La mayor parte de la gente
que a medias me conoce
cree que tendré un futuro brillante,
que soy un ganador y un santo
ajeno a las fauces del terrible cancer.
Ellos no saben que estoy enfermo
de amor, de locura y de ebriedad a solas,
de letras que en penosas latitudes mueren
escuchando el cantar de las caracolas.
La mayor parte de la gente
que dice a caso conocerme,
nada sabe de mí ni de la muerte
tan compañera de mi vida,
en los instantes en los que todo estalla
y sin quererlo del todo se me extingue
tenuemente y de a poquito la vida.
Tú lo sabes mi amor, y mi poesía
no es más que un ave desangelada
buscando altitud entre tus brazos
para toparme de frente al sol
en los albores de tu voz y de tu risa,
y en la proximidad de tus labios
embalsamando mi alma lacerada.
La mayor parte de la gente
nada de mí conoce sino mi andar
avante entre los blancos de la muerte
sujeto a la espuma nacarada de la mar.
Tú sabes mi amor, que un par de veces
a mitad de un cenizo paredón he muerto
mientras traté de multiplicar los panes y los peces
mientras sin ti me hallé mortal y desierto.
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