julio 27, 2011

Sombras en el suelo

En lontananza, las aves ya cantan
un nuevo mañana, una luz radiante
emerge tibia de ese albor distante
donde un viejo compás las sombras bailan;

el canto de la Luna, los rosales
antes del rocío, las nubes tristes
vueltas volutas, negros quistes
en el pecho, invadido de arrabales.

Una cadena de niebla, condena
a cumplir falto de fuerza, el sabor
en la boca de la hiel que antes del hervor,
quema la lengua hasta dejarla ajena;

ceniza que vuela, apagada hacia el mar
en torbellinos cargados de ausencia,
del alma reducida a la carencia
sulfurosa de las manos y su andar.

En lontananza, sal en las pestañas,
astillas en los ojos, huesos rotos,
hogueras y demonios, alborotos
y el delirio de la peor calaña.

En lontananza, mi lacia mirada,
mi mano apuntando directo al cielo
y mi sonrisa en ruinas dibujada.

En lontananza, sombras en el suelo
y el alma con ellas, fatigada
y desmembrada, tan cercana al duelo.

2 comentarios:

Mary HC dijo...

los rosales también después del rocío ;)
otro p'a ti

Coeli L. dijo...

La luna canta lejos y cerca de esa alma que aunque fatigada tomará fuerza.

Es así...