Los barrotes han sido colocados
y las aves enmudecen de tristeza,
por que se saben ahora muertas
sobre el luto del metal que contiene
su vuelo y su elevada grandeza.
Me tiro a un barranco mirando estrellas
siendo una noche jamás amanecida
y en mis talones crece copioso el mal
de la sombra que recuerda canciones
silbadas entre los labios de la libertad.
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