febrero 15, 2015

Una botella de whisky

Cruento el vivir
y la botella de whisky
sonríe sin corazón
y sin el alma
de los que a media noche
solitariamente beben
cuando las avenidas
se llenan de robóticas putas
ordeñadoras de semen.

Enciendo un cigarrillo
y en la humareda me fugo
haciendo tersas espirales,
círculos sublimes,
cicatrices en el yugo
de mi verso de arrabales.

Una botella de whisky
sonríe como el gato de Cheshire
y me convida funesta a un brindis.

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