diciembre 29, 2011

Sin versar la nada

Ni el hambre de tres días,
ni la sed acumulada de todos
los náufragos, ni los monstruos
bajo la cama, ni la actual economía;
tampoco la más vil de las resacas,
ni el amor anclado al desamor.


No. Nada de eso es tan cruel
como estar sentado a estas horas
sin poder siquiera versar la nada.

No hay comentarios: