diciembre 11, 2011

Claroscuro

Dentro de este bolsillo diestramente derecho,
traigo una densa duda carcomiendo mi credo,
tragando los anzuelos que se ciñen al pecho
cuando tiembla de noche, cuando palpita el miedo.

Me busco entre las cejas una clara certeza,
un trébol de cuatro hojas, un amuleto arcaico,
una cruz sin su mártir, un reino sin alteza,
un conejo sin Luna en su latido prosaico.

Hay quien afirma que dios se oculta en los rincones,
que ha de repartir su paz en estado de pupa,
pululando aquí y allá los mansos corazones;
mis bolsillos vacíos, infectos, me preocupan.


Dios no cabe en mis manos con olor a tabaco,
en mis días a oscuras, en mi verso malsano
que sin pena ha de sangrar entre mi mal cardiaco,
entre mis sueños de aquel edén bajo un manzano.

Y sin embrago, tal vez, me obsesiona esta noche
en la que nada encuentro tan sujeto a esta copa
que ha de dar por miserias mi más cruento derroche,
mi carencia rayada a pesar del viento en popa.

1 comentario:

Zteban Klop dijo...

muy buena métrica carnal, me gusto su rima, es raro encontrarse a poetas que les gusta aun ese sentido tan musical en la poesía.