diciembre 30, 2011

Auto-retrato

Un palpitar yugular, un sonido
instalado a media oreja, una cuerda
anudada en la garganta, un chasquido
entre huesos y un alma cantando lerda.

Un mal cardiaco jamás atendido,
una luz que desvela, los temblores
en las manos, el tabaco prendido
en mis labios entre malsanas flores.

Un vicio elucubrado y malherido,
una sombra entre la cejas, un sopor
a media noche, un sueño entristecido,
un corazón con complejo de deudor.

Un tren expreso ausente, un pasajero
que nunca pasa, una lágrima mansa
sin decisión de caer, un mensajero
sin cartas, una Luna que descansa.

Una mala tonada en la guitarra,
una mirada parda, un pensamiento
arrojado al pozo con sus amarras,
un fiero vendaval de sentimientos.

Un sinsabor en el vaso, un estupor
después de tantos tragos, un soplido
de desesperanza, una espalda en sudor
empapada, un mirar envilecido.

Un manantial de letras, una plaga
entre los dedos, un todo sin nada,
un extraño sin alma, una vil daga
adherida a la sombra y su hondonada,

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