enero 02, 2012

He visto

Llueve, extrañamente, ilusoriamente,
y es la ciudad tan callada a estas horas
quien bebe la cicuta inútilmente
y se arranca los labios en la aurora.

He notado a la Luna haciendo muecas
si es que habla de amor al enamorado
que dice amar con el alma reseca
y el pecho con su latir apagado.

Un viento sopla, un poco deslucido
y a su paso arrastra la voz y el canto
de los vagabundos entumecidos
que esperan la moneda y de ella encanto.

He visto Mujeres jugar al bingo
del brazo más ferviente de la ausencia,
sin importar si es martes o domingo,
sujetando entre sus piernas dolencias.

Una hondonada se abre bajo tierra
donde los muertos al olvido temen
y los gusanos ven venir la guerra
empapada de mansa sangre y semen.

He visto tumbas con flores marchitas,
con cruces oxidadas y empedernidas
adornando imágenes tan adscritas
al cielo al que no fueron concebidas.

Un hombre, vil y ciertamente borracho
intenta deducir las soledades
de un mundo tan cercano y sin empachos
que busca compañía entre cofrades.

He visto mi sonrisa al cruel espejo
y no es la misma del ayer marcado
por los ojos que me hicieron reflejo
feliz a pesar del marco enlutado.

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