noviembre 23, 2012

El cementerio bajo las sienes

Es la guadaña de la Luna en lo alto
quien se llena de otoñales vientos
y orugas reptando por su costado.

La blancura de unos pies descalzos
andando tan silentes y desiertos
a mitad de un camino empedrado,
la locomoción carmesí de la sangre,
el temblor de una costilla herida,
la cálida avidez del hueso a la carne.

Es la Muerte distante y hermosa
quien me llena la boca de versos
y flores acechando mil mariposas.

El cementerio bajo las sienes
rebozando de una vida caduca
al ritmo voraz del delirium tremens,
la huella inveterada del que escribe,
la ignorancia del que todo sabe,
la presteza del que sólo vive.

2 comentarios:

Arya dijo...

Te leo, te escribo.. desde esta mi ventana, mientras veo al dia despertar...

Siempre me ha parecido muy interesante como la melancolia puede exprimirnos de tanto que llegamos al punto en que evocamos a la Muerte.. y hasta la vemos caminar por caminos empedrados.

Solo no dejes que ese par.. se adueñe por completo de la tinta para tu pluma.. ni mucho menos de la luz para tus dias.


Ese segundo parrafo es excelente, bravo Poeta!

Sigo pendiente.... :)

Gato Pardowski dijo...

Lo único que se adueña por completo de la tinta para mi pluma, es esa incandescencia incivil llamadas "Musas".