julio 14, 2011

Los invisibles

Emergiendo de las sombras, cansados
de la boca, de la lengua en querencia
cuando hasta el sol representa carencia
y el pecho les tiembla lacerado.

Y la lluvia no tocarlos parece,
el viento en ellos encuentra recodo
donde doblar su camino; de lodo
arrastrado en los pies, nunca perecen.

Una, dos, miles de manos con hambre
de pan y de ser siquiera visibles,
de hallar un eco en su grito inaudible,
de ser carne, hueso, y no sólo alambre.

Los invisibles tienen sed y ganas
y angustia en la frente, en la mirada
que tanto busca con voz apagada
ser y no ser, en su gloria lejana.

1 comentario:

Indie_girl dijo...

Creo que la edad sólo es una forma más de volvernos locos, ponernos etiquetas y manipularnos, pero según se dice, en 1991 la buena o mala suerte decidió lanzarme a este loco mundo.

Me alegra saber que no eres como esos ultraconservadores defensores de la rima y la técnica perfecta.
En verdad, creo que las palabras han de nacer sin más, rimen o no. Y así utilizar la técnica quizás para perfeccionar o conseguir otros matices, pero nunca para hacer siempre lo mismo.

En el caso de tus palabras, he de decirte, si no te lo he dicho ya, que tienen mucha musicalidad, además de expresión.

Un abrazo, y ¡espero que sigas escribiendo mucho más!