marzo 30, 2015

La bruma siempre me queda

Duro es llegar a casa y encontrar
un espeso cuervo asomando a la ventana,
tan negro como las fauces de la noche
engullendo un ratoncito ciego y torpe
o una docena de temores sombríos
-bien lo sé-, me aguardan tras la puerta
empuñando una verdad y una escopeta,
mientras la nada me repta por los pies
gangrenados de sal y de ausencias.

Me espera una botella de ron casi vacía
y tantas y tantas colillas de los cigarrillos
que ayer perdieron en mis labios la vida,
me esperan algunos versos no tan buenos
y a veces amarillos, una canción de cuna
que nadie me canta para tener dulces sueños.

Hace ya días -semanas, no lo sé bien-,
que la espiral me ha atrapado distante
de los anocheceres en carmín y del beso
que encontré en algunas tersas auroras,
y estoy jodido -sin duda alguna-
cuando sin quererlo a todas horas duermo
y mi verso ante el extraño viento del ahora,
se desvanece como la arena de las dunas.

Sin embargo rondan florecillas sin aroma,
peces que abren la boca, panes enmohecidos
y un resplandor en la avalancha de rocas
embadurnadas de pensamientos envilecidos;
ronda ligero en la noche un corcel sin brío
repartiendo patadas y mordidas inclementes
al que pernocta embriagado y sin suerte
con el pecho entre carmesí y ambarino.

Sabes, estoy desnudo escribiendo a solas
y tiritando de frío, de miedo, de esa franqueza
con la que el poeta declara haber perdido
sin saber el cómo o el dónde la certeza,
buscando por doquier el nácar de la caracola
que me brinde una vez más la palabra
versada, sin la pretension del abracadabra,
sino de hallar en tu pecho un punto de luz
y en la calma de tu sonrisa y de tu abrazo
un lugar permamente donde mis trazos,
se revistan febriles de un sudario de tul.

Pero todo pasa y la bruma siempre me queda,
como una eterna resaca que no se cura
bebiendo líquidos y tomando un par de aspirinas;
y un gusano de seda perdido, me  tortura
en cada sí de mis oscuras y radiantes margaritas,
que pretenden contigo para siempre dormir
y despertar ajeno y enajenado del fin.

Duro es llegar a casa y meterse en la coraza
de aquel que se viste de hombre de bien,
mientras la gente juzga la facha y la traza
en el traje de diario y en el paso de los pies
sin saber siquiera el trajín de los fracasos dados
ni de la esperanza de un mejor después.

Ese después, nena, lo quiero siempre contigo,
por que ahora mismo soy gris y estoy jodido.

marzo 28, 2015

De mi levante si te pienso

Incluso dios sabe de ti,
de mi levante si te pienso
esperanzado a tu abrazo en carmín
resucitando mi pecho otrora muerto
y si comigo estás y te tengo,
volcado en versos de tono febril
cosecho de las margaritas el sí
que florece en mis funestos huertos.

He sido y soy un idiota que de noche bebe
por acunarne sombrío entre la ausencia
de los pétalos de una ensimisnada flor
que siempre teme cuanda nada debe.

Hoy sin embargo, me debo sencillamente a ti
y a la sombra que a media noche te nombra
y pregunta por qué diablos no estás aquí.

marzo 26, 2015

Dios debe estar conciente

Dios debe estar conciente
de estas ganas inclementes
que a todas horas te traigo,
del vacío crecido bajo el vientre
resistiendo cada noche la muerte
que significa aquí no tenerte
ante el rubor de este trago.

Yo, que pretendo tus lagos
y erradicar las sales de tu mar,
desemboco mis carencias
empuñando ante ti el verbo amar,
la letra que te brinda un amor
tan simple y a la vez tan animal
y la certeza de un beso en cada acera,
si los demonios bajo el ombligo
me permiten caminar paso a paso contigo.

Dios debe estar de estas ganas guturales
de amanecer desnudo entre tus piernas
rezando por aniquilar todos mis males.

Y ya después vienes

Sonríes como la luna nacarada
cuando presientes el mundo a tus pies
y nada sabes aún de la espesura de la nada.

Le tiras golpes en la nariz a la vida
para cansarte y tener un sueño calmo
donde la felicidad te sea siempre concedida.

Y ya después vienes e intentado el contagio
sin mayores quimeras tiernamente me abrazas.

Me encomiendo

Me parece realmente extraño
que un tipo que hace quince años
comente maravillas de mi poesía
cuando me tuvo siempre por un pelmazo
y por un malgastador de la vida.

Algunas veces conviene
ignorar tranquilamente los comentarios
y encomendarse a la letra y a la suerte.

De ti y de la gente

La mayor parte de la gente
que a medias me conoce
cree que tendré un futuro brillante,
que soy un ganador y un santo
ajeno a las fauces del terrible cancer.

Ellos no saben que estoy enfermo
de amor, de locura y de ebriedad a solas,
de letras que en penosas latitudes mueren
escuchando el cantar de las caracolas.

La mayor parte de la gente
que dice a caso conocerme,
nada sabe de mí ni de la muerte
tan compañera de mi vida,
en los instantes en los que todo estalla
y sin quererlo del todo se me extingue
tenuemente y de a poquito la vida.

Tú lo sabes mi amor, y mi poesía
no es más que un ave desangelada
buscando altitud entre tus brazos
para toparme de frente al sol
en los albores de tu voz y de tu risa,
y en la proximidad de tus labios
embalsamando mi alma lacerada.

La mayor parte de la gente
nada de mí conoce sino mi andar
avante entre los blancos de la muerte
sujeto a la espuma nacarada de la mar.

Tú  sabes mi amor, que un par de veces
a mitad de un cenizo paredón he muerto
mientras traté de multiplicar los panes y los peces
mientras sin ti me hallé mortal y desierto.

marzo 25, 2015

Buscando cobijo

Algunas veces, no creas que no,
pienso en todos mis poemas,
en aquellos que abandoné
a la espera del último autobús,
los que dejé en los asientos
tristísimos y malvos del subterraneo,
los que perdí entre borracheras inmundas,
los que me marcan la frente sin luz.

He sido un tirano cruel
incluso con poemas que hablaban de ti
del tono canela de tus hombros y tus pies,
de la forma en que me haces feliz
y de la esperanaza que pongo en el después.

Ya nada se de cierto sino este te amo
buscando cobijo entre tus brazos.

marzo 24, 2015

Todo puede ser

Todo puede ser
menos el gris que me cobija
y pretende cada noche
hacer callar las margaritas
gritando a todas luces su sí.

Hoy por la tarde
me enluté de hojarasca un poco
y encendí todas las bombillas
repentinamente ante el siroco
feroz que preguntaba por ti.

Todo puede ser
y en el matiz de posilibilidades
preciso atardeceres en tu boca
marginando mis malvos mares
caminando siempre contigo.

marzo 21, 2015

Fumo y entonces callo

Fumo y entonces callo
el humo azul entre mis fauces,
pensativo como nunca,
como siempre y un vaso
se aferra a mi mano latente.

Cierto es que esta poesía
ha venido siendo menos ojerosa
y mucho menos sombría
a pesar de mis marchitas rosas
transitando entre cadáveres vivientes;
y resulta triste y a la vez no lo es,
si la guadaña de la muerte se afila
sobre el resplandor de una luna amarilla.

Nada hay de grandeza en mi pecho
sino la sangre que se acumula en él
y al despertar se muda bajo el vientre,
sin embargo, soy un gris tornado en azul,
de noche carmesí y siempre un beso a tus pies
ante estas letras tan mías y tan tuyas
vestidas de esperanza y de tul.

Pero fumo demasiado y entonces callo,
el humo azul y a solas un par de tragos
en esta habitación que me reclama
tu abrazo nacarado y sentir tus pechos,
cuando soy perseguidor de la calma
y de la gloria alojada entre tus labios.

Y entonces nada, sino mis sombras
y esta necesidad que a diario me embriaga
de posibilidades que a mi lado y por siempre
te nombran, para despertar ante un rayo de sol
que te abrase mientras yo simplemente te amo.

                                                  Feliz cumpleaños, nena.

marzo 17, 2015

De mariposas el vientre

Necesito un poco de ron
cada noche -lo sabes, amor-,
tantos y tantos cigarrillos
consumidos por mis fauces
adornando mi triste cenicero,
una pluma de tinta negra,
un cuaderno y estas ganas
con todas sus fieras partes
de tenerte a mi lado soñando
con gatos nocturnamente pardos
mientras yo cuido de tus sueños.

Necesito menos rayos de sol
y más estrellas azules custodiando
estos versos que se descarrilan
cuando el diablo de la ausencia
las manos y la boca me cercenan,
por decir lo que mi pecho dicta
en esta travesía febrilmente multicolor
que recorro cada día al recordarte.

Necesito una visita a la belleza
para saberme latente y vivo
y no esa vil y supuesta grandeza
que me disfraza de gente de mundo
gozando de un hogar reconfortante y tibio,
cuando no soy más que un vagabundo
en la eterna búsqueda de la certeza
del ser que embalsama cada segundo.

Necesito ser más grande que un gigante
y abrazarte, cada noche de penumbras
entre las páginas amarillentas de esta vida
en la que soy, un lucero que no alumbra
del todo tu cintura y tus bellísimas costillas
incrustadas en mi abrazo, desde antes
que declarara para ti mi penosa poesía.

Necesito de ti, tanto que no me basta
tu voz a la distancia anesteciando mi pecho
de calamidades peores que las ratas
royendo en la basura el natural derecho
del hombre, a amar a morir entre las latas
de amores caducos y ahora mismo deshechos.

Y entonces vienes y me encantas
como logras con tu risa desde siempre,
desde antes de posar tu boca en mi boca
para ahuyentar de mí las serpientes
que se burlaron de mi cuello en la soga.

Necesito trece millones de calles
y entrelazada a la mía tu mano
para poder caminar junto a ti
en esta eterna búsqueda del norte
donde el frío me resulte más humano
y en cada mortal cruce te bese febril
como lo hace conmigo la noche.

Ya muchas veces antes de ti,
me hube declarado cual gris soñador
sin la encomienda de tus labios
besando mis palabras en carmín
esta certeza soleada que hallé en tus brazos,
cuando entre tu pecho espero el fin
y el destino equiparado con un dios.

Necesito el nítido estallido de tu risa
dando razón de todas mis estupideces
y necesito todo de ti, nena,
para llenarme de mariposas el vientre.

marzo 16, 2015

Y aún enciende

Aún enciende
y es roja
y a veces azul,
amarilla
si se descubre al alba,
pero es mía
y es hermosa
mi llama azul.

Procuro
tenerla entre las manos
y antes de dormir
darle un beso,
arropar su candor
y también
hablarle de ti.

Yo soy viento traído del norte,
metralla de una mortal estrella
y la caricia de un cierto suspirar
que la brasa de mi llama sella,
cuando más que roja
o amarilla es azul
y brilla y resplandece
sobre las cuchillas de afeitar
esperando la precisión del corte.

Y aún enciende.

marzo 12, 2015

Escribo poemas

Bien sujeta al estertor de bajo el vientre
tan sólo te tengo, mientras me tienes
y escribo poemas cual si fuesen la cura
para acabar con mi pecho y su bravura.

También tengo tantas ganas de hacerte el amor
para después soñarte desnuda al clamor
del minutero que me sabe un patán y un suicida
queriendo compartir contigo su vida.

Cuando prefiero mis manos callar
es razón inequivoca de la ola insumisa
de mis terribles y copiosas ganas de amar.

Y en esas ganas tu risa y la ola en tu mar
me devuelven la fe y esta torpe sonrisa
si me recargo en una pared revestida de cal.

Picnic

Por las llanuras de lo podrido
corre el rumor de una abrazo
y de un río en el que plateados peces
devoran lejanías plagadas
de plankton bajo el vientre.

Y es ahí mismo donde te pienso
cada noche que me da por escribirte
mientras traigo una canasta de picnic
y el corazón a todas luces vivo.

Febril y a veces embriagado

Canta la lluvia pesarosa
un cantar gris de melancolía,
de despertares siempre a solas
buscando a quemarropa tu sonrisa.

Tengo un ejercito de letras
en formación de malvos versos
pretendiendo el todo de ti,
este mirar entintado en sepia
y el cantar nacarado de mis huesos
brindándote lo poco que queda de mí.

A pesar de tantas nubes
hay una luna siempre en lo alto,
y en ella me columpio
por ti, febril y a veces embriagado.

marzo 11, 2015

Nunca leas este poema

Resulta extraño
ver la lluvia caer
mientras el sol cae
con aplomo desde lo alto
y resulta extraño también,
mirar a los niños buscando,
inocentemente,
un arcoiris mientras el cielo
se va nublando.

Los niños creceran
pero no lo saben
por que apenas son libres
y aún son gigantes,
y son felices sin pensar
en lo que serán
cuando sean grandes.

Tengo ya revueltos los cabellos esta noche,
para lograr que hagan juego
con mi alma que ensimismada,
mira la lluvia caer anochecida
mientras el rastro que guardé de mi niñez
muere sobre la pesadez de mi almohada.

Espero que nunca leas este poema, Axel.

Una escopeta para matar cuervos

Tras la sonrisa febril del mundo
las aves negras aún habitan,
un tanto desplumadas y tiritando
de frío, inclementemente graznan
por tras el último esertor emergido
dentro de la boca del moribundo.

Tengo un corazón y una coraza,
una escopeta para matar cuervos
y este cálido rumor de la esperanza,
y ella barres tú el polvo de mis huesos.

marzo 09, 2015

Hablo de mi poesía, nena

Todo esto
no tiene razón de ser,
si no resulta tan contundente
como el tiro de una escopeta
alojado en la cabeza
a través de las fauces que otrora
enmarcaron una boca grangrenada y rota.

Hablo de la poesía, nena,
de los pajaros enjaulados
entre las manos
y de las bolas de las brujas
que sin quererlo,
cada noche le acontecen fieramente al poeta
en el pecho,
en ese pecho cubierto de latidos
que suben hasta las siennes
donde las sombras revolotean en círculos
y en espirales sin simientes
donde puedan apoyar sus sueños
pretendidos de grandeza.

Mueren los sauces tristes
y las perdices a pedradas
mientras el mundo
esconde su cobarde mano.

Y es este un mundo de cobardes
y de infieles, de ladrones,
de hijos de puta que eyaculan
sobre la cara de sus mujeres
mientras sus esposas les creen a quemarropa
el beso dado por la mañana
seguido de la falsa quimera
de un te amo.

Este es un mundo de corsarios
nacidos bajo el esquema lineal
de todo aquel que nace
con un atrofiado corazón
dispuesto a pasar por alto,
que el vagabundo muere de amor
y también cada noche de frío,
mientras la vida los mantenga
por siempre
en un día Domingo tomando el sol.

Yo mientras tanto,
sigo bebiendo ron a solas
y mi escueta verdad,
sentado en la misma silla escribo
mientras mis puñales afilo
contra la cresta de la ola
que estoca mi ser con su mar;
y entonces parezco acomodado
en la letra y plasmando estupideces
a lo borracho y a lo radiante,
cuando la luna no brilla por sí sola
y necesita en la frente una estrella.

Trato de ser lo más cierto posible
y me perfumo de un sentimiento veraz,
si cada noche que escribo
termino por morirme y no me muero del todo
por hallar un gusto
terriblemente inveterado
por aquello que está perdido,
por sentir entrelazadas en las mías
tus manos, mientras me sé
un perseguidor del arcoiris
sin el resplandor de una olla de oro
y un pelmazo
para todo aquel
a quien le he sido una imagen preferencial
de  sus demonios más aborrecidos.

A mí, que soy apenas
un polizonte en la barca de un terrible poeta,
sólo me basta una verdad
que sea y se diga a quemarropa mía,
una noche en la que nazcan de la nada
radiantes soles que sustituyan a las aves
que yacen muertas,
bajo el frío gris de las piedras
y la seguridad saberme en un hogar
alejado de las sales del mar,
a la espera de un futuro
en el que nada valgan mis sabios,
ni este sudario que me enmascara
de tul el rostro y las manos,
cuando pretendo que el todo seas tú,
nena; y hallar una luz entre tus labios
mientras sigo malversando la letra.

Y entonces mi poesía es así,
tan de crueles arrabales, de borrachos,
de perros que persiguen a los gatos
zigzagueando entre las avenidas,
tan mortal como una daga afilada
y es sib embargo un beso
de forma empedernida buscando tu boca
y los linderos de tu vida nacarada.

Hablo de mi poesía aún sin precio, nena
y de la brillantez de la estrella que hallé
y sigo hallando tiernamente en ti
cuando la propia letra me cercena.

marzo 08, 2015

Con un amasijo entre las manos

Con un amasijo entre las manos
y nada resulta si no es mi pecho
el que late por los valles de la muerte
a ojos cerrados y a tenebrosas tientas.

Estoy cansado de los ayeres malvos
y de un presente que se pinta los labios
frente a mí, sin que siquiera las mejillas
me bese; estoy cansado de la imagen
de un futuro donde sigo yo el tipo que bebe
postrado en la curva de una caracola
muda aperlada y tristemente amarilla.

Con un amasijo entre las manos
y envuelto en este pecho voy logrando
pequeñas líneas rectas dentro del espiral
que nadie pensó que alguna vez podría,
y doy de tumbos sobre las nubes
si pienso en ti y te pienso por siempre,
alejando la sal de la mar embravecida
mientras apoyo mi cabeza en tu vientre.

Sólo quiero que sepas, que toda esta palabrería
enmarcada de silencios y celebres suspiros,
no es en realidad más, quemi propia e incivil lucha para que estés a mi lado y tenerte
tejiendo estrellas mientras sonríes febril.

Piden los días

Piden los días números naturales
y la naturaleza nada sabe de números rojos,
de activos ni pasivos ensordecedores
cabalgando de las crines de una bestia humana
enferma y abrumada por sus acreedores.

El mendicante ha cerrado con perdida
desde el día en que clausuró de tajo el corazón,
para abrir con displiscencia la mano
en la moneda el fruto de la redención
por que así lo aprendió de la vida.

Piden los días sonreír ante sepelios
desconocidos infames y corrientes
en los que la gente bebe y sigue bebiendo
ante la ola del mar de lo funesto.

El poeta ha politizado a su musa
y ha puesto su billetera en creciente engorda,
para mirar desde los lados opuestos
el tristísimo escote de las azules putas.

Los contadores no reconocen la lágrima carmesí
alojada entre sus espesos libros de diario,
ni sabrán nunca del principio del fin.

Me encuentro

Yo que no busco sino la nada
me encuentro cada día meditabundo
mientras enciendo un eterno cigarrillo
y quito de la puerta la señal de luto,
todo ello cuando vienes y me abrazas
y con tus manos deshaces mis ovillos,
mis títulos fúnebres en letra escarlata
del verso aquel que me vio vagabundo.

Te tengo y en el albor que te espera risueño
devengo de tu piel morena entre mis sueños.

marzo 07, 2015

Y tan sólo

Algunas veces poco puedo decir
y es entonces,
cuando prefiero callarme la boca
y las manos,
ante una luna radiante y enamorada
de tu abrazo y de ti.

Soy ahora el nácar que sonríe
frente al espejo,
y soy la sombra que repele de sí
lo funesto.

Algunas veces rinden frutos los besos
que guardé en la despensa,
cuando a solas miro azules estrellas
y tan sólo te amo, nena.

marzo 05, 2015

En ambas caras

Tiro la moneda al aire
y en ambas caras tú
descubriendo mi gris del tul
que me conforma en partes.

Antes de amarte te quiero
como quiere la sombra
al estupor de un lucero.

Y ya después te amo
cuando mi pecho te nombra
y en ti se vuelve claro.

Se nos acaba

Se nos acaban los genios andando
a media noche por los andenes de la vida,
la gente que a quemarropa sonríe,
los niños que jugaban en la calle
a la pelota cuando no eran aún prohibida;
se nos acaban acaban las hipótesis
y las inveteradas y malvas teorías
de que la copa se toma siempre del talle
y el factor natural de la plusvalía.

Se nos acaba el poder de pensar
bajo una luz meramente natural
sobre la sal de las olas del mismo mar.

Ciertamente soy gris

Ciertamente soy gris
y algunas veces de noche,
soy el brillo del vicio y del derroche
que se me mete entre los huesos,
cuando sobrevivo de los sueños
que despiertan pensando en ti
dejando tras de sí el Erebo.

Me quedan algnos sabios entumecidos
rondando los rincones de la grandeza
hallada en la cima del desamparo,
una botella que sobreviene a la otra
y este latido disuelto entre el humo
de lo pretendido en tu salvador abrazo,
me quedan tantos relojes alarmados
por mirarme retrasado por la mañana
y la sonrisa al pensar que eres mía
como lo es para mí la luz del alba.

Ciertamente soy gris
y algunas veces no lo soy tanto
como lo fui hace un par de años,
ni me bebo la mar entre los tragos
que la muerte me sirvió siempre dobles
por no saber que anidabas en mí.

Tengo una sonrisa pintada en la boca
y no es mía sino de tu boca en el beso
que perdona mi poesía y mi patanería,
un lugar destinado para no ser un preso
empujando por la fiera colina una roca
y un amor destapando su azul cofradía.

Ciertamente soy gris
y sin embargo así te amo,
soy la arista de una estrella
que entre tus brazos estalla
mientras del pasado me embalsamo,
y soy aquel pésimo poeta que te piensa
cuando después de sonreír tan sólo callas.

Mientras lloro también sonrío

Vendí mi alma al diablo
a cambio de saber dónde está dios
y terminé con una rotura de labios
y con un presente sin sol.

Desprecié ambarinos pechos
y curvaturas de radiantes caderas
por la necesidad de hallar lo bello
hirviendo en un verso entre calderas.

Y sin embargo esta noche
mientras lloro también sonrío
por la cobardía que me negó
el saberne bajo las ruedas de los coches.

marzo 04, 2015

No sé si acaso

No sé si acaso seas tu o la luna,
el brillo de una estrella parpadeando
por mí cuando mi pecho es una duna
febril en los albores del desencanto.

No solo sé a solas naufragar,
ni hacerme el loco cuando a media noche
escribo esta necesidad de amar
incluso debajo de los coches.

No sé si es tu abrazo o es tu pecho,
tu cálida sonrisa o al cabo tu beso,
no sé si sea yo acunando el derecho
de ser feliz compartiendo tu lecho.

Nena, yo sólo sé que te amo
y que mi alma ante ti
cada noche descalzo.

Salgo de noche

Salgo de noche y una luna nacarada
en lo alto sonríe y arremolina tierna
este rastro de vida asomado en mi pecho.

Han dejado de llorar las carreteras
y los ladrones, pasan por alto mis bolsillos
remendados y vacíos; incluso la muerte
ha dejado de posar sensual en los diarios.

Algo está pasando conmigo -me digo-,
y eres tú y es el beso y es el abrazo
y cuando salgo de noche y estás conmigo.

marzo 03, 2015

Mis silencios en azul

Después del cúmulo del trabajo de diario
he estado cabizbajamente bebiendo,
escribiendo un poco acerca de mí
y otras veces del estúpido que me vuelvo
si me paso los versados días pensando en ti,
en curvatura de tus morenos pechos
que se atreven a anidar entre mis sueños.

Después de todo siempre tu
y la necesidad de mis silencios en azul.

Eres

Eres
como el punto final
más certeramente satisfactorio
después del verso de un poeta
que sonríe mientras llora
entre su mundo contradictorio
y la belleza de un latido salvador
cuando entrelazas tus manos frías
con el pecho de las mías.

Y eso mismo,
para mí, nena,
es amor
y tú
lo eres.

De todo ello tengo miedo

Dormir dadas las tres de la mañana,
los tipos con barba, las esponjosas nubes,
las ratas que reinan las alcantarillas,
el medio día, las navajas de afeitar,
el sol, la sapiencia de los ahora muertos,
la ola entre los pies cubriéndome de sal,
la escalera que sube, la serpiente que baja
y el juego de la oca cuando no puedo ganar.

El temblor progresivo de mis mansas manos,
el vicio, la agudeza del metal en la garganta,
el candor de los cirios blanquecinos,
esta nada, los versos que nacen podridos,
el calosfrío que me recorre cruelmente la espalda,
la blanca muerte, la ventana que me exhibe,
el fallo renal dando pie a un coma etílico,
el travesti del cine, mi frente sin guirnaldas.

Morir en el anonimato del espesor del hambre,
los rosedales, la luz de esta mísera bombilla,
un puñetazo que haga brotar mi triste sangre,
mi letra amarilla, los labios de mis quimeras,
el amar a quemarropa sin que amen,
el que me pase todo esto un día cualquiera.

De todo ello tengo miedo.

marzo 02, 2015

La geografía de la noche

Es lamentable mirar la geografía
de la noche cuando se embriaga
del latido de tanta gente sola,
de hogares vacíos temblando de frío
y de ausencias tan legítimas ya
como la vida que nos fue vendida,
sin saberlo y tal vez también, sin quererlo,
mientras volabamos azules cometas
que murieron entre electrificados cables.

Entonces resulta bastante comprensible
la tendencia del mundo a jugar al ahorcado
y la de anudar cada vez mejor las cuerdas,
o la necesidad de una escopeta en el cajón
esperando sigilosa el cruento despertar,
para anidar su cálido semen en cualquier boca.

También la popularidad de los barrancos
aumenta para acabar con los dolores de cabeza,
y es más lamentable mirar la nocturna geografía
cuando a solas se bebe un sincero trago.

Aún entre las sombras sonrío

Yo,
que tán ciertamente jodido
aún entre las sombras sonrío
y embalsamo mis propios muertos
a la manera tradicional
mis más encantadores y sublimes sueños,
sigo la recta del sol
y la cofradía de la luna y del mar
cuando enmarco febrilmente
la aurora proveniente de un norte
en el que me sonríen también,
tu vida y tus ojos cual simiente.

Yo,
nunca he podido decir más
o acaso el pecho explicar,
cuando esta letra que sangra
dilapida un silencioso "te amo"
y esboza una verdad mansa
en la que de noche mi pecho encallo.

Y nada más que lo ya dicho.

El nácar de la luna y de la ola del mar

Rómpete en mil pedazos la cabeza,
juégale al mago, al fakir, al equilibrista
e intenta mantener a flote el corazón
dentro del agua estancada de un florero
mientras todos bailan y tú a solas bebes
o fumas o inhalas o buscas el fiero arpón
para penetrar la mansedad de tus venas;
vuélvete confidente de la media noche,
del misticismo del latido que previene
antes de que el reloj marque las tres am,
escribe sobre la piel emplumada de la serpiente
sin saber siquiera si es dios o un diablo
repentino naufragando sobre los dos hielos
que le sobreviven al carmesí de tu último trago.

Evita los amores etiquetados de posibles,
los polvos mágicos por que el alma gangrenan,
las musas de mala pinta que los labios se pintan
cuando desdichado te ven y no te miran;
evita las cartas de amor cuando te estés muriendo
de soledad metido en un podrido cascarón
que nadie nota porque duermen innertes.

Quiébrate el futuro mientras te aceitas
el pecho si rechina y embalsámate las manos,
dale eterna cuarentena a la torpe razón
y busca solidaridad en los estúpidos sabios
ahora muertos que prefirieron la locura y la letra
al encapsulado vendaval en el que mundo
tranquila y apaciblemente muere,
sin reporte de hallar en tantas noches desiertas
el nácar de luna y de la ola del mar.

Y no seas un poeta sino un hombre.

marzo 01, 2015

Un sueño enternecido

Desperté, no se si fue hoy
o ayer por la mañana,
de un sueño enternecido
en el que un beso a quemarropa
circundaba febril tus pechos.

Y ese beso era eterno y era mío,
y esos pechos eran morenos y eran tuyos
como yo lo soy de ti a pesar del frío
que abre ante mí cual siniestro capullo.

Números rojos

Numéricamente en el trabajo
he dejado el rojo por el negro
y he hecho que un cabrón español
siga teniendo el mote de millonario.

Pero aquí todo se torna en rojo
si no me miran de lleno tus ojos.

Siempre para ti y contigo

Las  tenues margaritas me dicen sí
y sin embargo una nube de alquitrán
persigue todavía la estela del gris.

Así, tan estúpidamente inevitable
vuelvo al viejo cascarón agrietado
de la rojiza habitación donde la muerte
me precisa jodidamente embriagado.

Y entonces te pienso a lo lejos radiante
hilvanando entre tus manos frías
ovillos de estrellas aún en menguante.

Algunas avecillas rondan con su canto
y a todas ellas más de una vez he matado
con esta honda de cinismo y desencanto
balanceándose en la punta de una estrella
divina sin necesidad de dios ni de santos.

Las margaritas afirman la luz del abismo
cuando se bañan de la insumisma necesidad
de estar siempre para ti y contigo.