septiembre 12, 2013

A mi Mujer

Sabes Mujer, que he sido siempre
un pusilánime, un cobarde
que no te besó hasta que no fue
en aquella banca de parque
un suceso inevitable.

Sabes también, lo que es vestir
de gris esperanzada
a la clemencia de la ausencia.

Sabes que la letra,
es la mejor manera
en que se expresa mi pecho,
la única forma posible
y meramente humana
en la que logro descifrar
el quiero del puedo,
 y yo lo que quiero
es verte sonriendo
y no apagada,
yo lo que quiero
y por lo que rezo aún sin credo,
es por verte feliz
y no siempre de la mano
de la sombra que soy
a media noche,
reconfortada
si sale una luna nacarada.
Y es cuestión de enfoques,
como todo; hace tiempo
que no hago más que despertar
sumergido en el lodo
que en otro tiempo
te hizo tanto bien,
y ahora y sin remedio
te hace tanto daño.

No entiendo mucho del amor,
también lo sabes,
yo, que a mitad de mis días
sólo he buscado la belleza
que nunca he tenido
y una cura para este vicio
que se empeña
en buscarle al todo la razón.

Pero soy el cobarde
que llega a casa y nada te dice,
el poetastro que llega a casa
con la bola de estambre
que nunca entiendes,
el hombre que te abraza
cuando duermes y repentinamente
se maldice
tratando de borrar su presente
y de enaltecer aquel beso
que alguna vez le diste.

Y me dueles,
como ha de dolerme el cigarrilllo
en los pulmones,
como duelen las canciones
que algún día me tradujiste
para que entendiera
que estabas loca por mí,
como este dormir
desnudo sin que me mires a tu lado
y sin ti.

Pero entre las nubes
quizás un rayo de cordura,
me ha dicho que estarás,
incluso en las penumbras
mejor sin mí.

Yo necesito un pecho
y tú un hombre
que te saque a pasear del brazo
y te haga sentir bien,
yo necesito el cielo azul
y tu sentirte la Mujer
de un hombre
que noelucubre borracho las vías del tren.

Y yo sólo puedo quererte tanto,
así,
con el misterio de mis letras y mi llanto,
revuelto en un pasado oscuro y febril.

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