Los niños en las calles
no saben que hacer
ni donde demonios ir,
para qué sirve la pelota
ni empuñar la resortera,
jugar a las canicas,
ni de traer las mejillas
en sustancioso color carmín.
Los niños en las calles
son la sombra de un pasado
donde los niños fueron
felices y de adultos cobardes.
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