febrero 01, 2015

Seriamente

No debe ser nada serio,
me repito cuando a oscuras
y a solas bebo antes de dormir
en la misma y aislada habitación
en la que desperté de aquel sueño
irreal de ser por tan poco tiempo,
un rapaz con talla y juegos de niño.
Y si es que digo que no es nada serio
es por la simple razón de seguir vivo
y pesadamente escribiendo
entre copas malsanas y recuerdos
de mis más amados muertos
deambulando por los rincones
que esconden botellas y latas vacías
por un amor que aún el alma a secas
me palpita metido en la copiosa incertidumbre
de la calma que llora mientras sonríe
nauseabunda,
escuchando la voz
de un par de aves etiquetadas
por sus andares
de terribles y nociones vagabundas.

No debe ser nada serio
por que no he de precisar una escopeta
para volarme los sesos
y dejar embadurnadas las paredes
de la habitación
de un tipo incivil que se creyó
por sus tres o cuatro lectores,
un irremediable y soez
buscador del verso,
como lo han hecho siempre
los incomprendidos poetas.

Algunas noches y en mi cabeza
recreo los albores malintencionados
que me llevaron a ser indiscutiblemente
feliz y a deshojar margaritas sin importar
el no sobre el si;
también es cierto
que aquellas noches
vuelvo atrás algunos años
para beberme la vida
sin ataduras ni la severidad de aquel castigo
al que conlleva sin remedio
todo final feliz,
en el que las princesas
copulan con los príncipes
de largas cabelleras
y capa de tono azul
sobre el rústico colchón
de la utopía de la esperanza
tan similar a un cristo
hecho pomada sobre su cruz.

Y entonces pienso en esa cruz
que llevo abrazando mi cuello,
por que ella misma huele a ti
cuando mi nariz sobre ella se posa
y en ella acuno el consuelo de besarte
empezando por los pies y
terminarte en un beso embriagado y completo,
que te crucifique frente a mí
mientras mi letra de tan bajas pretensiones
te siga nombrando en el futuro empedernido
que me pegunta por ti
y logra echar sus raíces
insoportables del cuando.

Se bien que estoy más dentro que fuera
y en torno a ello,
apuesto mi desventura
al espanto de hallarme frente a una copa
a media noche vacío
esperando una oración salida de la distancia
de tu pecho y de tus ojos irradiando
la miel del espanto que me sitúa
a solas y para siempre sin ti
entre tanta retórica y pusilanimes vocablos
a flor de piel de un alma nacarada
crecida entre mi pecho
desde el día en que mi cinismo
te adjunto la certeza de un te amo
que más que la muerte,
pretendía tu abrazo y tu vida,
tu sonrisa y un para sienpre.

No debe ser nada serio mi verso
pero seriamente espero por ti
cuando los sueños me matan
por no tener por cobijo lo terso.

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