agosto 08, 2011

Traigo encima

Traigo encima, un basto corral de versos
que vienen y pareciera nunca van,
donde pastar es un plácido beso
y el viento no se estanca en el desván.

El pecho cabalgado bajo azotes
descreídos de piedad y clemencia,
a estas horas donde todo galope
conduce sin remedio a la demencia.

Un abanico de letras que expiran
al alba, mis manos en los bolsillos
huyendo de los ojos que las miran
cuando intentan deshacerse en ovillos.

Traigo encima, noches de tragos blancos
fundidos en ocre, en burdos nidos
de golondrinas vacíos y francos,
por enormes buitres ya carcomidos.

El beso que colgando de mis labios
apuesta sin temor a la privación
por llegar al regazo cruel y sabio
de la Luna sin mayor absolución.

La moneda que al vendaval arrojo
febril, mi dolor de espalda lacerada,
la camisa de la cual me despojo
cuando pretendo ser y no ser nada.

Traigo encima siglos que no he vivido,
el peso de la Muerte que reclama
mi paso silente y desvivido
anclado su beso que a oscuras llama.

El aliento nublado por la caña,
la mente prendada a necesidades
con el ojo puesto al fiero mañana
empapado desde hoy de adversidades.

Mi cigarrillo prendido, mis dedos
siempre necios, mi inveterado vicio
al apagar las luces sin más credo
que una belleza pura sin auspicio.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Tres demasiada carga encima.
Despójate de los años que no son tuyos, de las noches vacías que ya no son necesarias; y cúbrete el cuerpo con esos besos que tanto anhelas y que siguen postergados.
Cuidate !