febrero 26, 2015

Preciso un trago

Preciso un trago cuando tengo
y no te tengo encallada a mi cama,
cuando las olas rompen su blanco
entre las piedras que auguran mañana,
un abanico de espejos multicolores
vueltos la aurora de tantos sinsabores.

Pero yo soy distinto y mezclado con cal
soy de tono nácar y también ambarino
si a media noche me bañan las crestas del mar
y un devenir de en encendidos cigarrillos.

Por que es tu nombre un mágico sendero
y un halo milagroso de perenne luz
en el que logran retoñar mis huesos
enarbolados al cuento de un príncipe azul
que robe por siempre el azúcar de tu beso
ante el levante revestido de blanco tul.

Preciso tu vida junto a la mía,
tu vientre moreno bajo mi vientre
cuando contigo preciso mi vida,
tan viciada y sin embargo para siempre.

Un cementerio a media noche

Un cementerio a media noche
esboza pequeñas flores amarillas,
dientes de león radiantes y nacarados
y osamentas cubiertas de tierra parda
que ya sin dientes timidamente sonríen.

Incluso en él las aves que no duermen
cantan bellos estribillos repletos de polen
y latidos enamorados y tranquilos
a pesar de la distancia y de la muerte
de las pesadas lozas que  contiene.

Un cementerio a media noche
es la poesía que me transcribe,
mientras yo siembro en las estrellas
el brillo de tus ojos siempre claros
y un amor entre pesares y arrebatos
en el que contigo cada día se espesa
cuando tu sol me abraza y en tus labios
pienso sonriente en los vivos y en el mañana.

En ella

En ella cabe entera la vida
a pesar de los afilados  dardos
lanzados a la impuresa del aire
y en ella, me cambio el tono gris
por el blanco y algunas veces
también, disfruto de las heridas
a quemarropa como lo hace el fakir.

En ella cabe perfectamente esta letra
si el futuro me llega con la ternura
en la que quepo en sus ojos mientras
me abraza y me atrapa en su sonrisa.

Después de un par de poemas y Chary Garcia

He escrito un par de poemas esta noche,
los he leído después de escribirlos
mientras suena una canción de Charly Garcia
y cada letra me suelta una cantaleta terrible
que afirma un ¡Gato, tanto has cambiado!
que me suena por demás lógico y certero
cuando miro las volutas de humo en círculos
emergiendo autómatas de mi cigarro.

Y es verdad, me he vuelto más cruel
al pasar pesaroso de los años vividos,
me he vuelto más letal y más hijo de puta
proporcionalmente al trato de la vida
y a sabiendas de estar sólo conmigo,
trasnochando el arrastre de la tinta negra
sobre el papel en su eterna disputa.

He escrito dos poemas esta noche
-este es el tercero-
y pareciera que cada vez preciso decir más
y dormir cada vez menos,
por que es un hecho que he cambiado
a medida que ha pasado el tiempo
mientras pretendo afianzar por siempre,
tu vientre en el vientre de mis versos
tan nacarados por mis propios huesos.

Mientras tanto sigue sonando Charly Garcia
en esta habitación de rojizas paredes sin sol
en la que espero el graznar de un azulado cuervo
que detenga el cambio cuando seas del todo mía.

febrero 25, 2015

El punto al que yo miro

El punto al que yo miro
es aquel en el que los gusanos
revientan la panza de los perros muertos
que amanecen en el vecindario,
aquel en el que las flores nacen dehojadas
y sin embargo algunas veces cantan
su aroma a tierra recien bañada
por el rocío de estos tiempos cruentos.

Algunas veces uso gafas oscuras
para ocultar estos ojos míos con resaca
y otras tantas me muestro cual soy
para llorar mientras tibiamente sonrío.

El punto al que yo miro
resulta una patada en el culo
para las masas uniformemente grotescas
que abarrotan los andenes de la vida
con sus existencias tenues y amarillas.

Yo sin embargo, después del vicio
y del humo azul de mi eterno tabaco
busco la sombra de nuestros días
para charlar de arrabales y de la muerte
encantadora que a todos lados cargo,
intentando amasar una belleza diferente
que admita de buenas mi pardo latido
soportando tremendas patadas en el culo
sin esquivarlas, como lo hace la gente.

Alguien sale media noche y rocía
de cal el hedor de los perros muertos
y así el mundo maquilla la vida,
para mirarla menos cruel y mejor.

Ronda una luz

Ronda una luz por los pasillos
casi siempre a estas horas
y tiernamente se instala en mi cabeza,
en mi pecho, en estas delgadas manos
que laten y laten si se entrelazan
con otro par que les devuelva la certeza.

Ronda una luz y cantares de avecillas,
de sol de medio día entre cielos azules
y me ronda en el recuerdo tu sonrisa.

Si estás tú entre mis brazos

Pudiera dejar ron y el trasnochar
metido en mi burbuja de latidos
fielmente instruídos por la ola del mar,
pudiera yo hallar un distinto sentido
a la vida dignificada entre mis calaveras
que sobre mi cama a diario te esperan,
junto a mis ganas de tiernamente besar
tus ambos pares de lubricados labios
sin importar lo que diga el vulgo y la sal.

Pudiera yo renunciar al espesor de la letra,
a la cama individual en la que apenas duermo
y desconoce tu pecho moreno y sin aristas
que me conduce a la guerra sin yelmo.

Sin embargo ahora mismo tan sólo puedo
esbozar un tibio y certero te amo
sin aquella mala copa que brinda el cinismo
que no me toca si estas tú entre mis brazos.

febrero 24, 2015

Es muy distinto contigo

Por piadosa costumbre tengo el beber,
a media noche y con la caligrafía
casi perfecta de este ser sin del todo ser
por valerse indiscriminadamente de utopías.

También escribo versadas apologías,
fumo la flor del tabaco a borbotones
y bebo demasiado café antes del medio día.

Pero es muy distinto contigo,
cuando por vocación en tu abrazo adquirida
preciso que te quedes conmigo,
a expensas de un "para toda la vida".

Un te amo

He lamido la piedra
de los ríos que secaron
después de tantos años
sin conseguir apagar mi sed
y sí convetir mi letra
en el maullar repetitivo
de un poeta y triste gato
que te pretende como mujer.

Un te amo siempre es más certero
cuando el mundo ensimismado duerme
en el punto medio de la hora cero,
y es ahí cuando más te amo.

La gente que me conoce

La gente que me conoce sabe
que a donde quiera que he ido
he dejado las vísceras y el corazón,
la escasa luz de mi tenue razón
y los sulfuros tiernamente empedernidos
de este pecho sin cerrojos ni llaves.

Soy lo que soy y no pretendo más
que la certeza de saber que mis sueños,
a pesar de la salinidad de la mar
ocultan un sol entre mis tantos muertos.

La gente que me conoce
sabe beberse un buen trago conmigo
y regalarme compañía y su abrazo,
su compresión ante la vileza de mi trazo
y la cofradía entre mis letras cual cobijo
que vilezas y malas pasadas desconoce.

Soy lo que soy y entre las sombras
algunas veces tiemblo de frío y otras de miedo,
cuando puedo ser más de lo que debo
y en un distinto futuro las aves me nombran.

Metido en este oleaje

Metido en este oleaje
aparentemente en calma,
estoy taciturnamente tranquilo
arrojando pequeñas piedras al mar
donde los versos se desnudan el alma.

Mucho no significa nada
si pretendo hallar un adjetivo
para cuantificar cuánto te pienso
hombro a hombro y junto a mí
cada noche en esta rojiza habitación
en la que verso a verso te beso.

Pero soy uno de esos malos poetas
a los que nunca deberías hacer caso
o tal vez, al que deberías un día cualquiera
quedarte para siempre en sus brazos.

Metido en este oleaje
aparentemente en calma,
busco la playa de tu amor
para enraizar en ella mi ancla.

Rayo de sol

Un rayo de sol asoma en la cortina
de la noche más que nunca estrellada,
se sujeta a la caricia de la luna
y entonces,
reconoce cálidos albores y sonríe
cuando las sombras se detienen.

Se han ido poco a poco los muertos
y la espesura gris de las necias nubes
ha empacado las maletas con el pico
aún graznante de los altivos cuervos.

Un piano tocando suavemente

Un piano tocando suavemente
dentro de mi oído derecho,
un cigarrillo en mi mano izquierda
y en el buró , una copa de ron blanco
despertando la letra de mi pecho
por tanto tiempo conservado en alcohol.

Tengo la voz ganosa de cantar quedamente
una tonada que termine con finales felices
sin el silencio donde empieza siempre la muerte.

Tengo un piano tocando suavemente
en mi oído, como tengo tu risa y tu voz
persiguiendo mis pensares adormecidos
en la armonía de tu abrazo y su sol.

febrero 23, 2015

Los niños en las calles

Los niños en las calles
no saben que hacer
ni donde demonios ir,
para qué sirve la pelota
ni empuñar la resortera,
jugar a las canicas,
ni de traer las mejillas
en sustancioso color carmín.

Los niños en las calles
son la sombra de un pasado
donde los niños fueron
felices y de adultos cobardes.

febrero 22, 2015

Ya no soy un caballero

Ya no soy un caballero
ni cedo el asiento a las ancianas
que me brindan su dedo medio
cuando sentado escribo fieros poemas
en los vagones fríos del subterráneo
para alejarme de las arrugas del tedio.

Ya no soy la chispa de la combustión
que hace diez años o más,
empapaba los más crueles desiertos
de la utópica cresta de mi distinto mar.

Estoy cansado y viejo mi amor,
aún sin del todo estarlo;
y sin embargo en tus brazos preciso
el sabor perdido de la calma
del poeta que le brinda a tu latido
el más sincero y triste arrabal
y el deseo de compartir tu vida y tu cama.

Ya no soy aquel de antes,
y ahora prefiero tu beso
antes de hallar el levante
sumido ante la letra y el verso
que te besa las costillas
tímidamente en silencio.

Dijeron que no podría

Dijeron que no podría,
que mirará
los diplomas empotrados en las paredes
de las habitaciones elegantes
de la gente que cursó años y años
en la estúpida escuela,
que mirará togas y birretes
en las fotografías en sepia
de los que se ensancharon el culo
en la madera de un pupitre
sin sentir entre los pies
la ola certeranente nacarada
de un distinto mar al suyo.

Dijeron que mis noches
bebiendo ante las letras
de mis penosos sabios
no eran más que una horda
de insensatas estupideces,
que esta nada
que a todos lados cargo
como referente natural
de lo que creo como dios no era,
sino un signo inequívoco
de querer tapar
con mi delgado dedo medio
el sol y tacharon de blasfémica oración
cuando les hable a medias tintas
sobre mi pecho en eterna salmuera.

Dijeron de mí,
ser un apologista de los sueños
que nunca duermen
y sin morir sobre mi cadáver
escupieron su bilis con creces.

Dijeron que no podría
y renegaron de la idea
de morir a cada instante
con la intención de nacer
cada vez a ellos más distinto
y cada vez más viciado
y cada vez más insumiso
ante la idea preconcebida del ser.

Dijeron que no podría,
sin embargo ahora me leen
cuando embriagado escribo
y mis flores fielmete amarillas
les achacan en las narices
que puedo y que a pesar de todo,
soñando y febril, aún vivo

Como un imbécil sonrío

Entonces
un sol radiante
por fin parece brillar
para mi,
como el diente dorado
del magnate del otrora
que terminó a media calle,
temblando
después de estropeado.

La ciudad son las fauces
de un extaño animal
de invulnerable aliento
lanzando fieros gruñidos
para que por los días
no corra jamás el tiempo.

Sin embargo,
algo parece brillar
sin el neón de los bares
que supieron de memoria
mis más terribles males
inocentes de la gloria.

Como un imbécil sonrío.

febrero 21, 2015

Entre tu yo

Entre tu y yo
caben dos galaxias,
trece postales de la ciudad,
quince peces naufragados
por las corrientes del mar,
infinidad de libros adscritos al vicio
y el carmín de una misma pasión lacia
peinando sus rizos enamorados.

Pero entre tu y yo
caben tantos te amos
que ya no hace falta dios.

febrero 19, 2015

Cierra los ojos

No es necesaria la razón
cuando se tienen las manos
amasando el porvenir
endurecido como piedra
lapidando de noche en el latir
de la inmisericordia del paredón.

Cierra los ojos y mira el azul
de los días en que tibia fue la vida.

La espesura del yo

En la penumbra un dios
se disfraza de tierno demonio
cuando he de sacar a pastar
mi remedo de unicornios.

He estado jugando a los volados
con la más certera y cruel de las suertes
y he absolutamente y tristemente perdido
un brazo y el castaño de mis ambos ojos
mientras contemplaban el azar de la muerte.

Dios es igual al semblante del poeta
que se pensó capaz de ser proxeneta
y capaz de superar la espesura del yo.

Me hago el idiota

Una chica
me enseña las bragas
de encaje en un tibio azul
mientras trato de leer el el semblante
grisáceo de la gente que muerta
aborda igual que yo el autobús.

Y es una chica linda que sonríe
cuando apenado siquiera la miro
alejando de sí cada vez más sus muslos
sujetos a las medias negras de lo prohibido.

Todo hombre precisa que se valore el gesto
de hacerse el idiota ante tal acontecimiento.

Pero tu sabes de sobra que soy un idiota
y que no existo ni existiré nunca
en otros pechos ni en otras piernas
que no tengan el aroma de tus ropas.

Más de una vez

Más de una vez
me han llamado "hijodeputa"
sin que siquiera mi madre
tenga algo que ver con los dogmas
que fervientemente creo y sigo
por lo contaminado de mi sangre.

No lo soy aunque me sepa cruel
como lo ha de ser el cirujano con el esteta,
no soy más que un tipo triste que escribe
esperanzado a ser un malsano poeta.

febrero 18, 2015

Muy a menudo y siempre de noche

No puedo esconder que muy a menudo
y siendo siempre de noche, me derumbo
después de los andares diurnos
disfrazado de aquel hombre de bien
que manchado de alcohol y alquitrán
pretendo enajenar de mí lo malo del ser.

Voy y vengo casi siempre de la sombra
hallada sin quererlo en un terrible tejado
y en el maullar de un gato sin forma
de gato, en un cascabel sin siquiera cuello
donde hacer amarras de brillante acero.

Pero soy hombre y soy de los necesitados,
de aquellos que cavan con las manos
por no ser diestro con la pala y el rastrillo
que deshollan los andares y el camino
recorrido y en el que la noche me embalsama.

Y entonces necesito el brillo de tus labios
tatuando el lóbulo derecho de mi oreja
para callar las olas de la gris caracola
y el veneno que deja entre mis penosas manos
si te intentan tocarte y volverte para m í eterna.

Hay noches que te extraño demasiado,
y hoy que me asomo febril a las estrellas
el cielo cruel parece carecer de ellas.

El pozo

Un par de sombras a la deriva
intentan encallar en el pozo
donde flotan peces multicolores
entre el hedor de raíces podridas.

Respiro un poco de la rosa y del viento
que rememora el aroma de la belleza
cuando la calma me trae hasta aquí
rumores de guadañas y de muertos.

La nada revuelta

Dentro del vientre de la muerte
una paloma nace y en su plumaje
el nácar recrudece en el ámbar
de la suerte tiernamente enamorada
de aquellos que nada tienen.

Tengo la nada revuelta
entre el pecho y las manos.

Donde está siempre dios

Vuelvo casa embriagado
a refugiarme en la cáscara rojiza
de una habitación siempre a solas
repleta de un humo gris y ensimismado
en la carencia de las luces ambarinas
que arropa tras de sí el mar y sus olas.

Me pongo al corriente de la voz de los diarios,
fumo mucho, bebo un poco y llego aquí
donde entre tanto demonio carmesí me embrjago
y entonces me vuelvo poeta con piel de fakir
recostado en el filo de la aguja del sin embargo.

La certeza más fiel del hombre contemporáneo
debe ser aquella voz que en su podrido interior
le dicta un autocompasivo y radiante perdón
a lo acontecido entre su pecho y su cabeza,
pues ahí mismo es donde está siempre dios.

febrero 17, 2015

La luz que me llega

La luz que me llega
es un pálido candor de las velas
que ocultan fieramente tiranías
y demonios terribles al medio día,
pechos por el destino desbocados
y el despertar por siempre a tu lado
del espanto de mi amarga utopía.

Traigo conmigo incienso y tabaco,
un abrazo cierto dando soez cobijo
a la ternura de tus ojos y tu abrazo
y al azul clamor por ti empedernido
cuando el mundo a tientas se desmorona
a la espera de un futuro en tu aurora.

La luz que me llega mezcla con ron
la esperanza carmesí que se embriaga
con las bancas de un parque reverdecido
por tus manos si a caso rozan este corazón
que malversa la vida y a veces malviaja
cuando por tu pecho se halla bendecido.

Tengo un arpón afilado

Una silueta conforma el andar ambarino
de los peces que dejaron de tener vida,
hace unas horas o diez mil años,
en realidad el tiempo no importa
cuando ahora pretenden dar coletazos.

Tengo un arpón recien afilado
y más de una vez fieramente probado
en el tejido más blando de mi corazón
envuelto en el ambar de la gris silueta
que lo volvió  a la vez decadente y poeta.

No lo tomes a mal

Algunas personas
toman a mal
cuando les aconsejo
tirarse a un barranco
o emular a Hemingway
con su escopeta.

La gente no conoce
ni conocerá nunca
la realidad de los ovillos
tiernamente infernales
del pecho de poeta.

Yo cada noche
me tiro de cabeza al barranco
del latido cual derroche
embriagado de ron blanco
por que no he conseguido
el cañón de una escopeta.

Vuelan las aves

Vuelan las aves de noche,
esas aves pardas y encantadas
de cielos oscuros y extraños
mirando cabizbajas
los rojos de los cruentos tejados.

Aquí todo es un sucio silencio
traspasando por doquier las paredes
que no lograrán nunca el cielo
de las aves que vuelan de noche
siempre pardas y encantadas
ante la mirada de este extraño.

febrero 16, 2015

Y ni siquiera llueve

A estas horas
es cuando más a mierda huele
el día domingo
mientras la muerte duerme.

Tengo un poema entre las manos
con forma de hígado y de tanto corazón
latiendo inmerso en esta habitación
tan propensa a hacerme un pobre diablo.

Y ni siquiera llueve
ni cosa extraordinaria pasa
cuando este día y a estas horas
se dinamita mi pecho en coraza.

febrero 15, 2015

Se mi mujer

Se mi mujer
y mi vida
mis cabellos revueltos
mi después
mi fruta jamás prohibida
mi latir entre versos
mi despensa en el neceser
mi más certero sueño de día.

Se mi guitarra
y mi voz sin voz
mi sonrisa sin reir
mi todo entre hondonadas
y se mi amor
mientras intento subsistir
como sombra enamorada
de la mujer que hallé por dios
entre tus brazos y en ti.

Se la razón
y la magia que brilla
cuando mi vida amarilla
pretende encallarse en tu corazón.

Se esta libre y tenue poesía
y la voz que calla cuando la lees
mi entendimiento con la locura
mi caravana de demonios cada día
mi sonrisa eterna después de ayer
y para lo poeta mi más necesaria cura.

Se mi corazón cuando late
ansioso y siempre disidente
de mis pasados lares
ya carentes de presente.

Cuando mi pecho se halla en cinta

Yo ya no quiero beber
aunque en verdad lo requiera,
pero es mi hermana la bebida
y suministro escencial del neceser
para siquiera comulgar con las quimeras
que manejan mi caótica vida.

Quepo bastante bien
en el sinónimo de hijo de puta
aunque mi madre no lo sea
ni tenga siquiera culpa,
y quepo mejor entre tus brazos
si en ellos mi verso no adolece
el no situarme cada noche entre tus pies
cuando esbozo mi penoso trazo.

Pero
lo sabes
nena,
todo me indica
a quemarropa
un constante latido
enrojecido,
y la certeza anarquista
de un te amo
cuando soy yo entre copas,
cuando mi pecho
de tu pecho
se halla febril y en cinta.

Una botella de whisky

Cruento el vivir
y la botella de whisky
sonríe sin corazón
y sin el alma
de los que a media noche
solitariamente beben
cuando las avenidas
se llenan de robóticas putas
ordeñadoras de semen.

Enciendo un cigarrillo
y en la humareda me fugo
haciendo tersas espirales,
círculos sublimes,
cicatrices en el yugo
de mi verso de arrabales.

Una botella de whisky
sonríe como el gato de Cheshire
y me convida funesta a un brindis.

febrero 14, 2015

A una langosta bogavante

Eres hermosa aún
cuando hechas espumarajos
blanquecinos por la boca
y te retuerces  ante el rocío
del agua que no conoces
mientras cruelmente te mantienen
las tenazas enligadas.

Pronto serás servida
con mantequilla y azafrán
y tus pequeñísimos ojos
dejarán de brillar.

No sin tenerte

Nunca he sido capaz de entender
en demasía aquello del amor,
simplemente me he dedicado a sentirlo,
a tirarme de cabeza a los barrancos carmesí
en los que la razón sencillamente sale sobrando.

Sabes, yo soy sólo un imbécil
que a menudo entrega el pecho
a pesar de traerlo visiblemente enlutado
por las sombras que se empeñan
en darme cobijo a diario.

Y entonces he sutilmente aprendido
a ser terrible desde el espesor del fango
que me grita a la cara el estar perdido.

Yo sin embargo
y sin caretas
sonrío si estoy contigo,
si mis manos
te buscan enamoradas
mientras jalan del destino
su implacable carreta.

Más de una vez
te he hallado en mis sueños
desnuda del alma
mientras yo,
taciturno siempre
me me desnudo del verso
recien llegada el alba
para dilatar mi azul corazón.

Soy un imbécil mi amor,
por que me bebo la vida enajenado
ante las posibilidades de la razón
de un corazón a todas luces gangrenado
que a tus pies y a tu pecho pide perdón,
cuando la gloria pretendida por siempre
se situa junto a mí en tu vientre.

Y entonces por la ley de causa y efecto,
sencilla y guturalmente me jodo a mi mismo
siguiendo la ruta  de los poetas abyectos
que redundan tristemente en el cinismo.

Pero tu eres mi musa y eres bella
como una luz encendida a mitad de la noche
mientras me hago el solitario
que te tiene navegando entre su pecho.

Se muy poco del todo
y sin embargo
tengo un doctorado
en la espina dorsal de la nada,
se del aguante de mis visceras
ante tanto y tanto embate
de la vida a pesar de saberme
malherido y tristemente inerme
y aunque a ciegas
dando pelea como me enseñaron,
a lo malsano poeta
y a lo arrabalezco del borracho.

Mi cáscara tan llena de grietas
resiste para no romperse
ante los albores nacarados de muerte,
pero no sin tenerte.

Vienes y traes tus manos frías

Vienes y traes tus manos frías,
una sonrisa estrellada en el pecho
y la belleza del cielo en tu mirada.

Yo sólo traigo las manos en los bolsillos,
el verso preñado cuando te nombro a solas
y aquel estertor irrevocablemente embriagado
que me incita a amar tu voz de caracola.

También traigo estas ganas de hacerte el amor,
una canto resucitado antes del tercer día
y la necesidad de ser para tus manos el sol.

Vienes y traes tus manos frías,
un levante azul atravesando mis huesos
y tu beso enamorando mi beso de tul.

febrero 12, 2015

Mientras mis ganas contigo

Hay noches
en que me enluto entre mis ganas,
instantes iracundos
radicados en la vida que vivo
y tormentos por la caña azucarados,
cuando más soez me es el mundo.

Ahora mismo la certeza de los libros
se almacena entre los tristes museos
que otrora llamáronse bibliotecas,
cuando me intento tiernamente equilibrar
entre la estupidez inauditamente humana
y la insumisa vocación de hacerme el poeta.

Pero hoy recuerdo el punto incivil
en el que se unen hermosos tus muslos
y este beso que le debo a tus las labios,
mientras mi voz te canta sus canciones
abyectas de vida y embriagados levantes
muy a pesar de la idea de todos mis sabios.

Incluso en la desdicha más honda
puedo decir ciertamente un te amo,
abrazando entre suertes la palabra
que brinda conmigo después de un trago.

Cuando más requiero cobijo
te pienso y te elucubro
mientras mis ganas contigo.

Espero el autobús

Espero el autobús
un tanto cansado
aletargado de la vida
en su fiero presente
y arremolino los latidos
de esta jungla perdida.

Hoy me he cortado el pelo
y puedo asegurar verme más joven,
me he rasurado el bigote y el mentón
mientras m muerte sigue jovial en su trote.

Y entonces pienso en ti
y en el abrazo que te debo,
en mi cuello y en su cruz,
cuando totalmente ajeno al mundo
por tu pecho me enajeno y sonrío
mientras grismente espero el autobús.

Cuando miro la luna caer

Traigo en el bolsillo derecho
una caja de cigarros y cien pesos,
en el izquierdo
un amor trazado en versos
aperlados  y un cúmulo de besos
no dados pretendiendo un futuro terso.

Y cuando miro la luna caer
más que la aurora
todo tu ser es quien amo
a pesar de la ausencia
y de mis necios estragos.

Cuando salgo al arrabal

Tantos cabrones en la calle
pretenden ser
quienes al diablo nocturno
fieramente espanten,
sin saber que la vida
se vive en un sólo turno
sin otra oportunidad de ser.

Ya no busco peleas
cuando salgo al arrabal
y camino fumando el humo
de la ansiedad por el mar.

Simple

Intentaré ser
lo más simple posible:
te quiero para mí
y para siempre,
certera, indivisible,
hombro a hombro
y vientre a vientre.

Tu mano en mi mano

Sabes,
tengo una certera necesidad
que reaparece cada penoso día
entre los valles de la muerte
transitados por mi pecho y sus pies,
en la creciente y febril plusvalía
de un forajido y tierno después
en el que seas del todo y siempre mía.

Y entonces,
encapsulado en el nítido recuerdo
del brillo y de tu beso en mis labios,
sonrío mientras muero de frío
y de encontrar tu mano en mi mano.

febrero 11, 2015

Un diván confortable

Hay un diván confortable
justo al lado izquierdo de mi pecho,
entre el vicio de mi letra de diario
y la necesidad de tenerte conmigo
sujeta siempre a mis penosos trazos.

Siempre en él
y cada noche amanecida
me bebo la vida
mientras te espero.

Si mañana me muero

Si mañana me muero
que sea por la mañana
y descubran mi cuerpo
entre las frías sábanas
de un malvo día domingo,
después del tañir de las campanas
y del almuerzo de los niños
con futuro vil y ennegrecido
por la carencia y las malas mañas.

Si mañana me muero
no asistas sobrio al funeral
y méate de risa de la vida
a pesar de las ojeras y la sal.

Entre tus brazos

Entre tus brazos la paz
es cosa de inveterados dioses
o de demonios aún en gestación
no lo sé de cierto
sino mi pecho
soñando con tersos algodones
y azúcares suplantando al ron
de cada jodida noche
cuando te tengo a lo lejos.

Y si en lontananza sonríes
mi corazón azul también lo hace
a pesar de los relojes
y de la ausencia tan hija de puta
que en mis días por tan poco vende
soy la réplica de la sonrisa de los soles.

febrero 10, 2015

Ordenanza

Según la ordenanza de las manos
y el pecho
soy,
cuando acumulan sangre
ferozmente y acanalan el vientre
y en tus manos estoy.

Soy un poeta de los malos,
de los viciados por la calle,
de los más terribles
que buscan vivir en lo intagible,
mientras rudamente sostienen
el amor y la copa incivil del talle.

En tus ojos contigo

Habito el tiempo de la querencia insumisa,
de rascacielos que no hallan jamás el cielo
y de albores cruentos llenos de lunas promiscuas.

Habito el tiempo de la letra que sangra
metida a martillazos en un rústico pecho
pretendiente de la pasividad del alma.

Y sin embargo solo de noche y borracho habito
los andares de la certeza en la belleza
si me encuentro reflejado en tus ojos contigo.

febrero 09, 2015

Una guadaña

Una guadaña
guarda el filo
en línea recta
que atraviesa la garganta
de los que tanto callan
la conjetura del hilo
que a cada instante conlleva
a salvaciones de salva
buscando en ese vicio llamado amor
una incongruente pizca de grandeza
interviniendo ante el innato temor
que navega recién llegada la calma.

En estos susceptibles tiempos

En estos susceptibles tiempos
en que la gente
se muere poco a poco en silencio
mientras la luna a viva voz grita
su resplandor tibiamente perenne
cae de pronto una llovizna de tinta
y arremolina en el pecho un verso
que también grita que para mí
y sin embargo cada noche te quiero.

febrero 08, 2015

En mis puños

En mis puños
cabe un trampa de mar
arrojada desde mis ojos,
un timbre de embriagada voz
y un latido cruzando la calle
sin importar el semaforo en rojo.

En mis puños
las hormigas libremente deambulan
hasta mutar en terribles poemas,
los cuevos graznan baladas azules
y los gatos siempre metidos en la noche
maulllan ante la inmensidad inmunes.

En mis puños
el corazón sobrevive o se me pudre
deshojando versos de las margaritas,
en mis puños te extraño entre arrabales
y solitarios tragos de ron casi siempre blanco
afirmando cuanto a estas horas te necesitan.

En mis puños de detestable hombre
cabe mi abrazo bordeando tu nombre.

Nena

Yo poco puedo decir del amor
y sin embargo,
en ello encapsulo el corazón
cuando te digo "nena"
tras esta vida que me cargo.

Siempre han de ser
la distancia y la ausencia,
una grandísima pena
a pesar de aquella palabra
llamada incivilmente amor.

De una patada feroz

Esta melancolía endemoniada
está ya tan acostumbrada al dolor
de una patada feroz en la entrepierna
recibida de forma legalmente poética.

Algunas veces
hace que a solas llore
y algunas otras
que febrilmente sonría.

febrero 07, 2015

Le llaman poeta

Viene regando
sus flores de muerte desparpajada
a media noche
y en lo punto más gris de la penumbra
entre las manos un retoño de crece.

Algunos le llaman poeta
y otros tantos que lo saben
han de llamarlo tristemente
encantador del desencanto.

febrero 05, 2015

Cierro los ojos

Abro la puerta y por ella escapa
el humo azúl de los cigarrillos
encendidos durante toda la tarde
entre nueve metros cuadrados
de tabiques febrilmente enrojecidos
cuando ahora mismo ya es de noche
y el alma mía con maleta en mano
no decide largarse por fin con destino
a la empatia del ninguna parte.

Cierro los ojos, después los abro
y doy cuenta que sigo soñando contigo.

Cuarto de hotel

El mismo cuarto de hotel
recibe diariamente
a docenas de amantes.

Con tanta sangre en la pared
con tanto blanquecino semen
con tanta fingida desnudez
con tantas filias y tantas fobias
con tanto a solas que buscar
yo me pregunto incanzablemente
cómo es posible a los amantes amar.

Las sábanas son siempre blancas
y la señora que hace el aseo
se detiene a pensar en cada cama.

Me tiembla el pecho y las manos

Hay quienes buscan por doquier
el punto final del arcoiris
quien pretenda la bola de las brujas
para saber algo más que el presente;
hay quien precisa la comedia de dios
o la sonrisa a quemarropa y blanquecina
propinada por lo más certero de la muerte.

Hay quien llora todas sus alegrías
y quien ríe con desparpajo en los instantes
en los que todo el mundo abraza el llanto
entre la ausencia plagada de carestía;
hay quien contrata amores de alquiler
y se saca del falo los terribles diablos
y hay quien nada busca sino una mujer
que le bese tiernamente los labios.

También hay poetas que escriben sus deudas,
cuentistas ebrios entre arrabales desiertos
y novelistas que se embaucan en las ciudades
donde todos irremediablemente estamos muertos.

Hay quienes mueren enlutados a diario,
por el silencio de aquella penosa sinrazón
que los cubre de mordaza cual sudario;
pero sigue habiendo tantos con corazón
que hoy me tiembla el pecho y las manos.

Apenas media noche

Apenas media noche
y estoy ya cansado
me agobia la forma indecisa
en la que van pasando los días
relucientes de nadas nacaradas
y fragmentos de los ayeres
por el polvo de la tarde enterrados.

Ya nada sé de la estrella
que me vio nacer cansino
y arrastrando el alma
cual si fuera mis pies
empapados de feroces lloviznas
en los ardores de lo perdido.

Una lata de atún no basta
para saciar el hambre del hombre
que a solas incivilmente se enamora
de una sombra que no lo nombra
ni equipara el peso contenido en la balanza
acumulando la sal de las olas del mar.

En mi habitación desierta tomo asiento
y sobre mis piernas la guitarra canta
dos o tres acordes menores entre arpegios
que siendo apenas media noche
mi soledad y mi ausencia delatan.

Apología

Buscaré una apología
para el siempre y para dos
-para nosotros dos-
mientras me sirven el té
en una copa para cicuta
dentro de un caparazón.

Trataré de andar por lares
donde el ruido sucumbió
-el ruido de tu risa en el atardecer-,
ataré todo el silencio
y en él crujirán las brasas
de una estrella siendo sol.

Tengo,
la certeza humeando a flor de piel
nena,
y tantas vueltas en la cabeza
como las dadas en un carrusel.

Tengo,
mi sueño y en él una autopista
donde te asomas tú y el cielo,
tengo ,
un montón de caricias para tu cabello
nena,
un futuro deslavado pero cierto
y el recuerdo encapsulado
de mi cruz latiendo sobre tu pecho.

Y ante la ausencia me disculpo
por las olas levantadas a estas horas
en este agreste mar de los tiempos,
por estar sin estar sino en mi  letra gris
que a diario entre señas y guturales gestos
sigue pendiente de tu estrella y por ti.

Tengo,
un whisky escocés servido con soda
nena,
una noche sin relojes
y un infinito verso,
tengo,
estas ganas de ti tan cargadas
y la apología entre tragos y albores
en la que enmudece mi beso.

Tengo,
un corazón que no exige razón
para quererte a ti
nena,
una mancha enlutada de poemas
y algunas canciones que me recuerdan
el bar donde te besaba para callar
mi letra.

Discúlpame amor, si en mi maullar
a madia noche tu noche interrumpo.

Las aves enmudecen

Los barrotes han sido colocados
y las aves enmudecen de tristeza,
por que se saben ahora muertas
sobre el luto del metal que contiene
su vuelo y su elevada grandeza.

Me tiro a un barranco mirando estrellas
siendo una noche jamás amanecida
y en mis talones crece copioso el mal
de la sombra que recuerda canciones
silbadas entre los labios de la libertad.

febrero 04, 2015

Enema

Mis mejores poemas
siempre han de ser aquellos
en los que acepto un enema
sin lubricar metido en el culo
mientras la letra hace bello
un te amo jugando al disimulo.

febrero 03, 2015

De la fe y la confianza

Incluso la fe
se va irremediablemente mermando
a medida que pasa el tiempo
y los fragmentos incrustados en el ser
que se desmoronan frente al viento.

Cristo muy a menudo
ha tenido que bajar de su cruz
para beber un trago
con los ladrones del corazón
de las más tristes putas
echadas a puntapiés
del hogar que hallaron
en una esquina,
la horda camaleónica de santos
realiza cual fakir
actos que rayan
entre el dolor y el espanto,
mientras la nebulosa irreal
del dios pretendido
pasa entre las calles
de los mendigos
totalmente como un tibio vapor
amarillo y desapercibido.

Sin embargo y a sabiendas
de mi caótico y detestable pensar,
hay gente que confía en mí
y no el cúmulo de un verso gris
buscando sin quererlo la rima
como el fiero proxeneta a la puta
en una iluminada y carmesí esquina.

Pero incluso la confianza
se va también mermando
cuando recien al despertar
encuentras tus ojos lontananza.

Los verdaderos poetas

Algunas veces me asombra
el valor que he tenido
para mostrar a mis cuatro lectores
lo peor y más certero de mí,
entre embriagados versos
naufragados por las olas.

Los verdaderos poetas
deben cagarse de risa de mí
mientras levantan sus copas
mientras sus musas de alquiler
se quitan poco a poco la ropa.

Poco me importa lo que escribo
cuando estoy borracho
y mi letra refleja lo vivido.

Whisky

En el vecindario
hay un nuevo perro
y es tan pequeño
y tan hijo de puta
que cuando me ve ladra,
y es de color un tanto pardo.

Es un Chihuahua
y se llama whisky
y yo soy de arrabal
y algunas veces un gato
que prefiere siempre el ron.

Debe ser por eso.

Apuesto

Agua en cascadas corre a diario
por las calles donde los vagos
se juegan el corazón a los volados
esperando la brisa donde finalmente
la vida es marrón y el agua se estanca.

Apuesto ante ellos
un trozo de corazón
latiendo deshecho.

febrero 02, 2015

Cuando me hago a un lado

No pretendo la sensatez
cuando me hago a un lado
y escucho a Charly Garcia
mirando la nada tras el polvo
que deja al alejarse el tren.

Aquí tan sólo tengo tres o cuatro
botellas vacías ya de ángeles
y febriles diablos, y estoy tan lejos
de morir como lo están los pájaros
que sirven de blanco para la honda
bíblica e inmisericorde de un tal David.

Me recuesto sobre las piedras
y entre las manos tengo un cuchillo
más sensato que yo, cuando acribilla
lo peor de mi razón envuelta en letras
para hacerme del todo a un lado.

De mis tres tortugas

De mis tres tortugas
ninguna me habla
y la voz de mi caracola
metida en el bache gris
de la perdición se encalla.

Un poeta no es  más que la autenticidad
remando siempre cuesta arriba
pese a la cresta irremediable del mar.

febrero 01, 2015

Seriamente

No debe ser nada serio,
me repito cuando a oscuras
y a solas bebo antes de dormir
en la misma y aislada habitación
en la que desperté de aquel sueño
irreal de ser por tan poco tiempo,
un rapaz con talla y juegos de niño.
Y si es que digo que no es nada serio
es por la simple razón de seguir vivo
y pesadamente escribiendo
entre copas malsanas y recuerdos
de mis más amados muertos
deambulando por los rincones
que esconden botellas y latas vacías
por un amor que aún el alma a secas
me palpita metido en la copiosa incertidumbre
de la calma que llora mientras sonríe
nauseabunda,
escuchando la voz
de un par de aves etiquetadas
por sus andares
de terribles y nociones vagabundas.

No debe ser nada serio
por que no he de precisar una escopeta
para volarme los sesos
y dejar embadurnadas las paredes
de la habitación
de un tipo incivil que se creyó
por sus tres o cuatro lectores,
un irremediable y soez
buscador del verso,
como lo han hecho siempre
los incomprendidos poetas.

Algunas noches y en mi cabeza
recreo los albores malintencionados
que me llevaron a ser indiscutiblemente
feliz y a deshojar margaritas sin importar
el no sobre el si;
también es cierto
que aquellas noches
vuelvo atrás algunos años
para beberme la vida
sin ataduras ni la severidad de aquel castigo
al que conlleva sin remedio
todo final feliz,
en el que las princesas
copulan con los príncipes
de largas cabelleras
y capa de tono azul
sobre el rústico colchón
de la utopía de la esperanza
tan similar a un cristo
hecho pomada sobre su cruz.

Y entonces pienso en esa cruz
que llevo abrazando mi cuello,
por que ella misma huele a ti
cuando mi nariz sobre ella se posa
y en ella acuno el consuelo de besarte
empezando por los pies y
terminarte en un beso embriagado y completo,
que te crucifique frente a mí
mientras mi letra de tan bajas pretensiones
te siga nombrando en el futuro empedernido
que me pegunta por ti
y logra echar sus raíces
insoportables del cuando.

Se bien que estoy más dentro que fuera
y en torno a ello,
apuesto mi desventura
al espanto de hallarme frente a una copa
a media noche vacío
esperando una oración salida de la distancia
de tu pecho y de tus ojos irradiando
la miel del espanto que me sitúa
a solas y para siempre sin ti
entre tanta retórica y pusilanimes vocablos
a flor de piel de un alma nacarada
crecida entre mi pecho
desde el día en que mi cinismo
te adjunto la certeza de un te amo
que más que la muerte,
pretendía tu abrazo y tu vida,
tu sonrisa y un para sienpre.

No debe ser nada serio mi verso
pero seriamente espero por ti
cuando los sueños me matan
por no tener por cobijo lo terso.

Cuando hablo de dios

Cuando hablo de dios
hablo de ti
y tal vez también de mí,
del odio y del amor,
de la incertidumbre,
del hígado y del pulmón,
del espesor de la carencia,
de aquellos días en que el sol
tan sólo quema y no calienta
la piel ni ensalza la pobredumbre
del ser cuando pretende un razón.

Cuando hablo de dios
hablo de signos de admiración
bajo la lápida de la crueldad
de aquellos signos de interrogación
cuando mis sombras se besan con la mar.

La luz del faro

Todo aquello que necesito
irradia en tersas utopías
cargadas de ron y alquitrán
eeperando abrazar la plusvalía
o a caso,
la más inclemente ola del mar
que llora amargo sin ser explicito
con las lágrimas sutiles de su trazo.

Yo,
aquí y ahora,
te necesito
dando catedra de obediencia
ante terribles pechos cobardes
y tiermanente unsumisos
mientras el alma me arde
este latido carente de paciencia.

Mientras tanto
sigo esperando la luz del faro
de tus ojos hacia mí en el abrazo
sujeto las sombras insumisas
de un funesto y maloliente  tejado,
sin tus hombros para recargar
la gloria que entre tu pecho hallé
entre la sal de la más copiosa mar.

El despertar nauseabundo del ser

Dentro de la gran burbuja
el mundo flota y en torno a él,
la verdad
juega el papel de afilada aguja
pinchando
las narices puntiagudas de las brujas.

Aquel gran dios hecho de papel
nada puede sino en lo etéreo enlutarse,
del óxido
crecido bajo el mentón y las costillas
menospreciando
el despertar nauseabundo del ser.