Algunas veces me asombra
el valor que he tenido
para mostrar a mis cuatro lectores
lo peor y más certero de mí,
entre embriagados versos
naufragados por las olas.
Los verdaderos poetas
deben cagarse de risa de mí
mientras levantan sus copas
mientras sus musas de alquiler
se quitan poco a poco la ropa.
Poco me importa lo que escribo
cuando estoy borracho
y mi letra refleja lo vivido.
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