noviembre 04, 2012

Quince minutos

"...He vuelto a ser aquel cantar del aguacero
que hizo casi legal
su abrazo en tu cintura..."

Silvio Rodríguez.



Sobre los cielos una nube
proyecta grises y algoritmos,
ininteligibles signos
vueltos labios y sombras
sin suicidas gotas.

Le abro la puerta al demonio,
a su voz enjuta de viento
mientras afilo la hoz de una Luna
clavada entre el oído y el silencio.

Vuelvo la vista al espesor
del mar bajo los párpados,
al rugir del huracán que ha arrancado
sin moral tanto suspiro de tajo,
buscando orígenes y claridad
dentro del negro más etéreo.

Y ahí mismo y a ratos de ángulos
rectos en los relojes infinitos
me entretengo rebuscando nadas
encalladas entre luces de bombillas
y los dragones que charlaban conmigo
al concebir, en igualdad de condiciones,
su combustión y su vuelo perdidos.

1 comentario:

Sabina dijo...

Ahora no me recordaste a Arjona,
quizá es que llevo todo el día estudiando el arte barroco, pero ti poesía me pareció barroca, me gusta mucho, en serio, yo le pondría un ´poco de erotismo, pero bueno, tu eres gato no Sabina. Besote.