noviembre 09, 2014

Entrada la noche

Entrada la noche y sus demonios
alimentados del nácar de los huesos
de tantos y tantos poetas que felices
yacen muertos y de sus craneos
de los que nacen olas y rosedales amarillos
clamando belleza de todo aquello
que ante la fuerza del tiempo enajenado
buscan en la aguja la piel el sabor del membrillo
y en la hojarasca fiel apagar su espesa sed.

Tu que nada sabes de mí, de mi amarga letra
cababalgando los solares en los que no soy
un arlequín que se desvive velando
el resplandor de una raquítica belleza
te preguntas temerosa quién soy
y en el abrazo que te brindo contesto
soy la antítesis de la luz y soy crudeza.

Sin embargo te pienso por que sé que me piensas
y en los límites que me plantea el trago
soy de ti el amor que siempre has buscado
caducado en la frialdad de tu despensa.

Soy la noche y soy la sombra enamorada
siempre de caderas dulcemente cenicientas.

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