noviembre 07, 2014

Replay

Ella me dijo un buen día: sonríe
y tomando uno de mis pulgares
entre sus finas manos
me dibujó el stencil de una cara sonriente.

Ahora se ha repetido la escena
con otra "ella" que ha cambiado
el pulgar por el dorso de mi mano.

Este es uno de esos extraños panoramas
en los que olvido de pronto a la muerte.

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