diciembre 22, 2011

Secreto

Debo contarte un secreto
antes que se venga la mañana
por sorpresa y derrumbe mi trazo
libre de dogmáticas elucubraciones;
es un secreto tan cándido y oscuro
como el sublime pecho de mujer,
como un terror recién descubierto
a la escasa luz de la Luna
arremolinando mi latido
y desgajando las pulsaciones
emanadas de mis ganas.

Debo contarte lo impensable,
lo ciertamente amoral, lo perdido
en los periodos de ausencia,
tan largos, tan detestables
como el crimen no cometido
por aquel al que llaman culpable.

Y me edifico entre las sombras,
entre la cara oculta de un sol conocido
por los buitres de guantes blancos
y picos siniestros y deformes,
me rompo y me vuelvo a armar
en esta noche que me roba la voz
y mis lágrimas copulan con la mar
sin cantares ni precoces sirenas.

Pero debo contarte, amor,
lo que viene siendo un deber
que de pronto crece y no perece
justo al filo de tus piernas,
entre tus labios sin sofismas
en que acontece mi temblor
en soledad y en manos hechas trizas,
cuando lo dioses no están dispuestos
a la clemencia de tu cuerpo sin aristas.

Y sin ser preciso, te cuento de mi hoguera
que hoy y a estas malas horas arde
y de mi verso tan cruel siempre que calienta
esta necesidad de amarte como los animales,
como gato sin importarle la aurora
ni el saberse en el fondo del mismo pozo
esa gota que cae tan mezquina y cobarde.

Debo contarte del rocío que refresca
mis pasiones y lubrica este candor
de las aves surcando tierras desiertas
con el único propósito de hacerte el amor.

1 comentario:

Ío dijo...

¿Qué puedo decir, qué palabra podría explicarlo?
Aquí, y lo secreto e impensable se te hizo verso, y siempre, y cuentas y cuentas, y a esta hora, tan mala, o tan buena, como cualquier otra, son tan hermosos, tanta belleza tienes dentro, Gabriel
Mi beso

Ío