agosto 29, 2011

Si me preguntas

Si me preguntas por los días
que sin vergüenza he perdido
antorcha en mano cual plusvalía,
diría que agazapados y marchitos
se encuentran ya temblados
y casi muertos entre los sueños
nacarados que yo mismo vendía.

Tuve una vez razón y la perdí
bajo una Luna sonriente
de labios gruesos carmesí.

Mercader de palabra insana,
merolico de lengua cortada,
poetastro de alma maniatada;
el mismo loco amante del bisturí
que hace de la belleza retazo
a cuesta de alcohol y tabaco.

Tuve una vez, esos mismos días
en la docilidad, comiendo de mis manos
cual pájaros pardos, la membresía
de una clase intelectual de ermitaños
creyéndose sabios de la poesía,
la mirada de cuanto incauto
sin titulo de nobleza ni perdón
envenenado en oscuras abadías,
requiriendo el dolor de mis años
empotrados en la crucifixión.

Y hoy que no tengo siquiera nada,
escribo sobre el humo los vicios marcados,
en el umbral sin espejo, en la hojarasca,
en las horas que restan, en el tiempo inhumano
que con recelo remarca el antaño,
en la respuesta que deidades enfrascan
en la contrariedad, que resulta de lo humano.

Si me preguntas por los días perdidos,
diría que me falta dios por la tarde
y el diablo al rojo amanecer,
en mi propio vicio coludido.



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