pretende dar más,
porque a pesar de serlo,
no pretende ser un imbecil
como todos los demás,
que nada saben del amor ni del pecho
y sonríen mientras se mueren
porque jamás supieron amar.

He sido un febril amante,
amé y amo lo bueno y lo malo,
pero de padre aún soy pasante, 
y aunque no sea el mejor, te extraño. 

junio 12, 2021

Espejos

Me mantengo desnudo frente al espejo, 
con frío y siempre con algo de miedo, 
pienso en mí y solo en mí frente a él, 
lo bueno, lo malo, lo peor y después
surge un reflejo certero del propio ego
que precisa comprender o volverme ciego;
y es duro para mí reconocerme errado
y encontrar mi alma llena de granos, 
es duro para mí colocarme en una balanza
que registra burdos ceros en mi bonanza, 
en esta fe surgida siempre en mi pecho
con el simple afán de no acabar deshecho,
como la mierda después de tirar la cadena
largándose por el inodoro que la cercena.

He dado todo, incluso hoy mismo lo doy, 
lo poco, lo recaudado en estas letras
y di más cuando creí que pude hacerlo,
he dado todo cuanto soy y ahora estoy
temblando como un prisionero de guerra,
como una veleta ante el viento más fiero
y necesito la mar brotando en mis ojos
para lavarme un poco de mis despojos,
de mi imagen reflejada en tanto error
que he cometido consignando mi amor.

Estoy desnudo y viajo por mi mente,
por mis manos ancladas en mi pecho
y me miro de frente al espejo
y es tan tierno y tan agreste el reflejo,
que me duele tanto el hecho
de saberme un soñador inclemente,
un intentador de dar felicidad
que pretende de noche, tan sólo llorar.

Recuerdo aquellos malos días
cuando aún era un infante vil
y mi padre me llevaba a cenar tacos, 
mi madre me arropaba mientras dormía
y así mi vida recobraba su tono febril, 
pero ahora esos recuerdos me son vagos.

No sé que diablos estoy haciendo
mientras pretendo estar viviendo. 

junio 04, 2021

Imbecil

Ahora que no soy tan imbecil
ya no frecuento los nocturnos bares, 
me he deshecho del disfraz de hombre de bien, 
de las buenas maneras del saco y la corbata
y no necesito más encantar con mi talante.

Ahora que no soy tan imbecil
recurro a mi pecho en su pequeña fogata
cuando siento frío y necesito un después,
me entretengo en una fotografía jamás tomada,
en el recuerdo de un abrazo apabullante.

Ahora que no soy tan imbecil
me rebusco en los bolsillos vacíos
y de su fondo me saco el alma, 
cegada por los tiempos pero aún sonriente, 
un tanto hecha jirones y de color sombrío.

Ahora que no soy tan imbecil
mi apuesta sigue siendo la del demente,
la del amante feroz que espera la calma,
la del poeta vil que su latido no vende, 
la del tipo que a pesar de lo imbecil, 
aún no tiene el corazón envilecido. 

Ahora que no soy tan imbecil, 
no tengo nada 
y veo tantos imbéciles
que no tienen idea de serlo,
teniendo todo;
sin embargo,
nunca tendrán mi pecho, 
aunque veces, lo confieso, 
quisiera ser más imbecil.