noviembre 20, 2014

Como una chica con granos

Sentado al pie de la ventana
meditabundo
embriagado
cansado
mirando como el mundo
es que es y vive mientras muere
sin siquiera notarlo
sin siquiera notar la muerte
que le ronda noche a noche
para besar lasciva sus labios.

Deliro en la opacidad de los andares
en los que el mundo es feliz y sonríe
y no he de hallar más que el espesor
de los espejos en los que no me veo
por que huyeron con mis ojos los colibríes
que prometiéronme así, gozar el sol.

Afuera los chicos también se embriagan
y buscan a toda costa tirarse a las muchachas
y en su loca carrera eyaculan en la nada.

Dios sabe que aún puedo dar batalla
competir con los chavales por las chicas
pero tengo un corazón por gusanos carcomido
-¡bah! Eso también lo sabe de sobra-
y tengo estos versos siempre siniestros
en los que he sabido eyacular mi nada
esta nada tan docta y tan mía
tan de sabios leída
tan de sal
tan de claroscuros en el pecho
tan de desiertos y bellos poetas
tan simplemente mortal.

Y mientras me ocupo de pensar en ello
miro al pie de la ventana a los chicos
y entonces medito
me embriago
me canso
y mi poesía es como una chica con granos
reprimiendo el orgasmo del grito.

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