septiembre 28, 2013

Tanto

"Quiero empezar un sádico poema
con un ¡Mierda! tajante y cualquiera
y taladrarle febril los oídos al tiempo
en el que el eco se suicida en el silencio..."

Gabriel Salinas.

Demasiados platos rotos el latido
recubren y se me rompen dos costillas,
allí, donde hubo un río lleno de peces
que no buscaban copular con el pan
ni buscaban su futuro en la alcantarilla
abanderada de muerte, de sales minerales
pestilentes, de cuerpos que flotan sin forma
entre los surcos de una gota de alquitrán
y llanto recorriendo a solas las mejillas.

Y fumo tanto y bebo tanto y escribo tanto
como me dan de sí el pecho y las manos,
y en busca de una pizca de belleza volteo
la cabeza a todos lados, atizo cruel del deseo
de hallar un bien y un efímero soplo de grandeza
que no me demuestro erróneo por amar tanto.

Afuera me esperan las calles desiertas,
los borrachos de siempre, el rugir de los coches
a mitad de la noche, los perros que me ladran,
las putas que me vienen a ofrecer su vientre.

Demasiado silencio en este caos y sus orillas
de tragos y letras solitarias, en la desesperanza
de saberse esperanzado a una luz que no alumbra
esta pasión corsaria, esta boca rota sellando
su beso en la copa de ron y fieras penumbras;
demasiados huesos por pudrirse en el armario
que se esconde ensimismado del sol de diario.
 
Y pienso tanto en que fumo tanto y bebo tanto
y escribo tanto como me dan de sí el pecho
y las manos, que me he enterrado ya seis veces
en tierras neutrales, esperando a dios en el siete.

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