septiembre 19, 2013

De dualidades y versos a la vieja usanza

Como aquel día de oscuridades
perdidas y luminosidades concebidas,
como el blanco en la mirada del ciego
que mendiga por plata en las ciudades
en las que el capital halló gobierno,
como la brisa sin el libertinaje del viento
sujeta a las crines del sentimiento.

Como la rosa que huyó de rosedales
para sentir su propio aroma inclemente
en los jardines repletos de soledades,
por los que evita a diario pasar la gente.

Como el perfecto idiota que te escribe
y entre sus propias ganas emerge y se ahoga,
como la letra que te nombra y se desvive
por que a tus manos no llegan estas hojas. 

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