agosto 28, 2011

Mi talante

Mi talante es como el perro que me ladra,
como la Luna revuelta en humaredas
y nubes grises, como el gusano que taladra
en el pecado implícito en una manzana.

Hostil es el mundo sin cargar una moneda,
sin relucir el buen vestir y el sello de plata
cual moral ostentanda en la solapa.

Yo tengo dos, una para hoy
y una para el fiero mañana,
una moral que no cambia
y mi solapa finamente desgarbada.

Mi talante es río sin cauce,
sin escapatoria, sin piedras
que limar en plena guerra;
es lodazal de letras, levante
que mira frío del norte
y bajo el agua reverbera.

La vida es cruenta y voraz
sin tener nada que aparentar,
sin ambiciones de bolsillo
dispuestas a emparentar
con el poder y la dicha, y ofuscar
la necedad feroz del rabillo
del ojo que busca pernoctar
enardecido ante el dolor de la verdad.

Yo tengo un vivir desvivido,
y aparento ambiciones rosadas,
púrpuras, de la noche enamoradas;
el poder de unos dedos deslucidos
y los ojos aferrados al olvido.

Mi talante se ahoga en el fondo de un vaso,
entre las sombras que andan silenciosas,
en el solitario maullar de un gato,
en mi poesía burda y por demás piadosa.

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