noviembre 02, 2014

No contemplo

Las alamedas comienzan ya
a perder el peso de su follaje
y en las paredes rojizas del ser
una mancha gris de pesticidas
viene pudriendo el latido
nacido en el levante de las horas
en las que el poeta camina sin pies.

Siempre han hablado las bancas
y los desdichados parques de amor
sin tener la tenue idea de hacerlo
y alredeldor de los kioskos
buscan las cucarachas y los palomos
razón ecuánime para el estertor
que llegará como las luces al cielo
febriles o devastadas del todo.

Entonces podeis acusarme
de crímenes a la nación
de aquel que escribe desamparado
de blasfemia, de injurias a la patria
de aquellos que buscan la razón.

Yo no contemplo la vida que vives
sin el barroco de la esperanza
a lomos de tres caballos ruines
cabalgando la luna de un sanatorio
o del bello azul de Cantabria.

No contemplo posibilidad alguna
de acumular una pagana plegaria
en el recuerdo de unas manos
que jamás toqué ni mi tocaron
con la sutileza febril del escribano
que encontró su tibia belleza
en los bigotes rasurados de un gato.

O en aquella que fue mi Mujer
por diez años y que dejó mi pecho
con llave en el frío neceser
a la espera de pudiera yo renacer.

Estoy jodido amor
quien quiera que seas
si la mujer de sol y manos frías
o la mujer que duda y me abraza
ahora mismo pretediendo
mis letras de rapaces ambrosías.

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