agosto 22, 2011

Algo extraño

Algo extraño ronda las azoteas
donde es el mismo desencanto
quien sin más se asolea.

Nacen flores del cemento
cuajado entre varillas de hierro,
viene el rocío siempre alborado
a refrescar con rumores el viento
que sabe a temores salados,
a luces extintas en lo alto,
donde nacen y mueren los cipreses.

Tengo clavada en la cabeza
el bar de la última vez,
los estragos del mismo ron
entre náufragos de hielo
y coca-cola sin ser dietética,
las mismas tristes canciones,
el vacío, la huella de la desilusión,
las manos buscando bajo la mesa
un resquicio donde hallar un cielo,
una esperanza, un tal vez.

Y muero y a la vez revivo
y aparezco ante el espejo,
sardónico, cruel, preciso,
como Luna a luz de día
sonriendo entre cúmulos
de algodón de tonos grises
y enreveradas utopías
de lluvia rompiéndome
a golpe seco los pómulos.

Y es algo extraño rondando
mi letra llena de polvo y tierra,
de miles de cigarrillos quemados
en el centro de mi hoguera,
de vicios lacerados,
de distancias fieras,
de abecedarios sin una letra,
cuando más dura es la ausencia.

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