febrero 22, 2015

Como un imbécil sonrío

Entonces
un sol radiante
por fin parece brillar
para mi,
como el diente dorado
del magnate del otrora
que terminó a media calle,
temblando
después de estropeado.

La ciudad son las fauces
de un extaño animal
de invulnerable aliento
lanzando fieros gruñidos
para que por los días
no corra jamás el tiempo.

Sin embargo,
algo parece brillar
sin el neón de los bares
que supieron de memoria
mis más terribles males
inocentes de la gloria.

Como un imbécil sonrío.

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