junio 04, 2021

Imbecil

Ahora que no soy tan imbecil
ya no frecuento los nocturnos bares, 
me he deshecho del disfraz de hombre de bien, 
de las buenas maneras del saco y la corbata
y no necesito más encantar con mi talante.

Ahora que no soy tan imbecil
recurro a mi pecho en su pequeña fogata
cuando siento frío y necesito un después,
me entretengo en una fotografía jamás tomada,
en el recuerdo de un abrazo apabullante.

Ahora que no soy tan imbecil
me rebusco en los bolsillos vacíos
y de su fondo me saco el alma, 
cegada por los tiempos pero aún sonriente, 
un tanto hecha jirones y de color sombrío.

Ahora que no soy tan imbecil
mi apuesta sigue siendo la del demente,
la del amante feroz que espera la calma,
la del poeta vil que su latido no vende, 
la del tipo que a pesar de lo imbecil, 
aún no tiene el corazón envilecido. 

Ahora que no soy tan imbecil, 
no tengo nada 
y veo tantos imbéciles
que no tienen idea de serlo,
teniendo todo;
sin embargo,
nunca tendrán mi pecho, 
aunque veces, lo confieso, 
quisiera ser más imbecil. 

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