noviembre 13, 2011

La noche vuelta gris

La noche vuelta gris, el grito ahogado
bajo el impacto de un puñal de palo,
lastímero, como pecho empalado
al latir que muriendo va sin halo
ni estela, sin esa hoguera siquiera
donde bailan desnudas sus quimeras.

La noche vuelta humo que nunca fluye,
botellas vacías en el estante
que otrora albergó los sueños que ahora huyen,
maleta en mano, del fiero levante
donde los huesos se rompen inmersos
en la afonía enlutada de versos.

La noche vuelta lápida sin muerto
a quien rezarle una estéril novena,
los puños de tierra, la fe del tuerto
puesta en el negro cuervo que cercena;
corona de flores tristes y secas
enmarcando una agonía reseca.

La noche vuelta otoño inmaculado,
dorada hojarasca crujiendo al paso
del pie que ha de andar ridiculizado
por sus cortos años ya en triste ocaso,
ya en agónica voz enarbolada
a esta penumbra vil empecinada.

La noche vuelta cuerpo desmembrado,
crimen repetido, sangre vertida
a la luz del farol desangelado
de aquellos días carentes de vida,
donde la Muerte es pan de cada día
cargada de temor y carestía.

La noche vuelta vuelta un funesto tejado,
el maullar de un gato mientras la Luna
pasa febril, conociendo el pasado
regurgitado de arenas y dunas,
que sin más han de ser la triste ausencia
de andar malherido sin tu presencia.

1 comentario:

Ío dijo...

La noche vuelta gris es muy bella, aunque duela, y quizás por eso lo es más
Aquí siempre se respira profundamente, a pesar del humo empeñado en estarse quieto, de la voz enmarcada por esas flores secas, por la sangre o por la noche misma, herida y sin halo
Luna te mira desde su ausencia, y tú maúllas en tu hermoso tejado

Mi abrazo, Poeta


Ío