diciembre 15, 2014

Podemos esperar

Podemos esperar que escurra
la última gota por las paredes del vaso,
que dios se afeite la barba, que la mesa
de la cocina eche a andar en dos patas,
que retoñen rosas de nuestras bocas rotas
o que una noche cualquiera, enloquezcan
los astros y a las tres de la mañana, nos salga
radiante un sol de un distante planeta
mientras la luna baja a beber un trago
entre las putas y los cínicos proxenetas.

Podemos esperar que los caminos
se vacunen contra los tumbos, que el diablo
se postule para pastor católico y romano,
que las luces de neón no conduzcan
al alcohol ni a las barras de los bares
donde se sientan tristes los solitarios.

Pero el caso es que tu y yo, a estas horas
dada una noche fresca y tiernamente
estrellada, ya no podemos, sino esperar nada.

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