septiembre 27, 2011

El blanco del papel

Quien mira crecer las piedras cercena sus ojos
latiendo al compás de pasiones inmaculadas,
de pechos vueltos locos y razones malvadas
cuando los dedos no rozan del alba su rojos.

Miro el blanco del papel y la pluma en mis manos
que no buscan verso ni viejas y rotas prosas,
miro el humo elevarse cual vuelo de mariposa
hasta las cumbres en tono azul, más inhumano

y más cruel que la ausencia del labio trastocado
por temblores y sudores fríos sin espalda,
sin ombligo ni vientre, sin besos ni guirnaldas
arrullando la noche del verbo enamorado.

Y ya después, ciego y en constante arrebato
la Luna viene a mi lado, se sienta conmigo
a enmudecer mis dedos donde sueñan contigo,
entre tu mar de oleaje perlado sin sulfato.

2 comentarios:

Coeli L. dijo...

Esta noche de insomnio vengo y busco la Luna que se me ha escapado en tu tejado donde entre sincronias de danza nocturna leo tus versos y la vuelvo a encontrar.

Es bella como siempre

Un abrazo azul desde aquí.

Ío dijo...

El blanco del papel siempre te halla rodeado de Luna, donde enmudecéis los dos, y no sólo tus dedos, no
Es precioso, lo es tanto, lo es mucho, y leerte también, GatoPardo

Un abrazo

Ío