diciembre 30, 2011

Auto-retrato

Un palpitar yugular, un sonido
instalado a media oreja, una cuerda
anudada en la garganta, un chasquido
entre huesos y un alma cantando lerda.

Un mal cardiaco jamás atendido,
una luz que desvela, los temblores
en las manos, el tabaco prendido
en mis labios entre malsanas flores.

Un vicio elucubrado y malherido,
una sombra entre la cejas, un sopor
a media noche, un sueño entristecido,
un corazón con complejo de deudor.

Un tren expreso ausente, un pasajero
que nunca pasa, una lágrima mansa
sin decisión de caer, un mensajero
sin cartas, una Luna que descansa.

Una mala tonada en la guitarra,
una mirada parda, un pensamiento
arrojado al pozo con sus amarras,
un fiero vendaval de sentimientos.

Un sinsabor en el vaso, un estupor
después de tantos tragos, un soplido
de desesperanza, una espalda en sudor
empapada, un mirar envilecido.

Un manantial de letras, una plaga
entre los dedos, un todo sin nada,
un extraño sin alma, una vil daga
adherida a la sombra y su hondonada,

diciembre 29, 2011

Sin versar la nada

Ni el hambre de tres días,
ni la sed acumulada de todos
los náufragos, ni los monstruos
bajo la cama, ni la actual economía;
tampoco la más vil de las resacas,
ni el amor anclado al desamor.


No. Nada de eso es tan cruel
como estar sentado a estas horas
sin poder siquiera versar la nada.

diciembre 23, 2011

Agradecimientos

A toda esa gente, que sin más me ha apoyado y en mi ha creído, a la "banda", como se dice en el barrio al cual nunca he olvidado, a los que fielmente me han leído a pesar de mis insanos versos que de mí sólo la mitad han de decir, a los que me conocen como GatoPardo (Gato Pardowski en Facebook), a los que me han regalado caricias y abrazos aunque sean de paso; a todos ustedes, esta noche de tragos sumisos y tabaco quemado no puedo más que decirles Gracias.

De verdad y sin más, en el alma que ha veces no tengo, les agradezco.

Gabriel Salinas (el hombre, según detrás del gato y también viceversa).
Para todos, mi más fiel abrazo.

diciembre 22, 2011

Secreto

Debo contarte un secreto
antes que se venga la mañana
por sorpresa y derrumbe mi trazo
libre de dogmáticas elucubraciones;
es un secreto tan cándido y oscuro
como el sublime pecho de mujer,
como un terror recién descubierto
a la escasa luz de la Luna
arremolinando mi latido
y desgajando las pulsaciones
emanadas de mis ganas.

Debo contarte lo impensable,
lo ciertamente amoral, lo perdido
en los periodos de ausencia,
tan largos, tan detestables
como el crimen no cometido
por aquel al que llaman culpable.

Y me edifico entre las sombras,
entre la cara oculta de un sol conocido
por los buitres de guantes blancos
y picos siniestros y deformes,
me rompo y me vuelvo a armar
en esta noche que me roba la voz
y mis lágrimas copulan con la mar
sin cantares ni precoces sirenas.

Pero debo contarte, amor,
lo que viene siendo un deber
que de pronto crece y no perece
justo al filo de tus piernas,
entre tus labios sin sofismas
en que acontece mi temblor
en soledad y en manos hechas trizas,
cuando lo dioses no están dispuestos
a la clemencia de tu cuerpo sin aristas.

Y sin ser preciso, te cuento de mi hoguera
que hoy y a estas malas horas arde
y de mi verso tan cruel siempre que calienta
esta necesidad de amarte como los animales,
como gato sin importarle la aurora
ni el saberse en el fondo del mismo pozo
esa gota que cae tan mezquina y cobarde.

Debo contarte del rocío que refresca
mis pasiones y lubrica este candor
de las aves surcando tierras desiertas
con el único propósito de hacerte el amor.

diciembre 21, 2011

La silla que ocupo

La silla que ocupo rebusca el centro,
la luz de la mirada empedernida,
lo corporal y lo etéreo en reencuentro,
meditando en la esquina más jodida.

De sus patas nace un musgo reciente
mezclado con sangre hervida en la hoguera,
con sales y mares condescendientes
de la ola que sólo el vaivén espera.

Y vengo aquí, a sentarme dolorido,
a sentirme entre los escombros vivo,
a drenarme los dedos forajidos
de faroles de rayos abrasivos,
a fuerza de esa mañana rompiendo
mi piel entre el vaho que muere en mi boca
y la sombra que llevo por atuendo,
al rebosar mis zapatos de rocas.

Del respaldo emana un manso crujido,
como el de huesos blancos triturados
bajo las fauces del lobo temido,
como el del cirio de noche apagado.

Y también luce vieja, amoratada,
un poco triste y casi siempre huraña
al verse ante el albor enajenada
como mi alma, envuelta en licor de caña.

diciembre 19, 2011

Causa y efecto

Es la Luna y no lo niego
son tus nítidos labios,
los causantes de todo,
la razón del desengaño,
la pasión hecha culto
en las entrañas laceradas,
entre letras que sepulto.

Mientras tanto bebo
y seguiré bebiendo,
mirando la Luna de lejos,
elucubrando en licores
atravesados en mi reflejo,
en mis ojos sedientos
de tu pecho de flores,
en mis puños macilentos
que te buscan en los albores.

diciembre 17, 2011

De mi verdad

No creas que es tan sencillo
ser un alcohólico de tiempo nocturno,
ni que no sea un suplicio la resaca
cuando se reanima la mañana
entre las luces y sus claroscuro.

No creas que me no dueles en los huesos,
en los labios cuando tu nombre dicen
ahogados en la periferia del desamparo,
en el frío que requiere de los besos
que tanto quiero y aún así me maldicen
encadenado a este mísero descaro.

Las palabras no hacen más que ser dagas
puntiagudas, irremediables, insolutas;
y el verbo una funesta y vil catapulta
apuntando siempre a realidades vagas
donde el hombre no es el remedio.
para apagar el hambre que lo sepulta.

No creas que mis pulmones no resienten
la diaria dosis de nicotina allegada a la Luna
entre este destino, que camina sobre esas dunas
de lo que fui, cuando fui temible disidente
voraz e indispuesto, alerta y pendiente
del latir cuando borracho todo siente.

Y mientras tanto duermes, sin delirios
de zoofilia ni de amores con lengua de gato
bajo tu vientre de encendidos cirios,
sin contemplaciones ni burdos alegatos.

diciembre 14, 2011

Tengo un demonio

Tengo un demonio de alas amputadas,
uno fiel y nocturno, uno que llora
por las horas envueltas en la nada,
uno que riendo no espera mejora;
un diablo sin cola y sin bigotes,
tan fieramente tierno, tan eterno,
apaciguando del pecho su trote
y la dulce violencia del averno.

Tengo un demonio con fusiles mansos,
uno que de madrugada me espera
apretando los labios, sin remansos
de paz ni gota de lujuria austera;
uno de aureola febril y dorada
ahuyentando buitres y malos sueños,
uno de boca siempre arrebolada
atados a un beso jamás pequeños

Tengo un demonio que de mí no sabe
cuando me aprietan las mortales ganas
y el corazón en el pecho no cabe
dando tumbos, cuando la mar es vana
y el oleaje lleva a ninguna parte,
al peñasco elucubrado de amores
donde el pecado me impide nombrarte
bajo mi letra de versos traidores,


diciembre 13, 2011

Señales

Una señal sin más, vil me encasilla
al vicio, al desamparo, a la penumbra
de tu espalda, a tu nombre si es que alumbra
el ángulo que de noche me astilla
el semblante de este pecho cargado
de albores apagados y sedientos,
atado al cenicero emancipado
de la gloria que yace sin aliento,
sin boleto de regreso a la vida
que no tengo cuando sin más me pierdo
en la arboleda más cruel concebida,
en una noche ahogada entre recuerdos.

diciembre 11, 2011

Claroscuro

Dentro de este bolsillo diestramente derecho,
traigo una densa duda carcomiendo mi credo,
tragando los anzuelos que se ciñen al pecho
cuando tiembla de noche, cuando palpita el miedo.

Me busco entre las cejas una clara certeza,
un trébol de cuatro hojas, un amuleto arcaico,
una cruz sin su mártir, un reino sin alteza,
un conejo sin Luna en su latido prosaico.

Hay quien afirma que dios se oculta en los rincones,
que ha de repartir su paz en estado de pupa,
pululando aquí y allá los mansos corazones;
mis bolsillos vacíos, infectos, me preocupan.


Dios no cabe en mis manos con olor a tabaco,
en mis días a oscuras, en mi verso malsano
que sin pena ha de sangrar entre mi mal cardiaco,
entre mis sueños de aquel edén bajo un manzano.

Y sin embrago, tal vez, me obsesiona esta noche
en la que nada encuentro tan sujeto a esta copa
que ha de dar por miserias mi más cruento derroche,
mi carencia rayada a pesar del viento en popa.

diciembre 10, 2011

Sonríele pues a la noche

Una palabra sangra entre el olvido
y la pesadumbre envolviendo sombras
que arrastran los pies y aquello perdido,
entre el suelo careciendo de alfombra
y el cielo carcomido por demonios
de lenguas largas y afiladas garras,
de sus puños sin mayor patrimonio
que el pecho desbocado sin amarras.

Una palabra vil y ensimismada
temblando entre los dedos y la boca
que tanto calla, en medio de la nada,
atada siempre a la más cruenta roca
rodando cuesta a abajo, sin aristas
ni agudos bordes, sin mayores males
que aquel que te ha encasillado en artista
cubierta de espinas de áureos rosales.

Una palabra te enmarca los ojos
sedientos de otroras que no marchitan
tu sonrisa y los albores en rojo;
una palabra que no demerita
el andar del sarcasmo elucubrado
en plena noche sin hallar la Habana,
una palabra en su abrazo marcado
dando forma a las pasiones arcanas.

Sonríele pues a la noche, al gato
que anda sin querer morando el tejado
de la oscuridad; vive en alegato
constante, tan sutil y tan malvado
cuando la Luna perece; sonríe
cuando el sol sea un ínclito derroche
enarbolado en luces bengalíes
abrasando febrilmente la noche.


Es mi manera de desearte un feliz cumpleaños.
Gracias por todo, señorita de los ojos grandes,
le dejo un abrazo...

diciembre 07, 2011

Cuando pase el tiempo (Pequeño y funesto homenaje al Poeta Perfecto Herrera)

Cuando pase el tiempo espero no tener resaca
y mirar el pasado sin cicatrices burdas
a mitad de la cara, ni pasiones absurdas
tan empeñadas en salir de las frías cloacas.

Cuando pase el tiempo los hielos se derretirán
inmersos entre las copas de los vagabundos
que buscan calores en los témpanos de un mundo,
que corre y gira prometiendo que no volverá.

Cuando pase el tiempo espero no andar tambaleando
elucubrado a las luces de Luna, marchito
y desprovisto de sonrisa, triste y maldito
a pesar de estas manos viles que van creando.

Cuando pase el tiempo los demonios trasnochados
cantaran esas canciones de hogaño sin tildar
carencias de antaño, sin siquiera lograr crear
un espejismo de lo que ha sido desterrado.


Cuando pase el tiempo espero compartir mi vida
con los ángeles de los cuales siempre me hablaron,
con los que mis viejos amores me compararon
antes de saber de esta alma mía conmovida.




Mi agradecimiento total, compañero y Maestro.

diciembre 04, 2011

Para Axel

Se me ha prendido el mar al rabillo
del ojo, a las manos que tiemblan
sin encontrar la palabra adecuada
con la cual descifrar este pecho moribundo
cuando viviendo de ti se siente vivo
en el siglo de los completos desconocidos.

Tus ojos siendo los míos, los de otrora,
los de mi infancia entre machetes perdida,
los que perdí en lontananza soñando en el mañana
que tanto prometió antes de conocer el ron.

Mis ojos, creando el más fiel eco en los tuyos,
creando arrebatos y los dolores más seco
cuando te veo ahí, dormido y sin más soñando
sin saber que los sueños irán mutando con los años
ni que la gloria en fiera se irá transformando.

Por que me dueles como la noche intrínseca,
como el papel cuando sangra en penumbras
y el reloj no da tregua ni cinco minutos espera,
ahora que tan a prisa y sin temores creces
y preguntas sobre las huestes de las tinieblas
que me envuelven, cuando me miras y me dices
sin palabras que el mar se retira si así lo quieres.

Hoy se me escapa el pecho y la frente te beso,
tan borracho como siempre, tan arcaico e indefenso,
tan huraño e imperfecto a media noche,
tan paternal como los diablos vueltos dioses.

diciembre 03, 2011

Quién me sepa vivo

Quién me sepa vivo, sabrá del temblor
regurgitando el pecho ensombrecido
entre albores cruentos y entristecidos,
tan machacados por el mundo y su hedor.

Sabrá de mi canto desesperado,
de mi voz vuelta cipreses mansos,
de mi locura que no da descanso,
de mis versos de inicio irremediados.

Quién me sepa vivo el sol olvidará
inmerso en el crujir de los huesos rotos,
olvidará sonreír en las fotos
por tener el presente el gris más allá.

Sabrá de mi temor a los ratones
cuando han de correr directo a mi cara
de infante, de mi justicia con vara.
gobernante, de mis vagas pasiones.

Quién me sepa vivo, encenderá cirios
y me invitará sin remedio un trago,
para festejar los miles de estragos
pretendidos a los pies del delirio.