I
atardeceres tan a solas
y tan lindos
como los que aquí he visto
pero sin voz de caracola.
Atardezco sin abrazos.
II
Me gustan las jacarandas
en demasía
y hay algunas por aquí
pero son más bien insulzas
como la gente en las plazas
que sonriendo incluso al sol enfrían;
sin embargo sigo a mi modo febril
si alguien me lee o me escucha.
III
He mirado bandadas de pájaros
hacer acrobacias increíbles
dignas de un oro olímpico
pero aquí los jueces no son sino bárbaros
que procuran la belleza de las esfinges
que se operan el culo sin mayor cinismo.
IV
He querido hacer un poema
de la sangre que vomito por las mañanas
o incluso a media noche
he querido hacer cubos de hielo
en la eternidad de este infierno
y ponerlos en mi espalda
como último derroche.
Dios, ya ha sido suficiente
mi alma está ya muy enferma.
