julio 16, 2011

Del reloj que se apaga ( a Alicee Olivares)

Un reloj a lo lejos se apaga
siendo que no es el nuestro,
y la mirada nos empaña
entre ausencias y lágrimas
entre tonos negros y grises.

Existe tras las paredes un dios
sin dogmas inciviles,
una estrella a lo lejos
que no desprende carmines
ni destellos atentos;
es el mar que nos consume
desde dentro.

Pero sonríe, sin más
que aún nos queda la vida
y los sueños insurrectos,
los tragos a media copa
dispuestos cuando quizás
estamos más sedientos,
los días de lluvia en un café
que encapsula la charla y los sueños;
la penosa gloria de andar
a media luz despiertos.

3 comentarios:

Indie_girl dijo...

Hay algo, de principio a fin, en este texto, que invita a sonreír tímidamente, por lo menos, es lo que me ha pasado a mí.

Suena a esperanza.

:)

Un abrazo.

Elena dijo...

siempre queda...
¿pero el qué?

Ío dijo...

Un abrazo, para ti, para ella

Dile que sonría, nada termina donde parece asomar el fin.

Un beso


Ío