Olvídate de lo que diga el noticiero,
de las cabezas que ruedan sin cuerpo,
de que las noches son siempre malas
por albergar a ladrones siniestros,
a bandidos de pelaje espeso
haciendo alarde de negras mañas;
olvídate del viejo que condesciende
tus tiempos y tus ojos en ensueño,
de las serpientes que infantes tragan
mientras sonríen como señuelo.
Olvídate de la nada cuando eres todo
y mejor juguete en tu mano es el mundo.
Olvídate de todo aquello y hazme olvidar
que en mi trago alguna vez encontré la mar.
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