enero 12, 2012

La llovizna de fuego

Y así cayó una llovizna de fuego,
los árboles ardían y sus hojas
desprendían adióses y hastaluegos
sostenidos de un par de bocas flojas
en las que apenas, la sangre tornaba
en rojos por la media noche ahogados
bajo la estrella que nunca miraba
los sueños que cuelgan carbonizados.

Miles de nubes se hicieron de escobas
como las brujas y el cielo surcaron
entre risas y gruñidos de lobas
que al reloj el minutero arrancaron
haciendo del todo noche, tiniebla
a los ojos sujeta con grilletes
y del mar, un bocado ante la niebla
que lo carcome cual tierno filete.


Y poco a poco llegaron los cuervos,
uno a uno, y sus picos afilados
acecharon la mansedad del ciervo
pastando en los bosques desencantados.

Eran muchos, y sin más lo tragaron...
Y así ocurrió esa llovizna de fuego.

2 comentarios:

Unknown dijo...

que historia! me gusta como describes toda una escena, la forma en que conviertes en poesia las imagenes y le dejas ese toque de misterio, como si tuviera que descubrir algo no escrito en el poema pero presente =)... muy bueno Gato!

Anónimo dijo...

alucinante en un lugar llamado hotmail.

La que te mira desde su ventana :)