noviembre 29, 2012

De mis 21 gramos

"Toda mi alma sabe a sangre,
a tripas,
a colillas de cigarro que no he fumado yo..."

María Alvarado.

Inmerso en el eterno vaivén,
en el espeso trajinar
de lo que ha sido y es 
terriblemente llamado historia
se ha venido secando la mar.

Siendo una bala de cañón
busco a toda costa una pierna
que desmembrar,
un brazo, un pulgar en lo alto,
la torre del latir inclemente
que quiere callar.

Soy más que un verso
cargado de sombras y tinta,
de adicciones y pasiones
que viven después de extintas;
soy más que el blanco del hueso
que delata mi mortalidad
y el mutis perenne de mis canciones,
sentado a la orilla del tiempo
malgastado en la fatalidad.

Y sin embargo nada soy
y mi letra nada sabe de oropeles
vendidos al mejor postor.

Esta noche tan sujeto a la marea
del océano que muere pronto en la boca,
he de alistarme al sueño que evoque
el fuego prendido en mansas chimeneas,
aquel lugar perdido donde las rocas
salgan libres de las olas y su estoque.

Mi alma no ha de medirse
en escalas enanas cual gramaje,
mi alma se reviste de plomo,
del veneno que no advierte
mentira en la olla del gnomo,
en lo vilmente fantástico de la suerte;
mi alma se mide en un soez tonelaje.

2 comentarios:

victoria eugenia canela dijo...

Magnífico poema....felicitaciones.
Saludos.

Arya dijo...

Ahh que mortal que eres..

Si tu alma no llevara tanta angustia!

Vive, si? ;)