septiembre 30, 2013

Del vaivén de la mar

"De arena y luces multicolores,
de humo, de cancer, de blasfemias
en ayunas, de tragos pensativos
de demonios sonrientes, de soles
copulando a la distancia con la luna.

Y así, amor, mi vida..."

Gabriel Salinas.

Incluso las estatuas de bronce
que los parques eternas habitan
han de mirar con cierto recelo
la maquinal sombra del hombre
cuando entre la nada se pierde
inmerso en torbellinos y mezquitas
en las que se derrumba el cielo.  

Todo ha venido a ser material
cuestionable, carroña para el cuervo
que vuela cada vez más bajo,
blanco empedernido de alabardas,
de cortes en la garganta de tajo
ante los ojos febriles del ciervo.

No pretendas entender siquiera
la mano del demonio que se posa
en mis hombros y ha de dejar su aroma,
su nácar, sus uñas en mi piel postrera
ni estas horas que me arrastran a pensar
en la manía de mi bien vuelto espeso mal
mientras sigo consejos de quimeras.

Soy de ti, a caso lo que me dejes ser,
un reflejo cordial y de rosas estridentes
y el morbo más prohibido al perecer
cuando no preciso alojarme en tu mente,
cuando callo y sólo busco un beso perenne
y tus labios en verso alejándome de la muerte. 

No es nada, constantemente
me viene una ola a las ganas
y el horizonte se me nubla
de pesares y gotas de alquitrán;
no es nada, irrevocablemente
es mi adicción del vaivén de la mar.

septiembre 28, 2013

Interrogación

¿Cómo decirte, con el corazón podrido
y por tanta pobredumbre extasiado,
que un cosquilleo que me viene bajo el vientre
esboza timidamente un escozor y un te amo? 

Y así, estos tiempos

Te mereces mucho más que mi gracia
innata de caer a quemarropa y desnudo,
a los lagos donde son mis manos desgracia
y mis ojos, la necesidad de ver la nada
pendiendo del cuello de un voraz nudo.
 
Tú mereces a dios venciendo a los diablos,
luces blanquecinas, besos que te sean salvos,
una caricia detenida a mitad de tus labios
y no la flagrancia de este latido malvo.

Y sin embargo, embriagado te escribo
para decirte que entre tus brazos quemantes
de golondrinas que buscan en los mios hospedaje,
soy el mismo muerto que contigo se siente vivo.

Y así, estos tiempos y estas horas
en las que el mar huyó intempestivamente
de mi voz resuelta en blancas caracolas.

Tanto

"Quiero empezar un sádico poema
con un ¡Mierda! tajante y cualquiera
y taladrarle febril los oídos al tiempo
en el que el eco se suicida en el silencio..."

Gabriel Salinas.

Demasiados platos rotos el latido
recubren y se me rompen dos costillas,
allí, donde hubo un río lleno de peces
que no buscaban copular con el pan
ni buscaban su futuro en la alcantarilla
abanderada de muerte, de sales minerales
pestilentes, de cuerpos que flotan sin forma
entre los surcos de una gota de alquitrán
y llanto recorriendo a solas las mejillas.

Y fumo tanto y bebo tanto y escribo tanto
como me dan de sí el pecho y las manos,
y en busca de una pizca de belleza volteo
la cabeza a todos lados, atizo cruel del deseo
de hallar un bien y un efímero soplo de grandeza
que no me demuestro erróneo por amar tanto.

Afuera me esperan las calles desiertas,
los borrachos de siempre, el rugir de los coches
a mitad de la noche, los perros que me ladran,
las putas que me vienen a ofrecer su vientre.

Demasiado silencio en este caos y sus orillas
de tragos y letras solitarias, en la desesperanza
de saberse esperanzado a una luz que no alumbra
esta pasión corsaria, esta boca rota sellando
su beso en la copa de ron y fieras penumbras;
demasiados huesos por pudrirse en el armario
que se esconde ensimismado del sol de diario.
 
Y pienso tanto en que fumo tanto y bebo tanto
y escribo tanto como me dan de sí el pecho
y las manos, que me he enterrado ya seis veces
en tierras neutrales, esperando a dios en el siete.

septiembre 27, 2013

Verdades absolutas

I

Podemos tomarnos las manos,
besarnos acaloradamente,
abrazar el recuerdo de lo que fuimos
y no somos, reconocernos
como los ciegos, sentirnos el latido
y sin embargo, nada sabremos
de esta mutua necesidad de la muerte.

 II

De mis clases de psicología
aprendí que la mejor corriente
ha sido y debe ser la herejía,
y que no hay nada peor en la vida
que ser un sujeto consiente.

III

Apoyado en bastón heredado
por mis sabios, en un rincón
que teme asomarse a las calles,
con el alma entre puñados
de sal de mar y rotos los labios,
y así me retrato sin más detalles.

IV

A tu edad yo pensaba
en un futuro distinto,
nada sabía de la carne
ni de un buen vino tinto.

Nada sabía de la ausencia
que de noche los mares encrespa
y requiere bajo el vientre presencia.

A tu edad tuve vocación de ser feliz
con lo que de la inexperiencia obtuve,
a tu edad el alma la colgaba en un atril.

V

El brillo de tus labios, el aroma
elucubrado de deseo y tus senos;
tu suntuosa cadera, las palomas
con aquel mensaje que cerceno
cuando tu abrazo ha de lograr el fuego
en el que mis demonios desesperan
por ganarle al destino este juego,
en el que es mi muerte la que te espera
prendida al vendaval y a la travesía,
del sueño que te sueña cada día,
 

Y bien, las dos de la mañana

Y bien, las dos de la mañana
y yo radiante llegando a casa.

Los perros duermen y sollozan
tiernamente por un hueso perdido,
las catedrales callan sus campanas,
las manos palpitan y esbozan
un corazón de versos prendidos,
cuando en el cielo la luna escampa.

Me va bastante bien la idea
de entre los días saberme jodido,
de saberme un hosco habitante
de los sueños aún pretendidos.

Las dos de la mañana, y yo sin miedo
del levantes y auroras demoniacas,
con la moral felizmente de vacaciones
y la muerte del tabaco entre mis dedos,
con la proximidad de la conocida resaca
que demuestra mi alma entre sangre y pendones.

El diablo tan sólo me mira y sonríe,
dios ha de hablarme del cielo en tus caderas
y del ave de tu pecho buscando nido,
la noche es un llanto que cínico ríe
entre el humo de tabaco y mil calderas,
cuando busco tu beso, febril y empedernido.

Y bien, las dos de la mañana
y después de tus brazos,
sigo llegando enajenado a casa.

septiembre 26, 2013

Es la terrible resaca

"Cada vez hay más cuervos
surcando el debatir del cielo
mientras yo me voy quedando
callado y fuera de todo argumento..."

Gabriel Salinas.

Es la terrible resaca amor mío, 
mis ojos empañados 
cuando nadie los mira,
el hambre de querer más
-¿Más qué, pregunta mi alma?-,
el humo del tabaco, la pira
que constante arde en mis bolsillos,
el pecho vuelto loco, el pasado,
esta cita en la que espero a solas
que me lleve algún día la calma.

Es la luz al despertarse muerto,
la conciencia de este mundo de los vivos
que se afeitan la barba a diario,
los relojes que jamás descasan
ni hacen valida su hora de comida,
esta piel, este traje a manera de sudario,
esta maldita poesía, este vicio definitivo,
este trajín en donde brinda por mí
el demonio, este maullar de pardos gatos
que siguen dudando de lanzarse a la avenida.

Pero nunca es nada amor mío,
sólo esta horda de versos
haciendo las veces de llanto.

septiembre 25, 2013

Vuelvo al endecasílabo medido

Vuelvo al endecasílabo medido
a vestirme de las sombras añejas
a buscar cobijo bajo las tejas
que esconden de mí un pasado perdido.

Y vuelvo como el cobarde la cara
como la noche a la luz matinal
tiritando entre el bien y tanto mal
como la muerte que el todo acapara.

Soy la bestia que escribe entre las olas
el predicador de colas de diablos
la oreja amando el mar en caracolas.

Soy los andares tristes de mis sabios
aquel secreto dicho siempre a solas
el ardor que busca alivio en tus labios.

septiembre 24, 2013

Nada más bello

Cae un pétalo de luna ante el vendaval
que trae rodando calaveras, niños pequeños
clamando por su madre, mejillas ardientes
y sal de mar; el sol, siempre asceta y huraño,
lame para sí cada mancha en su centro
de sangre, de piel dejada atrás, de caminos
tropezados por los grises adióses de los años.

Nada más bello que el suelo cuando detiene
la carrera del alma que se dirige al infierno,
aunque quizá tus ojos cuando a mí vienen.

Tanta es la muerte en estos días

Tanta es la muerte en estos días
que me preocupa el nácar de la luna
al sugerirme el frío encallado en los huesos,
en la sonrisa de diario, en lo furtivo del beso,
en el pan que ha de mirar un mundo con hambruna,
en estas letras que esperan vida todavía.

No creas que no me duele pensar
que en mi camino pudiera en mi deseo
arrastrarte a mis abismos sin caducidad,
a mis letargos de consciencia,
a mis noches donde los sueños mueren
en la inocencia de mi insana vaguedad.

No sé si estás a caso consciente

No sé si estás a caso consciente
de que me haces trizas,
que me hierves la sangre en las ganas,
que estoy quemando con mi último cartucho
el cielo que otrora otras manos dibujaron,
que duermo desnudo y esposado al recuerdo
en el que se han ido tejiendo tus labios.

Fuera de toda vanidad concebida
está el acuse de esta letra y de estas manos,
la timidez con que te tocan
y la forma de dios con cola de diablo.

No sé y nunca nada sabré sobre el destino,
sobre la mentira bordada en la carne
a la luz de una luna a mitad del camino,
no sé de mí, ni de mis dedos que blanden
de mi centro la ausencia y el suspiro
que se eleva cada vez más cierto y más alto
hasta el más feroz fin ardiente y blanquecino.

Fuera de este todo y de esta rotunda nada
está aquel que nunca soy merodeando el hoy,
y está aquel que sigue jugando con el pasado
cuando a mitad de la noche de tu mano voy.

No sé si estás a caso consciente
de que me haces trizas,
que me muero entre copas silentes
que pugnan por ti hallándome en cenizas.

septiembre 22, 2013

Aviso de ocasión

Busco un taller
donde reparen vidas de gatos,
en el que afinen canciones
y procuren la métrica del verso,
donde pinten de azul mi alegato.

Y también vendo una nevera seminueva
en excelentes condiciones,
con la esperanza de huir del frío
y rehacer con el sol buenas relaciones.

Busco un seis sin la marca del diablo,
un siete de todo dios emancipado,
un cinco que nada sepa del hombre
cuando el maullar de un gato te nombre.

La crueldad de mi reloj

Eres mar que se encrespa al vendaval
y yo sólo un cúmulo de agua salada;
yo, soy ese extraño y acentuado mal
que busca en tu boca pasión azucarada.

Dios me maldiga a estas horas entonces,
en las que bebo un trago igual que yo
solitario y he de fumarme entre el tabaco
el recuerdo de aquel que en el otrora
fui y hoy no puedo siquiera saber si soy.

Pero, no mires nunca
la crueldad de mi reloj...

Seis

"Cada poema del poeta
bien puede juzgarse
como tentativa de suicidio".

Gato Pardowski.

Tanto andarle apostado la boca a la vida,
tanto darle de pedradas por la mañana
al espejo, tanto de estas manos de nada,
tanto pecho y doctrina que hoy se derrumban,
tanto en la forma y las ganas en que me reflejo.

Me he cansado ya, como las aves
después de letales cielos y kilómetros
recorridos, sólo que yo no tengo
un parabrisas para estrellar mi cabeza
en este sendero tan oscuro y tan mío.

Tanta noche y tantos tragos a solas siempre,
o casi siempre, tanta tinta desperdiciada,
tanta papelería rebosando el cesto de basura,
tanta locura, tanta la espesura de la ausencia
bajo el vientre, tanta la humareda que nunca
me lleva consigo, tantas paredes encaladas.

Me he visto superado por los vicios,
los de diario, por las horas a la espera
que amanezca, por los fieles demonios
y las mansas quimeras, por los besos
que buscan que los años decrezcan

Tanta lluvia y tanta maleza entre los pies,
tanto daño sin querer, tanto bien sin poder
sujetarlo a una cometa, tanta pasión abdicada,
tanta cofradía en el silencio de los muertos,
tanto verso quedado en pupa, tanta canción,
tanto vacío en el lleno total de mis maletas.

Me he visto contemplando blancas calaveras,
merodeando los lugares donde la nada es dios
y el todo un diablo, que ha de reír mientras llora
por la ciudad en la que oscura corre la sangre
y esta necesidad de hallarme entre tus labios.

Tanto en tus ojos que sinceros me miran,
tanto en el abrazo que nada sabe del tiempo,
tanto en tu beso, tanto en el sutil hormigueo
con el que te cargo en la voz y en las entrañas,
tanto en el diámetro que el latido completo
me abarca cuando me poso en tus senos.

septiembre 20, 2013

De la muerte, de ti y de mis manos

Entre toda esa maraña de idioteces
que a menudo de noche y a solas escribo,
he de buscar no más que las luces de faro
que anuncie el lugar para estar a salvo y vivo.

Sin saber siquiera de mí,
sabes que he cabalgado
hombro a hombro, a la par
de una horda de imbéciles
que sin más me arroparon
por creerme a ellos semejante,
por creerme podrido ya del corazón
y de las ganas, cuando estas ganas
precisan contigo una canción
y un rincón que nada sepa de la muerte.

Entre toda esta papelería que late
queriendo ser el pecho y las manos
conjugadas, puedo poner mi renuncia
en la mesa para situar este deseo

de anidar entre besos y arrebatos
entre la salvedad de tus labios,
después haberlos por tantas noches
soñado sujetos a una luna nacarada.

Y sin saber siquiera de mí,
a este pecho completa te entregas
cuando es la muerte señal en mi frente,
cuando la nada más me corrompe
y de la noche es la luna tu pecho
latiendo, queriendo el impulso
bajo mi vientre que el todo rompe.

septiembre 19, 2013

De dualidades y versos a la vieja usanza

Como aquel día de oscuridades
perdidas y luminosidades concebidas,
como el blanco en la mirada del ciego
que mendiga por plata en las ciudades
en las que el capital halló gobierno,
como la brisa sin el libertinaje del viento
sujeta a las crines del sentimiento.

Como la rosa que huyó de rosedales
para sentir su propio aroma inclemente
en los jardines repletos de soledades,
por los que evita a diario pasar la gente.

Como el perfecto idiota que te escribe
y entre sus propias ganas emerge y se ahoga,
como la letra que te nombra y se desvive
por que a tus manos no llegan estas hojas. 

Tras nebulosas de algodón y sal de mar

Juro que no busqué del latido la razón,
la letanía de la furtividad en los labios
consagrados a rincones a oscuras, ni la canción
enteramente cantada para mecerte en mis brazos,
ni en tu candor, busqué mi noche más letalmente salva.
Dadme el tiro de gracia y tu beso en las sienes,
esa luz todavía encendida entre tu pecho y el alba
donde la hora indica mi huida y el reloj lo perenne.

Hoy por la tarde morí un par de veces,
reí un poco y me acordé de ti
por la forma y las ganas de la lluvia,
cuando no te esperaba ni aquel cielo gris
tartamudeaba por tu boca y tu cadera,
y tras nebulosas de algodón y sal de mar
desembarqué tibio y enajenado a la espera
de un sol nocivo que precisa que te tenga,
en la mitad de este voraz y tan mío desencanto,
en donde adentro la quilla y el verso a la mar
y al amable azote que en tus manos esta noche planto.

Tan oscuramente nacarado

Tan oscuramente nacarado
como ambas caras de la luna,
y he de andar por los senderos
donde el diente de león
se desparpaja con el viento
nocturno y de llanto empapado.

El sol es una llama en el cielo,
un niño travieso y virulento
que de sueños no me contagia
sino de ganas, de ser materia gris
en la hondonada del cenicero.

Siendo el hombre sin nombre,
siendo el gato maullando en alegato
y tan oscuramente nacarado.

septiembre 18, 2013

Crónicas borrachas

¿Todo bien? -me pregunta el mesero.

¿Todo bien, pedazo de granuja? -pienso,
¿Es que acaso no ves que soy poeta
y que como inevitable cura me miento
acerca del futuro y de los males del proxeneta?
¿Es que acaso en mi semblante no se nota,
lo hijo de puta reprimido por este cansino pecho
tan esclavo de un sistema con el alma rota
del que viene y va a beber deshecho?
¿Es que acaso no sois capaz de distinguir
entre el bebedor por oficio lentamente muere
del que disfruta el trago y a de brindar feliz
tan ajeno y distante a la tristeza de los muelles?

-Y un efímero silencio mientras respondo-
Todo bien, muy amable, caballero.





Concuerdo contigo

"Hay recuerdos que no voy a borrar
personas que no voy a olvidar
silencios que prefiero callar.
 
Son dos, las caras de la luna son dos
prefiero que sigamos mi amor presos de este sol..."

Fito Paez.

Hace bastantes años ya que la sorpresa
me saltó a los ojos y me descubrí un soñador
disuelto entre cubos de hielo y ron blanco,
inmerso en la humareda de mi fiel tabaco
pretendiendo de la llama quizás el ardor
en el que nada importa estar a solas en la mesa
y desde entonces, en mi papel de poetrasto
he soñado con la Luna mostrándome el ombligo, 
con el verde trepando mi pecho tendido en el pasto
de un parque cualquiera,
con demonios y quimeras
y ahora me derrumbas cuando dices que sueñas conmigo.

-Y eso no está bien- concuerdo contigo.

septiembre 16, 2013

Sigo esperando

Sigo esperando demasiado,
un arcoiris encallado en la esquina,
una luz que no denote lo oxidado,
leer mi nombre en la marquesina
más suntuosa de tu pecho,
sentir el cielo sediento de manos
y glorias perdidas por derecho,
entre los campos donde falta un manzano.

Me he dado cuenta por cuenta propia
de la forma más cruel del destino,
del demonio cuando el alma expropia
esta mía fortuna carente de tino.

Y espero, como aquella canción que escribí
cuando inmerso en mis años mozos
entre acordes canté un "Y aún espero por ti...",
sin siquiera saber de los hielos al fondo del pozo.

Sigo esperando de tu boca el aliento
y entre tus manos esa tibia compañía
que le sirven a estos huesos de alimento,
y tu caricia febril en oscura cofradía.

Puesta de sol

Y así, cuando el día termina,
con las ramas deshojadas
y por doquier colándose el viento
me bebo un trago y escribo,
me fumo la vida entre cigarros
y le doy de palos al sentimiento.


septiembre 15, 2013

No me queda más que la poesía

No me queda más que la poesía,
que este andar por noches solitarias
y el constante sangrar de la boca rota,
este traje de humo y la tinta negra
dando tumbos en el blanco del papel,
en la hoz de la luna, en el cieno acunado
bajo las botas y esta resaca durante el día.

Hace rato que en mis campos
ya no siembro semillas de sueños
ni le injerto al levante mi tibio candor,
hace demasiado tiempo, demasiadas vidas,
que conozco el beso de una muerte
que me ronda conmovida los deseos
y el pecho cuando escucha su latido traidor.

Hace rato que mis pulmones demuestran
científicamente lo gris del arcoris
y la curva de la cuenca de los ojos,
y también hace frío en la madriguera
del más amable demonio mientras rezo
un padrenuestro sin patria, una plegaria
moribunda y sin llave ante un duro cerrojo.

Y no me quedan más que estas manos
y las ganas queriendo posarse en tu cintura,
esta piel y la lengua entrelazada con el silencio
que te nombra, esta copa a manera de pan
de diario, esta hondonada, este calvario,
esta poesía y esta nada, repleta de gusanos.

septiembre 14, 2013

Pudiera hacer con mis manos

Pudiera hacer con mis manos
una antología fiel de la noche y el frío
cuando emana de los propios avernos
y el corazón se tira de cabeza al río.

Pero adiestrado a la quietud
de la hondonada,
no pretendo siquiera nada.

Afuera corre la sangre y el rito
de levantar la voz cuando el todo
duerme sabiéndose vil y cobarde,
teniendo presente el cruento pasado
aún embadurnado de triste lodo
recubriendo el brillo del calzado.

Mi manifestación es la de quererte Mujer,
sin importar la noche o el frío, la sangre,
la muerte flotando en la corriente del río,
el lenguaje y su vana parodia, el hambre,
los dolores que cuando vivo he de ejercer.

Y yo que pudiera hacer con mis manos
un tratado donde la paz venciera a la guerra,
pretendo de tu vientre la fertilidad de tu tierra
en la que floreces, a la sombra de un manzano.

A esta letra, de auténticas verdades

A esta letra, de auténticas verdades que no mienten
le hace falta un pecho donde anidar el corazón,
donde guarecer de fieras tempestades las manos,
un lugar donde el ser no halle rima en el perecer
encallado en el borde de una cicatriz del pasado.

Estoy hablando desde las más oscuras fauces
del lobo que me mantienen en la ebriedad hecho trizas
regurgitando alfileres y añejadas tintas empeñadas
en delinearte la boca, a compadecer los barandales
que me llevan a tientas a buscarte entre lunas nacaradas
y juramentos de gloria que pretenden algún día,
acabar sin copas de por medio, con todos mis males.

A esta letra, de auténticas verdades que no mienten
le hace falta el llanto derramado entre tus piernas,
un par de besos a quemarropa y el diámetro de tu cintura
cubierto entre mis brazos para sentirte mía y eterna.

septiembre 12, 2013

Campo de sueños

Campo de sueños, de balas,
de algoritmos en el verso,
de sudores en invierno,
de montañas, de rotas alas,
de pasiones amarillas.

Campo de tripas, de centeno,
de barricas tristes y vacías,
de chimeneas, de nublados días,
de servidas copas con veneno,
de laceradas costillas.

Campo de mares, de diaria sal,
de mareas llegando al cuello,
de barcos, de faros sin destello,
de dioses que pregonan el mal,
de diablos taladrando con su quilla.

Campo de ausencia, de soledades,
de autobuses sin idea del destino,
de llantos, de empedrados caminos,
de poemas que rellenan oquedades,
de manos que buscan irremediables la orilla.

Y este tibio silencio

Y resulta ser bruma,
montaña desgajada,
humareda, sangre,
tripas que aún laten,
albores en destiempo,
cena fría, alquitrán,
y este tibio silencio.

A mi Mujer

Sabes Mujer, que he sido siempre
un pusilánime, un cobarde
que no te besó hasta que no fue
en aquella banca de parque
un suceso inevitable.

Sabes también, lo que es vestir
de gris esperanzada
a la clemencia de la ausencia.

Sabes que la letra,
es la mejor manera
en que se expresa mi pecho,
la única forma posible
y meramente humana
en la que logro descifrar
el quiero del puedo,
 y yo lo que quiero
es verte sonriendo
y no apagada,
yo lo que quiero
y por lo que rezo aún sin credo,
es por verte feliz
y no siempre de la mano
de la sombra que soy
a media noche,
reconfortada
si sale una luna nacarada.
Y es cuestión de enfoques,
como todo; hace tiempo
que no hago más que despertar
sumergido en el lodo
que en otro tiempo
te hizo tanto bien,
y ahora y sin remedio
te hace tanto daño.

No entiendo mucho del amor,
también lo sabes,
yo, que a mitad de mis días
sólo he buscado la belleza
que nunca he tenido
y una cura para este vicio
que se empeña
en buscarle al todo la razón.

Pero soy el cobarde
que llega a casa y nada te dice,
el poetastro que llega a casa
con la bola de estambre
que nunca entiendes,
el hombre que te abraza
cuando duermes y repentinamente
se maldice
tratando de borrar su presente
y de enaltecer aquel beso
que alguna vez le diste.

Y me dueles,
como ha de dolerme el cigarrilllo
en los pulmones,
como duelen las canciones
que algún día me tradujiste
para que entendiera
que estabas loca por mí,
como este dormir
desnudo sin que me mires a tu lado
y sin ti.

Pero entre las nubes
quizás un rayo de cordura,
me ha dicho que estarás,
incluso en las penumbras
mejor sin mí.

Yo necesito un pecho
y tú un hombre
que te saque a pasear del brazo
y te haga sentir bien,
yo necesito el cielo azul
y tu sentirte la Mujer
de un hombre
que noelucubre borracho las vías del tren.

Y yo sólo puedo quererte tanto,
así,
con el misterio de mis letras y mi llanto,
revuelto en un pasado oscuro y febril.

septiembre 11, 2013

En vano

Nos debemos algo más
que el abrazo tan mediado
de penumbras flotando en un trago,
un suspiro interminable,
una blasfemia en la lengua del mar,
un instante de llanto inquebrantable
bajo las ropas impregnadas de sal.

En vano he sido un triste aguacero
por tantos años cargados de alquitrán
y de fotografías ausentes y amarillas,
recodo en el camino, canción de cuna
de los que nunca sueñan cuando duermen
embriagados de ron y olor a alcantarillas
esperando entusiasmado el delirium tremens.

Nos debemos las ganas de curar
a quemarropa las propias cicatrices,
remendar el vidrio de los mutuos ojos,
condenarnos a la hoguera de matices
claramente letales pintados de rojo,
arrojarnos desnudos al compartido mar.

En vano he sido un elucubrador del yo
que por tanto tiempo ha carecido de dios
por no haber conocido tus labios,
en vano tanta discusión,
tanta soledad,
tanto lidiar con el diablo.

Es simple y quizás un tanto vano

Es simple y quizás un tanto vano;
es mi poesía
el lodazal en el que me debato.

Deduje del latido un final inorgánico,
los perennes puntos suspensivos
que nunca mueren
y puntiagudos,
el pecho y los costados hieren.

Y todo ello en letras cansinas
y calladas,
en malogrados versos aprendices
de soles en rondas nocturnas,
entre baladas,
a mitad de la lluvia con sabor
a elegía.

No he perseguido sino la bruma
en los parajes
por donde no pasa nadie,
la propia sombra a mitad de la noche
programando lejos de mí su viaje,
la patria que ondula su bandera de derroche
sin gramajes,
el instante en donde cabe el aletear
de un colibrí después de un trago
y su efímera reacción sedante.

Ayer apenas hizo una vida
que esbocé mi última sonrisa
y más certera,
y con ella hallé a tanto hijo de puta
en las calles, en el mísero trabajo,
bajo las lenguas del sol de diario
que quema metido en la billetera
y de los cuales también,
hube de aprenderles tanto.

Pero hay bares donde aún
se permite fumar y alejarse
un poco, del ruido, del caos
y brindan la oportunidad de estar solo,
campanarios sin cuasimodos
anteponiéndose frente al espejo,
canciones que canto hecho trizas
cuando en otros ojos miro mi reflejo.

Y también entre mis papeles
persiste ese viejo olor a recuerdos,
a tardes en las que mi plusvalía
era grande y suntuosa, a pieles
de demonios, a finas ambrosías
decantadas,
a cuadernos carcomidos sin rencores
por esa plaga llamara tiempo.

Hoy, que de noche sigue siendo
deduzco soledades verdaderas
y obsoletas,
temblores en las manos, carreteras,
cánticos huyendo de los soñado,
un jardín marchito de violetas
y la calamidad voraz refulgiendo
a medida que trazo estas letras.

Es simple y quizás un tanto huraño;
es mi poesía
el huracán que deja tras de sí su daño.

septiembre 07, 2013

Tan sólo digo

I

No habrá mayor certeza que la nada
cuando se esboza entre el pecho y las manos,
no habrá mayor nada que la certeza
si es que se esboza en un pecho inhumano.

II

Camina por las calles en horas vacías,
mata un gato si acaso lo encontrases
con la marca incivil y claramente sombría
y haced con tus demonios las paces.

III

Bébete la vida a sorbos desmesurados,
consigue una Mujer que te haga feliz
a pesar de estar embriagada en el pecado,
come lo que puedas, descansa el alma en el atril.

IV

De los parques toma la ausencia y las palomas,
de la noche el frío que te hace temblar
buscando el sol de diario que soborna
la marea en constante e inhumano crepitar.

V

Habrá gente, perros, algunos poemas
que me terminarán por infundirte miedo,
también algunas veces la paz y la guerra,
la ciudad, amanecer de pronto sin un dedo;
habrán días revueltos entre la noche,
y descubrirás entonces
que el silencio lo que más te aterra.

VI

Miéntele a dios, al diablo, al cielo
cuando más nubarrones tenga,
a las entrañas citadinas, al deseo,
al despertador, a la muerte renga,
a los cráteres lunares y al conejo,
pero sé sincero, siempre ante el espejo.

VII

Ahora que la condescendia no está en cinta
y las corridas de toros -tan sanguinarias-,
no son tan crueles como las pintan
los disidentes de la crueldad contemporánea,
cuando la parrilla esta llena de trozos de reses
traguemos hamburguesas y lancemos una plegaria.

VII

Ha demostrado la ciencia la forma ovoide
de la tierra, a un Adán de raza negra,
la firme intención de la gravedad
de mantenernos besando el suelo,
la ventaja de la luz ante el trueno,
y tantas cosas más que no recuerdo
ahora y en esta soledad en la que escribo,
en la que el dato no demuestra que estoy vivo.

VIII

Jamás robes lo que no necesites,
un pan, puede calmar el hambre,
una par de monedad pueden cubrirte los ojos,
un beso puede evitarte el alma de alambre;
lo demás recae en la terrible vaguedad
del flotar sin sentido, en un mar de rastrojos
que traen hasta la orilla la propia vanidad.

IX

Como principio fundamental,
como el eje central en el que gira todo,
ha de ser razón cruel y aunque inequívoca
la Mujer que tu nombre nombra
a ciegas y a sabiendas de ser una sombra
que se arrastra en las periferias del lodo.

X

Desecha toda es basura que cuelga en tus paredes:
los poetas, los pintores, los tristes cantores,
los filósofos, los profetas, los lanza redes,
los caza-talentos, el canto de los ruiseñores;
sólo un instante existe para la vida
y se autonombra con un fiero "ahora",
todo lo demás son naderías y cosas prohibidas
y darle vuelta al reloj esperando de la muerte su demora.

Cinco

Me falta una arboleda sin plagas
y una vereda por donde el verde
me repte por la vida y las manos
de pronto se me caigan a pedazos.

Me he visto reflejado en el mar
en el que tus ojos ríen y al mismo
tiempo adolecen un tibio llanto
cristalino, en un nocturno manto
que te abraza cayendo al abismo
donde los gatos persiguen ovillos de sal.

Yo, que sin quererlo ya te quiero,
te llevo al despertar en mi resaca
de diario, en mi cuaderno, en mi tinta
desperdigada, en mis maneras tan distintas
y tan meramente nocturnas y cardiacas,
cuando bajo el vientre, loco,  por ti desespero.

Me falta la luz del cirio de un ajeno sepelio,
tu piel morena, el devenir del animal al hombre
que te tome del talle y te bese feroz los senos
a mitad de mi perdición luciendo febril y sereno.

septiembre 06, 2013

A mitad de estas ganas irremediables

"Déjame que te robe un beso
como roba la tarde en el silencio
diez minutos al reloj, 
déjame que me instale al centro
de tu pecho como si fuera cierto
que tu boca me llamó.

Deja que el tiempo
nos demuestre que los dos
estamos hechos
corazón a corazón, 
corazón a corazón..."

Alejandro Filio.



A mitad de estas ganas irremediables,
metido hasta los huesos en sofismas,
en demonios en demasía confiables
y con el trago pretendiendo marismas.

Son mis tobillos los que buscan corceles
que arrastren de mí la teoría del amor
basada en un cofre de brillantes oropeles.

¡Y qué fácil me resulta la demencia
del Poeta cuando de ello soy remedo
y estupor de la ebriedad y la ausencia
metida entre el alma y el latir de los dedos!

Son mis silencios siempre y del todo a oscuras
los que claman por el vaivén de los días
sujetos al ruido de calaveras buscando cura.

Y de la mancha frontal que me hace distinto,
soy el mismo patán que te habla de una belleza,
de un momento a solas, de aquel  futuro extinto,
de saberte única entre los besos de la certeza.

Son mis manos las que preguntan por ti
esta vez y por la curva de tus caderas
a las que nunca llego del todo febril.

septiembre 05, 2013

Tan remendado de pétalos y estigmas

Bien, ya estoy aquí y afuera llueve,
mientras las arboledas su salvia sangran
y el tiempo es un truhán en loca carrera
carcomida por la sal, por las fauces del sol
donde es esta ausencia quien de frío tiembla.

Tanta muerte por doquier no le hace bien
al seso ni a la parte blanquecina del ojo,
tanta palabrería resulta inútil en la tormenta
que arrastra hasta aquí las hojas en el cesto
de la creciente imposibilidad del ser.

En primavera empezó a nevar y recuerdo
aún el crujir de las brasas al apagarse
entre el ayer y el presente en el cenicero,
entre el game over de mis juegos de niño
y el fondo de un vaso cálido y redentor
en donde naufragué con los cubos de hielo.

Tanta grana metida en el temblor de las ganas
que sulfuran por un dios que nunca ha existido,
tanto calendario al que no logré echarle una mirada
para saber mis años medidos en las sombras
que cegadas de luz prefirieron el yo del desencanto.

Y entonces heme aquí, tan remendado
de pétalos y estigmas, como una noche febril
que nunca supo del surco que dejó tras de sí
la quilla de aquel barco en el que zarpé desfundado.

Cuatro punto dos

Ella es un arcoiris bicolor,
el brillo encantador de un par de labios,
un soplo de la vida en estertor,
la comunión de dios con el diablo
que me lleva a pensar en mi beso
malogrado entre la muerte y su cadera,
la pretensión de blanquecinos versos
fluyendo sin demora entre sus piernas.

Posible Epitafio No. 2

Que se me juzgue por el pecho
y no por las manos, por los besos
que de noche escribí,
por el llanto no derramado;
que se me juzgue por mí
y no por los bares solitarios
en los que halle humo y cierto amparo.

septiembre 03, 2013

Con la vista puesta en un punto blanco

Con la vista puesta en un punto blanco,
angulada la cabeza, el frío en el latido;
con el brío y el estertor certero y franco,
con los sueños vagando en callejones perdidos.

Esta noche de hospitales
que me reservan una cama
busco salvar mi alma
de dios y todos sus males.

Hoy al medio día he visto al mismo
viejo y sucio mendicante
sufriendo sin sufrir por una moneda,
y me ha dado rabia su cinismo.

Hay quien se encarga de recordarnos
que estamos vivos aún cuando morimos,
a pesar del engaño trágico de la comedia
por ser a nosotros mismos a quien combatimos.

De nada sirve este arrepentimiento
ahora que a mitad de mis infiernos llueve
y no es más que el azufre lo que siento.

Con la vista puesta en un punto blanco,
desmembrada la calma, hambriento el vacío;
mientras en la locura los labios me arranco,
las manos, el pecho de este verso sombrío.

Cuatro punto uno

Después de todo, sabeis de mí
sólo un poco de mi credo sin salve,
de mis manos y mis ojos pardos,
de mi verso cuando de humo soy y febril
espero que ello, nocturna, te baste.

septiembre 01, 2013

Cuatro

Puedes culpar al viento, a la razón tejida
temerosamente de noche en mis manos,
al calentamiento del palpitar, a la vida
cuando me muestra un destello inhumano;
al barril que nos muestra un tibio aposento
para el abrazo y la caricia enardecida
tan cocida en estas ganas a fuego lento.

He de mirar la longitud de tus piernas,
el nido que requiere nocturno tu pecho,
la febril alevosía de tu boca y tus caderas
he de mirarte mientras el más celeste beso
hace que cierres los ojos, para no verme deshecho
mientras en mis sueños te delineo entre versos
que te saben certera leña en mi triste hoguera.

Ahora que eres mi lado más amable,
mi cura contra la ausencia y la desdicha,
mi secreto más dulce y más preciado,
mi blanca locura con tintes de dicha
y de amores tirando a quemarropa,
ahora que te busco en los andares
recubiertos de nieve y grises soledades,
ahora que te quiero aquí embalsamada
de aromas que repelen el blanco y el negro,
es preciso dejarte un pusilánime te quiero.

Fracasa a mi lado

"...Que el final de esta historia,
enésima autobiografía de un fracaso,
no te sirva de ejemplo,
hay quien afirma que el amor es un milagro
que no hay mal que no cure
pero tampoco bien que le dure cien años;
eso casi lo salva,
lo malo son las noches que mojan mi mano..."

Luis Eduardo Aute.




Me acuso de ser partícipe de esta nada,
de dormir en el cesto con las culebras
de un pasado embriagado de hondonadas,
de hallarme nocturnamente tan sin piel
y sin promesas de un mejor después,
de brindar a solas con mi muerte si celebra.

Brinda conmigo, por mi futuro siniestro
en el caben todos los demonios perdidos
de la hoguera cobriza del más puro infierno,
brinda conmigo, fracasa a mi lado, conmigo.