noviembre 26, 2011

Si me carcome la niebla

Si me carcome la niebla entre albores
envueltos en tonos y letras rojas,
entre tinteros con muertos colores
aferrándose a la luz de las hojas.

Si se me trepa la Parca cantando
al vagón pestilente donde viajo,
si se me acaban las monedas, cuando
a media noche me visto en andrajos.

Si se me escapa el verso de las manos
a sabiendas de licores y copas,
de la humareda en los grises malsanos
de mis enfermos pulmones sin tropas
a pesar de las suspiros de diario,
desvanecidos, tristemente aislados
de miradas ajenas, en calvario,
en agónico trance mutilado.

Si se me apaga la voz en pleno mar
de cristalino oleaje entre las rocas
y las caracolas se cansan de andar
malviviendo secas de boca en boca.

Si la Luna no basta guiando el paso
que me enmarca serenamente atado,
enardecido ante el eterno ocaso,
a mis propias deidades maniatado.

Si es que te digo que por dentro muero
y de pronto te hallo en pechos ajenos,
no es mi lascivia encomendada al fuero,
ni estas ganas donde fiel te almaceno
la que habla, no es mi talante sombrío,
ni esta mermada condición de hombre;
es el vendaval que arrastra con fríos
hasta mis labios temblados tu nombre.


3 comentarios:

Elena dijo...

Qué difícil conseguir tanta rotundidad entre condicionales.

Un abrazo.

Anónimo dijo...

No hay duda que tu dolor y soledad, llevan un nombre.
Doloroso pero esa sensación de que mueres por dentro, solo se cambiar por renacer.De ti depende Gabriel.
Besos

Ío dijo...

Tan hermoso que no he podido dejar los míos dentro.
Para ti, si te gusta ...


Si me sorprende el aire con la lluvia
arreciando entre líneas y destierros,
posada en estas manos tan desnudas,
tan llenas de vacíos y agujeros.

Si me da entre la luz un rayo oscuro
de tiniebla y me envuelve un cementerio,
con su polvo, con sus flores vetustas,
quemadas por los soles del silencio.

Si se me va la voz hacia la nada
y el rocío se esconde en mi cintura
consumiéndome en agua de memoria,
con los versos rotos en las costillas
desechos en el humo del otoño,
en la sien de este mar desdibujado
con pinceles de ruidos y oleajes
de tristeza lamiendo las orillas.

Si el canto de los pájaros regresa
del albor al crepúsculo anodino,
y me hallo entre sus plumas seducida
por las nieves y el frío del invierno
dormido en las costuras, en la piel
un sollozo de viento en remolino.

Si es que muero mil veces, todas ellas
torciendo mis andares para verte
regresar a la Luna con la noche
susurrada al aliento dolorido,
no es la tormenta quien habla y pronuncia
tu nombre, son mis labios y mis huesos
templados por el roce de los tuyos.


Gracias por tus versos, siempre, y mi abrazo

Ío